Grupo
Libertario Acción Directa
(Madrid)
Se
inicia la Copa Mundial de Fútbol a realizarse en Brasil. Un macro-evento que se
disputará tanto dentro como fuera de los estadios, y donde estará en juego
mucho más que un trofeo “deportivo”. Entrará también a jugar, en esta ocasión,
toda la dignidad de un pueblo que se resiste a ser un sujeto pasivo de un
espectáculo que es utilizado desde la clase capitalista como una herramienta de
dominación.
“Não vai ter copa” es el llamado de parte
del pueblo brasileño contra la realización de la Copa del Mundo de Fútbol.
Miles de personas se han organizado en múltiples grupos, muchos de ellos
coordinados a través de los Comités Populares contra la Copa, para plantar cara
contra la organización de este macro-evento que ha implicado e implicará
muertes, represión, desalojos, prostitución, corrupción y mucho más. Un mundial
que tiene algo que ver con deporte, pero sobre todo con negocio.
La
realización de los dos grandes macro-eventos planetarios, la Copa del Mundo de
Fútbol de este año y las Olimpiadas de 2016, a realizarse en el país carioca
corresponden a los intentos de los gobiernos de turno por mostrar al mundo el
éxito económico del país, presentarse como un estado moderno, con una buena
calidad de vida y donde reina la paz social. Una imagen que se contrarresta con
la realidad de una región donde la brecha entre ricos y pobres es brutal, y
donde gran parte de la población local ni siquiera podrá acceder a estos
macro-eventos -18,6% de la población vive bajo el nivel de la pobreza.
En
pos de conseguir la postal perfecta de un país de ensueño se han limpiado las
ciudades de todos aquellos sujetos considerados “indeseables” y que puedan
remitir a una imagen de pobreza, se han pacificado barrios enteros (eufemismo
para decir que están bajo control militar), así como otras zonas se han,
literalmente, removido lo que allí había, ya sea porque estorbaban para la
construcción de alguna edificación relacionada con los macro-eventos
planificados o porque su imagen podía ensuciar las fotos de los turistas. Según
datos de los Comités Populares contra la Copa, entre 150 y 170 mil personas han
resultado desplazadas a causa de las obras de la Copa.
A
todo esto hay que añadir la violenta represión de la que han estado siendo
objeto todos aquellos que se han levantado contra estos juegos. Gases, granadas
aturdidoras, pelotas de goma y a veces incluso fuego real contra los
manifestantes. Una represión que, azuzada por los medios de comunicación, tiene
a muchas personas bajo arresto acusadas de violar las leyes de seguridad nacional
(que fueron utilizadas durante la dictadura militar), así como por crimen organizado.
En
tales circunstancias no parece raro que una buena parte de la población de
Brasil esté contra de este macro-evento. De acuerdo a los datos de una encuesta
realizada en febrero por Datafolha un 38% de la población estaba en contra del
Mundial, un dato significativo si se compara con 2008 cuando este porcentaje no
sobrepasaba el 10%.
Esto
es más que comprensible si sumamos el hecho de que difícilmente buena parte de la población podrá costearse una entrada para
algún evento, pues debería gastar la mitad de su salario para ello. A esto
debemos añadir situaciones como que por requerimientos de la FIFA a dos
kilómetros de los estadios estará prohibida la venta de mercadería “no
oficial”, lo que significará que unos 300 mil vendedores ambulantes se verán
afectados. Y esto sin olvidar que desde que se eligió a Brasil como lugar de
realización de la Copa han resultado perjudicadas muchas personas directamente
por los desplazamientos forzados, la violencia e incluso la ocupación policial
de sus territorios.
Como
se puede apreciar, la Copa del Mundo se nos presenta como un evento del
capitalismo que reproduce de manera exacerbada lo que este sistema representa:
exclusión, desigualdad y violencia. Desde antes del inicio del mundial, y
probablemente esto se agudice durante la realización de éste, podemos ver la
lucha entre los representantes del capital y los de abajo, aquellos que sirven
sólo en tanto que potenciales consumidores o bien como sujetos a explotar en
pos de enriquecer a los poderosos. En definitiva una lucha entre clases, nada
más ni menos.
El
partido se iniciará dentro de poco, el pueblo contra el estado capitalista…
sólo hay dos bandos y debes elegir con quién estás. No existe neutralidad
posible, pues aquello de que acá se trata sólo de deporte no es más que una
mentira.
Ante
esto, como pueblo que somos no podemos más que decir: ¡Não vai ter copa!
[Tomado
de http://www.glad-madrid.org/nao-vai-ter-copa/.]
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