Rafael Iribarren
Consciencia nacional de la necesidad de una
reinstitucionalización del país
El pasado lunes 21, (EU), FEDEUNEP, federación sindical de
los empleados públicos hoy manejada por el chavismo, declaró solicitaría a
Maduro que, mediante la Habilitante, convocara una constituyente sindical; para
refundar el movimiento sindical; se entiende que el chavista; aunque obviamente
se refería, a todo el sindicalismo nacional. También comenzando la semana
pasada, circuló en las redes una comunicación de personalidades de oposición, a
la MUD; pidiéndole que se planteara convocar una constituyente; en este caso,
nacional. Las dos iniciativas, en intención y propósitos, cien por cien,
opuestas; sin embargo, en cuanto a lo que se supone que apuntan como sus
eventuales resultados; son exactamente la misma, en cuanto a su correspondencia
con la crisis nacional actual.
Dos constituyentes convocadas y a ser manejadas desde el
Poder
Ambas propuestas, la chavista y la puntofijista; primero, evidentemente,
resultan de la consciencia compartida, de que la crisis actual; en sus
dimensiones, sectorial-sindical; pero implícitamente nacional para la primera;
y explícitamente nacional, para la
segunda; no tiene salida sino mediante una refundación o una
reinstitucionalización; que solo es posible por la vía de un debate de fondo;
constituyente. Igualmente; y,segundo, coinciden en el carácter que, según, ha
de tener las constituyentes que proponen; aunque la una sectorial y la otra
nacional; y en la forma en que serían convocadas. Sindicalistas y
personalidades, promueven por igual que sean “constituyentes derivadas”; o sea,
pautado programadamente su contenido; controlados desde el Poder su desarrollo
y resultados; y, naturalmente, la que fuera en definitiva, convocadas por él. La diferencia entre que el
sindicalismo chavista se la pida a Maduro, para yá; con que se presente un
proyecto, a consciencia inviable, de solicitud al CNE actual, mediante
recolección de firmas, etcétera; no es tal, en la medida de que, al fin y al
cabo, la expectativa teórica es de que la constituyente propuesta por las
figuras puntofijistas, se concretaría
sería con otro presidente en Miraflores.
Dos propuestas de
constituyentes, polarizadas y polarizantes
Vale destacar que en los supuestos de que cualquiera de
ambas constituyentes que se habla de convocar, se realizara; una u otra,
naturalmente; la que fuera; sus resultados obviamente, serían exactamente
opuestos a los que hubiera tenido la que no se hubiera hecho. Con el efecto de
que la polarización actual; que es el epicentro del círculo de causación
acumulativa de la crisis nacional; se mantendría. Y, se profundizaría. La
polarización actual, que se expresa en ambas propuestas referidas de
convocatoria de constituyentes cualitativamente iguales, pero con propósitos,
irreconciliablemente opuestos; se repotenciaría; resultando, además,
constituyentemente legitimada.
La propuesta de un debate nacional no de una
constituyente
En mi escrito “CONSTITUYENTE NO, UN PROCESO CIUDADANO
CONSTITUYENTE” de junio pasado; verlo en
mi blog, “El blog de Rafael Iribarren” , o, por
rafaelsiribarrendice.blogspot.com; que contiene el desarrollo de mis
reflexiones sobre el tema, en la “Cátedra Pio Tamayo”; y mi posición y propuesta;
dije:
"Ni cambiando el gobierno ni con otra constituyente”
“La crisis nacional,
estructural, profunda, ciertamente no se resuelve con un simple cambio de
gobierno; con la eventual sustitución de este mal gobierno, por otro, según,
“bueno”; como el que han ofrecido la MUD y Capriles sería el que harían. Pero
tampoco, con una Constituyente como las más de treinta que hemos tenido,
incluidas las dos últimas de 1961 y 1999. Pues cabe preguntarse, sobre qué
sería lo que se quitaría de la constitución actual; y sobre qué, lo que se pondría en la nueva o
reformada; resultado de dicha Constituyente que promueven sectores de la
oposición; que por sí mismo, por ya no estar, y, por ahora sí estar en el nuevo
texto; sería clave para que el país avanzara hacia salir de la crisis en que
estamos y se profundiza inercialmente, hace ya tres largas décadas. Ni “la
institucionalidad” consagrada en la constitución del 61; ni la de la del 99;
como ninguna de las anteriores; sirvieron para impedir las variantes de
autoritarismo y las perversiones del ejercicio del poder; el desconocimiento y
la manipulación de sus contenidos; que durante sus cincuenta años de vigencia
se acumularon; sin nada que las impidiera”.
Mas adelante dije:
“Un proceso constituyente originario: primero el debate
ciudadano y luego la constitución”
“Hablamos de un “Proceso Ciudadano Constituyente”; cercano a
la idea de una “constituyente originaria”; negando expresamente la de la
“constituyente derivada”, como han sido todas las que tuvimos. Lo sustancial es
que se promueve de forma que no será
convocada desde el Poder; por ningún factor de poder de cualquier naturaleza o
signo. Según, la figura de la “constituyente originaria”, es de origen
napoleónico; en términos del discurso, de ”la revolución primero y luego
la constitución”; porque la constituyente
de la que resulte la constitución no deriva del poder existente; sino que es
“originaria”; resultado de la revolución que es su negación. Pero en nuestro
planteamiento, no está la idea de que hay que hacer la revolución para que haya
una nueva constituyente y una nueva constitución. Partimos es de que, antes de
“una constituyente”, quién en tal caso
debe estar “convocada”, es la gente, los
ciudadanos; todos los venezolanos, todos. No solamente algunos, según, “los
competentes”. El que está planteado en Venezuela, constituyente; primariamente
y de fondo, no es un debate académico; técnico-político. Es político. Sobre el
Poder; sobre el Poder y la gente. Por ello, lo que toca, es que todos los
venezolanos, se convoquen para SU debate, sobre el Poder; sobre cómo
bicentenariamente sin escampe se ha ejercido autoritariamente; y causando la
profunda crisis en que estamos. Para un debate libre, abierto, sobre quiénes y
cómo lo han ejercido; lo ejercen y pretenden ejercerlo. Por lo que obviamente,
no son quienes han estado ni los que están en él; quienes van a convocar y
promover una constituyente para debatir y eventualmente condicionar,
precisamente, quienes, porqué y como lo han de ejercer. Y, en tal caso, deben
seguirlo ejerciendo.
El sentido de “originario” que está implícito en la idea del
“Proceso Ciudadano Constituyente”; se refiere a que, primero haya el debate,
ciudadano, nacional, constituyente; para a partir de él, y luego, ir a la
constituyente; y, eventualmente a una nueva constitución. En una secuencia en
la que lo esencial, primero y prelativo, sea la movilización y el debate
ciudadanos; sobre los grandes problemas nacionales. Luego, el establecimiento
de las bases para una dinámica de consensuación ciudadana. Para finalmente,
mediante una constituyente bajo los dictados ciudadanos, y los aportes del caso
académicos y técnico-jurídicos ir a la formulación de una nueva constitución;
nueva o, como todas las anteriores, la existente modificada”.
Chavista y puntofijista, constituyentes igual, derivadas
Desde junio pasado cuando entregamos las reflexiones de las
que son extractos los supra; nada de fondo a cambiado que relativice su validez
actual. Solamente, que, si entonces, además de los núcleos de izquierda que en
la “Pio Tamayo”, planteamos una
constituyente originaria; era solo en las cúpulas puntofijistas donde se
hablaba de convocar su constituyente. Desde entonces a hoy, Maduro y otros
burócratas chavistas, en varias ocasiones han amenazado con la suya; y que
recientemente, el mencionado sector del sindicalismo chavista; el más numeroso
agrupado en FEDEUNEP; anuncia que propondrá su convocatoria. Vale reiterar, que
en todos los casos, se refieren a constituyentes derivadas; convocadas y con
partitura entregada desde el Poder. Que, demostradamente, para el país ir hacia
una salida a la crisis; no es la idea.
Rousseff, Bachelet y las FARC proponen constituyentes.
Yendo más allá al contexto continental; a una mayor escala y
una dimensión más profunda en la que la idea de la constituyente tiene un
sentido mayor; vale señalar que ella se está manejando bien ampliamente a nivel
continental; como salida a la crisis y/o a situaciones de crisis de las que
salir supone cambios importantes en las relaciones de Poder; que es de lo que
se trata. Aparte las reformas constitucionales parciales, hechas en varios
países latinoamericanos; Bolivia, Ecuador, Colombia; siempre en función de la
concentración de poder; de la reelección. En este momento la presidenta Rouseff
y la ex y futura presidenta Bachellet, de Brasil y Chile; hablan de una
constituyente, no solo de reformas. Y las FARC entre sus propuestas al gobierno
de Santos hacia concretar la paz; tienen
la de convocar una constituyente.
Si la propuesta de los septuagenarios guerrilleros
colombianos, parece obvia; las de las presidentas brasileira y chilena, a
primera vista, no; habida cuenta de los consistentes desarrollos
político-institucionales de sus países. Pero precisamente, tal aparente sin
sentido; solo aparente; de que las situaciones en sus países ameriten convocar
constituyentes; remarca lo inevitable de su promoción aquí en Venezuela.
Precisamente; pues a pesar de los desarrollos político-institucionales de esos
países, y de su relativa sintonía con las dinámicas socio-políticas; la maduración
e intensificación de éstas dinámicas; el desarrollo de la consciencia ciudadana
y del espíritu soberano ciudadano frente al Poder; determinan como insuficiente
la simple respuesta político-institucional convencional, consensuada entre
cúpulas, a su presión política, masiva, de base; en la calle.
Sin entrar a detallar la bien interesante propuesta de
constituyente de las FARC; ni las reformas que promueven en las relaciones de
Poder en Colombia; y sin que se trate de
situaciones iguales a las de Chile y Brasil; y tampoco a la nuestra venezolana;
salta a la vista que, si en esos países se justifica convocar constituyentes;
pues aquí en Venezuela, mil veces más.
Necesitamos un debate nacional hacia verdaderos consensos
ciudadanos
De acuerdo a los insertos arriba; comparto que aquí no es
suficiente ni pertinente, como algunos preconizan, convocar una constituyente;
como en Brasil o Chile. Sino el amplio y denso debate nacional ciudadano; que
caracterizamos como un PROCESO CONSTITUYENTE CIUDADANO; abierto, despolarizado;
autónomo ante cualquier factor de Poder; que en su desarrollo, y en tal caso,
apunte hacia una constituyente; y, en tal caso, a una nueva constitución. Pues,
lo que, desde hace varios decenios, caracteriza la conformación actual del
país; su crisis profunda e inercial en cualquier perspectiva; es el absoluto
desfase entre la realidad que se expresa en la intensa dinámica socio-política
cotidiana; y las estructuras político-institucionales, pervertidas igual desde
hace decenios. Caracterización ésta, que solo evolucionará a partir de
verdaderamente densos consensos ciudadanos, de base; no cupulares.
Caracas octubre de 2013
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