María Peña
Como no se puede creer en nadie, en la medida de mis posibilidades de proletaria asalariada me he acercado a la gente que protesta tanto del lado del gobierno como del lado de la oposición. En general, las marchas en ambos sectores son parecidas a las de años anteriores. Pero también hay cosas nuevas. Como trabajo en el centro de Caracas he observado las diferentes movilizaciones de apoyo al gobierno y lo primero que sorprende es su escasa concurrencia, nada que ver con lo que movía Chávez cuando estaba vivo. Asombra porque cada vez que Chávez denunció un golpe de Estado en contra de su gobierno (y mira que lo hacía muchas veces), por las razones que sea su capacidad de convocatoria era impresionante. Ahora hay poco pueblo en las marchas del gobierno y mucho funcionario público, o perteneciente a las misiones.
Como no se puede creer en nadie, en la medida de mis posibilidades de proletaria asalariada me he acercado a la gente que protesta tanto del lado del gobierno como del lado de la oposición. En general, las marchas en ambos sectores son parecidas a las de años anteriores. Pero también hay cosas nuevas. Como trabajo en el centro de Caracas he observado las diferentes movilizaciones de apoyo al gobierno y lo primero que sorprende es su escasa concurrencia, nada que ver con lo que movía Chávez cuando estaba vivo. Asombra porque cada vez que Chávez denunció un golpe de Estado en contra de su gobierno (y mira que lo hacía muchas veces), por las razones que sea su capacidad de convocatoria era impresionante. Ahora hay poco pueblo en las marchas del gobierno y mucho funcionario público, o perteneciente a las misiones.
Del lado opositor, aunque por mis ocupaciones domésticas
he ido a pocas, más o menos asiste la misma gente de siempre. Se pudiera decir
que los opositores tienen la misma capacidad de convocatoria de toda la vida. Sin
embargo por lo que he podido escuchar, hay mucho descontento con los partidos
de la MUD, incluso podría decir indiferencia. Esto también es nuevo. Ya sus
líderes no despiertan el entusiasmo de antes.
En uno y otro lado he sugerido que cada uno debe
desconocer a las cúpulas podridas de sus partidos. Y me he encontrado con más
oídos receptores que antes. Mis amigos chavistas no han dejado de ser chavistas,
pero ahora son más críticos con los errores de Maduro, y aunque repiten el
teorema del Golpe de Estado, siempre terminan con la frase “Si Chávez estuviera
aquí…”. Mis amigos opositores se sienten usados por López y por Capriles.
Yo nunca dejaré de creer en la necesidad de una política
clasista y verdaderamente revolucionaria, que junto al pueblo construya una
alternativa a las burguesías del PSUV y la MUD. Y creo que ahora las
condiciones objetivas son favorables para ello.
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