Redacción
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Si un autor actual se ha convertido en referencia para la teoría anarquista
contemporánea es D.G., con obras como En deuda: una historia alternativa de
la economía, Fragmentos de antropología anarquista y The democracy proyect (aún no
publicada en español). Por ello, es de interés oír sus opiniones sobre el
panorama económico del mundo de hoy, los movimientos sociales, la izquierda. Al
respecto, tomaremos sus reflexiones sobre esos temas desde dos entrevistas
recientes: una con Philip Pilkington
(www.taringa.net/posts/economia-negocios/16789375/Que-es-la-deuda-Entrevista-con-David-Graeber.html);
la otra con Andrés Lomeña
<heterocosmicas.blogspot.com/2012/12/entrevista-con-david-graeber.html>.
P.P. - En tu libro En
deuda... has señalado que la deuda es mucho antes un concepto moral que
económico. También has señalado que es un concepto moral ambivalente, puesto
que puede ser positivo y negativo ¿Puedes hablar un poco más de esto? ¿Qué
aspecto es más pronunciado?
Tienden
a alternar. La historia se puede contar así: en última instancia la vía egipcia
(impuestos) y la mesopotámica (usura) se funden, la población tiene que pedir
prestado para pagar sus impuestos y la deuda se institucionaliza. Los impuestos
también son clave para crear los primeros mercados monetarios, puesto que el
acuñamiento se inventó, o al menos se popularizó para pagar a los soldados, más
o menos simultáneamente en China, la India y el Mediterráneo. Los gobiernos se
dieron cuenta de que la manera más sencilla de aprovisionar a las tropas era
dándoles porciones estandarizadas de oro o plata y después pidiendo al resto de
la población que devolvieran al Estado las monedas. Así que vemos que el
lenguaje de la deuda y el de la moralidad comienzan a fundirse.
En
sánscrito, hebreo y arameo, “deuda”, “culpa” y “pecado” son la misma palabra.
Gran parte del lenguaje de los grandes movimientos religiosos -concienciación,
redención, contabilidad kármica y demás- están tomados de las finanzas
antiguas. Pero es un tipo de lenguaje que siempre se muestra inadecuado y
forzado para querer decir algo completamente diferente. Es como si los grandes
profetas y los maestros religiosos tuvieran que comenzar con ese tipo de
lenguaje porque no había otro disponible, pero que lo hicieran para algo
completamente diferente: como una manera de decir que las deudas no son
sagradas y que el perdón de la deuda, la capacidad de anular la deuda o de
tomar conciencia de que las deudas no son reales, son los actos verdaderamente
sagrados.
¿Cómo
sucedió esto? Como dije al principio la gran pregunta acerca del origen del
dinero es ¿Cómo se transforma el sentido de la obligación, el “te debo una”, en
algo que puede ser cuantificado con precisión? La respuesta parece ser: cuando
hay potencial para que la situación se vuelva violenta. … El dinero, en el
sentido de un equivalente exacto, parece emerger de ese tipo de situaciones
pero también de la guerra y el saqueo, del control de los botines y la
esclavitud. … Una vez que se comprende que los impuestos y el dinero comienzan
con la guerra es más sencillo comprender lo que ha sucedido. Cualquier mafioso
comprende esto: si se quiere tomar una relación de extorsión violenta, de puro
poder, y encima, hacer que parezca que las víctimas tienen la culpa, hay que
convertirla en una relación de endeudamiento. “Te debo algo, pero ahora mismo
no te puedo pagar”. Es imposible saber cuántas veces han dicho esto los
endeudados a lo largo de la historia. La cuestión fundamental es que el único
paso posible después es decir “espera un minuto, ¿quién debe qué a quién?” y,
por supuesto, esta ha sido la respuesta de los perjudicados durante muchos
años, pero en el momento en que se enuncia, se está usando el lenguaje del
poder y admitiendo que deuda y moralidad son una y la misma cosa. Esta es la
situación en la que se vieron atrapados los pensadores religiosos cuando
comenzaron a utilizar el lenguaje de la deuda y después lo convirtieron en otra
cosa.
P.P. - Vayamos a
algunos problemas contemporáneos. Sabemos que en muchos países occidentales en
los últimos años, los niveles de endeudamiento de los hogares han crecido
enormemente debido a las tarjetas de crédito y las hipotecas (estas últimas han
sido causa de la reciente crisis financiera). Algunos economistas dicen que el
crecimiento económico desde la era Clinton estaba basado en una creciente
cantidad de endeudamiento familiar ¿Cómo se perciben estos fenómenos desde tu
perspectiva histórica?
Desde
una perspectiva histórica es poco halagüeño. Se puede ir más atrás de la era
Clinton, podemos argumentar que ésta es la misma crisis que la de los años
setenta, simplemente se ha logrado desplazar a partir de todos los arreglos
financieros y, por supuesto, la superexplotación del sur global, a través de la
crisis de la deuda del tercer mundo. … Lo que ha sucedido desde que Nixon salió
del patrón oro en 1971 simplemente ha sido otra vuelta de tuerca -aunque las
vueltas de tuerca nunca vayan dos veces exactamente en la misma dirección. De
alguna manera hemos retrocedido, en todos los periodos dominados por el dinero
virtual ha habido protección social para los endeudados. Una vez que se
reconoce que el dinero es una construcción social, un crédito, ¿Por qué hay que
impedir que se genere sin límite? Y ¿Cómo se puede evitar que los pobres caigan
en la servidumbre por deudas y se vuelvan esclavos de los ricos? Por eso
existían el “borrón y cuenta nueva” mesopotámico, los jubileos bíblicos y las
leyes medievales contra la usura en el Islam y la Cristiandad.
¿Qué
ha sucedido en esta ocasión? En lugar de crearse instituciones para proteger a
los endeudados, se han creado enormes instituciones de escala mundial como el
FMI o las agencias de rating destinadas a proteger a los acreedores. Estas
agencias declaran (contra toda lógica económica) que ningún endeudado puede
declararse en suspensión de pagos. No hace falta decir que el resultado es
catastrófico. Estamos experimentando algo muy parecido a lo que más asustaba a
los antiguos, endeudados caminando por el filo del desastre. Si Aristóteles
anduviera por aquí, dudo mucho que pensase que la distinción entre alquilarte o
alquilar a miembros de tu familia para que trabajen y venderte o vender a
miembros de tu familia para que trabajen es algo más que una bonita retórica
legal. El concluiría, muy probablemente, que la mayoría de los norteamericanos
son simplemente esclavos.
P.P. - Sin pedirte
que saques la bola de cristal ¿Cómo crees que se va a desarrollar el futuro?
Cuando
miles de personas comenzaron a realizar asambleas en las plazas de Grecia y
España pidiendo democracia real lo que estaban diciendo es: “En 2008, dejasteis
a los perros sueltos. Si el dinero es realmente una construcción social, una
promesa, si billones de dólares en deuda pueden desaparecer cuando los actores económicos
más poderosos lo piden, entonces si la democracia significa algo, ese algo es
que todos tenemos que tener algo que decir en ese proceso en el que se hacen y
se renegocian las promesas”. Esto es extraordinariamente esperanzador.
En
cuanto al futuro en el largo plazo soy bastante optimista. Hemos estado
haciendo cosas bastante retrogradas en los últimos cuarenta años pero en
términos de ciclos de 500 años, cuarenta años no son nada. En algún momento,
tendrá que haber un reconocimiento de que en una fase de dinero virtual hay que
poner en marcha salvaguardas para los endeudados. ¿Cuántos desastres harán
falta hasta llegar hasta ahí? No lo sé. Mientras tanto hay que hacerse otra
pregunta, una vez que pongamos en marcha estas reformas: ¿Se parecerá en algo
el resultado a eso que llamamos capitalismo?
A.L.: El libro Redes
de indignación y esperanza de Manuel Castells está dedicado a los
movimientos sociales y usted publicará en unos meses The democracy proyect.
Me gustaría saber qué podemos esperar de su nuevo libro; últimamente sólo oigo
a personas que critican todo tipo de protestas sociales porque creen que el
único cambio posible se consigue a través de simples subidas o bajadas de
impuestos.
Sí,
eso es lo que ocurre cuando pones el listón tan bajo. Si nuestra mayor
esperanza es poner más dinero bajo el control de los políticos... ¡tú me dirás!
Estoy
de acuerdo con Castells y hemos ofrecido los mismos argumentos en muchas
ocasiones. Lo que a mí me fascina es la manera en que la idea original de
democracia (el autogobierno popular) ha permanecido a pesar de la hostilidad
continua de las élites. Veo el movimiento Occupy
Wall Street como un momento de un proceso mucho más largo que en Estados
Unidos retrocede a antes de la revolución estadounidense. A menudo nos
olvidamos de los llamados padres fundadores de la “odiada democracia
estadounidense”, que estaban abiertamente en contra de este proceso.
Establecieron algo conocido como sistema “republicano” para contener y prevenir
lo que con frecuencia denominaban “los horrores de la democracia”. 40 ó 50 años
más tarde, la clase política estuvo forzada a renombrar el sistema como “democracia”
porque el término era aún muy popular. ¿Por qué? ¿Qué quería decir realmente la
gente? De eso trata el libro.
A.L.: Siempre se
acusa a la izquierda de utópica. ¿Puede ser útil o dañino el pensar utópico?
Si
no eres utópico, esto sólo quiere decir que no tienes iniciativa política. Ya
no serás el movimiento del futuro, sino alguien reducido a un papel
reaccionario defendiendo los fragmentos del pasado. Todos los movimientos
exitosos son utópicos (el de la derecha contemporánea, quizás, el mayor de
todos). Los peligros de la utopía no residen en soñar nuestra sociedad de una
forma radicalmente diferente: vienen cuando sientes que sólo hay una visión
utópica, no muchas, e intentas imponer esa visión por la fuerza.
A.L.: Usted se ha
convertido en una nueva referencia moral para muchos. ¿Qué podría aconsejar a
sus lectores?
Bueno,
simplemente estoy transmitiendo la sabiduría que absorbí al tomar parte en los
movimientos que hubo desde Seattle, que están basados en el siguiente
principio: la resistencia tiene que ser una materialización (hasta donde sea
posible) del mundo que uno desea crear. Esa actitud surge de una confluencia
entre feminismo, anarquismo e incluso ciertas corrientes espirituales. Algunas
veces he definido la acción directa como la insistencia desafiante de actuar
como si uno fuera libre. Desafiante, porque desde luego uno sabe que en el
fondo no lo es. También significa el reconocimiento de que una vez que empiezas
desde un cierto deseo compartido a lograr algunos objetivos prácticos en el
mundo, las diferencias filosóficas (incluso la existencia de perspectivas
fundamentalmente incompatibles) no son un problema, son en realidad una ventaja
en la resolución de problemas colectivos. Esto no es realmente una tradición
intelectual que salga de un libro, sino una tradición práctica que se ha
desarrollado durante décadas de duro trabajo intentando resolver en qué
consiste un movimiento genuinamente democrático, basado en formas de
organización que podrían existir en una sociedad libre como la que de verdad
podemos lograr.
Nota: Un
fragmento de The democracy project, publicado en inglés hace pocos
meses, se ha traducido al castellano con el título de Guía práctico-utópica del inminente colapso, disponible en periodicoellibertario.blogspot.com/2013/06/guia-practico-utopica-del-inminente.html
[Esta compilación de entrevistas se publicó en El Libertario, # 70, julio-agosto 2013, p. 13]
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