Redacción
Los animales que se exhiben y son propiedad de los circos pueden tener un origen diverso: algunos provienen de criaderos, otros nacen de animales del propio circo y otros han sido capturados en la naturaleza; pueden ser animales que pertenezcan a especies salvajes o a especies domesticadas.
Para los animales que son obligados a vivir en los circos lo único que les espera es una vida de cautiverio. Son privados de libertad, pasan su vida en espacios no adecuados para sus necesidades (algunos viven en jaulas de las que sólo salen para realizar la función), su movilidad es reducida (por ejemplo, un elefante en libertad se desplazaría unos 20 kilómetros al dïa en busca de comida y agua) y soportan los constantes desplazamientos del circo itinerante. Todo esto les genera problemas de salud, estrés, enfermedades y, en ocasiones, la muerte. Además de todo esto, deben sufrir la dominación y el sometimiento en los entrenamientos para que consigan aprender los trucos que realizarán en el circo. Sin embargo, independientemente de las condiciones en las que vivan en el circo y de las técnicas que se utilicen para entrenarlos, los animales en el circo son tenidos como propiedades, explotados como meros recursos para ganar dinero para los empresarios circenses, esclavizados y expuestos como objetos para nuestro entretenimiento.
Cuando usamos a los demás animales como si fueran recursos, no tenemos en cuenta sus intereses o anteponemos los nuestros (de entretenimiento, vestimenta, alimentación...) por encima de los suyos se da un tipo de discriminación basado en la especie, esto es, especismo. La forma más común de especismo es la que discrimina a todos los animales que no pertenecen a la especie humana, favoreciendo a los seres humanos.
¿Es justo usar a otros individuos para divertirnos y ganar dinero?
Hasta hace unos años era habitual ver a personas con ciertas enfermedades o supuestas “malformaciones” siendo utilizadas como reclamo y espectáculo en los circos. Sus diferencias les convertían en objetos de risa y entretenimiento, mientras su dignidad y sus derechos fundamentales eran obviados. En general, hoy en día, este tipo de circo ha quedado obsoleto y se nos hace moralmente inaceptable. Sin embargo, cuando hablamos del circo con animales de otras especies, aceptamos que sean tenidos como propiedades, privados de libertad, obligados a hacer trucos para entretenernos, y usados como recursos para ganar dinero. Igual que sucedía con aquellas personas, la dignidad y los derechos fundamentales de estos animales son ninguneados debido a algo que les diferencia de nosotros (En este caso, su clasificación en otra especie).
Los argumentos del circo
Los circos son un negocio y para legitimar el uso y explotación que hacen de los animales aluden a todo tipo de argumentos. Entre ellos podemos encontrar que en el circo se conservan animales en peligro de extinción, que viviendo en él están protegidos de la caza furtiva y que sin animales el circo se acaba. Por otra parte, se defienden de las acusaciones de maltrato y crueldad. Tanto la conservación de una especie como la protección de dichos animales frente a la caza (furtiva o legal, ambas acaban con sus vidas) no puede ser una excusa para encerrar y obligar a un animal a hacer espectáculos de por vida. Creemos que hay maneras más eficaces de luchar contra la caza o de proteger el medio en el que viven. El circo sin animales es posible y existe.
Actualmente son muchos los circos que prescinden de incluir animales en sus funciones y tienen éxito. Aún en el caso de que no fuera posible, tampoco sería una justificación mantener un negocio que no es ético. Con respecto al maltrato, argumentan que reciben los cuidados veterinarios necesarios y que no entrenan con crueldad. Sin embargo, ¿acaso obligar a un animal a vivir en cautividad no es suficientemente injusto sin que haya necesidad de maltrato? En el circo, los animales que viven allí son tratados de igual manera que un camión, deben cuidarles para que no se estropeen y puedan sacarles el máximo beneficio posible durante el mayor tiempo. Si de verdad estuvieran interesados/as en protegerles y respetarles deberían darles la oportunidad de vivir en libertad y dejar de usarles.
El circo y la infancia
El público mayoritario de los circos son niñ@s y familiares que les acompañan. Posiblemente esa será la primera vez, y de las pocas ocasiones, que esas personas vean en su vida a animales salvajes que son propios de lugares tan lejanos. Pero realmente este espectáculo “mágico” y fascinante conlleva la falta de libertad y privación de animales que viven en jaulas, lejos de su hábitat natural y que son obligados a actuar. La relación con los demás animales debería basarse en el respeto y no en la dominación-esclavitud. Sin embargo, lo que aprenden niños y niñas es que los demás animales están ahí para nuestro uso y disfrute.
Por el fin del circo con animales
De tod@s nosotr@s depende, en primera instancia, que la esclavitud no sea rentable. Cuando asistimos a un espectáculo con animales no humanos mantenemos, financiamos y legitimamos qué tipo de circo existirá, qué tipo de entretenimiento queremos mantener. Encontramos que hay maneras de entretenimiento más respetuosas para con otras especies. La diversión nuestra no puede ser a costa del sufrimiento de otros animales.
Para más información: www.porelfindelcircoconanimales.wordpress.com
Los animales que se exhiben y son propiedad de los circos pueden tener un origen diverso: algunos provienen de criaderos, otros nacen de animales del propio circo y otros han sido capturados en la naturaleza; pueden ser animales que pertenezcan a especies salvajes o a especies domesticadas.
Para los animales que son obligados a vivir en los circos lo único que les espera es una vida de cautiverio. Son privados de libertad, pasan su vida en espacios no adecuados para sus necesidades (algunos viven en jaulas de las que sólo salen para realizar la función), su movilidad es reducida (por ejemplo, un elefante en libertad se desplazaría unos 20 kilómetros al dïa en busca de comida y agua) y soportan los constantes desplazamientos del circo itinerante. Todo esto les genera problemas de salud, estrés, enfermedades y, en ocasiones, la muerte. Además de todo esto, deben sufrir la dominación y el sometimiento en los entrenamientos para que consigan aprender los trucos que realizarán en el circo. Sin embargo, independientemente de las condiciones en las que vivan en el circo y de las técnicas que se utilicen para entrenarlos, los animales en el circo son tenidos como propiedades, explotados como meros recursos para ganar dinero para los empresarios circenses, esclavizados y expuestos como objetos para nuestro entretenimiento.
Cuando usamos a los demás animales como si fueran recursos, no tenemos en cuenta sus intereses o anteponemos los nuestros (de entretenimiento, vestimenta, alimentación...) por encima de los suyos se da un tipo de discriminación basado en la especie, esto es, especismo. La forma más común de especismo es la que discrimina a todos los animales que no pertenecen a la especie humana, favoreciendo a los seres humanos.
¿Es justo usar a otros individuos para divertirnos y ganar dinero?
Hasta hace unos años era habitual ver a personas con ciertas enfermedades o supuestas “malformaciones” siendo utilizadas como reclamo y espectáculo en los circos. Sus diferencias les convertían en objetos de risa y entretenimiento, mientras su dignidad y sus derechos fundamentales eran obviados. En general, hoy en día, este tipo de circo ha quedado obsoleto y se nos hace moralmente inaceptable. Sin embargo, cuando hablamos del circo con animales de otras especies, aceptamos que sean tenidos como propiedades, privados de libertad, obligados a hacer trucos para entretenernos, y usados como recursos para ganar dinero. Igual que sucedía con aquellas personas, la dignidad y los derechos fundamentales de estos animales son ninguneados debido a algo que les diferencia de nosotros (En este caso, su clasificación en otra especie).
Los argumentos del circo
Los circos son un negocio y para legitimar el uso y explotación que hacen de los animales aluden a todo tipo de argumentos. Entre ellos podemos encontrar que en el circo se conservan animales en peligro de extinción, que viviendo en él están protegidos de la caza furtiva y que sin animales el circo se acaba. Por otra parte, se defienden de las acusaciones de maltrato y crueldad. Tanto la conservación de una especie como la protección de dichos animales frente a la caza (furtiva o legal, ambas acaban con sus vidas) no puede ser una excusa para encerrar y obligar a un animal a hacer espectáculos de por vida. Creemos que hay maneras más eficaces de luchar contra la caza o de proteger el medio en el que viven. El circo sin animales es posible y existe.
Actualmente son muchos los circos que prescinden de incluir animales en sus funciones y tienen éxito. Aún en el caso de que no fuera posible, tampoco sería una justificación mantener un negocio que no es ético. Con respecto al maltrato, argumentan que reciben los cuidados veterinarios necesarios y que no entrenan con crueldad. Sin embargo, ¿acaso obligar a un animal a vivir en cautividad no es suficientemente injusto sin que haya necesidad de maltrato? En el circo, los animales que viven allí son tratados de igual manera que un camión, deben cuidarles para que no se estropeen y puedan sacarles el máximo beneficio posible durante el mayor tiempo. Si de verdad estuvieran interesados/as en protegerles y respetarles deberían darles la oportunidad de vivir en libertad y dejar de usarles.
El circo y la infancia
El público mayoritario de los circos son niñ@s y familiares que les acompañan. Posiblemente esa será la primera vez, y de las pocas ocasiones, que esas personas vean en su vida a animales salvajes que son propios de lugares tan lejanos. Pero realmente este espectáculo “mágico” y fascinante conlleva la falta de libertad y privación de animales que viven en jaulas, lejos de su hábitat natural y que son obligados a actuar. La relación con los demás animales debería basarse en el respeto y no en la dominación-esclavitud. Sin embargo, lo que aprenden niños y niñas es que los demás animales están ahí para nuestro uso y disfrute.
Por el fin del circo con animales
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Para más información: www.porelfindelcircoconanimales.wordpress.com
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