Secretaría de Prensa, F.O.R.A.
En medio de la aplicación de un nuevo plan de ajuste socioeconómico, las medidas represivas se multiplican.
A los tarifazos en servicios públicos como el transporte de pasajeros, los reajustes de tasas e impuestos a nivel nacional, provincial y municipal hay que añadir los permanentes cortes de energía eléctrica que afectan principalmente a la población más desfavorecida.
Todo apunta a mantener la tasa de ganancia de los capitalistas y los negociados entre estos y los funcionarios gubernamentales.
Las duras condenas a prisión aplicadas a los trabajadores petroleros de Las Heras en la provincia de Santa Cruz son una muestra de esta política del garrote político y la judicialización de los que protestan, de los que luchan y cuestionan la explotación y las estructuras del privilegio.
El desalojo en Buenos Aires de familias sin vivienda es un indicador que confirma nuestros señalamientos.
Un nuevo ataque contra el acampe de pobladores en la zona de Malvinas Argentinas en la provincia de Córdoba fue perpetrado por una patota vinculada a la UOCRA. De modo artero unas ochenta personas llegaron al lugar donde se resiste la construcción e instalación de la empresa Monsanto y agredieron a los asambleístas que hace meses resisten el emprendimiento de los agrotóxicos contaminantes.
Esta población viene denunciando por diversos medios las fumigaciones de sembradíos que multiplicaron la emergencia de enfermedades como la leucemia y el cáncer como consecuencia de la aplicación de los agroquímicos.
Desde la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.) denunciamos que represión y ajuste son las piezas de un mismo plan de ataque a la clase trabajadora, haciendo uso de mecanismos y dispositivos diversos. A veces los tribunales que castigan duramente la protesta social y el activismo gremial no domesticado, judicializando las luchas de los de abajo, las medidas de ajuste económico siempre regresivas o el simple uso de la fuerza bruta de gendarmes, policía o patota para-sindicales.
Frente a todo esto nuestra reafirmación de la acción directa en las luchas como herramienta de resistencia de los oprimidos, la activa solidaridad y la autoorganización sin mediación de burócratas y demagogos.
En medio de la aplicación de un nuevo plan de ajuste socioeconómico, las medidas represivas se multiplican.
A los tarifazos en servicios públicos como el transporte de pasajeros, los reajustes de tasas e impuestos a nivel nacional, provincial y municipal hay que añadir los permanentes cortes de energía eléctrica que afectan principalmente a la población más desfavorecida.
Todo apunta a mantener la tasa de ganancia de los capitalistas y los negociados entre estos y los funcionarios gubernamentales.
Las duras condenas a prisión aplicadas a los trabajadores petroleros de Las Heras en la provincia de Santa Cruz son una muestra de esta política del garrote político y la judicialización de los que protestan, de los que luchan y cuestionan la explotación y las estructuras del privilegio.
El desalojo en Buenos Aires de familias sin vivienda es un indicador que confirma nuestros señalamientos.
Un nuevo ataque contra el acampe de pobladores en la zona de Malvinas Argentinas en la provincia de Córdoba fue perpetrado por una patota vinculada a la UOCRA. De modo artero unas ochenta personas llegaron al lugar donde se resiste la construcción e instalación de la empresa Monsanto y agredieron a los asambleístas que hace meses resisten el emprendimiento de los agrotóxicos contaminantes.
Esta población viene denunciando por diversos medios las fumigaciones de sembradíos que multiplicaron la emergencia de enfermedades como la leucemia y el cáncer como consecuencia de la aplicación de los agroquímicos.
Desde la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.) denunciamos que represión y ajuste son las piezas de un mismo plan de ataque a la clase trabajadora, haciendo uso de mecanismos y dispositivos diversos. A veces los tribunales que castigan duramente la protesta social y el activismo gremial no domesticado, judicializando las luchas de los de abajo, las medidas de ajuste económico siempre regresivas o el simple uso de la fuerza bruta de gendarmes, policía o patota para-sindicales.
Frente a todo esto nuestra reafirmación de la acción directa en las luchas como herramienta de resistencia de los oprimidos, la activa solidaridad y la autoorganización sin mediación de burócratas y demagogos.
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