Rafael Iribarren
Unos resultados “creibles” y “aceptables” tanto por los chavismos como por las oposiciones
La edición del pasado lunes 11/11 de la Catedra Pio Tamayo, (CPT), tenía como temática la pregunta de si el 8D habría un golpe militar; o algo así. Los foristas invitados fuimos el general Machillanda, el abogado constitucionalista Sánchez Falcón y yo. La temática respondía a la expectativa sobresaltada que la manipulación mediática polarizante a cuatro manos, oficialistas-oposicionistas; sistemáticamente había venido provocando en el país. Desde ambos ismos durante meses se mantuvieron exactamente las mismas acusaciones. Que el otro conspiraba para montar un golpe; que el otro quería sabotear y suspender las elecciones porque sabía que perdería; que no reconocería los resultados; que trataría de incendiar el país. Etcétera. Ya a solo horas de votar el domingo próximo; todo indica que se trataba de meras manipulaciones; que se votará y será una jornada, digamos, normal; con unos resultados dados por el CNE-Smartmatic, igual de fraudulentos como siempre; pero, lo hemos dicho, ”creíbles”; y “aceptables”, tanto por los principales chavismos como por las principales oposiciones. Que a pesar de los fundamentalistas y delirantes de ambos ismos; la sangre no llegará al río. Que los resultados, aunque en términos y sobre bases diferentes a los del 8O, el 16D pasados; serán aceptados en general. Y que, a pesar de las retóricas; y del Plan de la Patria; se entrará en una fase inesperadamente diferente; tanto a las últimas vividas, como a las que especulativa y angustiosamente se han venido anunciando.
Se evidenciará que no hay tal polarización real
A pesar de la vacuedad de las retóricas polarizantes de ambos ismos; de las crisis profundas e insuficiencias de ambos; nadie ni siquiera hace gestos por mostrar cómo, en las condiciones concretas actuales, a partir del 8D y del mapa político institucional que previsiblemente resultará; absolutamente despolarizado; y sin verdaderos ganadores ni perdedores; según, se va a producir la inflexión histórica que se pretende. Los supuestos “fin” e “inicio” de algo. Cuando realmente, con las elecciones del próximo domingo, no termina nada que ya no venga terminando; ni tampoco comienza nada que ya no venga comenzando. Un proceso, sea como sea, determinado por las dinámicas sociopolíticas locales, ciudadanas, parroquiales; por la vida concreta de la gente; como es el de las elecciones municipales; a pesar de la manipulaciones mediáticas en el sentido contrario; lo que evidenciará será que, a nivel general, no hay tal polarización en Venezuela; que la mayoría de los venezolanos rechaza hoy tanto al chavismo como al puntofijismo; tanto al oficialismo como a la oposición. Más concretamente, que políticamente y hasta electoralmente rechaza tanto al GPP y al PSUV como a la MUD. Aunque, en perspectiva; pero precisamente en una tendencia a la profundización de la despolarización; en el mediano plazo, las correlaciones sociopolíticas de base, reales, resultantes, sí determinarán cambios en las relaciones de poder; primero, locales y luego regionales y hasta nacionales.
Sin “victoria perfecta”, sin embargo, “El Poder Comunal” o “La Nueva Geometría del Poder”
Desde hace días Maduro había anunciado que sobre la marcha la AN aprobaría, y él la promulgará convirtiéndolo en ley, el “Plan de la Patria” que dejó Chávez. Ya es un hecho. Ley que, como se sabe pretende ser la base del “Estado Comunal”; propiamente de “La nueva geometrías del poder”; sobre la que él retorizó en los últimos años; antes de darle la forma de tal “Plan”. Al reiterar su anuncio, Maduro, advirtió, y repitió al firmarla, que siendo Ley de la República, en ella se enmarcará la gestión pública; y se supone que la privada también; a todos los niveles y en todos los sectores de la vida nacional. Independientemente de si quién ejerce es designado o electo; de su militancia o identificación política o partidista. Tales anuncios y retóricas se enmarcan en la supuesta radicalización o profundización de la revolución, de la construcción del socialismo; y en otras cetcéteras, como la repetitiva de que “no le temblará la mano” y demás. En contrapunteo con quienes desde la oposición, polarizadamente, denuncian que ciertamente ya se trata de la fase previa a implantación del comunismo en el país.
Tales retóricas maduristas; hacen pensar que efectivamente a partir del 8D el país sería llevado a un tumultuoso proceso de radicalización revolucionaria, según, socializante; o “cubanizante”. Algo así como a “dakarizar” todo el país. Y es indudable que en la mente de algunos sectores de los chavismos y quizás en la del propio Maduro, es bien posible que esa idea esté. Que, independiente de la crisis que ya significa el postchavismo; de cómo ha sido su proceso previo a la campaña; y de cuales sean los resultados electorales concretos; de todas formas va a ser posible implantar nacionalmente la fascistizante “Nueva geometría del poder” o “Estado comunal” con la que deliró Chávez; para eternizarse en el Poder. Sin ahora entrar en el tema; me permito comentar solo que, si en vida y con todos los recursos y mecanismos de poder de que dispuso; con él mismo al mando; con tres leyes habilitantes y varias decenas de leyes; tal proyecto se evidenció inviable. Hoy aquí; y más nunca en ninguna parte; desaparecido él; ni la retórica podrá ser mantenida. Aunque inevitablemente haya ruidos y tensiones; y hasta sangre.
No hubo “chavismo sin Chávez” El chavismo se acabó y con él el puntofijismo
Hay que preguntarse si es que sectores de ambos ismos, realmente, no se avienen a la idea de que no estando Chavez, del supuesto “proyecto”, ni siquiera la retórica puede mantenerse. O si es más bien que, estando conscientes de ello; sin embargo juegan a prolongar la ficción para continuar viviendo de ella; de la polarización que se promovió sobre su manipulación mediática. La realidad concreta es que, como tal, el chavismo se acabó, Que no hay, que no hubo, ni era posible, el “chavismo sin Chávez”; que la inestructura que siempre fue el chavismo, porque él siempre bloqueó cualquier posibilidad de desarrollo político-organizativo real; civil y militar; a pesar del consenso de sobrevivencia electoral que lograron; hoy se muestra como un reguero de chavismos, imposibilitados de la más mínima coherencia. Reguero dentro del cual Maduro; y solo por estar en la Presidencia, por disponer de los recursos fácticos del poder; es el jefe del madurismo; que además de que nunca hubiera existido si no fuera por la herencia circunstancial recibida de Chávez; en definitiva no es sino un chavismo más; sin “nada con qué”; y sin perspectiva real. El chavismo se acabó, política, militar y organizativamente. Tanto que la misma idea de “transición”; de que estaría, o, de que estaríamos en una “transición”; en términos concretos no pasa de ser un eufemismo. Porque: ¿”transición” de qué, hacia qué?. Pues con el fin del chavismo, en términos concretos, reales, estamos mismo, ante el fin del puntofijismo en cualquiera de sus variantes; tanto de las regresivas como de las re-editadas; que aunque las unas boqueando sobreviven y las otras se han conformado, exclusivamente sobre la polarización con aquel.
“Bailando en un tusero”, relegitimar el CNE es la primera prioridad del madurismo
En un anterior escrito, “Lo que será el 8D” dije que todo estaba listo para diciembre; en cuanto a la campaña y los resultados. Que no habría sorpresas; que el mapa resultante estaba pre-cantado. Reiterando; vale destacar otros aspectos en los que también hay definiciones concretas; específicamente en lo político y en lo militar. En ninguno de ambos aspectos el madurismo está en condiciones de “inventar”. Políticamente sabe que tiene una base sociopolítica muy precaria; y que es objeto de un mayoritario, absolutamente mayoritario, rechazo nacional; incluso en buena parte del os chavismos. Para decirlo en criollo: sabe que está “bailando en un tusero”. Que el recurso de la polarización no da más. Por lo que no puede, para nada, jugar a la “victoria perfecta” que programó Chávez; y que CNE-smartmatic, le implementó en las elecciones del 8O y las del 6D del 2012. Y que tiene que concretarse en solo una, relativa, “medio victoria”; “imperfecta” obviamente; equiparable o pareja con la también “medio victoria”, y hasta menos relativa; de la suma del antichavismo, de la oposición; y, del chavismo antimadurista.
El madurismo ha asumido que políticamente su mejor escenario postelectoral; como ya dije; es el de unos resultados creíbles, de “mitad y mitad” que correspondan a la matriz de opinión existente; y sean aceptables por la mayoría de las principales oposiciones, porque en suma queden con un buen número de alcaldías; mas de las que actualmente tienen; y entre las que estén algunas de las más importantes. Además de que; sobre esta base, la prioridad política actual del madurismo es en concreto la relegitimación del CNE. Ultimamente la cúpula madurista ha insistido en defender al “arbitro” Mientras por su parte, en ese sentido, el candidato psuvista a la Alcaldía Metropolitana, Ernesto Villegas, (ND / 02.12), dio unas muy indicativas declaraciones sobre el 8D; dijo “Todo voto el 8D es a favor del CNE y de Tibisay Lucena”; sin discernir sobre que el voto fuera oficialista u oposicionista. Porque se le salió, o a consciencia, apuntó con toda precisión a la prioridad primera del madurismo en la coyuntura. Obviamente, que el CNE, administrando y/o dosificando el fraude, produzca unos resultados “creíbles” y “aceptables”; como los ya cantados por el ex-rector Yépez; primero, se relegitima el mismo; lo que en función de un futuro eventual referendo revocatorio es clave. Y, segundo, principalísimo, al relegitimarse, retroactivamente legitima los resultados del 14A y, sobre todo, legitima a Maduro; quitándole definitivamente la base a su descalificación por la oposición.
Militarmente, tampoco el madurismo (-chavismo) está en las condiciones en que estaba con Chávez; obviamente. Ni siquiera en las que estaba el 14A. Más adelante se detallan eventos que lo indican. Aquí destaco que si bien Maduro y el madurismo ha continuado la militarización de la gestión gubernamental; tan inconsistente como lo hizo Chávez; hoy el gobierno es propiamente más militar que antes; hoy hay más militares en cargos públicos. Pero, en un contexto militar no-madurista. Con la circunstancia de que sobre los altos oficiales que designa, obviamente Maduro no tiene el ascendiente ni el liderazgo que tuvo Chávez. De tal forma que si en el 2007 cuando el referndo sobre la RC la alta oficialidad de entonces no apoyó la pretensión de Chávez de desconocer los resultados; es impensable que la actual, ostensiblemente menos, o no chavista, “suicidándose en primavera” se preste al desconocimiento de los resultados; y menos a reprimir la eventual reacción popular que eso provocaría.
Estas FFAA de hoy no son chavistas
Unos resultados “creibles” y “aceptables” tanto por los chavismos como por las oposiciones
La edición del pasado lunes 11/11 de la Catedra Pio Tamayo, (CPT), tenía como temática la pregunta de si el 8D habría un golpe militar; o algo así. Los foristas invitados fuimos el general Machillanda, el abogado constitucionalista Sánchez Falcón y yo. La temática respondía a la expectativa sobresaltada que la manipulación mediática polarizante a cuatro manos, oficialistas-oposicionistas; sistemáticamente había venido provocando en el país. Desde ambos ismos durante meses se mantuvieron exactamente las mismas acusaciones. Que el otro conspiraba para montar un golpe; que el otro quería sabotear y suspender las elecciones porque sabía que perdería; que no reconocería los resultados; que trataría de incendiar el país. Etcétera. Ya a solo horas de votar el domingo próximo; todo indica que se trataba de meras manipulaciones; que se votará y será una jornada, digamos, normal; con unos resultados dados por el CNE-Smartmatic, igual de fraudulentos como siempre; pero, lo hemos dicho, ”creíbles”; y “aceptables”, tanto por los principales chavismos como por las principales oposiciones. Que a pesar de los fundamentalistas y delirantes de ambos ismos; la sangre no llegará al río. Que los resultados, aunque en términos y sobre bases diferentes a los del 8O, el 16D pasados; serán aceptados en general. Y que, a pesar de las retóricas; y del Plan de la Patria; se entrará en una fase inesperadamente diferente; tanto a las últimas vividas, como a las que especulativa y angustiosamente se han venido anunciando.
Se evidenciará que no hay tal polarización real
A pesar de la vacuedad de las retóricas polarizantes de ambos ismos; de las crisis profundas e insuficiencias de ambos; nadie ni siquiera hace gestos por mostrar cómo, en las condiciones concretas actuales, a partir del 8D y del mapa político institucional que previsiblemente resultará; absolutamente despolarizado; y sin verdaderos ganadores ni perdedores; según, se va a producir la inflexión histórica que se pretende. Los supuestos “fin” e “inicio” de algo. Cuando realmente, con las elecciones del próximo domingo, no termina nada que ya no venga terminando; ni tampoco comienza nada que ya no venga comenzando. Un proceso, sea como sea, determinado por las dinámicas sociopolíticas locales, ciudadanas, parroquiales; por la vida concreta de la gente; como es el de las elecciones municipales; a pesar de la manipulaciones mediáticas en el sentido contrario; lo que evidenciará será que, a nivel general, no hay tal polarización en Venezuela; que la mayoría de los venezolanos rechaza hoy tanto al chavismo como al puntofijismo; tanto al oficialismo como a la oposición. Más concretamente, que políticamente y hasta electoralmente rechaza tanto al GPP y al PSUV como a la MUD. Aunque, en perspectiva; pero precisamente en una tendencia a la profundización de la despolarización; en el mediano plazo, las correlaciones sociopolíticas de base, reales, resultantes, sí determinarán cambios en las relaciones de poder; primero, locales y luego regionales y hasta nacionales.
Sin “victoria perfecta”, sin embargo, “El Poder Comunal” o “La Nueva Geometría del Poder”
Desde hace días Maduro había anunciado que sobre la marcha la AN aprobaría, y él la promulgará convirtiéndolo en ley, el “Plan de la Patria” que dejó Chávez. Ya es un hecho. Ley que, como se sabe pretende ser la base del “Estado Comunal”; propiamente de “La nueva geometrías del poder”; sobre la que él retorizó en los últimos años; antes de darle la forma de tal “Plan”. Al reiterar su anuncio, Maduro, advirtió, y repitió al firmarla, que siendo Ley de la República, en ella se enmarcará la gestión pública; y se supone que la privada también; a todos los niveles y en todos los sectores de la vida nacional. Independientemente de si quién ejerce es designado o electo; de su militancia o identificación política o partidista. Tales anuncios y retóricas se enmarcan en la supuesta radicalización o profundización de la revolución, de la construcción del socialismo; y en otras cetcéteras, como la repetitiva de que “no le temblará la mano” y demás. En contrapunteo con quienes desde la oposición, polarizadamente, denuncian que ciertamente ya se trata de la fase previa a implantación del comunismo en el país.
Tales retóricas maduristas; hacen pensar que efectivamente a partir del 8D el país sería llevado a un tumultuoso proceso de radicalización revolucionaria, según, socializante; o “cubanizante”. Algo así como a “dakarizar” todo el país. Y es indudable que en la mente de algunos sectores de los chavismos y quizás en la del propio Maduro, es bien posible que esa idea esté. Que, independiente de la crisis que ya significa el postchavismo; de cómo ha sido su proceso previo a la campaña; y de cuales sean los resultados electorales concretos; de todas formas va a ser posible implantar nacionalmente la fascistizante “Nueva geometría del poder” o “Estado comunal” con la que deliró Chávez; para eternizarse en el Poder. Sin ahora entrar en el tema; me permito comentar solo que, si en vida y con todos los recursos y mecanismos de poder de que dispuso; con él mismo al mando; con tres leyes habilitantes y varias decenas de leyes; tal proyecto se evidenció inviable. Hoy aquí; y más nunca en ninguna parte; desaparecido él; ni la retórica podrá ser mantenida. Aunque inevitablemente haya ruidos y tensiones; y hasta sangre.
No hubo “chavismo sin Chávez” El chavismo se acabó y con él el puntofijismo
Hay que preguntarse si es que sectores de ambos ismos, realmente, no se avienen a la idea de que no estando Chavez, del supuesto “proyecto”, ni siquiera la retórica puede mantenerse. O si es más bien que, estando conscientes de ello; sin embargo juegan a prolongar la ficción para continuar viviendo de ella; de la polarización que se promovió sobre su manipulación mediática. La realidad concreta es que, como tal, el chavismo se acabó, Que no hay, que no hubo, ni era posible, el “chavismo sin Chávez”; que la inestructura que siempre fue el chavismo, porque él siempre bloqueó cualquier posibilidad de desarrollo político-organizativo real; civil y militar; a pesar del consenso de sobrevivencia electoral que lograron; hoy se muestra como un reguero de chavismos, imposibilitados de la más mínima coherencia. Reguero dentro del cual Maduro; y solo por estar en la Presidencia, por disponer de los recursos fácticos del poder; es el jefe del madurismo; que además de que nunca hubiera existido si no fuera por la herencia circunstancial recibida de Chávez; en definitiva no es sino un chavismo más; sin “nada con qué”; y sin perspectiva real. El chavismo se acabó, política, militar y organizativamente. Tanto que la misma idea de “transición”; de que estaría, o, de que estaríamos en una “transición”; en términos concretos no pasa de ser un eufemismo. Porque: ¿”transición” de qué, hacia qué?. Pues con el fin del chavismo, en términos concretos, reales, estamos mismo, ante el fin del puntofijismo en cualquiera de sus variantes; tanto de las regresivas como de las re-editadas; que aunque las unas boqueando sobreviven y las otras se han conformado, exclusivamente sobre la polarización con aquel.
“Bailando en un tusero”, relegitimar el CNE es la primera prioridad del madurismo
En un anterior escrito, “Lo que será el 8D” dije que todo estaba listo para diciembre; en cuanto a la campaña y los resultados. Que no habría sorpresas; que el mapa resultante estaba pre-cantado. Reiterando; vale destacar otros aspectos en los que también hay definiciones concretas; específicamente en lo político y en lo militar. En ninguno de ambos aspectos el madurismo está en condiciones de “inventar”. Políticamente sabe que tiene una base sociopolítica muy precaria; y que es objeto de un mayoritario, absolutamente mayoritario, rechazo nacional; incluso en buena parte del os chavismos. Para decirlo en criollo: sabe que está “bailando en un tusero”. Que el recurso de la polarización no da más. Por lo que no puede, para nada, jugar a la “victoria perfecta” que programó Chávez; y que CNE-smartmatic, le implementó en las elecciones del 8O y las del 6D del 2012. Y que tiene que concretarse en solo una, relativa, “medio victoria”; “imperfecta” obviamente; equiparable o pareja con la también “medio victoria”, y hasta menos relativa; de la suma del antichavismo, de la oposición; y, del chavismo antimadurista.
El madurismo ha asumido que políticamente su mejor escenario postelectoral; como ya dije; es el de unos resultados creíbles, de “mitad y mitad” que correspondan a la matriz de opinión existente; y sean aceptables por la mayoría de las principales oposiciones, porque en suma queden con un buen número de alcaldías; mas de las que actualmente tienen; y entre las que estén algunas de las más importantes. Además de que; sobre esta base, la prioridad política actual del madurismo es en concreto la relegitimación del CNE. Ultimamente la cúpula madurista ha insistido en defender al “arbitro” Mientras por su parte, en ese sentido, el candidato psuvista a la Alcaldía Metropolitana, Ernesto Villegas, (ND / 02.12), dio unas muy indicativas declaraciones sobre el 8D; dijo “Todo voto el 8D es a favor del CNE y de Tibisay Lucena”; sin discernir sobre que el voto fuera oficialista u oposicionista. Porque se le salió, o a consciencia, apuntó con toda precisión a la prioridad primera del madurismo en la coyuntura. Obviamente, que el CNE, administrando y/o dosificando el fraude, produzca unos resultados “creíbles” y “aceptables”; como los ya cantados por el ex-rector Yépez; primero, se relegitima el mismo; lo que en función de un futuro eventual referendo revocatorio es clave. Y, segundo, principalísimo, al relegitimarse, retroactivamente legitima los resultados del 14A y, sobre todo, legitima a Maduro; quitándole definitivamente la base a su descalificación por la oposición.
Militarmente, tampoco el madurismo (-chavismo) está en las condiciones en que estaba con Chávez; obviamente. Ni siquiera en las que estaba el 14A. Más adelante se detallan eventos que lo indican. Aquí destaco que si bien Maduro y el madurismo ha continuado la militarización de la gestión gubernamental; tan inconsistente como lo hizo Chávez; hoy el gobierno es propiamente más militar que antes; hoy hay más militares en cargos públicos. Pero, en un contexto militar no-madurista. Con la circunstancia de que sobre los altos oficiales que designa, obviamente Maduro no tiene el ascendiente ni el liderazgo que tuvo Chávez. De tal forma que si en el 2007 cuando el referndo sobre la RC la alta oficialidad de entonces no apoyó la pretensión de Chávez de desconocer los resultados; es impensable que la actual, ostensiblemente menos, o no chavista, “suicidándose en primavera” se preste al desconocimiento de los resultados; y menos a reprimir la eventual reacción popular que eso provocaría.
Estas FFAA de hoy no son chavistas
Un golpe, una conspiración; en los términos a que se refiere el cruce de acusaciones entre gobierno y oposición; a todo evento serían militares. Civil no da golpe; a pesar de la reciente afirmación de Guillermo Morón, de que fue Betancourt, no los militares con quienes se alió; quien dio el golpe contra Medina en 1945. Y, en ese sentido; sin disponer de ningún tipo de información especial o cifrada, etcétera; sino con base a lo que cualquiera encuentra en los medios, en la calle; sostengo que las FFAA, que sería donde se armaría el golpe; hoy, ya no parecen tener nada que ver, o casi, con las de cuando Chávez. Notoriamente, ya no estamos en el tiempo de cuando los más altos oficiales cuadrándose le declamaban a Chávez las consignas de liceístas radicalizados que a él le inflamaban; el tiempo de los discursos de Rangel Silva, Mata Figueroa, o ¡los de Molero Devía!.
No pretendo caracterizar la alta oficialidad y en general las FFAA actuales; en cuanto a su actitud, digamos, político-ideológica. Eso es tema de Rocío San Miguel. Pero nadie ha desmentido la información que circuló, de que altos oficiales recientemente habrían ido a Cuba a informarle a la jefatura cubana que debía cesar la presencia de militares cubanos en los cuarteles venezolanos. Y de la muerte de Chávez a acá; nada hace pensar que el anti-cubanismo causado en los últimos años en los militares venezolanos haya menguado. Si el “chavismo sin Chávez” general no alcanzó ni al primer cierre “por mantenimiento” del “Cuartel de la Montaña”. Entre los militares venezolanos parece haber cesado cuando los últimos ascensos y pases a retiro del último 5 de Julio. Hasta perceptualmente; en actitud y discurso; las FFAA venezolanas, hoy, al menos parecen otras.
Y no solo, parecen. Sino que eventos de gran alcance y significación protagonizados por algunas de sus fuerzas y dentro de ellas, lo demuestran. Eventos que en vida y bajo la comandancia de Chávez; simplemente no hubieran sido. La acción de la armada venezolana de detener en aguas territoriales venezolanas, el barco explorador TEKNIK PEDRANA de una empresa de EEUU contratada por Guyana; a menos de un mes de la festinada visita de Maduro a Georgetown. Por lo visto a sus espaldas y/o imponiéndosela; fue absolutamente contraria a la geopolítica chavista; y cubana, y caricomniana y brasileira. Igualmente la participación, entre octubre y noviembre últimos, de las FAV en los VII CRUZEX FLIGT; ejercicios hemisféricos de guerra aérea; en los que Venezuela participó; junto a las fuerzas aéreas de los EEUU, Canadá y de cuatro países latinoamericanos más; Chile, Brasil, Colombia y Perú. Ni Argentina ni ningún otro país de Alba participaron. Fue, de todas todas, un evento de la más alta significación geopolítica; negador de fondo del discurso pseudo-antimperialista de Chávez. Que tampoco se hubiera producido, él en vida y bajo su comandancia. Un tercer evento, bien definitorio; fue el del reclamo a Maduro de la ministro de defensa, almirante en jefe Carmen Meléndez; de que se le restituyera, al ministro, las facultades de designar sus colaboradores inmediatos, viceministros y directores sectoriales y de entes; que Chávez se reservó y ejerció a discreción desde varios años atrás. Obviamente, si mismo con Chávez como Comandante en Jefe; aunque tuviera lógica; en concreto, tenía que ser fuerte de tragar que él discrecionalmente le designara toda la alta gerencia a un ministro; a cualquiera, pero sobre todo al de defensa; pues, con Maduro, aunque sería igual con cualquier civil; tiene que considerarse, y lo es, degradante. El reclamo le fue negado a la ministra Meléndez. Y un cuarto evento; aunque oscuro y difícil de aquilatar; fue la confusa creación, anuncio y re-estructuración sobre la marcha del CESSP; un organismo de inteligencia, espionaje realmente, militar; que en el decreto inicial estaba por encima del Presidente; con facultades para recabar y procesar autónomamente información de toda la Administración Pública; administrarla y determinar cuál sería y cual no, la información conocida y manejada por él. Sobre la marcha y por decreto se modificó; pero era un organismo, que aunque creado en su gobierno, tenía facultades para espiar hasta al Presidente.
El chavismo militar duro, vanguardia de la “unidad cívico-militar”
Al tema: ¿Habrá golpe a raíz del 8D?, que es la pregunta temática de la CPT. Pues cabe responder jesuíticamente; igual preguntando. ¿Quién lo daría?; ¿contra quién?. ¿Por qué?. Y, sin pretender dar una respuesta concreta. Sino comentar sobre escenarios a partir de la información y la percepción en vivo disponible. Y a partir de la idea de que las FFAA, sin Chávez, hoy ya no son chavistas; aparte de que quizás, realmente nunca lo fueron tanto como pareció; lo que explicaría las recientes actuaciones arriba referidas; propiamente, antichavistas.
Desde Altamira en el 2002 y 2003, Chávez purgó sistemáticamente las FFAA de todo lo que no le fuera incondicional; y con algún perfil y criterio propios. A partir del pase a retiro de Baduel, en el 2007 luego de ser ministro; pareció que tenía conformada una alta oficialidad ideológicamente dura, radical e incondicional; 4-febrerista por designación; de la que a muchos de sus integrantes más notorios se les asocia con la más alta y densa corrupción, negociados y con el narcotráfico. Asociación de la que él tenía pleno conocimiento; no obstante de lo que no se medía en exaltar sus figuras y mantenerlos en su entorno de poder. Y que en las circunstancias de sus pases a retiros, los colocó en importantes posiciones políticas y administrativas; ministerios, gobernaciones, etcétera; corporaciones. El chavismo, supuestamente duro en la perspectiva de “la radicalización del proceso”; parecía tener, en esa alta oficialidad de todas las fuerzas; incondicionalmente chavista; la vanguardia que garantizaría que esa radicalización se daría sobre la “unión cívico-militar”; formulación nuclear en la retórica chavista. Al morir Chávez; y durante sus últimos tiempos; esa oficialidad 4-febrerista por designación, dura, radical, según, dispuesta a todo; detentaba el mando concreto de las principales estructuras e instancias de las FFAA.
Maduro descabeza al alto mando militar chavista duro
Mientras Maduro ejerció como encargado la Presidencia, mantuvo intacta, en general, la estructura de gobierno armada por Chávez; y concretamente, la militar. A pesar de lo desconcertante de la designación como ministro de la defensa a Molero Devía; en ese lapso, el gobierno y la actuación de los militares, de hecho, fueron básicamente continuidad de los de Chávez vivo.
A solo semanas de Maduro ser declarado presidente por el CNE; ya en Miraflores en pleno ejercicio como tal; en mayo; el G2 cubano mediante Mario Silva, con nombres y apellidos, prendió el ventilador a millón contra el grueso de las cúpulas chavistas; incluidas las militares; con denuncias de corrupción de todo tipo y de vinculaciones con el narcotráfico. Las acusaciones más gruesas del G2 y Silva, fueron, precisamente contra algunos de los más destacados altos oficiales chavistas, en ejercicio de los principales mandos de las FFAA. Para ese momento, el protagonismo principal del gobierno de Maduro lo tenía el mayor general Rodríguez Torres, jefe del SEBIN desde el 2004; que, manteniendo dicho cargo, el 21 de abril fue designado Ministro del Interior y Justicia; y quién de entrada, con el llamado Plan Patria Segura, puso y mantuvo durante meses en la calle, bajo su mando directo independientemente de mindefensa; varios miles de efectivos militares con armamento de guerra; según, para enfrentar la inseguridad.
El 5 de julio, fecha tradicional de ascensos y de pases a retiro; pues, Maduro, sin que se vea claro con qué; aunque evidentemente bajó el impacto de la grabación del G2 y Silva; descabezó la alta oficialidad chavista dura; “4-febrerista”; pasándola toda a retiro, incluidos cuatro o cinco candidatos a ministro y los tres favoritos. Además, designó, “un tajo”, a la almiranta Carmen Meléndez; que si se le incluía entre los diez o doce posibles a ser nombrados; junto a no ser 4-febrerista, siendo de la Marina, realmente nadie apostaba nada por ella. A la vieja manera de Chávez; a todos los altos oficiales chavistas duros pasados a retiro; salvo a dos que en un acto sin precedentes, a solo semanas de haberlos pasado a retiro los reincorporó al servicio activo; Maduro los colocó en funciones administrativas gubernamentales o como candidatos a alcaldías.
Entonces; en el postchavismo en que ya estamos; la casi totalidad de la alta oficialidad activa de las FFAA de los últimos diez años, está en retiro. Primero, por el propio Chávez, la puntofijista y/o no-chavista; destacadamente los “militares de Altamira”; pero también, casi todos los “comacates”, insurgentes de febrero y noviembre de 1992. Varios centenares acaban de acudir ante el TSJ por su exclusión. Y, segundo, ahora, por Maduro, la oficialidad chavista dura. Lo que; permite sostener que ya estos militares de hoy no son chavistas; aunque tampoco puntofijistas. Sin que, por otra parte, sea pensable que son “maduristas”.Por ahora, son simplemente militares.
Con Maduro los militares tienen más poder que con Chávez: ¿Para qué golpe?
Sin embargo, el gobierno de Maduro, aunque no-chavista es más militar que el de Chávez. Entonces, los militares estaban subordinados, dependían de él. En el suyo actual, Maduro sin ascendiente sobre los oficiales, a pesar de que, tan antiprofesional e irresponsablemente como antes, a discreción, mensualmente incorpora a su gobierno; no tiene mando real. Aunque igual que antes y como resultado de como Chávez manejó los mecanismos internos poder para impedirlos; hoy en las FFAA no parecen existir vínculos ni liderazgos internos. El último líder militar reconocido fue Baduel. Sin embargo, aunque por lo visto cada quién por su lado; los militares tienen hoy más control, propio, a discreción, sobre “lo suyo” que antes. Este gobierno es más propiamente suyo que el anterior. ¿Para qué golpe?
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