[Nota previa de El Libertario: siguen dos reseñas de este significativo conflicto global, que entendemos indica un camino alentador a seguir hoy por la lucha internacional de los trabajadores, globalizando su enfrentamiento frente a patronos que se han extendido por todo el mundo. Los dos reportes se originan en Nueva York; el primero desde el diario La Prensa, que se publica en español en dicha ciudad; el segundo es del corresponsal del rotativo mexicano La Jornada.]
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Zaira Cortés [La Prensa]
Miles de trabajadores de McDonald's, Burger King, Domino's Pizza, Subway y otras 12 cadenas de comida rápida realizaron el 15 de mayo una huelga en reclamo de un salario mínimo de $15 por hora.
La protesta contó con la solidaridad de otros trabajadores en 230 ciudades de 33 países, incluyendo Argentina, Bélgica, Brasil, Alemania, India, Japón, Panamá y Reino Unido. Durante todo el día, Twitter (#FastFoodGlobal) y otras redes sociales publicaron fotos y comentarios de apoyo desde distintos rincones del mundo.
Trabajadores hispanos tuvieron un destacado rol durante la jornada. Cerca de 40 encabezaron un contingente de 500 manifestantes que avanzó desde la calle 34 y Herald Square hasta la calle 40 y Séptima Avenida, en Manhattan, entonando consignas por un salario digno.
"He trabajado en una sucursal de la pizzería Papa John's por tres años sin un solo aumento salarial", enfatizó Daniel Bermúdez. "El alto coste de vida nos hunde mientras estas compañías se enriquecen con nuestro trabajo".
La lluvia que desató a media mañana no logró apagar los gritos de Próspero Sánchez, que trabaja desde hace más de diez años en una sucursal de Domino's Pizza, en Washington Heights.
"Mi trabajo no se limita a entregar pizzas a domicilio: la tienda me obliga a realizar otras actividades que no me remunera", dijo Sánchez. "No tenemos miedo, somos cientos en lucha por justicia".
Esta campaña se originó en Nueva York, en noviembre de 2012, cuando 200 empleados de comida rápida reclamaron un aumento del salario mínimo y el derecho se sindicalizarse sin represalias de sus empleadores. En agosto y diciembre del año pasado, los trabajadores volvieron a movilizarse y a comienzos de este año presentaron una demanda colectiva contra McDonald's exigiendo una paga de $15 por hora.
Actualmente, la media salarial de los trabajadores de comida rápida es poco más de $9 por hora, alrededor de $18,500 anuales. Eso es casi $4,500 debajo del umbral de pobreza ($ 23,000 para una familia de cuatro, según la oficina de Censo).
"Los 'Mc-trabajos' (en referencia a McDonald's) son un freno para nuestra economía", sentenció el asambleísta Karim Camara, presidente del Black and Latino Caucus Afro Americano y Latino de la Legislatura estatal.
Una propuesta de ley (S6516/A9036) patrocinada por Camara y por la senadora estatal por Yonkers, Andrea Stewart Cousins, permitiría a las ciudades sancionar salarios mínimos superiores al estatal, que en el caso de Nueva York es de $8 la hora.
"Quiero agradecer esta valiente acción a nuestros trabajadores", sostuvo Cousins. "El salario mínimo que reciben nuestros hombres y mujeres es vergonzosamente bajo".
"Cadenas como McDonald's pagan lo mínimo posible a empleados que en su mayoría son inmigrantes y de color", dijo Naquasia Le Grand (22), empleada de KFC por tres años en Park Slope y una de las líderes del llamado "Fast Food Movement".
La Policía no reportó acciones violentas, ni arrestos durante toda la jornada de protesta. La huelga fue organizada por International Union of Food, Agricultural, Hotel, Restaurant, Catering, Tobacco and Allied Worker's Associations (IUF), una federación integrada por 396 sindicatos de 126 países. Organizaciones locales como Se Hace Camino NY (MRNY) y Nueva York Comunidades por el Cambio (NYCC) apoyaron las acciones en la ciudad.
Revuelta en Chipotle
El 77% de los accionistas de la cadena de comida rápida Chipotle han votado en contra del plan de compensaciones de sus ejecutivos. El voto no es vinculante, pero es una severa reprimenda a los gerentes de esta y otras empresas, que se autoasignan sueldos millonarios. Steve Ells, co-presidente ejecutivo ganó $25.1 el año pasado y casi $20 el anterior.
Monty Morán, el otro co-presidente tuvo una compensación ligeramente inferior, pero la compañía paga el colegio de sus hijos. El año pasado, el 27% de los accionistas había ya votado en contra de estos salarios.
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David Brooks [La Jornada]
Trabajadores y simpatizantes de una campaña para exigir mejores salarios y el derecho a la sindicalización para los millones de empleados de las principales cadenas de comida rápida, realizaron paros y mítines en más de 150 ciudades de Estados Unidos, y en otras 80 localidades de 30 países, según organizadores que afirmaron que se trata de la movilización laboral más grande de este tipo.
Aquí y en Los Ángeles, Atlanta, Chicago, Filadelfia, Milwaukee y decenas de ciudades más, trabajadores, sindicalistas, líderes comunitarios, defensores de derechos laborales y organizaciones inmigrantes realizaron acciones frente a franquicias de McDonald’s, Burger King, KFC, Wendy’s y otras de las grandes multinacionales de comida rápida, al tiempo que sus contrapartes en otras ciudades del mundo hacían lo mismo. "Huelga por $15", "$15 y un sindicato" y "Valemos más" se leía en las pancartas. En Chicago, la marcha arrancó con mariachi.
La principal exigencia en Estados Unidos es elevar el salario a 15 dólares la hora, ya que gran parte de los trabajadores en este sector gana el mínimo federal, de entre 7.25 dólares y 9 dólares.
El movimiento nació en 2012 con una serie de paros en las franquicias de comida rápida en Nueva York, algo que se expandió en los últimos meses por el país con la realización de varios paros de un día. Aunque el movimiento aún no puede calificarse de masivo –las acciones de hoy convocaron en algunos casos a unas 200 personas, y en otras sólo decenas–, ambos lados, el laboral y el empresarial, entienden que puede ser apenas el inicio de un movimiento con enorme potencial ante la realidad de la histórica brecha entre ricos y todos los demás, en cada vez más países.
Las matrices de estas empresas, asociaciones empresariales de la rama y centros de análisis conservadores, han descalificado la importancia y dimensión de estas acciones, y acusado que son fabricadas por sindicatos para uso mediático, sin contar con gran participación de los empleados. A la vez, advierten que aceptar la demanda para elevar los salarios implicaría eliminar miles de empleos y elevar los precios al consumidor. Más aún, insisten en que ya ofrecen "salarios competitivos" y oportunidades de avanzar para millones de trabajadores de bajos ingresos.
Pero el movimiento de fast food, apoyado por algunos sindicatos, sobre todo el Internacional de Empleados de Servicios (SEIU), continúa exigiendo el incremento, así como el derecho de sindicalización. Las acciones de hoy inauguran una nueva estrategia de internacionalizar el movimiento para contar con el apoyo de movimientos sindicales mucho más fuertes en otros países, así como para enfrentar a estas empresas multinacionales a escala global.
Los organizadores afirman que se realizaron protestas de apoyo y solidaridad en por lo menos 80 ciudades de países como Japón, Gran Bretaña, Suiza, Brasil, India, Italia, Panamá, Corea del Sur, Argentina, Marruecos, Nueva Zelanda e Irlanda, entre otras.
De hecho, para coordinar el esfuerzo de esta jornada de protesta, la federación sindical internacional de Asociaciones de Trabajadores de Alimentos, Agrarios, Hoteles y Restaurantes, que representa a más de 12 millones de trabajadores en 126 países, sostuvo una reunión en esta ciudad la semana pasada con representantes sindicales de unos 25 países.
Para algunos, esto implica internacionalizar la lucha laboral en el contexto de la llamada globalización, con McDonald’s y otros ofreciendo un "enemigo común" por su presencia mundial (McDonald’s tiene casi 2 millones de empleados en 118 países, y en el sector privado sólo le gana Walmart).
Investigaciones recientes citadas por el movimiento revelan que más de la mitad de las familias de los trabajadores en las franquicias de comida rápida dependen de programas de asistencia pública porque no cuentan con un ingreso suficiente para necesidades básicas, empezando por la comida; eso tiene un costo a las arcas públicas de casi 7 mil millones de dólares al año. O sea, que el pago tan inferior a los trabajadores de estas empresas implica que sus costos laborales son esencialmente subsidiados por el público, argumentan dirigentes de este movimiento.
Fast Food Forward, la entidad del movimiento en Nueva York, argumenta que la industria de comida rápida es de unos 200 mil millones cada año, y que el salario anual promedio de un trabajador en ese sector es de 11 mil dólares, mientras el salario diario promedio de los altos ejecutivos es de 25 mil (más del doble del salario anual de sus trabajadores). Según CNN-Money, el pago medio para un trabajador del sector es de poco más de 9 dólares la hora, o 18 mil 500 dólares anuales, unos 4 mil 500 por debajo de la línea de pobreza oficial para una familia de cuatro personas.
Esta campaña forma parte de un movimiento diverso para elevar los salarios mínimos tanto en otros sectores (un enfoque ha sido Walmart) y que ha logrado, junto con fuerzas políticas, triunfos significativos a escala municipal y estatal (por ejemplo, California aprobó elevar el salario mínimo a 10 dólares por hora, el alcalde de Seattle promueve una alza a 15 dólares, entre otros, y 21 estados más ahora gozan de un salario mínimo superior al federal). Este movimiento también ha contribuido a que el presidente Barack Obama recientemente haya propuesto elevar el salario mínimo federal a 10.10 dólares la hora.
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Zaira Cortés [La Prensa]
Miles de trabajadores de McDonald's, Burger King, Domino's Pizza, Subway y otras 12 cadenas de comida rápida realizaron el 15 de mayo una huelga en reclamo de un salario mínimo de $15 por hora.
La protesta contó con la solidaridad de otros trabajadores en 230 ciudades de 33 países, incluyendo Argentina, Bélgica, Brasil, Alemania, India, Japón, Panamá y Reino Unido. Durante todo el día, Twitter (#FastFoodGlobal) y otras redes sociales publicaron fotos y comentarios de apoyo desde distintos rincones del mundo.
Trabajadores hispanos tuvieron un destacado rol durante la jornada. Cerca de 40 encabezaron un contingente de 500 manifestantes que avanzó desde la calle 34 y Herald Square hasta la calle 40 y Séptima Avenida, en Manhattan, entonando consignas por un salario digno.
"He trabajado en una sucursal de la pizzería Papa John's por tres años sin un solo aumento salarial", enfatizó Daniel Bermúdez. "El alto coste de vida nos hunde mientras estas compañías se enriquecen con nuestro trabajo".
La lluvia que desató a media mañana no logró apagar los gritos de Próspero Sánchez, que trabaja desde hace más de diez años en una sucursal de Domino's Pizza, en Washington Heights.
"Mi trabajo no se limita a entregar pizzas a domicilio: la tienda me obliga a realizar otras actividades que no me remunera", dijo Sánchez. "No tenemos miedo, somos cientos en lucha por justicia".
Esta campaña se originó en Nueva York, en noviembre de 2012, cuando 200 empleados de comida rápida reclamaron un aumento del salario mínimo y el derecho se sindicalizarse sin represalias de sus empleadores. En agosto y diciembre del año pasado, los trabajadores volvieron a movilizarse y a comienzos de este año presentaron una demanda colectiva contra McDonald's exigiendo una paga de $15 por hora.
Actualmente, la media salarial de los trabajadores de comida rápida es poco más de $9 por hora, alrededor de $18,500 anuales. Eso es casi $4,500 debajo del umbral de pobreza ($ 23,000 para una familia de cuatro, según la oficina de Censo).
"Los 'Mc-trabajos' (en referencia a McDonald's) son un freno para nuestra economía", sentenció el asambleísta Karim Camara, presidente del Black and Latino Caucus Afro Americano y Latino de la Legislatura estatal.
Una propuesta de ley (S6516/A9036) patrocinada por Camara y por la senadora estatal por Yonkers, Andrea Stewart Cousins, permitiría a las ciudades sancionar salarios mínimos superiores al estatal, que en el caso de Nueva York es de $8 la hora.
"Quiero agradecer esta valiente acción a nuestros trabajadores", sostuvo Cousins. "El salario mínimo que reciben nuestros hombres y mujeres es vergonzosamente bajo".
"Cadenas como McDonald's pagan lo mínimo posible a empleados que en su mayoría son inmigrantes y de color", dijo Naquasia Le Grand (22), empleada de KFC por tres años en Park Slope y una de las líderes del llamado "Fast Food Movement".
La Policía no reportó acciones violentas, ni arrestos durante toda la jornada de protesta. La huelga fue organizada por International Union of Food, Agricultural, Hotel, Restaurant, Catering, Tobacco and Allied Worker's Associations (IUF), una federación integrada por 396 sindicatos de 126 países. Organizaciones locales como Se Hace Camino NY (MRNY) y Nueva York Comunidades por el Cambio (NYCC) apoyaron las acciones en la ciudad.
Revuelta en Chipotle
El 77% de los accionistas de la cadena de comida rápida Chipotle han votado en contra del plan de compensaciones de sus ejecutivos. El voto no es vinculante, pero es una severa reprimenda a los gerentes de esta y otras empresas, que se autoasignan sueldos millonarios. Steve Ells, co-presidente ejecutivo ganó $25.1 el año pasado y casi $20 el anterior.
Monty Morán, el otro co-presidente tuvo una compensación ligeramente inferior, pero la compañía paga el colegio de sus hijos. El año pasado, el 27% de los accionistas había ya votado en contra de estos salarios.
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David Brooks [La Jornada]
Trabajadores y simpatizantes de una campaña para exigir mejores salarios y el derecho a la sindicalización para los millones de empleados de las principales cadenas de comida rápida, realizaron paros y mítines en más de 150 ciudades de Estados Unidos, y en otras 80 localidades de 30 países, según organizadores que afirmaron que se trata de la movilización laboral más grande de este tipo.
Aquí y en Los Ángeles, Atlanta, Chicago, Filadelfia, Milwaukee y decenas de ciudades más, trabajadores, sindicalistas, líderes comunitarios, defensores de derechos laborales y organizaciones inmigrantes realizaron acciones frente a franquicias de McDonald’s, Burger King, KFC, Wendy’s y otras de las grandes multinacionales de comida rápida, al tiempo que sus contrapartes en otras ciudades del mundo hacían lo mismo. "Huelga por $15", "$15 y un sindicato" y "Valemos más" se leía en las pancartas. En Chicago, la marcha arrancó con mariachi.
La principal exigencia en Estados Unidos es elevar el salario a 15 dólares la hora, ya que gran parte de los trabajadores en este sector gana el mínimo federal, de entre 7.25 dólares y 9 dólares.
El movimiento nació en 2012 con una serie de paros en las franquicias de comida rápida en Nueva York, algo que se expandió en los últimos meses por el país con la realización de varios paros de un día. Aunque el movimiento aún no puede calificarse de masivo –las acciones de hoy convocaron en algunos casos a unas 200 personas, y en otras sólo decenas–, ambos lados, el laboral y el empresarial, entienden que puede ser apenas el inicio de un movimiento con enorme potencial ante la realidad de la histórica brecha entre ricos y todos los demás, en cada vez más países.
Las matrices de estas empresas, asociaciones empresariales de la rama y centros de análisis conservadores, han descalificado la importancia y dimensión de estas acciones, y acusado que son fabricadas por sindicatos para uso mediático, sin contar con gran participación de los empleados. A la vez, advierten que aceptar la demanda para elevar los salarios implicaría eliminar miles de empleos y elevar los precios al consumidor. Más aún, insisten en que ya ofrecen "salarios competitivos" y oportunidades de avanzar para millones de trabajadores de bajos ingresos.
Pero el movimiento de fast food, apoyado por algunos sindicatos, sobre todo el Internacional de Empleados de Servicios (SEIU), continúa exigiendo el incremento, así como el derecho de sindicalización. Las acciones de hoy inauguran una nueva estrategia de internacionalizar el movimiento para contar con el apoyo de movimientos sindicales mucho más fuertes en otros países, así como para enfrentar a estas empresas multinacionales a escala global.
Los organizadores afirman que se realizaron protestas de apoyo y solidaridad en por lo menos 80 ciudades de países como Japón, Gran Bretaña, Suiza, Brasil, India, Italia, Panamá, Corea del Sur, Argentina, Marruecos, Nueva Zelanda e Irlanda, entre otras.
De hecho, para coordinar el esfuerzo de esta jornada de protesta, la federación sindical internacional de Asociaciones de Trabajadores de Alimentos, Agrarios, Hoteles y Restaurantes, que representa a más de 12 millones de trabajadores en 126 países, sostuvo una reunión en esta ciudad la semana pasada con representantes sindicales de unos 25 países.
Para algunos, esto implica internacionalizar la lucha laboral en el contexto de la llamada globalización, con McDonald’s y otros ofreciendo un "enemigo común" por su presencia mundial (McDonald’s tiene casi 2 millones de empleados en 118 países, y en el sector privado sólo le gana Walmart).
Investigaciones recientes citadas por el movimiento revelan que más de la mitad de las familias de los trabajadores en las franquicias de comida rápida dependen de programas de asistencia pública porque no cuentan con un ingreso suficiente para necesidades básicas, empezando por la comida; eso tiene un costo a las arcas públicas de casi 7 mil millones de dólares al año. O sea, que el pago tan inferior a los trabajadores de estas empresas implica que sus costos laborales son esencialmente subsidiados por el público, argumentan dirigentes de este movimiento.
Fast Food Forward, la entidad del movimiento en Nueva York, argumenta que la industria de comida rápida es de unos 200 mil millones cada año, y que el salario anual promedio de un trabajador en ese sector es de 11 mil dólares, mientras el salario diario promedio de los altos ejecutivos es de 25 mil (más del doble del salario anual de sus trabajadores). Según CNN-Money, el pago medio para un trabajador del sector es de poco más de 9 dólares la hora, o 18 mil 500 dólares anuales, unos 4 mil 500 por debajo de la línea de pobreza oficial para una familia de cuatro personas.
Esta campaña forma parte de un movimiento diverso para elevar los salarios mínimos tanto en otros sectores (un enfoque ha sido Walmart) y que ha logrado, junto con fuerzas políticas, triunfos significativos a escala municipal y estatal (por ejemplo, California aprobó elevar el salario mínimo a 10 dólares por hora, el alcalde de Seattle promueve una alza a 15 dólares, entre otros, y 21 estados más ahora gozan de un salario mínimo superior al federal). Este movimiento también ha contribuido a que el presidente Barack Obama recientemente haya propuesto elevar el salario mínimo federal a 10.10 dólares la hora.
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