Federación Obrera Regional Argentina
La Federación Obrera Regional Argentina, no es obrerista, no es sindicalista, no es clasista ni tampoco una central anarcosindicalista como se ha dicho y repetido, algunas veces por ignorancia y otras tantas por pura maldad. Debemos ser categóricos en que somos trabajadores y estamos hartos de serlo.
El concepto anárquico al que suscribimos es sumamente fácil de comprender: Nada de poder para nadie, ayuda mutua entre todos los explotados y solidaridad permanente con todos los hermanos en lucha. La F.O.R.A. es una organización pública, adhiriendo a la misma no nos sumamos a ninguna proclama ni programa de partido o grupo político alguno. Somos compañeros de todos los trabajadores sin distinción; de todos los explotados. No obligamos, ni tampoco nos obligan a nada, ni a reunirse, ni a pagar, ni a ir a los actos o marchas. Al contrario, quienes sostenemos activamente los núcleos de la Federación a lo largo y ancho del país reconocemos que por plena convicción revolucionaria es necesario reunirse, encontrarse, debatir entre iguales. Organizándonos sin dios, sin amo y sin patrones estamos también dando un lugar, aunque sea uno pequeño, a la realización de nuestro ideal de libertad y fraternidad universal, a la acción de resistencia, de defensa y de rebeldía que debe verificarse a diario.
Sobre el sindicalismo
La propuesta original del movimiento de trabajadores organizados en la F.O.R.A. consistía en la "defensa del sindicalismo federalista y de la finalidad ampliamente libertaria". Puesto que reconoció en las primeras formas del sindicalismo, un embrión de solidaridad y hermandad. Y sin embargo, nunca dejó de mantener en claro que "el sindicalismo es un arma que, por serlo precisamente, puede prestarse tanto para la causa del bien como para la del mal(y adviertase que es más fácil que las armas se presten para el mal que para el bien)".
A la luz de los hechos de los últimos 80 años, pasado el industrialismo, luego del paso de la concepción federalista de la organización obrera a la organización sindical representativa; podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que el sindicalismo efectivamente ha sido un arma al servicio del poder burgués, y los peligros que el sindicalismo representaba para los trabajadores han sido llevado alrededor del mundo a puntos insospechados.
Intentar reivindicar el sindicalismo, como en su sentido original y tal como los compañeros lo comprendían es tarea inútil en el presente. Lo que si afirmamos es que la manifestación embrionaria del principio de solidaridad, así como el ejercicio y la materialización de las primeras rebeldías proletarias se encuentra ubicado en el mundo de la explotación laboral, del trabajo asalariado.
El sindicalismo ya no es -si alguna vez fue- una herramienta neutral, no está ni a la izquierda ni a la derecha, no es por su base ni por su dirigencia, sino su total absorción y neutralización en las entrañas del Capital.
Una propuesta insuficiente
Sostenemos que es posible retomar las riendas de la lucha por nuestros "derechos" como trabajadores hasta conseguir la anulación del actual estado de las cosas. Como explotados por las leyes y por este sistema perverso, sepamos que no hay una manera de protestar, de quejarse o exigir: existen cientas, ¡y miles podemos crear! Pensemos hacia adentro nuestro; ¿qué podemos hacer uniéndonos? ¿Cuánto podremos conseguir en torno a cosas inmediatas pero que nos tienen cansados? Hablamos de los bajos salarios, de los pagos en negro, de la tercerización, la precarización o las extenuantes horas de esclavitud asalariada mañana, tarde y noche. Pensemos cuánto podríamos conseguir hablando y planificando con nuestros compañeros de trabajo, con los empleados de otros locales, de otros talleres, de otras ciudades, ¡incluso de
otros países!
Si vos ya te hiciste cargo, habrás notado que no es tarea fácil cuando no sabemos cómo hacerlo, cuando no conocemos a fondo las realidades y posibilidades concretas; pero no puede ser tarea de uno solo, ni tampoco de un grupo, tenemos que hacernos cargo colectivamente, si estamos entre nosotros, entre iguales, podemos hacer acuerdos de qué reclamar, cómo, cuándo y dónde. No necesitamos ni jefes, ni dirigentes que nos digan que hacer. Esforcémonos, porque de antemano ya sabemos lo difícil que va a ser.
Cada individuo, debe cuestionarse los deberes que deben realizarse para herir al sistema donde más le duele. Hoy más que nunca, rebeldía, auto formación, y multiplicar la lucha por la revolución social.
[Tomado de Organización Obrera # 52, junio-julio 2014.]
La Federación Obrera Regional Argentina, no es obrerista, no es sindicalista, no es clasista ni tampoco una central anarcosindicalista como se ha dicho y repetido, algunas veces por ignorancia y otras tantas por pura maldad. Debemos ser categóricos en que somos trabajadores y estamos hartos de serlo.
El concepto anárquico al que suscribimos es sumamente fácil de comprender: Nada de poder para nadie, ayuda mutua entre todos los explotados y solidaridad permanente con todos los hermanos en lucha. La F.O.R.A. es una organización pública, adhiriendo a la misma no nos sumamos a ninguna proclama ni programa de partido o grupo político alguno. Somos compañeros de todos los trabajadores sin distinción; de todos los explotados. No obligamos, ni tampoco nos obligan a nada, ni a reunirse, ni a pagar, ni a ir a los actos o marchas. Al contrario, quienes sostenemos activamente los núcleos de la Federación a lo largo y ancho del país reconocemos que por plena convicción revolucionaria es necesario reunirse, encontrarse, debatir entre iguales. Organizándonos sin dios, sin amo y sin patrones estamos también dando un lugar, aunque sea uno pequeño, a la realización de nuestro ideal de libertad y fraternidad universal, a la acción de resistencia, de defensa y de rebeldía que debe verificarse a diario.
Sobre el sindicalismo
La propuesta original del movimiento de trabajadores organizados en la F.O.R.A. consistía en la "defensa del sindicalismo federalista y de la finalidad ampliamente libertaria". Puesto que reconoció en las primeras formas del sindicalismo, un embrión de solidaridad y hermandad. Y sin embargo, nunca dejó de mantener en claro que "el sindicalismo es un arma que, por serlo precisamente, puede prestarse tanto para la causa del bien como para la del mal(y adviertase que es más fácil que las armas se presten para el mal que para el bien)".
A la luz de los hechos de los últimos 80 años, pasado el industrialismo, luego del paso de la concepción federalista de la organización obrera a la organización sindical representativa; podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que el sindicalismo efectivamente ha sido un arma al servicio del poder burgués, y los peligros que el sindicalismo representaba para los trabajadores han sido llevado alrededor del mundo a puntos insospechados.
Intentar reivindicar el sindicalismo, como en su sentido original y tal como los compañeros lo comprendían es tarea inútil en el presente. Lo que si afirmamos es que la manifestación embrionaria del principio de solidaridad, así como el ejercicio y la materialización de las primeras rebeldías proletarias se encuentra ubicado en el mundo de la explotación laboral, del trabajo asalariado.
El sindicalismo ya no es -si alguna vez fue- una herramienta neutral, no está ni a la izquierda ni a la derecha, no es por su base ni por su dirigencia, sino su total absorción y neutralización en las entrañas del Capital.
Una propuesta insuficiente
Sostenemos que es posible retomar las riendas de la lucha por nuestros "derechos" como trabajadores hasta conseguir la anulación del actual estado de las cosas. Como explotados por las leyes y por este sistema perverso, sepamos que no hay una manera de protestar, de quejarse o exigir: existen cientas, ¡y miles podemos crear! Pensemos hacia adentro nuestro; ¿qué podemos hacer uniéndonos? ¿Cuánto podremos conseguir en torno a cosas inmediatas pero que nos tienen cansados? Hablamos de los bajos salarios, de los pagos en negro, de la tercerización, la precarización o las extenuantes horas de esclavitud asalariada mañana, tarde y noche. Pensemos cuánto podríamos conseguir hablando y planificando con nuestros compañeros de trabajo, con los empleados de otros locales, de otros talleres, de otras ciudades, ¡incluso de
otros países!
Si vos ya te hiciste cargo, habrás notado que no es tarea fácil cuando no sabemos cómo hacerlo, cuando no conocemos a fondo las realidades y posibilidades concretas; pero no puede ser tarea de uno solo, ni tampoco de un grupo, tenemos que hacernos cargo colectivamente, si estamos entre nosotros, entre iguales, podemos hacer acuerdos de qué reclamar, cómo, cuándo y dónde. No necesitamos ni jefes, ni dirigentes que nos digan que hacer. Esforcémonos, porque de antemano ya sabemos lo difícil que va a ser.
Cada individuo, debe cuestionarse los deberes que deben realizarse para herir al sistema donde más le duele. Hoy más que nunca, rebeldía, auto formación, y multiplicar la lucha por la revolución social.
[Tomado de Organización Obrera # 52, junio-julio 2014.]
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