Rafael Iribarren
Corresponsabilidad neta de los profesionales venezolanos
en la crisis nacional
Es innecesario enumerar los aspectos, grados, áreas e
intensidades, de la crisis total que vivimos; sus costos y efectos; sus
consecuencias. Lo hacemos todos los días todos los venezolanos de todos los
sectores en todo el país. Es el tema; enumerativo; repetitivo; inútil, exasperante.
De tal forma que para introducir esta nota, es suficiente solo hacer
referencia, concreta, a la relación de los profesionales venezolanos en su
causación y desarrollo histórico; de la crisis;
en su profundización inercial actual y en perspectiva.
La crisis nacional, morfogenéticamente y en sus desarrollos
acumulativos actuales; se dinamizó y dinamiza con base a dos
interdeterminaciones constantes: una, la del ejercicio autoritario del Poder;
la otra, la del ejercicio cortesano de la profesión. Los niveles de desastre
total que la crisis presenta hoy, luego de quince años de autoritarismo
chavista, son obviamente superiores al acumulado de los veinticinco últimos de
autoritariosmo puntofijista. Pero resultando en esencia, su profundidad y dimensión
actuales, igual del ejercicio autoritario puntofjista del poder; la diferencia
es básicamente cuantitativa; de “modelo” y retórica. Hoy el deterioro acumulado
es superior; pero en buena parte, porque el de los últimos quince años, se suma
al de las últimas décadas de antes del 98. Sin que tampoco haya diferencias
significativas entre el cortesanismo profesional actual, en el chavismo; y el
que hubo en el puntofijismo. Los profesionales venezolanos, en general; tanto
por acción como por omisión; y frecuentemente alternativamente de ambas formas;
durante el lapso vital de dos generaciones hemos sido y somos co-responsables
netos de la crisis que vive el país. Y en perspectiva, lo seguiremos siendo en
su previsible proyección hacia el futuro. Más aún, y peor: somos, y según, la
tendencia, seguiremos siendo los
primeros responsables del deterioro y la precarización, !de nuestras propias
condiciones de vida y ejercicio profesional!.
-I-
El chavismo en su fase terminal
La coyuntura actual, un momento más en la secuencia dinámica
del país bajó la impronta del autoritarismo chavista; sin embargo presenta
aspectos nuevos, al menos con respecto a cómo ha sido su ejercicio durante los
últimos diez años. En todos los planos, hoy el chavismo y su régimen político,
viven una crisis total; terminal. Crisis que sin ser el tema analizar aquí en
detalle, la habría igual, en tal caso con variaciones no medulares, aunque
Chávez siguiera vivo. El gobierno no tiene manera, ni siquiera de frenar, menos
de resolver, la intensificación inercial del caos nacional. Ni las cúpulas y
burocracias chavistas, tienen forma de contener, ni siquiera temporalmente, la
implosión del chavismo como movimiento; ya en una desestructuración
incontenible; solo ralentizada mediante un clientelismo cada vez más costoso y
exigente; con una renta cada vez menos eficiente y comprometida. Y la retórica
de supuesta radicalización, hacia el “Estado comunal”; bajo la consigna
“comunas ya o nada”; cada vez mas inviable, vacía y decimonónicamente utopista.
Desprofesionalización y desnacionalización de la
contratación pública chavista.
A consciencia de la agudización de la crisis nacional, del
régimen y del movimiento chavistas; sus
cúpulas y burocracias, según, para ganar tiempo, priorizan preservar la base
del clientelismo interno; por encima del externo. Sin embargo, con costos y pagos
que hipotecando sin medida el futuro nacional, firman y ratifican centenares
convenios, en los que casi siempre se contempla la contratación a
trasnacionales de diferentes países, de grandes y costosos proyectos y obras.
No solamente sin justificación real, en función de la soberanía y los
verdaderos intereses nacionales; a contrapelo de la manipulación retórica pseudo-ideológica, pseudo-revolucionaria. Y
no solo sin garantía financiera; sino que son decididas al margen y en contra de los criterios de los técnicos y
profesionales nacionales; de profesionales y de empresas. La
desprofesionalización y desnacionalización del diseño, la contratación y la
ejecución de la mayoría de las obras asignadas a trasnacionales, desconociendo
la capacidad profesional y empresarial nacionales; se lleva al extremo de que
con frecuencia tales asignaciones,
siempre “a dedo”, se hacen, ni siquiera a consorcios especializados en el área;
sino a grandes operadoras financieras, verdaderos gestores trasnacionales. Para
al final, en la mayoría de los casos, concretar su ejecución mediante la
subcontratación, realmente una tercerización; de profesionales y empresas
nacionales competentes; que son quienes terminan haciendo el proyecto o la obra
del caso.
Entre las decenas o centenas de convenios de alcance total y
grandes contrataciones que a irresponsable marcha forzada y a espaldas del
país, las burocracias oficiales han
firmado en los cinco meses de presidencia de Maduro; vale destacar tres,
expresiones netas de la perversión desprofesionalizante y desnacionalizante, de
la gestión chavista. La contratación a la trasnacional portuguesa “Texeira y
Duarte” de la nueva autopista Caracas-La Guaira; la asignación y contratación
del llamado “Parque Hugo Chávez” al consorcio de diseño de arquitectura y
urbanismo del arquitecto ítalo-británico Richard Roger; y el otorgamiento,
recién ratificado , del “Mapa Nacional de Recursos minerales” a la empresa
china CITIC GROUP. Tres contrataciones
de varios miles de millones de dólares; que podrían y deberían ser hechas con
empresas y consorcios de profesionales venezolanos; que en definitiva,
subcontratados, serán quienes concreten la hechura y ejecución de los proyectos
y obras de que se trate. En tal caso, de requerirse, subcontratando tecnología
trasnacional.
-II-
El 8D no será un plebiscito. La campaña, un evento
despolarizado aunque vacío
Todo indica que la elecciones locales del 8D no será el
momento de polarización que las cúpulas de ambos ismos pretenden; la supuesta
“confrontación de dos modelos” o de dos liderazgos.. Ni, menos, el plebiscito
que Maduro por su parte y Capriles por la suya, han declarado que serán. Los
números son claros; (EU / 31.08); de 16.088 candidatos inscritos en todo el
país para 2.979 cargos locales; solo 5.584, el 33% son del GPP y la MUD.
10.504, 67% se lanzaron por su cuenta. Lo que indica que las municipales de
diciembre serán básicamente despolarizadas; más aún, antipolarizadas. Que solo,
en tal caso, la tercera o cuarta parte de los votos, en algún sentido, podrán
ser considerados plebiscitarios, por
Capriles o por Maduro. Según Juán Barreto, en unos 115 municipios van
candidatos a alcaldes chavistas disidentes. Para la alcaldía de Cumaná, por
ejemplo, van 7 chavistas. Y el PCV y PPT declararon que no votarán por unos 70
psuvistas, según, por corruptos. Será
inocultable, a pesar del fraude smartmatico del CNE que sí habrá; que la
inmensa mayoría de los venezolanos no se alinea ni como chavistas ni como
puntofijistas Revelador, por lo demás,
de que la conciencia política, ciudadana, que realmente hay en la subjetividad
nacional; existe un rechazo claro a las
manipulaciones polarizantes de los factores de poder. Y de que sí hay en las
comunidades condiciones para el impulso y desarrollo de verdaderos debates
ciudadanos; que pueden constituir, precisamente, el marco básico de verdaderos
consensos ciudadanos, soberanos, independientes del Poder.
La campañas de los candidatos, en general, serán igual que
siempre; promesas compromisos, denuncias; “visita casa por casa” “cara a cara”;
las fotos con la viejita, con el niño;
en un sancocho, bateando, bochando; etcétera. Ofrecerse como quién o quienes si
van a resolver tal o cual problema, que los otros no han resuelto ni
resolverán. En general nada o casi nada de contenido. Ni siquiera tendrá
verdadero contenido, la campaña de los candidatos de los ismos, los menos
pero que juegan a la polarización; del
PSUV y la MUD; que se venden como vinculados a uno u otro “modelo”; al de
Maduro o al de Capriles. Este, en campaña nacional promoviéndose en los 335
municipios; vendiendo la idea de que es por él por quién se vota al hacerlo por
el candidato de La MUD. Aquel, Maduro, vendiendo la de que los del PSUV son los
candidatos de la izquierda, de “la revolución” que él personifica; como
heredero de Chávez. Y de que su triunfo es la única contención posible contra
“la derecha” personificada en Capriles y PJ; y de frenar la supuesta inminente
“ofensiva imperialista contra la revolución”, que encabeza. Pero ni los unos ni
los otros a pesar de sus retóricas vacías; ni en general, los demás; irán a la cuestión de fondo, la realmente
determinante de la vida y la dinámica de la gente de los ciudadanos, de la
comunidad. Y del país. La cuestión de las relaciones de la gente con el Poder;
de la soberanía ciudadana, real, sobre lo público y su gestión. A nivel local,
regional y nacional.
La desprofesionalización de la gestión pública y el
ejercicio cortesano de la profesión
comienzan en los comandos de campaña
Los profesionales venezolanos, primero, somos ciudadanos; y,
aparte de serlo podemos tener una posición política o político-partidista.
Normalmente, en los procesos políticos y electorales, nos alineamos con una u
otra posición; lamentablemente, solo como electores, como posibles votantes; en
general, clientelarmente, como posibles futuros cortesanos del candidato que
esperamos o tratamos de que sea electo. La desprofesionalización de la gestión
pública en Venezuela tiene su matriz, o una de sus matrices, en esa adhesión
cortesana, oportunista, de los profesionales a un proyecto personal, grupal y/o
partidista electoral; cuyo eventual uso del poder, al nivel que sea; aunque
siempre con un discurso pretextualmente referido a los problemas de la gente;
estará orientado, primero, a mantenerse en él, y, luego optar a instancias más
altas. La orientación dominante de la gestión gubernamental en general a todo
nivel en Venezuela, es pre-electoral; en función o de la reelección, o, de la
candidatura a otra instancia electoral. La capacidad para desentrañar comprender y dar
respuesta, en su complejidad y alcances reales, a los problemas de la gente,
que los profesionales tenemos; en
general, es usada en las campañas acomodaticiamente, como elemento retórico,
según “programático”; y luego en el ejercicio del poder, como elemento de
legitimación formal técnico-jurídica; de cualquier autoritarismo o manipulación
en función de intereses personales o grupales, pre-electorales o crematísticos,
con frecuencia ajenos y hasta opuestos a la voluntad ciudadana y al interés
público. Así, los profesionales venezolanos somos corresponsables netos de la
desprofesionalización de la gestión pública desde los niveles locales hasta los
nacionales.
Convertir esta campaña en un debate constituyente
despolarizado sobre lo urbano, lo público, sobre la soberanía ciudadana
Pero las circunstancias concretas en que se dan estas
elecciones locales; además de luego de años postergadas, con la supuesta
confrontación de “modelos” en la que la mayoría de la gente no cree ni se
empata, a pesar de las manipulaciones, presiones y expectativas polarizantes;
permiten prever una dinámica ciudadana de base no-polarizada, mas movida que en
general las anteriores. Condiciones estas, que se desperdiciarán si su desarrollo
sigue los patrones convencionales de feria y retórica vacía que son las
campañas electorales. La arquitecto Xiomara Scovino, de Asopraes, apunta al
centro de la cuestión planteada, al señalar, (EU 22.09), que el reto más
importante es “… conservar el municipio y no dejarse neutralizar por el poder
central…”; aserto éste, que si la reconocida dirigente comunal,
circunstanciadamente refiere específicamente a la amenaza concreta y
supuestamente inminente del “Estado Comunal”, chavista; vale para cualquier
otra forma de autoritarismo, de centralización y concentración del poder del
signo que sea negador, de hecho, aunque sea guardando la forma, de la soberanía
ciudadana. Porque, tal lucha por conservar el municipio; no solo en los mas estructurados y activos comunalmente;
sino en general; podrá concretarse, en la medida de que la soberana
beligerancia ciudadana se active mas allá de lo electoral y candidatural; que
se active despolarizadamente inteligente, lúcida, y apunte al fondo, a la
estructura profunda de de los problemas urbanos, urbano-ambientales; de lo
público y de la gestión pública. Sobre la soberanía ciudadana. Y
precisamente en esto, a los
profesionales toca un papel mucho más comprometido que el de simple elector o
activista de una candidatura; de la que sea; que el de miembro de un comando o
equipo de campaña cuyo aporte llega hasta los “lineamientos programáticos”,
papeles específicos o genéricos para la eventual gestión del candidato que
apoya. Papeles que luego son manipulados o simplemente ignorados, ya en el
ejercicio del poder, a la hora de tomar decisiones que afectan los intereses de
la gente.
A los profesionales venezolanos, de cualquier posición
política e ideológica; de cualquier área; se nos ofrece la ocasión de aportar
activamente a que las próximas elecciones municipales del 8D se conviertan en
un verdadero debate ciudadano; de hecho, un proceso constituyente, básicamente
local; pero inevitablemente enmarcado en lo
regional-nacional; sobre la estructura profunda, real, de los problemas
urbanos ciudadanos; de la identificación y el reconocimiento de lo público; de
la soberanía ciudadana sobre la gestión pública; en todas las áreas y a todo
nivel y escala.
-III-
Universidades, aunque solas; un triunfo de la
inteligencia sobre el Poder
El paro general de actividades en la última confrontación de
las universidades autónomas con el fascistizante régimen autoritario chavista, fue suspendido,
luego de una consulta a los profesores; y con la disposición estudiantil en el
mismo sentido. Buena parte de las reivindicaciones de todos los sectores fueron
logradas; junto al importante logro político de haber forzado al gobierno a
aceptar la legitimidad de los gremios docentes universitarios, de la FAPUV y
las AP; a los que como punto ”estratégico”, supuestamente doctrinario,
pretendía, y pretende, desconocer. Fue un triunfo de la inteligencia sobre el
Poder; de las universidades, de los civiles, del pluralismo, sobre el
militarismo autoritario homogenizante chavista. Un triunfo importante, aunque
puntual y parcial en lo político, junto al gremial general; que puso de bulto
la profunda debilidad e inconsistencia políticas, del autoritarismo chavista;
la profunda crisis en que está. Frente al impulso de la calidad, de la
inteligencia y la moral universitaria, fácticamente desarmada, cierto; y
dispersa y sola, sin apoyo externo a las universidades mismas, ciertamente;
pero inmenso, inalcanzablemente superior al oscuro y super-armado poder fáctico
que la acosa en todas las forma de que
dispone.
Pero la cuestión de fondo de la universidad venezolana, de
todas, autónomas y no autónomas; del sistema universitario como conjunto, sigue
planteada como antes del conflicto. Realmente, es ahora cuando está planteada
como tal; ahora, no solo como marco referencial del conflicto reivindicativo,
que fue inmediata y circunstancialmente prioritario; sino como el punto primero
de la agenda política de las universidades. De las universidades, sí, aunque no
solo de los universitarios, profesores, estudiantes, empleados y trabajadores
actuales; sino de todos los profesionales venezolanos.
El problema de fondo de la universidad es político, de
poder; no está resuelto. No es de ahora con el chavismo; igual fue con el
puntofijismo
La manipulación gubernamental de lo presupuestario y
financiero, junto a la presión administrativa y técnico-jurídica; y terrorista;
aunque en el marco de la retórica pseudo-ideológica vacía e incoherente, con
que el MEU ha manejado su acción hacia las universidades autónomas; ha presentado
las luchas universitarias, como, casi única y determinantemente,
reivindicativas, económicas. Una imagen falsa inducida a partir de la justa,
inevitable y urgente prioridad que para los universitarios en general, y
particularmente para los docentes y empleados, han tenido y tienen los
necesarios ajustes económicos reaccionariamente retrasados de años; y a los que
tienen derecho. Pero en los universitarios en general hay conciencia de que el
problema de fondo de la universidad es
esencialmente político. Político, y no solo ni principalmente; aunque sí en lo
inmediato; en cuanto a su enfrentamiento con el autoritarismo chavista que
pretende eliminar totalmente la autonomía, municipalizar y militarizar los
estudios del tercer nivel.
La crisis de la universidad autónoma venezolana no es ahora
con el chavismo que se plantea. Y bien vistas
las cosas, ni siquiera ahora es más aguda que anteriormente en el
puntofijismo. Viene desde el decreto autonómico con que el presidente Sanabria
madrugó, contra su voluntad a las cúpulas partidistas y factores de poder en
1958. Luego, sigue, cuando durante tres gobiernos, fue reprimida
permanentemente; ocupada militarmente en dos ocasiones; y sometida
continuadamente a constantes restricciones y cercenamiento de su autonomía y
posibilidades de autosustentación financiera. La cuestión de fondo de las
universidades venezolanas; de las autónomas y la no autónomas; la crisis de
universidad venezolana, es absolutamente política; de poder. Se centra en la
absoluta precariedad e indefensión fáctica y política en que está y siempre ha
estado frente al Poder; que siempre la acosado y le ha negado la independencia
financiera. Ello en el marco de una sociedad carente de verdadera
institucionalidad y de opinión pública; dispersa, sin capacidad, sin
contrapoder ciudadano, para confrontar y frenar el Poder; del que la
universidad ha dependido y depende
financiera y económicamente ciento por ciento. Como siempre ha sido; e igual
fue ahora en esta última confrontación
con el gobierno; la universidades han estado y están solas; sin apoyo, del
conjunto de la sociedad nacional; ni siquiera de sus mismos egresados.
Autonomía y autosuficiencia financiera para todas las
universidades. Oportunidad real para todos de una formación universitaria de la
más alta calidad. Democratización interna de todas las universidades.
El contenido político de la crisis universitaria tiene tres
dimensiones: 1.- su estado de total indefensión y precariedad frente al Poder
del que, pese a su autonomía, depende absolutamente; al carecer totalmente de
independencia financiera y al cercenamiento de que ha sido objeto de cualquier
posibilidad de autofinanciarse; 2.- su
relación orgánica con el conjunto y las partes de la sociedad nacional; a
niveles sociales y sociopolíticos, e institucionales y
político-administrativos, locales, regionales y nacionales; 3.- la dinámica
interna de sus rígidas y obsoletas estructuras académicas, docentes y
administrativas; en función, en lo cuantitativo, de la demanda nacional de
formación profesional y técnica; y en lo cualitativo, de insertarse en las más
avanzadas tendencias del desarrollo de la creatividad y del conocimiento humano. Esto planteado con
respecto a todas las universidades del país sin excepción; junto a las autónomas,
incluyendo las experimentales oficiales, las privadas; y los institutos
universitarios de todo nivel. Naturalmente que no debe seguir siendo que haya
universidades autónomas mientras la mayoría no lo son. Pero la respuesta a esta
incoherencia no es la que plantea el autoritarismo chavista, y que en concreto,
practicó, el autoritarismo puntofijista: quitarle o encogerle la autonomía a
las que la tienen y no dársela a las nuevas. La respuesta es que todo centro de
educación y formación universitaria; todo centro de activación de la
inteligencia y la creatividad, de ejercicio libre del pensamiento, sea autónomo
política administrativa y docentemente; y financieramente. Dicho en otros
términos: que se refuerce la autonomía de las que la tienen y que se le otorgue
a las que no. En función de ello es que se plantean el debate y la movilización
despolarizada que toca hoy
Ni el modelo chavista ni el modelo puntofijista. Hacia
una constituyente universitaria en que los venezolanos debatamos y decidamos sobre
las universidades que queremos
La crisis universitaria nacional, no tiene la salida
tradicional de alguna variante de consenso entre cúpulas y factores de poder;
sean cuales sean. Tampoco mediante la expansión y consolidación del “modelo”
chavista; ni la preservación del puntofijista.
De ella se saldrá solo mediante un amplio, abierto y profundo debate
nacional, constituyente, en el que participe toda la sociedad venezolana. Se
trata de los centros de inteligencia y creatividad nacionales; de todos los
venezolanos Un debate nacional, en el que participen o haya condiciones para la
participación concreta, real, de todos los venezolanos, particularmente de los
sectores profesionales y técnicos; de los egresados. No se trata, como se
escucha con frecuencia, ni de definir “el modelo” ni de establecer “qué
universidad queremos”. A nadie en particular n específicamente, “toca” definir
el modelo ni la universidad que hay que querer. Eso le toca a la gente; a los
ciudadanos; a los profesionales; a los millones cuyo presente y cuyo futuro
está hoy y estará mañana, de todas las
formas posibles, determinados por lo que sucede y siga sucediendo con la
universidad venezolana.
Caracas octubre 2013
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