Centro Internacional de Salud “La Pradera”, en el reparto Siboney de La Habana. |
Por Uberto Mario*
Durante los cinco años que
permanecí en en Venezuela, el periodismo me sirvió para seguir tras el
rastro de numerosos delincuentes que protegidos por una guayabera y una bata
blanca se escudaban para hacer sus fechorías, y cocinar el más suculento caldo
de corrupción de las misiones médicas cubanas en el extranjero.
Miles de profesionales de la salud han sido enviados a
Venezuela desde que la primera Misión Médica Cubana desembarcó en ese país el
16 de diciembre de 1999. Solo en el programa de la Misión Barrio Adentro se
calculan en 100 mil los cubanos que han prestado sus servicios en tierras
venezolanas. Pero lo cierto es que durante todos estos años, además de
proponerse dirigir a los que están haciendo el trabajo de campo y “salvando”
vidas humanas, los responsables de estas comitivas han robado a izquierda y
derecha aprovechando su escalón al más alto o mediano nivel.
Unos han sobrevivido y todavía se mantienen vivos
laboralmente hablando; otros han corrido peor suerte y ya ni una Duralgina
pueden recetar en la isla.
Si cierto es que ha habido en este tiempo muchos dirigentes
corruptos en las misiones médicas, también es justo decir que por allí han
pasado hombres y mujeres honrados. Pero lamentablemente la mafia no se hizo
para honestos y sencillos.
Una maleta llena de dólares
Ese fue el caso del doctor Luis Acao Francois, un
camagüeyano que asumió la candela de llegar a Venezuela en pleno apogeo de la
tragedia de Vargas, asolada por deslaves, constantes aguaceros y
derrumbes. Vino maleta en mano -llena de
dólares- para pagarle a los cooperantes y no desvió ni un solo centavo. En
aquellos primeros meses y hasta que Acao terminó su misión como jefe, Cuba no
tenía bancos ni chequeras para pagarle a los colaboradores, y el negro Acao se
portó con una honradez a toda prueba desde que aterrizó en el país.
Fue la única etapa de la colaboración médica en Venezuela en
la que la inteligencia cubana tuvo acceso a monitorear cada centavo de los
gastos, tarea que después que llegó el relevo del médico camagüeyano quedó en
manos de ladrones y delincuentes, con el visto bueno del Ministro de Salud
Pública, José Ramón Balaguer.
En sustitución del doctor Acao fue designado Aldo de Jesús
Hernández, quien llegó a Venezuela el 22 de diciembre del 2002, cuando ya
habían pasado los oscuros días de abril y el país entraba en una lucha frontal
entre chavistas y opositores. Los cooperantes cubanos llegaban entonces de a
miles.
Tras el recibimiento, la primera noche se produjo la
presentación y el encuentro de Hernández con el grupo operativo en Venezuela:
el mayor Amado Hernández Iturruaga, jefe de la misión médica cubana; el coronel
Tomás Rodríguez. alias Ariel, oficial centro de la Embajada cubana y
actualmente en Miraflores; y quien suscribe estas líneas. Conocíamos ya el
expediente del designado, quien venía de dirigir Salud Pública en la Isla de la
Juventud.
Pacotilla rumbo a Cuba
Bastó una semana para que empezaran a manifestarse los rasgos de autosuficiencia, demagogia y
poca relación con los casi cuatro mil médicos cubanos que ya estaban por 16
estados venezolanos. No había pasado un mes cuando lo sorprendimos enviando un
cargamento de “pacotilla”, aún sin haber cobrado el primer sueldo, y después de
haberle dicho a sus compatriotas que estaban en pie de guerra, que por el
momento no habría sueldo y teníamos que resisitir y trabajar mejor cada día.
Ahí comenzamos a monitorearlo de cerca, porque Hernández
había viajado a Caracas a vivir y trabajar como dentista en la Universidad
Marítima del Caribe, en el estado Vargas (residencia permanente de la
inteligencia cubana), junto a Nancy García Vera, hermana de la otrora poderosa
Yadira García Vera, ex ministra de la Industria Básica y miembro del Buró
Político. (Por cierto, les cuento que las dos hermanas fueron nacionalizadas en
Pinar del Rio, pues nacieron en Venezuela, Nancy en Caracas, en 1953, y Yadira
en Maracaibo, en 1955).
Con el arribo de Nancy García, Aldo Hernández podía robar
sin miramientos. Desde La Habana, su madrina Yadira podía levantar el teléfono
y con una llamadita al embajador en Venezuela, Germán Sánchez Otero, resolvía
un vuelo fletado de Aerocaribbean cada 45 días, cargadito de pacotilla para la
familia García Vera y los Hernández en la Isla de la Juventud. El cargamento salía por la Rampa 4 en
Maiquetía.
Descubierta la malversación, la respuesta me la dio Raúl
García, un viejo comunista que fungió por años como Cónsul General de Cuba en
Caracas. Estaba yo en la oficina de control de la Embajada cubana y de pronto
me llamaron al despacho de Sánchez Otero para llamarme la atención.
Fichas intocables
Así habló Raúl García: “Oye, periodista, no cuestiones más
al embajador en eso de que solo resuelve a sus socios, y envía equipos
electrónicos, medicinas y bicicletas a sus amigos del Comité Central, y mucho
menos que el compañero Balaguer también recibe regalos desde acá. Y tampoco
informes más de que un avión viene exclusivamente a eso, que eso a ti no te
importa, Lo tuyo es trabajar y monitorear a los médicos, no a nosotros. Si
Germán se entera te manda para Cuba y se te jode estar aquí en la buena vida…”
Quince días después, Raúl García fue sustituido. Unos meses
más tarde, Aldo de Jesús Hernández fue destituido y enviado a La Habana.
¿Razones? Por corrupto y mal ejemplo. Balaguer y Yadira siguieron en sus cargos,
porque hay niveles y niveles en el régimen cubano. Balaguer es de los
dirigentes históricos intocables. Yadira cayó en septiembre del 2010,
involucrada en una trama de desfalcos e irregularidades en el sector de la
Industria Básica.
El negocio de La Pradera
Dentro del famoso y cuestionado convenio de colaboración de
salud entre Caracas y la Habana existe un acápite que se mantiene desde abril
del 2001: el envío de enfermos venezolanos (principalmente los más pobres) a
tratarse en el Centro Internacional de Salud “La Pradera”, en el reparto
Siboney, en La Habana, y también en varios hospitales capitalinos, habilitados
para este tipo de atención.
Era una misión de primer nivel, atendida personalmente cada
viernes en la madrugada por Fidel Castro antes de su enfermedad del 2006. Puedo
hablar en detalles pues tuve que trabajar viernes por viernes, entre el 2001 y el 2003, y con responsabilidad secreta
en este proceso.
Estos viajes de pacientes venezolanos a La Habana se hacían
en el avión personal de Fidel Castro, con su tripulación encargada, lo que da
una dimensión de la importancia que tomó este asunto.
Los pacientes se elegían en trabajo de terreno hecho por los
médicos colaboradores en cada municipio o estado de Venezuela. Tras la
selección, los casos eran enviados a Miraflores para su evaluación y luego
viajaban a La Habana.
Pero como todo, llegaron los cubanos vivos, más negociantes,
y comenzaron a lucrar con este privilegio que el gobierno de La Habana concedía
a los enfermos venezolanos. Y fue así que comenzaron a venderse los cupos para
el viaje a Cuba.
¿Quiénes promovieron estas ventas? No fueron nuestros
médicos colaboradores, quienes se esforzaban desafiando las dificultades en los
lugares más recónditos del país. Fueron los propios encargados de esta misión
por la parte cubana en Miraflores: el
doctor Rafael García Portela, jefe de la oficina de control de envío de
enfermos a La Pradera, y su colega, Frank Díaz, así como sus respectivas
esposas.
Estos delincuentes de guayabera comenzaron a operar allí
mismo en el Palacio Presidencial, vendiendo las plazas para viajar a tratarse
en La Habana por $2,000 y hasta en $3,000 dólares. Los beneficiados eran
familiares de dirigentes chavistas y la mediana burguesía, chavista o no
chavista.
Cuando nos percatamos de esas tropelías tras revisar
historias clinicas, nombres y origen social de los pacientes, los oficiales
encargados descubrimos enseguida que hasta nombres falsos y trámites ilegales
se habían usado en este proyecto. En una reunión de coordinación enviamos un
informe a Hugo Chávez, quien de inmediato consultó con su mentor y patrocinador
del proyecto, Fidel Castro. Pasaba el tiempo sin ver resultados ni aclaraciones
sobre por qué algunos ricos podían montarse en el avión con turnos vendidos por
los mafiosos de Miraflores.
Con el padre de Chávez
La verdad es que con esos $3,000 dolares también se mojaban
los encargados de “La Pradera”, los dirigentes corruptos del Ministerio de
Salud Pública (MINSAP) y hasta funcionarios del Comité Central que atendían la
actividad. Cuando los “bombazos” sobre el idealizado plan de salud para pobres
venezolanos comenzaron a sonar en la Plaza de la Revolución, a Fidel Castro le
echaron otro cuento y todo se engavetó.
Siento la satisfacción de haber luchado contra la corrupción
cubana en Venezuela y me quedé con esa espina clavada. Un día visitando al
padre del difunto Hugo Chávez en su despacho,
a solas con él, le conté lo que estaba sucediendo con este proyecto de
salud para que le dejara saber a su hijo. Le dije que no eran los pobres los
que se estaban beneficiando de esta iniciativa e incluso le dejé un informe por
escrito.
Y felizmente Hugo de los Reyes Chávez se lo informó a su
hijo y fue así que muchos de los delincuentes cubanos fueron destituidos. Tras
las investigaciones y denuncias generadas supe que el negocio se generaba en el
Departamento de Estadísticas de “La Pradera”. De eso puede dar fe Lionila
Fernández, jefa de Estadísticas de la instalación y oficial corrupta, quien
manejaba el negocio de los turnos desde La Habana.
Pero hay mucho más en la viña del Señor. El MINSAP tiene un
Departamento de Colaboración que se encarga precisamente del reclutamiento de
médicos, dentistas y enfermeros cubanos para el cumplimiento de misiones en el
exterior.
Por ahí han pasado infinidad de jefes, sustituidos con
sospechosa frecuencia. Los motivos saltan a la vista. El negocio de la venta de
misiones está en las más altas esferas del MINSAP, porque no todos los trabajadores
de la salud de Cuba califican para ir al exterior, y hay lugares codiciados
donde cumplir la encomienda.
Va a parecer insólita la pregunta que voy a dejar en el
aire, pero habrá testigos que no se sorprenderán con ella: ¿Cuánto cuesta en
dólares salir de Cuba a cumplir misión para la que no te habrían elegido? Estoy
seguro de que habrá numerosos colaboradores que podrán responderla.
*Periodista radial y ex agente de la inteligencia
cubana bajo el alias de “Marcos”. Fue
captado por el MININT en febrero de 1987, labor que desarrolló hasta su
deserción en el 2003. Actualmente reside en Miami.
Extraido de http://cafefuerte.com/cuba/7547-mision-medica-en-venezuela-las-praderas-de-la-corrupcion-cubana/
Extraido de http://cafefuerte.com/cuba/7547-mision-medica-en-venezuela-las-praderas-de-la-corrupcion-cubana/
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