Minerva
Hoy fui testigo de uno de los tantos actos de ira que he
presenciado desde que llegue al país, hace aproximadamente un mes. Sucedió
aproximadamente a las 8:30am en uno de los vagones del Metro de Caracas, en la
estación La Hoyada. Un señor se montó y comenzó a pedir dinero, como ya es
habitual, explicaba que tenía leucemia y que no podía trabajar. “Miren mi brazo
izquierdo, tengo una vía y desde anoche no he comido”, indicaba. En ese
instante, un militar que estaba sentado le dio dinero y le dijo que se
dirigiera a Miraflores, que ahí le iban a solucionar, porque esta revolución si
servía y sentenció- grito- provocó en todo el vagón: “Y a mí no me importa si
aquí hay escuálidos, me saben a mierda”. Con ese modo salvaje y ofensivo era
inevitable que alguien se quedara callado. Un señor, que estaba de pie agarrado
de una de las barras del vagón le dijo que respetara, que aquí en este país la
gente podía pensar distinto. El militar se levantó, comenzó a manotear mientras
se acercaba al señor, y gritó que le sabía a mierda, que el si se metía en el
barrio. El señor le contestó: “¿Y tú qué crees que yo vivo en el Country Club?,
yo también vivo en un barrio”. El militar más agresivo le dijo: “Mientras tú
vives cagado en tu rancho, yo estoy en el barrio protegiendo”. Me pregunto ¿eso
es un argumento para insultar? Si eso es proteger, ¿qué será agresión? Un tipo
que ni siquiera respeta lo que representa el uniforme, ¿merece portarlo?
Y para dar más muestras de ignorancia, como si no fuesen
suficiente la explosión de groserías, el militar añadió: “¿Acaso el Metro donde
estas montado lo hizo Capriles?” (Insinuando que lo había hecho Chávez) Y el
otro respondió: “Tampoco lo hizo Chávez”.
El militar siguió insultando y todos en el vagón estábamos
sorprendidos de lo que estaba pasando pero no alzamos nuestra voz y defendimos
al señor. Sentí miedo. Porque sé que si el militar hubiese tenido un arma la
hubiese sacado para dominar más o para hacer física su ira. Cuando salimos otro
hombre le comenta al Señor que ese no era ningún militar que era de la milicia
(como justificando) y a la vez añadió: “No vaya a pensar que soy chavista, solo
le digo”.
Bien, todo esto sucedió en solo UNA estación, porque luego
todos nos bajamos en Capitolio. Pero la rabia que dejó este “militar” en el
ambiente fue tremenda. Y lo coloco en mi lista de los episodios que me impiden identificarme con
esta Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.