Gastón
A nivel continental existe un proyecto multinacional que los diferentes estados sudamericanos [incluyendo Venezuela] vienen moldeando desde hace unos años y que encuentra nulo eco mediático más allá de algunos medios alternativos o de crítica social. El proyecto en cuestión es el llamado IIRSA, Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana, y que cuenta con el aval de grandes corporaciones internaciones y de los organismos crediticios multinacionales. En pocas palabras, y pese al maquillaje político de presentar dicho proyecto como un foro de intercambio social, económico, social y cultural, el IIRSA no es más que un plan estratégico para construir infraestructura en todo el continente sudamericano y favorecer a los capitalistas autóctonos e internacionales. Con ella, las empresas multinacionales podrán extraer y transportar recursos naturales, manufacturas y mercaderías. Para ello se recurrirá a las mismas recetas de siempre, el endeudamiento público y el avasallamiento territorial para la construcción de rutas, ferrocarriles, hidrovías, puertos, gaseoductos, acueductos y telecomunicaciones con el sólo objetivo de beneficiar a las grandes corporaciones multinacionales.
El mega plan continental se estructura a partir de un conjunto de proyectos (se estiman en más de 500) organizados en diez “Ejes de Integración y Desarrollo”. Lo que intentan las burguesías sudamericanas, con el beneplácito y la inyección de divisas de los organismos crediticios mundiales y diferentes oligopolios multinacionales, es eliminar las barreras (naturales y artificiales) que impiden la rápida circulación de las mercancías. A partir de un aceitado andamiaje, el proyecto IIRSA persigue el fin de reducir los costos que, multinacionales como la Barrick Gold o Monsanto, tienen en el proceso de extracción y avasallamiento de los recursos naturales. Es tal la importancia dada a esta iniciativa, que cerca de un 90% de los proyectos que componen la IIRSA están destinados al financiamiento de infraestructura de transporte terrestre, aéreo y fluvial que les permitan a las multinacionales maximizar sus ganancias en la relación costo/beneficio. Los “Ejes de Integración y Desarrollo” privilegian el acceso (y saqueo) de los minerales, el agua y la tierra de las diferentes regiones sudamericanas ricas en biodiversidad.
Para tener una idea más acabada de lo que implica este mega proyecto, extractamos parte de un trabajo realizado por la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) y la Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE), entre otros.
Los Proyectos que componen la IIRSA
Es imprescindible citar algunos de los proyectos trazados por IIRSA para dimensionar la magnitud estratégica del despojo.
La Hidrovía del Putumayo comprende a Colombia, Perú, Ecuador y Brasil; pretende integrar las zonas productivas de Colombia con las amazónicas a través del río Putumayo que será debidamente dragado para incorporar el norte de Ecuador; se construirán carreteras, se renovará el puerto marítimo de San Lorenzo en Ecuador y el puerto fluvial El Carmen, en el río Putumayo. El impacto mayor lo padecerán las comunidades indígenas de los awá, siona, inga y la reserva ecológica Cofán-Bermejo, con su notable biodiversidad alterada. En el año 2000 se hablaba de una inversión de 350 millones de dólares.
Otro proyecto semejante en cuanto a inversión (300 millones de dólares) corresponde a la Hidrovía del Napo, por donde se pretende transportar mercaderías desde los puertos ecuatorianos de Esmeraldas y Manta hasta el río Napo y luego por vía fluvial hasta el Amazonas para salir al Atlántico por Brasil. Un enjambre de carreteras une la zona petrolera del norte de Venezuela y Guyana con el Pacífico; el proyecto prevé construir aeropuertos en la Amazonía ecuatoriana.
Siguiendo por esa línea hacia el sur del continente aparece la carretera Tingo María-Pucallpa, en Perú; allí nace un proyecto de 150 millones de dólares para poder trasladar mercadería desde el puerto de El Callao, en Lima, hasta el puerto fluvial de Pucallpa, en el río Ucayali, y desde este río hasta el Amazonas: tal circuito atraviesa todos los enclaves mineros de la meseta central de Peru; para ello hay que atravesar y destruir parte del parque nacional Tingo María que fuera gestado para preservar una riquísima biodiversidad donde se destacan especies en vías de extinción.
Parte principal de la infraestructura del IIRSA es la carretera interoceánica Perú-Brasil que unirá los puertos peruanos de Ilo y Matarani, en el Pacífico, con la ciudad de Porto Velho que empalmará a 3700 Km. con la actual ruta brasileña de Sao Paulo, Brasil. Los 2586 Km. por construir consumirán unos 890 millones de dólares presupuestados en el año 2000; parques nacionales, reservas comunales y nacionales en territorio boliviano, sufrirán un impacto que hasta la fecha no ha sido medido ni contemplado. Al mismo tiempo, en el norte caribeño se pretende interconectar Brasil con Guyana, los estados brasileños de Amazonas y Roraima con Guyana; se necesitarán carreteras, puerto de aguas profundas e hidroeléctricas.
El proyecto Río Madeira (Perú, Bolivia y Brasil) es tal vez el más ambicioso del IIRSA. Fue tasado en 20.000 millones de dólares, y se trata de una hidrovía que unirá la peruana Madre de Dios, con la población brasileña de Rondonia y Beni, en Bolivia; se construirán cuatro centrales hidroeléctricas, esclusas de navegación y dragado de los ríos intervenidos. Se sabe que afectará a 33 especies de mamíferos en peligro de extinción, 750 especies de peces y otro tanto de aves; mermará la agricultura y la pesca, y se desplazará a 3.000 personas.
Más al sur la hidrovía Paraná-Paraguay, requerirá 1.000 millones de dólares para poder aumentar la capacidad navegable y transportar soja, minerales, combustibles y madera, con barcazas de gran porte que unirán los cauces de los ríos Paraguay, Paraná, Uruguay y Río de la Plata. La diversidad biológica que se verá destruida fue cuantificada por organizaciones especializadas y supera en variedad y volumen la afectada por el proyecto Río Madeira que describimos antes.
Otros 1.000 millones de dólares fueron calculados para construir el gasoducto del noroeste argentino con Brasil, para abastecer de ese combustible a la región norte y centro de Argentina con la del litoral. Aquí la afectación mayor serán los territorios de las etnias Toba, Pilagá y Mocoví.
Ttomado de la publicación ¡Libertad! # 63, Buenos Aires, febrero 2014 www.periodicolibertad.com.ar.]
A nivel continental existe un proyecto multinacional que los diferentes estados sudamericanos [incluyendo Venezuela] vienen moldeando desde hace unos años y que encuentra nulo eco mediático más allá de algunos medios alternativos o de crítica social. El proyecto en cuestión es el llamado IIRSA, Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana, y que cuenta con el aval de grandes corporaciones internaciones y de los organismos crediticios multinacionales. En pocas palabras, y pese al maquillaje político de presentar dicho proyecto como un foro de intercambio social, económico, social y cultural, el IIRSA no es más que un plan estratégico para construir infraestructura en todo el continente sudamericano y favorecer a los capitalistas autóctonos e internacionales. Con ella, las empresas multinacionales podrán extraer y transportar recursos naturales, manufacturas y mercaderías. Para ello se recurrirá a las mismas recetas de siempre, el endeudamiento público y el avasallamiento territorial para la construcción de rutas, ferrocarriles, hidrovías, puertos, gaseoductos, acueductos y telecomunicaciones con el sólo objetivo de beneficiar a las grandes corporaciones multinacionales.
El mega plan continental se estructura a partir de un conjunto de proyectos (se estiman en más de 500) organizados en diez “Ejes de Integración y Desarrollo”. Lo que intentan las burguesías sudamericanas, con el beneplácito y la inyección de divisas de los organismos crediticios mundiales y diferentes oligopolios multinacionales, es eliminar las barreras (naturales y artificiales) que impiden la rápida circulación de las mercancías. A partir de un aceitado andamiaje, el proyecto IIRSA persigue el fin de reducir los costos que, multinacionales como la Barrick Gold o Monsanto, tienen en el proceso de extracción y avasallamiento de los recursos naturales. Es tal la importancia dada a esta iniciativa, que cerca de un 90% de los proyectos que componen la IIRSA están destinados al financiamiento de infraestructura de transporte terrestre, aéreo y fluvial que les permitan a las multinacionales maximizar sus ganancias en la relación costo/beneficio. Los “Ejes de Integración y Desarrollo” privilegian el acceso (y saqueo) de los minerales, el agua y la tierra de las diferentes regiones sudamericanas ricas en biodiversidad.
Para tener una idea más acabada de lo que implica este mega proyecto, extractamos parte de un trabajo realizado por la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) y la Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE), entre otros.
Los Proyectos que componen la IIRSA
Es imprescindible citar algunos de los proyectos trazados por IIRSA para dimensionar la magnitud estratégica del despojo.
La Hidrovía del Putumayo comprende a Colombia, Perú, Ecuador y Brasil; pretende integrar las zonas productivas de Colombia con las amazónicas a través del río Putumayo que será debidamente dragado para incorporar el norte de Ecuador; se construirán carreteras, se renovará el puerto marítimo de San Lorenzo en Ecuador y el puerto fluvial El Carmen, en el río Putumayo. El impacto mayor lo padecerán las comunidades indígenas de los awá, siona, inga y la reserva ecológica Cofán-Bermejo, con su notable biodiversidad alterada. En el año 2000 se hablaba de una inversión de 350 millones de dólares.
Otro proyecto semejante en cuanto a inversión (300 millones de dólares) corresponde a la Hidrovía del Napo, por donde se pretende transportar mercaderías desde los puertos ecuatorianos de Esmeraldas y Manta hasta el río Napo y luego por vía fluvial hasta el Amazonas para salir al Atlántico por Brasil. Un enjambre de carreteras une la zona petrolera del norte de Venezuela y Guyana con el Pacífico; el proyecto prevé construir aeropuertos en la Amazonía ecuatoriana.
Siguiendo por esa línea hacia el sur del continente aparece la carretera Tingo María-Pucallpa, en Perú; allí nace un proyecto de 150 millones de dólares para poder trasladar mercadería desde el puerto de El Callao, en Lima, hasta el puerto fluvial de Pucallpa, en el río Ucayali, y desde este río hasta el Amazonas: tal circuito atraviesa todos los enclaves mineros de la meseta central de Peru; para ello hay que atravesar y destruir parte del parque nacional Tingo María que fuera gestado para preservar una riquísima biodiversidad donde se destacan especies en vías de extinción.
Parte principal de la infraestructura del IIRSA es la carretera interoceánica Perú-Brasil que unirá los puertos peruanos de Ilo y Matarani, en el Pacífico, con la ciudad de Porto Velho que empalmará a 3700 Km. con la actual ruta brasileña de Sao Paulo, Brasil. Los 2586 Km. por construir consumirán unos 890 millones de dólares presupuestados en el año 2000; parques nacionales, reservas comunales y nacionales en territorio boliviano, sufrirán un impacto que hasta la fecha no ha sido medido ni contemplado. Al mismo tiempo, en el norte caribeño se pretende interconectar Brasil con Guyana, los estados brasileños de Amazonas y Roraima con Guyana; se necesitarán carreteras, puerto de aguas profundas e hidroeléctricas.
El proyecto Río Madeira (Perú, Bolivia y Brasil) es tal vez el más ambicioso del IIRSA. Fue tasado en 20.000 millones de dólares, y se trata de una hidrovía que unirá la peruana Madre de Dios, con la población brasileña de Rondonia y Beni, en Bolivia; se construirán cuatro centrales hidroeléctricas, esclusas de navegación y dragado de los ríos intervenidos. Se sabe que afectará a 33 especies de mamíferos en peligro de extinción, 750 especies de peces y otro tanto de aves; mermará la agricultura y la pesca, y se desplazará a 3.000 personas.
Más al sur la hidrovía Paraná-Paraguay, requerirá 1.000 millones de dólares para poder aumentar la capacidad navegable y transportar soja, minerales, combustibles y madera, con barcazas de gran porte que unirán los cauces de los ríos Paraguay, Paraná, Uruguay y Río de la Plata. La diversidad biológica que se verá destruida fue cuantificada por organizaciones especializadas y supera en variedad y volumen la afectada por el proyecto Río Madeira que describimos antes.
Otros 1.000 millones de dólares fueron calculados para construir el gasoducto del noroeste argentino con Brasil, para abastecer de ese combustible a la región norte y centro de Argentina con la del litoral. Aquí la afectación mayor serán los territorios de las etnias Toba, Pilagá y Mocoví.
Ttomado de la publicación ¡Libertad! # 63, Buenos Aires, febrero 2014 www.periodicolibertad.com.ar.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.