Víctor M. Camacho
Fuente: http://socialdemencia.blogspot.com/2013/07/brasil-y-turquia-la-calle-diferencias-y.html
Desde hace varias
semanas, se ha iniciado un estallido social en países que parecieran
tener poco en común: Turquía y Brasil. Una enorme distancia separa a
estos países que tienen una política, cultura, religión, muy distintas
entre sí, y que a simple vista parecieran sólo compartir el título de
"economía emergente". ¿Cuales son las diferencias y semejanzas entre
ambos casos?
Veamos primero: ¿Cómo
comenzó todo? Muchos podrían decir que los movimientos sociales en
dichos países son exagerados porque empezaron por menudeces. En el caso
turco, primero en comenzar, se debió a la pérdida de uno de los últimos
espacios verdes de la ciudad de Estambul, el parque Gezi, para la
construcción de un centro comercial. En Brasil, todo empieza como parte
del aumento del pasaje del transporte público en 20 centavos (de 3 a
3,20 reales) en Sao Paulo. Como dije antes, esto puede ser
intrascendente para muchos, pero en realidad representa la última gota
que derramó el vaso, un catalizador de las protestas. Así es como cosas
muy comunes, como la construcción de un centro comercial o el aumento
del pasaje se convierte en una protesta política y social, ya sea contra
la corrupción, las políticas públicas, la represión policial, manejo de
los recursos públicos, etc.
Contexto Interno:
Por supuesto, a nivel
interno cada país tiene su particularidad. Sin embargo, ambos casos
resaltan en común porque demuestran que la prosperidad económica no
puede comprar la estabilidad y, ni mucho menos, que el crecimiento
económico se traduce en inclusión social. Por supuesto, hay países más
desarrollados que éstos, pero esas economías están atravesando una grave
crisis económica desde hace algunos años, y donde era previsible el
surgimiento de movimientos sociales, como los Indignadosen en España o
#OccupyWallStreet en EE.UU. Pero, en los casos de Turquía y Brasil,
estos superaron la crisis mundial, con unas economías crecientes y
fueron tomados como ejemplos a seguir. Entonces, ¿Por qué protestar y no
salir a celebrar?
Primero, el caso turco.
Turquía adopta un sistema de democracia parlamentaria, similar al resto
de Europa. El gobierno derechista de Erdogan, primer Ministro, desde
hace 10 años en el poder y elegido mayoritariamente en 3 ocasiones, se
ha caracterizado por un creciente autoritarismo, por avanzar en la
islamización del Estado y la sociedad, y de crecientes violaciones a los
derechos humanos. Desde el 2011, el AKP, partido en el poder, ha
incrementado la restricciones sobre la libertad de expresión, la
libertad de prensa, el contenido de la televisión, el uso de Internet y
el derecho a reunirse. También ha tomado medidas legales contra los
medios críticos al gobierno, como por ejemplo, una multa de 2.500
millones de dólares a un medio de comunicación. También está la
aprobación de una reforma educativa a favor de la introducción de
elementos islámicos en la enseñanza, la limitación del consumo del
alcohol, la prohibición total del aborto, la oposición a la comunidad
LGTB, la detención de algunas personas acusadas de blasfemia, la
prohibición de besarse en lugares públicos y la construcción de un
puente en honor al controvertido sultán otomano Selim I. Por el lado
económico, Erdogan es un islamista neoliberal, y ha seguido las recetas
del FMI al pie de la letra, lo que ha significado la privatización de
numerosos servicios públicos y unas cuantas patadas a los derechos
laborales.
Por el lado de Brasil,
este posee un sistema presidencialista, igual que el resto de América
Latina, y diferenciándolo de los turcos. Dilma Rouseff, presidenta en el
poder desde el 2011, es sólo la continuación del gobierno de Lula Da
Silva, por lo cual se asemeja con Turquía en largos periodos de una
misma política, e incluso en el hecho de que no existieron unas
protestas de gran magnitud en décadas. Tanto el gobierno de Lula como el
de Dilma, son gobiernos caracterizados por ser de izquierda moderada y
pragmática. Tras haber sido seleccionada para numerosos eventos
deportivos (Copa Confederaciones, Copa del Mundo y las Olimpiadas), el
Estado de Brasil empieza a hacer gasto público en instalaciones
deportivas en detrimento del gasto social. Además, la construcción de
las mismas se ha hecho con el incumplimiento de los derechos laborales,
con salarios miserables e incumplimiento de pagos, con huelgas laborales
en los últimos meses[1]. También, la construcción de las sedes de los
campeonatos amenazaban tanto la calidad de vida, la cultura local y la
indígena, como por ejemplo, las expropiaciones de hogares y la ocupación
de un territorio indígena para construir estacionamientos[2] y
estadios. En el caso de las violaciones a los derechos de los pueblos
indígenas, es necesario recordar la construcción de la represa de Belo
Monte, la que sería la tercera más grande del mundo, pero que destruiría
gran parte de la biodiversidad del Amazonas y las etnias indígenas que
la habitan.
El enorme crecimiento de Brasil le ha llevado a convertirse
en un nuevo centro de poder, un nuevo imperialismo, donde no sólo inunda
de productos a los mercados vecinos, sino que interviene en ellos para
satisfacer sus intereses, como en la destrucción del TIPNIS (Bolivia)
para construir una carretera que conecte a Brasil con el Pacífico.
Sin embargo, en ambos
casos, comparten el rasgo de que sus respectivos gobiernos no supieron
como actuar ante las protestas, lo que llevo a una férrea represión y
ésta a su vez a más protestas. En el caso de Brasil, las policías han
tenido un adiestramiento casi militar para enfrentar al crimen
organizado en las favelas, que ha devenido en serias represiones y
violaciones a los derechos humanos a lo largo de los años, por lo que no
impresiona la fuerte represión en las manifestaciones.
Al ser estos
movimientos espontáneos y apartidistas, o mas bien, anti-partidistas,
producto del hartazgo de la realidad política y socio-económica, carecen
de un liderazgo visible y objetivos claros, y por lo tanto, los
gobiernos (y los medios de comunicación) no saben a quien dirigirse para
negociar y calmar las aguas. Esto se evidencia en los discursos de
ambos mandatarios, que se dirigen al colectivo pero a la vez demandan la
presencia de representantes de las protestas. Hay una crisis en la
democracia representativa, y un gran número de personas no se ven
representadas en los políticos y sus partidos, independientemente de la
ideología que sea.
Las redes sociales
también juegan un rol importante, al igual que en la Primavera árabe.
Por un lado, las redes sociales mejoran las capacidades organizativas de
las manifestaciones, aumentan la organización horizontal y el
prescindir de liderazgos. Del otro lado, las redes sociales mejoran la
difusión de la información y los acontecimientos, y sobre todo, dicen lo
que los medios tradicionales de comunicación callan. El ejemplo más
notable es Turquía donde sólo los medios internacionales cubrían las
protestas. Nada por las pantallas de la televisión nacional turca. El
gobierno de Erdogan se ha caracterizado por sus ataques a la libertad de
expresión y de prensa, por lo que los medios de comunicación están
controlados por el gobierno, lo cual explica el descaro informativo.
Los comunicados de ambos gobiernos presentan una gran
diferencia entre sí. El gobierno derechista y conservador islámico de
Erdogan calificó a las manifestaciones como un intento de
desestabilización y terrorismo. En el lado brasilero, el gobierno fue
mucho más cauto, reconociendo que son "reivindicaciones justas" y
señalando grupos minoritarios violentos en las manifestaciones. Rousseff
ha tomado una decisión más inteligente (y demagógica), ya que intenta
disuadir a los manifestantes y demostrar que es innecesario salir a
protestar, e incluso planteó la posibilidad de una referendum para una
constituyente. Pero algo comparten, y es que casi no hubo palabras en
contra de la brutal represión policial.
Contexto Internacional:
El gran problema actual para Brasil es la "demanda China". El bajo crecimiento de EE.UU. y la Unión Europea implica una menor demanda de productos, los cuales muchos son "Made in China". Esto afecta la exportaciones, la producción china y la demanda de materias primas, y al ser Brasil un exportador de materias primas, se está viendo cada vez más afectado por la crisis económica actual. Y por supuesto, como un efecto dominó, esto afecta también al resto de los países latinoamericanos.
Desde el punto de vista
político, Brasil se ha mostrado como aliado de la izquierda radical
latinoamericana, al ser complaciente y hacerse la vista gorda ante
distintas situaciones en el lado del hemisferio. De ahí que la izquierda
radical latinoamericana, a pesar del justo reconocimiento que les hace
personalmente Dilma Rouseff, califican a las protestas como un intento
de desestabilización de los grupos locales opuestos al gobierno o del
imperialismo yankee. Sin embargo, la política exterior de Brasil es más
pragmática que radical, por no decir que hace todo según sus intereses.
Así, Brasil observa a los EE.UU. más como un socio que como un enemigo o
rival, e igual los EE.UU. hacia Brasil. De hecho, según la palabras del
vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, hay “una nueva era” en las
relaciones entre EE UU y Latinoamérica, y “no hay un socio mejor que
Brasil para este empeño” [3]. Esto, por supuesto, con miras al potencial
energético que tiene Brasil, y esquivando las balas que representa la
inestabilidad política venezolana para el abastecimiento energético
estadounidense. Esta relación entre EE.UU. y Brasil es en parte para que
EE.UU. aproveche el creciente protagonismo regional que tiene Brasil y,
de paso, hacer contrapeso al protagonismo que tiene China en la región.
Turquía, al ser la
puerta que separa Occidente de Oriente, es históricamente un punto
estratégico desde un punto de vista económico y militar. Del lado
económico, si antes era la "ruta de la seda", ahora es la "ruta de los
oleoductos y gasoductos[4]".
Desde el punto de vista militar, ser la
ruta entre Occidente y Oriente también posee gran peso estratégico, pero
también el hecho de que tiene una gran cercanía con los países árabes,
por no decir petroleros. Por más paradójico que pueda sonar, el gobierno
autoritario y conservador islámico de Erdogan es aliado del gobierno
-dizque- democrático, liberal y laico de Obama. Pero esto no es
sorpresa, porque Turquía, desde la Guerra Fría, ha sido tradicionalmente
un aliado de EE.UU., y esto se evidencia en que Turquía es miembro de
la OTAN desde 1952. En la actualidad, todavía hay bases estadounidenses
en Turquía[5], que en el pasado ya facilitaron la invasión a Irak. De
otro lado, Turquía es poco amigable con el gobierno de Al Assad en
Siria, lo que lo haría un punto ideal de partida en caso de una posible
intervención internacional en Siria por parte de la OTAN. La posibilidad
de un cambio de gobierno turco, puede cambiar este escenario, sobre
todo porque parte de las exigencias de los manifestantes es el rechazo a
la política exterior turca, en especial en el caso sirio, que muchas
veces viene cargado con un tono bélico. Y por supuesto, esta situación
es muy perjudicial para los intereses del mundo occidental.
Conclusión
Algunos me podrán regañar porque, con mucha razón, dejo
muchos factores por fuera en este texto. Pero que a mi criterio esos
serían los puntos más relevantes y que afectan a los países
involucrados, y sobre todo, los que pueden incidir en las protestas.
¿Qué pasará con las
protestas? Lo previsible es que disminuyan con el tiempo, pero eso es
algo que lo dirá el tiempo y su población. Su sostenimiento en el tiempo
dependerá de la ausencia de liderazgos. La organización horizontal es
el fuerte de estas protestas, y la presencia de un liderazgo, reconocido
por los participantes, sólo aumenta las posibilidades de los gobiernos
para comenzar una negociación y calmar el espíritu de las protestas. Los
medios de comunicación tradicionales pueden incidir en esto, ya que
suelen salir en búsqueda de voceros que representen a una manifestación,
generando así liderazgos artificiales: quien sale más en la TV es el
líder la protesta. ¿Por qué es importante la horizontalidad de la
protesta? Porque demuestra que se trata de un movimiento social y no de
un movimiento político. De hecho, a diferencia de la Primavera Árabe,
pocos manifestantes en Brasil están pidiendo un cambio de gobierno, sino
más bien mejoras de condiciones y quizás un cambio de actitud de los
políticos; sucede lo contrario en Turquía, donde se culpa más Erdogan
que al propio Estado. No son manifestaciones revolucionarias -aunque en
ellas haya presencia de grupos de izquierda-, sino reformistas, ya que
no demandan un nuevo modo de organización política y social. Sin
embargo, eso no quiere decir que no pueda tener un final revolucionario,
ya que históricamente hay revoluciones que empezaron exigiendo
reivindicaciones y terminaron cortando cabezas. Esta posibilidad aumenta
con la crisis de la democracia representativa y el modo tradicional de
hacer política (la gente no confía en los políticos), que ocurre no sólo
en estos países, sino a nivel global.
Las protestas no son
propiamente anarquistas, ya que no tienen el contenido ideológico
necesario, sin embargo, resultan similares en algunas acciones y
preceptos. En las revoluciones liberales el pueblo se dio cuenta de que
no se necesitaban reyes para gobernar al país, que podían hacerlo ellos
mismos; quizás algún día llegaremos a una revolución donde el pueblo se
de cuenta de que podemos organizarnos nosotros mismos sin necesidad de
presidentes, primeros ministros y entre otros burócratas de la tendencia
política que sea. Para los grupos anarquistas que están por allá, este
sería un buen momento para actuar.
NOTAS:
[1]. Trabajadores paralizan obras en estadio brasileño Maracaná:http://spanish.peopledaily.com.cn/31615/8134140.html
[2] Copa Mundial amenaza a indígenas en Brasil: http://www.dw.de/copa-mundial-amenaza-a-ind%C3%ADgenas-en-brasil/a-16084858
[3] Biden: “Brasil es el mejor socio para una nueva era entre EEUU y Latinoamérica”: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/29/actualidad/1369855815_802752.html
[4] Todos los gasoductos llevan a Ceyhan: http://www.presseurop.eu/es/content/article/107211-todos-los-gasoductos-llevan-ceyhan
[5] Bases americanas para atacar Irak: http://www.mundoarabe.org/bases_americanas.htm
[1]. Trabajadores paralizan obras en estadio brasileño Maracaná:http://spanish.peopledaily.com.cn/31615/8134140.html
[2] Copa Mundial amenaza a indígenas en Brasil: http://www.dw.de/copa-mundial-amenaza-a-ind%C3%ADgenas-en-brasil/a-16084858
[3] Biden: “Brasil es el mejor socio para una nueva era entre EEUU y Latinoamérica”: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/29/actualidad/1369855815_802752.html
[4] Todos los gasoductos llevan a Ceyhan: http://www.presseurop.eu/es/content/article/107211-todos-los-gasoductos-llevan-ceyhan
[5] Bases americanas para atacar Irak: http://www.mundoarabe.org/bases_americanas.htm
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