María Gabriela Ibáñez
En Venezuela la estratificación social se palpa en cada espacio de la vida diaria y la policía no escapa a ello. Las divisiones no solo son políticas; la raza, el credo, la forma de vestir, el pensamiento crítico y la oportunidad de desarrollo personal se convierten en escalones de una sociedad fragmentada que lucha en espacios propios de supervivencia.
“Quería ser policía para no ser ladrón, tener un arma y defenderme en el barrio…” dice Miguel Reina, Policía Nacional Bolivariana (PNB). Parece una frase cliché de una sociedad latinoamericana, armas y autodefensa con uniforme en un barrio caraqueño; la definición del muchacho lánguido ahora con el poder de un hierro, para anteponerse a sus pares convertidos en miembros del hampa. “No todos se meten a policía, un chamo de la Lagunita no se mete a policía, eso nos queda a nosotros” según palabras del Oficial Peña perteneciente a la PNB.
Ser Policía es más que una carrera, es una forma de subsistencia económica y social. El uso excesivo y poco progresivo de la fuerza por parte de la Policía Nacional Bolivariana durante las manifestaciones de 2014 en Venezuela, podrían tener como clave el proceso de reclutamiento y la motivación de vocación de servicio de quienes han sido enrolados en este cuerpo policial.
El proceso de formación de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), se inició en el año 2010 con reclutamientos masivos, que incluían la revisión de hasta 20 currículos diarios y las consiguientes evaluaciones psicológicas para ingresar a nuevos alumnos. Estos jóvenes egresarían en el término de 2 años como técnicos universitarios del programa de formación, o al cumplir los 4 años como licenciados/as en cualquiera de las especializaciones: Policial, Penitenciaria, Investigación Penal y Criminalística, Bombero o Administración de Desastres y Protección Civil. Para ello, la UNES llegó a contar en su plantilla con al menos 50 Psicólogos clínicos, encargados de estudiar el perfil de estudiantes y futuros efectivos de la Policía Nacional Bolivariana.
¿El Policía perfecto?
La conformación de un nuevo modelo policial, como lo determinó el Decreto de Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional del año 2008 , incluía la formación de un funcionario con una estructura moral y psicológica íntegra, que le permitiese diferenciarse de las actuaciones policiales de sus antecesores, ampliamente criticadas por el gobierno de Hugo Chávez y distintos sectores de la sociedad. Por esa misma razón, los criterios de exclusión, filtraban a jóvenes con enfermedades mentales, personalidades adaptativas o cualquier otro dato que arrojasen las evaluaciones proyectivas: psicológicas y médicas, en discrepancia con el perfil del la nueva PNB. Sin embargo, después del primer año de reclutamiento, entre 2011-2012, los estándares de aceptación fueron cambiando o más bien flexibilizándose, para dar cumplimiento con la meta gubernamental de egresados como agentes de la Policía Nacional Bolivariana.
El proyecto de la UNES tuvo modificaciones en este sentido, que le acercaron peligrosamente a la relación diferenciada de cantidad versus calidad, distanciándose de los principios que la hicieron emerger como proyecto social y de seguridad: conformar un cuerpo policial calificado. En su seno, el cuerpo técnico y profesional notó los cambios. La UNES se alineaba con las directrices de gobierno y poco a poco la política se fue colando entre las filas de docentes y alumnos. Desde el grupo de Psicólogos clínicos para reclutamiento, se supo del ingreso de casos reprobados por las evaluaciones pertinentes, que posteriormente fueron discutidos en el comité universitario y finalmente aceptados.
Casos de esquizofrenia, componentes de enfermedades mentales, consumo de drogas, trastornos de organicidad –daño cerebral por contusiones, mal nutrición, entre otros- o personas con un pensamiento concreto, muy básico, sin capacidad de discernimiento. Esto generó motivos de alarma y preocupación dentro del cuerpo colegiado que trabajaba en esa institución, porque no se sabe cuál puede ser el resultado cuando un efectivo con estas características esté armado y frente a la sociedad civil.
[Para apreciar varios videos que testimonian lo que ha resultado ser esa policia, ver en http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=N4GLJQA1zZ8.]
100 Días de abuso Policial
La Policía Nacional Bolivariana en sus actuaciones más recientes ha generado debate dentro de la colectividad acerca de la pertinencia de formación y criterios de selección de este cuerpo de seguridad del Estado, recayendo una gran responsabilidad sobre la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad.
La Defensoría del Pueblo informó que ha recibido unas 90 denuncias por uso irracional de la fuerza y maltrato por parte de efectivos policiales y militares, entre ellos la Policía Nacional Bolivariana. Así mismo, el Ministerio Público, como portavoz de la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, desveló que entre el 9 y 14 de mayo se llevaron 160 casos relacionados, los cuales están siendo procesados y se esperan los actos conclusivos de los mismos. Los 51 casos existentes son de efectivos de la Policía Nacional Bolivariana, según fuentes extraoficiales de los circuitos judiciales.
El mencionado número, más que una estadística, representa la ruptura con uno de los principales preceptos de este cuerpo policial: el uso progresivo y diferenciado de la fuerza policial, bien señalado en el material formativo para discentes y policías efectivos la Baquía n° 2 (reglas mínimas para la estandarización de los cuerpos policiales) denominada: Tu Fuerza es Mi Medida.
El pasado 23 de marzo, la Fiscal General, en un programa del canal de televisión Televen, asumió la violación de Derechos Humanos por parte de cuerpos policiales y militares “… En el tema de la violación a los Derechos Humanos sí ha habido excesos policiales, pero desde el Ministerio Público nosotros estamos investigando. A día de hoy tenemos 60 investigaciones por presunta violación a los DDHH”. Sin embargo, resaltó la actuación defensiva de la Guardia Nacional como cuerpo de seguridad, brutalmente atacado por manifestantes.
El Toque no ha podido obtener un declaración formal desde el rectorado de la UNES o de la Dirección de la Policía Nacional Bolivariana, entre tanto, hacemos mención a las palabras de la ex rectora de la UNES, Soraya El Achkar, con fecha de noviembre de 2013, en rechazo a los abusos policiales y aparecidas en la página de la UNES: “La policía jamás debe atentar contra la gente, ellos están para garantizar la seguridad, en principio hay que rechazar cualquier práctica desviada, cometida por quien la haya cometido, sean organismos nacionales, municipales o estadales, no se admiten prácticas desviadas y menos que atenten contra la dignidad humana”.
Los abusos también han llegado al barrio
El video http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=eAWUz2IdkGE muestra la reprobación de una comunidad del sur de Caracas a las actuaciones de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), en las operaciones contra el hampa. El mismo, fue colgado por la Productora Nacional Independiente Barrio TV en su sitio web “Barrio TV somos TV”, el 11 de febrero de 2014, un día antes del inicio de las protestas estudiantiles y de la sociedad civil, en distintos lugares del país, motivadas por altos índices de inseguridad personal, desabastecimiento, y desencuentro político.
Pasado nefasto, presente no alentador
El conflicto persistente al que está expuesta la sociedad venezolana, en la actualidad, pone en relieve la calidad de policías formados en los últimos 4 años por la UNES, así como la readaptación lograda por esta institución, de la otrora policía metropolitana, que representaba el viejo orden policial del país.
“A los PNB los están matando, y cuando no es así entonces están tirando por los pelos a una mujer en una manifestación, no tienen el suficiente entrenamiento y aquí se dedicaron a satanizar a la Policía Metropolitana y muchos de los comisarios y otros más que fueron homologados y reubicados en la PNB tendrían que re-entrenarlos para que sobrevivan en las calles…”, declaró el Oficial Mires, ex Policía Metropolitano, Policía Municipal del Hatillo.
Indistintamente de la presencia de ex funcionarios de la Policía Metropolitana dentro de la PNB, la fractura del modelo que pretendía romper con el viejo estigma burgués policial, se hace incuestionable con los cambios políticos en su dirección, pasando de ser una institución rectorada por El Achkar (civil) a estar bajo los alineamientos militares, del Capitán Ronald Blanco La Cruz. Ambas direcciones han impreso un sello característico a la PNB, según sus vinculaciones, que hace de este cuerpo algo poco legible, a la hora de accionar policialmente y acomodaticio a las necesidades gubernamentales.
[Fuente: http://eltoque.com/texto/la-poli-en-venezuela-parte-1.]
En Venezuela la estratificación social se palpa en cada espacio de la vida diaria y la policía no escapa a ello. Las divisiones no solo son políticas; la raza, el credo, la forma de vestir, el pensamiento crítico y la oportunidad de desarrollo personal se convierten en escalones de una sociedad fragmentada que lucha en espacios propios de supervivencia.
“Quería ser policía para no ser ladrón, tener un arma y defenderme en el barrio…” dice Miguel Reina, Policía Nacional Bolivariana (PNB). Parece una frase cliché de una sociedad latinoamericana, armas y autodefensa con uniforme en un barrio caraqueño; la definición del muchacho lánguido ahora con el poder de un hierro, para anteponerse a sus pares convertidos en miembros del hampa. “No todos se meten a policía, un chamo de la Lagunita no se mete a policía, eso nos queda a nosotros” según palabras del Oficial Peña perteneciente a la PNB.
Ser Policía es más que una carrera, es una forma de subsistencia económica y social. El uso excesivo y poco progresivo de la fuerza por parte de la Policía Nacional Bolivariana durante las manifestaciones de 2014 en Venezuela, podrían tener como clave el proceso de reclutamiento y la motivación de vocación de servicio de quienes han sido enrolados en este cuerpo policial.
El proceso de formación de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), se inició en el año 2010 con reclutamientos masivos, que incluían la revisión de hasta 20 currículos diarios y las consiguientes evaluaciones psicológicas para ingresar a nuevos alumnos. Estos jóvenes egresarían en el término de 2 años como técnicos universitarios del programa de formación, o al cumplir los 4 años como licenciados/as en cualquiera de las especializaciones: Policial, Penitenciaria, Investigación Penal y Criminalística, Bombero o Administración de Desastres y Protección Civil. Para ello, la UNES llegó a contar en su plantilla con al menos 50 Psicólogos clínicos, encargados de estudiar el perfil de estudiantes y futuros efectivos de la Policía Nacional Bolivariana.
¿El Policía perfecto?
La conformación de un nuevo modelo policial, como lo determinó el Decreto de Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional del año 2008 , incluía la formación de un funcionario con una estructura moral y psicológica íntegra, que le permitiese diferenciarse de las actuaciones policiales de sus antecesores, ampliamente criticadas por el gobierno de Hugo Chávez y distintos sectores de la sociedad. Por esa misma razón, los criterios de exclusión, filtraban a jóvenes con enfermedades mentales, personalidades adaptativas o cualquier otro dato que arrojasen las evaluaciones proyectivas: psicológicas y médicas, en discrepancia con el perfil del la nueva PNB. Sin embargo, después del primer año de reclutamiento, entre 2011-2012, los estándares de aceptación fueron cambiando o más bien flexibilizándose, para dar cumplimiento con la meta gubernamental de egresados como agentes de la Policía Nacional Bolivariana.
El proyecto de la UNES tuvo modificaciones en este sentido, que le acercaron peligrosamente a la relación diferenciada de cantidad versus calidad, distanciándose de los principios que la hicieron emerger como proyecto social y de seguridad: conformar un cuerpo policial calificado. En su seno, el cuerpo técnico y profesional notó los cambios. La UNES se alineaba con las directrices de gobierno y poco a poco la política se fue colando entre las filas de docentes y alumnos. Desde el grupo de Psicólogos clínicos para reclutamiento, se supo del ingreso de casos reprobados por las evaluaciones pertinentes, que posteriormente fueron discutidos en el comité universitario y finalmente aceptados.
Casos de esquizofrenia, componentes de enfermedades mentales, consumo de drogas, trastornos de organicidad –daño cerebral por contusiones, mal nutrición, entre otros- o personas con un pensamiento concreto, muy básico, sin capacidad de discernimiento. Esto generó motivos de alarma y preocupación dentro del cuerpo colegiado que trabajaba en esa institución, porque no se sabe cuál puede ser el resultado cuando un efectivo con estas características esté armado y frente a la sociedad civil.
[Para apreciar varios videos que testimonian lo que ha resultado ser esa policia, ver en http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=N4GLJQA1zZ8.]
100 Días de abuso Policial
La Policía Nacional Bolivariana en sus actuaciones más recientes ha generado debate dentro de la colectividad acerca de la pertinencia de formación y criterios de selección de este cuerpo de seguridad del Estado, recayendo una gran responsabilidad sobre la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad.
La Defensoría del Pueblo informó que ha recibido unas 90 denuncias por uso irracional de la fuerza y maltrato por parte de efectivos policiales y militares, entre ellos la Policía Nacional Bolivariana. Así mismo, el Ministerio Público, como portavoz de la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, desveló que entre el 9 y 14 de mayo se llevaron 160 casos relacionados, los cuales están siendo procesados y se esperan los actos conclusivos de los mismos. Los 51 casos existentes son de efectivos de la Policía Nacional Bolivariana, según fuentes extraoficiales de los circuitos judiciales.
El mencionado número, más que una estadística, representa la ruptura con uno de los principales preceptos de este cuerpo policial: el uso progresivo y diferenciado de la fuerza policial, bien señalado en el material formativo para discentes y policías efectivos la Baquía n° 2 (reglas mínimas para la estandarización de los cuerpos policiales) denominada: Tu Fuerza es Mi Medida.
El pasado 23 de marzo, la Fiscal General, en un programa del canal de televisión Televen, asumió la violación de Derechos Humanos por parte de cuerpos policiales y militares “… En el tema de la violación a los Derechos Humanos sí ha habido excesos policiales, pero desde el Ministerio Público nosotros estamos investigando. A día de hoy tenemos 60 investigaciones por presunta violación a los DDHH”. Sin embargo, resaltó la actuación defensiva de la Guardia Nacional como cuerpo de seguridad, brutalmente atacado por manifestantes.
El Toque no ha podido obtener un declaración formal desde el rectorado de la UNES o de la Dirección de la Policía Nacional Bolivariana, entre tanto, hacemos mención a las palabras de la ex rectora de la UNES, Soraya El Achkar, con fecha de noviembre de 2013, en rechazo a los abusos policiales y aparecidas en la página de la UNES: “La policía jamás debe atentar contra la gente, ellos están para garantizar la seguridad, en principio hay que rechazar cualquier práctica desviada, cometida por quien la haya cometido, sean organismos nacionales, municipales o estadales, no se admiten prácticas desviadas y menos que atenten contra la dignidad humana”.
Los abusos también han llegado al barrio
El video http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=eAWUz2IdkGE muestra la reprobación de una comunidad del sur de Caracas a las actuaciones de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), en las operaciones contra el hampa. El mismo, fue colgado por la Productora Nacional Independiente Barrio TV en su sitio web “Barrio TV somos TV”, el 11 de febrero de 2014, un día antes del inicio de las protestas estudiantiles y de la sociedad civil, en distintos lugares del país, motivadas por altos índices de inseguridad personal, desabastecimiento, y desencuentro político.
Pasado nefasto, presente no alentador
El conflicto persistente al que está expuesta la sociedad venezolana, en la actualidad, pone en relieve la calidad de policías formados en los últimos 4 años por la UNES, así como la readaptación lograda por esta institución, de la otrora policía metropolitana, que representaba el viejo orden policial del país.
“A los PNB los están matando, y cuando no es así entonces están tirando por los pelos a una mujer en una manifestación, no tienen el suficiente entrenamiento y aquí se dedicaron a satanizar a la Policía Metropolitana y muchos de los comisarios y otros más que fueron homologados y reubicados en la PNB tendrían que re-entrenarlos para que sobrevivan en las calles…”, declaró el Oficial Mires, ex Policía Metropolitano, Policía Municipal del Hatillo.
Indistintamente de la presencia de ex funcionarios de la Policía Metropolitana dentro de la PNB, la fractura del modelo que pretendía romper con el viejo estigma burgués policial, se hace incuestionable con los cambios políticos en su dirección, pasando de ser una institución rectorada por El Achkar (civil) a estar bajo los alineamientos militares, del Capitán Ronald Blanco La Cruz. Ambas direcciones han impreso un sello característico a la PNB, según sus vinculaciones, que hace de este cuerpo algo poco legible, a la hora de accionar policialmente y acomodaticio a las necesidades gubernamentales.
[Fuente: http://eltoque.com/texto/la-poli-en-venezuela-parte-1.]
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