Carlos Solero
Hace cuarenta años, el 11 de setiembre, las fuerzas armadas de Chile derrocaron con un golpe de Estado al presidente Salvador Allende. Rápidamente los militares procedieron a incendiar el Palacio de la Moneda en el que el médico socialista junto a un reducido grupo de hombres de confianza resistía el levantamiento de clara inspiración fascista.
Hace cuarenta años, el 11 de setiembre, las fuerzas armadas de Chile derrocaron con un golpe de Estado al presidente Salvador Allende. Rápidamente los militares procedieron a incendiar el Palacio de la Moneda en el que el médico socialista junto a un reducido grupo de hombres de confianza resistía el levantamiento de clara inspiración fascista.
Instigado por el departamento de Estado norteamericano a
cargo de Henry Kissinger y la compañía, el golpe contó con el financiamiento de
la ITT, fue una clara expresión de la política desplegada por Richard Nixon, el
presidente de EEUU, que poco después caería por el caso de espionaje Watergate.
Los militares golpistas iniciaron las redadas de militantes
y luchadores sociales a quienes encerraron en el estadio Nacional de Fútbol de
Santiago, que usarían como centro de detención, torturas y exterminio. El
terrorismo de Estado y la Doctrina de la Seguridad Nacional, gestados en la Escuela
de las Américas, donde se entrenó a los militares de todo el continente se puso
en marcha de modo sistemático. En Argentina, el 20 de junio de 1973 se perpetró
la masacre de Ezeiza, el día del retorno del general Juan Domingo Perón, quien
recibió a Augusto Pinochet de general a general. Meses antes, Salvador Allende
presenció la asunción al gobierno de Héctor Cámpora. Los tiempos habían
cambiado.
En Latinoamérica se iban expandiendo las dictaduras
cívico?militares: Paraguay con Stroessner, Brasil con los
"modernizadores" uniformados de 1964, Uruguay con Bordaberry que dio
un autogolpe, en Bolivia reinaba Banzer.
El terrorismo de Estado iba abriendo brecha para la
instauración del neoliberalismo, ideado por Von Hayek en Europa y en América
del Norte por Milton Friedman.
El llamado "experimento Chile" fue inicio de la
aplicación de políticas de desregulación, flexibilización y precarización
laboral aprovechando la indefensión de la población como resultado de la
política del terror de la dictadura.
A cuatro décadas no podemos dejar de evocar estos hechos
siniestros que sembraron los gérmenes de muchos de los flagelos presentes y
recordar las últimas palabras públicas de Allende: "Más temprano que tarde
volverán a caminar los hombres libres que construirán una sociedad mejor".
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