Jesús Torrealba
A Milagros no la mataron sólo las dos jóvenes
mujeres...."autores materiales".... Los "autores intelectuales”
y quienes realmente la mataron fueron los que la obligaron a trabajar en esas
condiciones indignas e inseguras.
A Milagros no la mataron sólo las dos jóvenes mujeres que
(presumiblemente bajo los efectos de sustancias alucinógenas) la molieron a
golpes y le clavaron una aguja en el pecho. Ellas fueron (“presuntamente”) solo
las autoras materiales del crimen. A Milagros la mataron también todos los que
la obligaron a trabajar en esas condiciones indignas e inseguras.
La Maternidad Concepción Palacios (MCP) fue durante décadas
un centro de referencia nacional e internacional. Allí estaban los mejores
equipos y los más calificados especialistas.
En Mayo de 2010 una enfermera de la Maternidad Concepción
Palacios fue insultada, acosada y físicamente agredida por varios sujetos. Todo
eso ocurrió en pleno pasillo de la planta baja de ese centro asistencial, en
presencia de decenas de testigos, trabajadores y trabajadoras, que también
fueron agredidos o amenazados. Los autores de la salvajada (hombres altos,
fornidos, implacables) no se conformaron con lanzar al suelo a la mujer, sino
que la halaron por los cabellos y la arrastraron por el piso sin misericordia
alguna, y a rastras la sacaron del centro de salud hasta que en la calle la
metieron en un vehículo, que luego emprendió veloz carrera.
Esa enfermera se llama Laura Vaamonde, para la fecha
secretaria ejecutiva del Sindicato de Hospitales y Clínicas, y los
perpetradores de la agresión eran efectivos de un cuerpo policial. Laura, en su
condición de representante de los trabajadores, lideraba una protesta que
exigía la cancelación de obligaciones contractuales, denunciaba el deterioro de
las instalaciones y reclamaba más seguridad para sus compañeros de trabajo,
expuestos a constantes agresiones del hampa. Laura fue hecha presa, le
prohibieron el acceso a la Maternidad Concepción Palacios y la jubilaron de
manera irregular. El gobierno continuó ignorando los reclamos de enfermeras,
médicos y pacientes. El maltrato laboral, el deterioro de la infraestructura y
la inseguridad continuaron.
Los que mataron a Milagros
Es en ese marco de violencia institucional, violencia policial
y violencia hamponil en que se produce una nueva y brutal agresión el pasado 12
de agosto de 2013, agresión que esta vez ocasionó la muerte de Milagros Franco,
enfermera, madre de tres hijos, dos de ellos discapacitados. Estemos claros:
Milagros no fue asesinada “por casualidad”, “por accidente”, “porque tuvo mala
suerte” o, como suele decir la gente ante la fatalidad de la muerte, “porque le
tocaba”. Milagros fue asesinada porque trabajaba sin protección en un sitio de
alto riesgo, un lugar en el que cuando lo trabajadores reclaman seguridad y
trato digno reciben agresiones como aquella de que fue objeto Laura Vaamonde.
A Milagros no la mataron sólo las dos jóvenes mujeres que
(presumiblemente bajo los efectos de sustancias alucinógenas) la molieron a golpes
y le clavaron una aguja en el pecho. Ellas fueron (“presuntamente”) solo las
autoras materiales del crimen. A Milagros la mataron también todos los que la
obligaron a trabajar en esas condiciones indignas e inseguras. Las presuntas
asesinas de Milagros tenían más de mes y medio a la espera de ser ligadas, es
decir, tenían 45 días merodeando por el centro asistencial y molestando a las
enfermeras y demás trabajadores, porque la sencilla operación que debían
realizarse era retrasada constantemente por motivos diversos. Una vez agredida,
Milagros pasó días agonizando en un servicio de terapia intensiva que, según
sus compañeras de trabajo, no reunía las condiciones ni los equipos necesarios
para salvarle la vida.
Colapso centralizado
La Maternidad Concepción
Palacios (MCP) fue durante décadas un centro de referencia nacional e
internacional. Allí estaban los mejores equipos y los más calificados
especialistas. Cuando en la Caracas de hace 30 años se presentaba una
emergencia en un parto complicado en el quirófano de cualquiera de las clínicas
más prestigiosas y costosas de la capital, la paciente era colocada en una
ambulancia y llevada a la MCP, en la certeza de que allí recibiría las
atenciones y cuidados necesarios para salvar la vida de la madre y de la
criatura. Para entonces, la Maternidad que lleva el nombre de la madre del
Libertador era un hospital MUNICIPAL, dependiente del Concejo Municipal del
entonces Distrito Federal.
A pesar de la que la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela establece y manda que el sistema de salud de nuestro
país debe ser DESCENTRALIZADO, durante los últimos 14 años se ha producido una
RECENTRALIZACIÓN del sistema público asistencial. Esta dinámica no solo es
inconstitucional, sino que además ha atentado contra la calidad del servicio.
Cuando dependían de gobernaciones y municipios los hospitales enfrentaban
problemas laborales y de dotación, claro está, pero funcionaban, y muchos
incluso funcionaban muy bien, como era el caso de la Maternidad Concepción Palacios.
Esos mismos hospitales, ahora dependientes del Gobierno Nacional, no solo están
colapsados por deficiencias en infraestructura, por falta de insumos o escasez
de personal, sino que son escenarios frecuentes de atracos como el que
recientemente ocurrió en el Hospital Vargas, o de homicidios como el que acaba
de ser perpetrado en la Maternidad.
El país que debemos cambiar
De sus 51 años de edad, Milagros Franco pasó 25 ejerciendo
la enfermería. Dicho de otra manera, de cada dos segundos de su vida, uno fue
dedicado a servir a los demás. A pesar de ello, en vez de tener la existencia
segura, tranquila y agradable que un servidor público de tanto mérito merece,
Milagros se veía obligada por la realidad económica a luchar duramente para
mantener a sus tres hijos, dos de ellos con requerimientos especiales, viajando
diariamente desde los Valles del Tuy hasta su sitio de trabajo. Y allí, en su
sitio de trabajo, en vez de respeto, seguridad y gratificación, encontró una
muerte atroz, injusta, violenta.
Que nadie se engañe. Las dos mujeres que agredieron a esta
dama no son las únicas culpables. Quizá alguien versado en leyes podría afirmar
que “autores intelectuales” o “cooperadores necesarios del crimen” podría
denominarse a quienes contribuyeron a que existieran las terribles condiciones
que hicieron posible el abominable crimen. Los mismos que según el Dr. Jesús
Méndez Quijada, médico venezolano que durante décadas trabajo en la Maternidad,
son los responsables de que ese centro asistencial tenga 56 meses sin terapia
intensiva neonatal, los mismos culpables de que (según cifras dadas por este
mismo galeno) en nuestro país cada 90 minutos fallece un bebé por causas
vinculadas a una atención deficiente.
Ese es el país que hay que cambiar. Lo demás es politiquería
y cuento. ¡Palante!
Radar de los Barrios / Jesús Chuo Torrealba / Twitter:
@chuotorrealba
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