Redacción
Nelson Garrido, premio nacional de fotografía, provocador
permanente e iconoclasta es un colaborador permanente de El Libertario. Desde
su iniciativa, la Organización Nelson Garrido (ONG), a medias escuela de
fotografía y galería alternativa, ha
generado un epicentro de propuestas culturales independientes que contrastan
con la cooptación estatal de los últimos años. Con él conversamos sobre la
imagen y fotografía en tiempos bolivarianos.
- ¿Cómo definirías las políticas culturales ayer de Hugo
Chávez y hoy de Nicolás Maduro?
- Como pasa en la parte económica, porque para hablar de
cultura hay que hablar de economía, no hay una política cultural como tampoco
hay una política económica. Es un balbuceo populista que no termina de fraguar,
ni en los sectores populares ni intelectuales. En cualquier proceso
revolucionario, te guste o no te guste, hay un proceso de creación. En Cuba tú
puedes hablar de la trova, del cine, de la parte gráfica. Y si tú hablas de
Chile puedes hablar de los Parra, de Víctor Jara, de un movimiento
cinematográfico. Como no es una revolución, sino una farsa, esto es un proceso
cultural que no ha creado valores simbólicos. Por eso es que se tienen que
agarrar de cosas recicladas e históricas, por la necesidad de justificarse en
el pasado para legitimar el presente. Su política cultural ha sido la
destrucción de lo existente pero sin presentar alternativas. Además que ha
habido malos manejos de toda la parte cultural: Han habido elementos de corrupción muy grandes.
- Esa generación de los 60´s, 70´s, que se decía “innovadora
e irreverente” ¿No vio ahora una oportunidad de mostrar su propuesta cultural?
- Igual que lo que pasó en la parte política general del
chavismo, quienes están hoy en el poder son sectores una izquierda decadente,
la del Partido Comunista, la que nunca se renovó con discursos contemporáneos.
Ahora existe la necesidad de otro discurso frente a toda la cantidad de
elementos nuevos en la cultura nacional y mundial que han cambiado. Es como si
hubieras puesto a la dirigencia liceísta de los años 60 a dirigir el país.
Donde no se ha cuajado un proyecto cultural, que ellos lo han tratado de
imponer, como siempre y como en el PSUV. Los procesos los hacen invertidos: Declaran
una revolución cultural, sin que esta exista, y después meten a la gente a
tapar los huecos. Como el PSUV no se ha concretado como partido, porque no es
parte de las necesidades históricas de un pueblo ni creado por las bases
populares, en la cultura es lo mismo. Es como una mentalidad Mercal: El peo no
es producir, el problema es comprar barato trayéndolo del exterior. La cultura
se hace con una inversión de proyectos no populistas dónde vas creando las bases
de una cultura diferente. Ellos están jugando el mismo juego que jugó la
dictadura de Perez Jiménez a la cultura, que es el proyecto popular como acto
cultural. Y lo popular no es un acto cultural, como tampoco la artesanía es
papel maché. Ellos han fomentado la visión Miss Venezuela de la cultura popular.
- ¿La llamada revolución bolivariana no tiene quien la
fotografíe?
- Si tiene sus sectores, pero ¡es la misma vaina! Ellos los
paren y después los castran al nacer. No hay ningún proceso crítico. Cualquier
proceso crítico en cualquier nivel, cultural o el que sea, inmediatamente es
aniquilado. Ellos no tienen fotógrafos de nivel como, para poner un ejemplo, la
revolución cubana. Cuando hablas de ese momento inmediatamente te acuerdas de
fotógrafos que la representan. Aquí no hay innovación fotográfica prochavista.
Hay una cantidad de fotógrafos que están chupando del chavismo, que es otra
cosa. Lo curioso es que en el sector cultural los que están con el chavismo
fueron los que chuparon con Ad y Copei y ahora ahí están.
- Es una paradoja que las fotos más famosas de Chávez sean
de una transnacional como Reuters y AFP y no de periodistas gráficos “del
proceso”. ¿El mejor momento fotográfico de estos últimos 15 años son sus fotos
bajo la lluvia?
- No hay nada nuevo allí: Es un objeto publicitario. Es como
que tú me dijeras que es la mejor fotografía que ha tomado la Coca Cola
últimamente en su campaña. Si, es una gran fotografía… publicitaria. Pero no es
una fotografía histórica. No es la fotografía del beso al final de la Segunda
Guerra Mundial, no es la fotografía de Cartier-Bresson del momento decisivo y
millones de fotografías más que hacen parte del valor simbólico de la
humanidad. Esa fotografía de Chávez es una que se olvidará como millones de
fotografías publicitarias. Ellos han sido buenos en eso, en crear imágenes propagandísticas,
pero en vez de Colgate y Coca Cola fue Chávez. Una buena fotografía es una que
pasa a ser un valor simbólico y que en el tiempo se mantiene.
- Ante toda esta situación, cual ha sido el intento de la Organización
Nelson Garrido (ONG): ¿Ser una respuesta? ¿El oasis personal de Nelson Garrido?
- La ONG no la cree yo, sino la situación política del país.
Se monta después del paro petrolero cuando había una desbandada en el país. La
mejor cultura surge de la crisis, no de la abundancia ni de los excesos. Surge como una necesidad de la gente, no como
un proyecto personal, el problema es que el nombre fue por un chiste que me
hicieron, y me pareció tan bueno que la dejé así. ¿Cuál es el truco? Primero el
planteamiento de que es el espacio de los que no tienen espacio. La cultura no
es un poco de bloques ni unas escaleras o el espacio. Lo que crea el hecho
cultural es el vacio, no los bloques. Las inversiones culturales siempre se
miden en función de edificios, pero no la creación de un vacio donde la gente
pueda hacer lo que quiera. Siempre ha sido: “proponme y yo te presto el
espacio, sin censura”, mas nada. Tú eres contenedor pero no eres el que genera
las ideas. Ahora mi hija Gala es la que dirige la ONG, yo tengo que pedir
permiso, pero es una generación nueva, porque si no estamos haciendo lo mismo
que estamos criticando para la política del país: que no hay generación de
relevo. Al dejar abierto el espacio lo haces cambiante, gente que pasa y se va,
lo que es parte de los procesos naturales. Somos una caja acústica de los silencios
que están en la calle, mas nada. En otros lugares se están creando espacios
similares y eso es muy bueno. Somos un espacio que también ha tenido sus
conflictos y contradicciones, pero es muy bueno que eso haya sido así.
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