Por Rafael
Iribarren
Varios diálogos El diálogo político no va
No hay un diálogo, sino varios; la mayoría de los cuales en
algún grado y de alguna forma avanzan. Los económicos con empresarios, sobre la
salud, sobre la educación; avanzan; con los sindicatos, sobre la inseguridad;
avanzan En el político no se avanza. El político, del gobierno, específicamente
del sector madurista del gobierno, con la MUD; como los otros, también está
motivado por la consciencia nacional,
que también la hay en los chavismos; de que de no haber rectificaciones
importantes de políticas, de no haber algún destrabamiento, vamos, todos, al
colapso o a una confrontación general.
Al diálogo bajo presión
Inicialmente al diálogo va Maduro; es quién lo convoca; para
mejorar su posición dentro de los chavismos; buscando sobrevivir y lograr
alguna gobernabilidad, política, dentro de la crisis total que se vive; cuya
estructura actual, impide cualquier salida político-institucional convencional.
Luego bajo la presión de la calle y derivada de ésta, bajo la presión
internacional Él es el primer y gran interesado; y, políticamente, de llegarse
a algún resultado concreto sería el beneficiario por excelencia. Lo que, dentro
de lo chato e incoherente de su discurso y actuación, se trasluce en actitudes y estilos personales
diferenciados, menos agresivos y más abiertos en relación a los de otros
voceros chavistas. Por su parte, para la MUD, el diálogo, si no es garantía de
sobrevivencia, ni de relanzamiento; sí es una posibilidad de oxigenarse;
cuestionada como está y reducidos como han sido a casi nada su protagonismo y
rol; en esencia e operativamente, solo electorales.
El madurismo es quién tiene en qué ceder
Ambos, madurismo y MUD son muy débiles; sin poder real,
carecen de base propia, de capacidad concreta, para comprometer y garantizar en
casi nada, las posiciones y actuaciones de los sectores a nombre de los que
actúan; y a los que en tal caso
representan, en tal caso, solo
parcialmente. Con el agravante de que, si por su parte, la MUD no tiene cómo ni
en qué ceder, en términos aceptables políticamente; no tiene sino muy estrecho
margen de negociación. Es, al madurismo,
que lo propició y para quién sí es de vida o muerte; a quién toca, o tocaría,
hacer los aportes concretos para que el diálogo político se mantenga y resulte
en algo.
Nadie apuesta al éxito de Maduro
Coyunturalmente, el diálogo se tranca porque el madurismo,
aunque tuvo éxito en neutralizar el golpe que la derecha endógena chavista echó
a andar contra él en febrero; aunque entonces
frenó “la contraofensiva antifascista fulminante” de Ameilach y Cabello;
que realmente era contra él. Bien porque luego no tuvo y/o no tiene suficiente
con qué haber ido o ir más allá de
haberlo parado; bien porque no se
dispuso; luego, no remató. Por lo que esa “derecha endógena”, atrincherada en
la AN, el PSUV y las gobernaciones;
sigue articulada y activa; con
poder; y sigue confrontándolo y saboteándolo internamente. Ello, sobre que
Maduro no tiene ningún liderazgo real dentro de los chavismos; sobre que nadie lo reconoce como jefe del
chavismo ni continuador real de Chávez capaz de “preservar su legado”; lleva a
que nadie, salvo su equipo de acción fáctica, apuesta nada porque su gestión
resulte ni siquiera mínimamente. Menos políticamente.
La renovación de los poderes, la piedra de tranca
De tal forma que el diálogo político entre la MUD y el
madurismo; que depende ciento por ciento de éste; en las condiciones y la estructura de la crisis política actual,
es, práctica, por no decir totalmente, imposible, que se concrete y dé
resultados. Puntualizadamente; uno, porque Maduro, que no controla sino una
parte del poder fáctico, no está en
condiciones de comprometerse y avanzar hacia concreciones importantes que
involucren a los chavismos en general; y, dos, porque la piedra de tranca, lo
nuclear para ese diálogo; la renovación de los poderes, particularmente del TSJ
y del CNE; es un tema en que, como se ha evidenciado, los chavismos en general,
no solo el madurismo, sino ninguno, puede hacer ni una mínima concesión. Todos
saben que su permanencia en el poder, y su legitimación formal; incluso su
sobrevivencia; cien por cien, ahora sin Chávez; depende de mantener un absoluto
y cerrado control del Poder Electoral; sin ningún tipo de contraloría. De que
la AN, el CNE- SAIME-SMARTMÁTIC y el TSJ; sigan constituyendo su ministerio
electoral; la base de su legitimación
constitucional bajo el manejo y control, cerrados, absolutos, que fueron implantando desde el 2003. Y que en este
momento le es absolutamente vital.
Salvo el “Plan República”
Quizás haya que llegar a la conclusión de que, precisamente,
lo único importante, o casi, que hoy sigue habiendo en común entre los
chavismos, hoy cada uno con su propia agenda; y que condiciona terminantemente
el diálogo político, su imposibilidad; es ese control, que, compartido, todavía
mantienen de los componentes político-institucionales de poder electoral; que,
hoy más que nunca le son vitales. A
todos. Componentes de los que, indicativamente por los vientos que soplan, el
único del que todo el mundo, chavista y no chavista, maneja un “pronóstico
reservado”; es el “Plan República”. Siendo probable que las próximas elecciones
locales de San Cristóbal y San Diego sean manipuladas experimentalmente para
tener una medida de cual sería su actuación concreta.
Ni el madurismo ni los otros chavismos reactivarán el
diálogo; solo juegan a ganar tiempo
Aparte la discusión general sobre el diálogo político entre
el madurismo y la MUD; de la controversia sobre su pertinencia, validez y
alcance posible, que se dio al constituirlo; y que recién se reactivó al
suspensión y de su eventual improbable reactivación. Obviamente, en el marco de
la crisis nacional, un diálogo político que no apunte a resultados concretos; a
ninguno, ni siquiera en perspectiva; y además, abiertamente declarado; no tiene
ningún sentido; salvo el de facilitar su manipulación retórica por parte de
Maduro. Y, concreta y principalmente ante la presión internacional;
específicamente ante UNASUR. En ese sentido, aparte el cuestionamiento general
y concreto de que son objeto y merecen la MUD y la oposición en general; es de
mínima coherencia que sus representantes hayan suspendido su participación en
las mesas de diálogo político. Y que hayan recurrido a ese ente subregional y
El Vaticano; como ha sido. Sin embargo, aunque atienden a los cancilleres y el
Nuncio; es evidente que ni el madurismo ni los demás chavismos van seriamente a
reactivarse en el diálogo político; ni ahora ni más luego. Su juego es ganar
tiempo; alargando las fases inevitablemente previas a su hipotética
reactivación; mientras impulsan el avance de los diálogos en otras áreas o
dimensiones.
Hacérselo políticamente más costoso a Maduro
A la vez que Maduro declara que él no se sale del diálogo;
repite que no va a negociar nada ni a hacer concesiones; que le “piden cosas
que no pueden ser”. Y sobre la marcha convoca a gobernadores y alcaldes a
dialogar en Miraflores sobre la inseguridad y la reactivación del Plan Patria Segura.
Luego de lo que, declara que el diálogo sigue. Por su parte en la misma línea
panfletaria de Cabello, de Aristóbulo y demás, de Tania Díaz, etcétera; de la
Eekhout; claramente refiriéndose al diálogo político, Jaua, admonitorio, afirma
que “quien se para de la mesa es que quiere guerra”; y Bernal, advierte que no
se dejarán “chantajear”, que “la
revolución no se negocia”; mientras por todo el país se leen pintas de “ni
negociación ni conciliación, comuna ya”. Uno tiende a llegar a la conclusión de
que en los chavismos, nadie está dispuesto al diálogo. Ni siquiera,
aparentemente Maduro a pesar de que es
para quién es de vida o muerte. El anuncio de Aveledo sobre una inminente
medida humanitaria para Simonovis, obviamente tiene que haber salido del intercambio
con los representantes de Maduro en el diálogo. A pesar de lo que,
inmediatamente fue desmentido por Jorge Rodríguez; obviamente, por bandas,
desmintiendo y descalificando a Maduro. Siendo una acción humanitaria ya sin
casi costo político; que al contrario le significaría una importante valoración
política de su posición. Y, que hasta tácticamente, pudiera esgrimirse
compensatoriamente en las, negociaciones, o
conversaciones, sobre lo medular duro altamente costoso para los
chavismos que es la renovación de los poderes. No se explica con que no hay disposición al diálogo político; que
demostradamente si la hay cuando se avalan y asumen los demás diálogos que también tienen una
dimensión política.
Mayoritariamente en el país, y en las bases chavistas,
apoyan el diálogo; y seguramente la medida a Simonovis; salvo posiciones
radicales, auténticas las menos, y, oportunistas las mas. Sucede es que ningún
chavismo, ni siquiera el madurismo, está dispuesto a aparecer y que se le
señale, como conciliador, “negociando el legado de Chávez”. Ninguno está
dispuesto, no a ceder; sino a aparecer
cediendo. Todos juegan a la intransigencia, al radicalismo vacíos; siempre en
el marco de la sorda lucha interna entre chavismos por el Poder Y, dentro de
tal juego y lucha interna, además, casi todos, a bloquear, o a hacerle muy
costoso cualquier logro político de Maduro.
En conclusión, el diálogo político no sigue; y aprobarán la
Ley Orgánica del Territorio
La conclusión es que el diálogo político como mínimamente
tendría que ser, en la perspectiva de algún resultado concreto; sobre todo y
concretamente en relación a la renovación de los poderes; pues, no va; no es
posible. A menos que se produjera una importante ruptura entre los chavismos
principales; hoy cada uno con su propia agenda; pero sobreviviendo mientras
comparten el Poder. O, que la MUD, negocie de tal forma que sobre las concesiones formales, no de poder
fáctico, que los chavismos se dispongan a hacer y hagan; les permita mantener
el control total y manejo discrecional
actual sobre el sistema electoral.
La coincidencia, prácticamente la única importante hoy
existente entre los chavismos, de no hacer ninguna concesión en relación al
control total de los componentes del poder electoral; en la ocasión de la
renovación de poderes; se estaría proyectando
hacia la otra coincidencia, igualmente general, ya referida; la de ganar
tiempo. Ganar tiempo para establecer, con el control que todavía tienen de la
AN, las bases jurídicas, técnico-jurídicas; y
operativas; que les permitan asimilar y compensar los efectos en los
procesos electorales próximos, de las concesiones que eventualmente se vean
obligados a hacer en el sistema. En esa
dirección se explica la presión, luego de varios años aprobada en primera discusión; con que en la AN se lleva adelante, la
segunda discusión de la Ley Orgánica del Territorio. A partir de cuya
promulgación se establecería, obligante siendo Ley Orgánica, un nueva
territorialización político-administrativa del país; que, obligantemente,
serviría de marco constitucional al CNE-SMARTMATIC, para el rediseño de las
circunscripciones electorales que implantó para las elecciones parlamentarias
del 2010. De forma de lograr la misma actual o aún mayor mayoría que hoy tiene
en la AN; en el 2015 incluso con menos votos que entonces.
Caracas mayo del 2014.
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