“Creo en la protesta pacífica como
derecho irrenunciable y en la obligación moral que tiene
la mayoría de oponerse a una minoría corrupta que ni la
respeta ni la representa.”
Laureano Márquez
Old Sideshow BobLa universidad se encuentra en crisis, pero aunado al asunto presupuestario, un tema clave en el ámbito universitario es la desidia y la apatía ante el conflicto universitario, que parece han infestado la cultura de su comunidad, por lo que para contrarrestar la violación de la autonomía por parte de la burocracia gubernamental, su comunidad tiene que criticarse y transformarse a si misma si quiere intentar resolver su crisis, y dejar la desidia y la apatía en la que se ha visto envuelta, reto que ocupa uno de los primeros puntos en su agenda.
Pero no es
solo la universidad que pasa por esto, pues en ello también es un reflejo del
país, y aunque a Venezuela se le ha llamado “el país de las manifestaciones”, la
apatía y desidia se manifiestan en la realidad. El pan de cada día lo
constituye el abuso de autoridad, la corrupción gubernamental, obreros
asesinados por puestos de trabajo, indígenas desplazados y asesinados, enormes
colas donde llegamos a ver situaciones violentas por adquirir productos básicos,
el alto costo de la vida con inflación galopante, la fuga del talento más
calificado al exterior, la destrucción del aparato productivo, hospitales
públicos mendigando insumos, cárceles sobrepobladas, violencia de genero, inseguridad,
infraestructura y servicios públicos en crisis, universidades autónomas
asfixiadas, entre otras, han pasado a ser una mera cotidianidad, que antes nos
parecía increíble, y en distintas conversaciones la idea de que “ya es normal”
que ello pase se ha codeado en nuestra idiosincrasia, es decir, se ha
naturalizado el “reinado de la impunidad”. Parafraseando una antigua campaña
electoral, “lo extraordinario se hizo cotidiano”.
Dicha
naturalización nos ha privado de nuestra propia libertad, cercando nuestros propios espacios, pues los
vidrios en los carros siempre han de ir arriba, los dispositivos electrónicos
escondidos, el horario para caminar en la calle tienen un implícito “toque de
queda” y nuestras viviendas se llenan de “decorados de cárcel”. Nos privamos de
nuestra libertad individual y colectiva en cada espacio que hacemos vida,
“acostumbrándonos” a vivir con miedo.
La “cultura petrolera” ha colaborado con la propagación de la apatía, pues el rentismo petrolero ha contribuido a una cultura clientelista, a la captación de la protesta social que prioriza la agenda electoral por encima de las reivindicaciones sociales, con una polaridad política que ha decidido imponer la resolución de los problemas exclusivamente por la vía electoral (MUD-PSUV), dejando para después las luchas por los derechos sociales, debilitando así la capacidad de respuesta colectiva ante las injusticias. Así se alimenta la desidia y se ceden espacios a la impunidad.
La Propuesta
Debemos
construir nuestra realidad de otra forma, por ello creemos es importante mantenerse
en una lucha activa contra el reino de la impunidad, por ello llamamos a la
universidad y a la sociedad en general a organizarse y exigir sus derechos. Es una lucha por todas nuestras luchas,
por una mejor universidad reflejo de una sociedad distinta, donde la libertad
se construya sin miedo y sin violencia, donde el dialogo, el amor, la razón, el
conocimiento y la tolerancia sustituyan a la sinrazón autoritaria en la
resolución de la conflictividad social, donde la distribución de la riqueza permita
una vida digna a tod@s, sin depender de un seudo-socialismo basado en la compra
de lealtades políticas y en la sumisión clientelar. Cultura y conocimiento,
debate, pluralidad, acción directa, presencia en la calle, apoyo mutuo,
solidaridad y disidencia son nuestras mejores herramientas, ejerciéndolas con ánimo
crítico y reflexivo. Así desestructuraremos la violencia, destronando la
impunidad y abriendo espacios de libertad, pues el “ojo por ojo” como norma
debe arrancarse de raíz.
Unión y solidaridad, por la
Autonomía y la libertad.
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