Antonio Pérez
Llega la Navidad o solsticio de invierno, una fecha que tiene más jugo pitagórico que agrario, puesto que la naturaleza domesticada no se da por aludida, y es que no hay ningún producto de la tierra que experimente un cambio radical en este día (al menos en el hemisferio norte): el cerdo ya está destazado y embutido, las aceitunas en el lagar, los cereales duermen bajo los terrones, el ganado dormita y por todo ello no nos extraña que los antiguos se olvidaran de festejar estos días.
Sin embargo, puestos obligatoriamente a celebrar, en Nochebuena podemos conmemorar que, en tal día del año 1492, Cristóforo Colombo —en castellano, Cristóbal Palomo—, encalló en las Yndias la Santa María; con las cuatro tablas de la nao se construyó la primera ciudad colonial y allí abandonó a los 39 hombres sobrantes —primer Expediente de Regulación de Empleo americano—. Huelga añadir que todos ellos desaparecieron, quizá ajusticiados por los indígenas taínos del estupendo cacique Caonabó. Torpes y bárbaros, los marineros que se encerraron en lo que para unos fue la primera ciudad de la invasión y para otros un cuartel miserable —en su delirio militarista, Colón le llamó Fuerte de Navidad—.
Andando el tiempo, recordemos algunos hechos fechados en este día 24: en 1568, estalló en Las Alpujarras (Andalucía) la última gran rebelión morisca. En 1879, se abolió la esclavitud en Cuba y, en 1951, Libia consiguió independizarse de los sátrapas italianos.
Asimismo, el día 25, podemos recordar que fue en el año 350 cuando se celebró la Navidad por primera vez —antes del siglo IV, no existía festividad alguna sino que, el 6 de enero, se conmemoraban conjuntamente el nacimiento y el bautizo de Jesús alias el Cristo—. Y lamentaremos que, en este sacrosanto día pero del año 1979, murió el revolucionario alemán Rudi Dutschke —poco antes de Mayo del 68, sufrió un atentado que le dejó inválido—. El que lo entienda así, puede celebrar que también en este día pero en 1989, el presidente rumano Ceaucescu y su esposa Elena, fueron ejecutados bajo la acusación de genocidio (¿) Y, como remate, celebremos con reparos internacionalistas que, en 1991, desapareció aquel modelo de capitalismo de estado que fue llamado Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, aunque de socialistas tuvieran poco y de soviéticas, nada.
[Publicado originalmente en CNT, Valladolid, # 406, diciembre 2013]
Llega la Navidad o solsticio de invierno, una fecha que tiene más jugo pitagórico que agrario, puesto que la naturaleza domesticada no se da por aludida, y es que no hay ningún producto de la tierra que experimente un cambio radical en este día (al menos en el hemisferio norte): el cerdo ya está destazado y embutido, las aceitunas en el lagar, los cereales duermen bajo los terrones, el ganado dormita y por todo ello no nos extraña que los antiguos se olvidaran de festejar estos días.
Sin embargo, puestos obligatoriamente a celebrar, en Nochebuena podemos conmemorar que, en tal día del año 1492, Cristóforo Colombo —en castellano, Cristóbal Palomo—, encalló en las Yndias la Santa María; con las cuatro tablas de la nao se construyó la primera ciudad colonial y allí abandonó a los 39 hombres sobrantes —primer Expediente de Regulación de Empleo americano—. Huelga añadir que todos ellos desaparecieron, quizá ajusticiados por los indígenas taínos del estupendo cacique Caonabó. Torpes y bárbaros, los marineros que se encerraron en lo que para unos fue la primera ciudad de la invasión y para otros un cuartel miserable —en su delirio militarista, Colón le llamó Fuerte de Navidad—.
Andando el tiempo, recordemos algunos hechos fechados en este día 24: en 1568, estalló en Las Alpujarras (Andalucía) la última gran rebelión morisca. En 1879, se abolió la esclavitud en Cuba y, en 1951, Libia consiguió independizarse de los sátrapas italianos.
Asimismo, el día 25, podemos recordar que fue en el año 350 cuando se celebró la Navidad por primera vez —antes del siglo IV, no existía festividad alguna sino que, el 6 de enero, se conmemoraban conjuntamente el nacimiento y el bautizo de Jesús alias el Cristo—. Y lamentaremos que, en este sacrosanto día pero del año 1979, murió el revolucionario alemán Rudi Dutschke —poco antes de Mayo del 68, sufrió un atentado que le dejó inválido—. El que lo entienda así, puede celebrar que también en este día pero en 1989, el presidente rumano Ceaucescu y su esposa Elena, fueron ejecutados bajo la acusación de genocidio (¿) Y, como remate, celebremos con reparos internacionalistas que, en 1991, desapareció aquel modelo de capitalismo de estado que fue llamado Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, aunque de socialistas tuvieran poco y de soviéticas, nada.
[Publicado originalmente en CNT, Valladolid, # 406, diciembre 2013]
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