Rafael Uzcátegui
Recientemente Luisa Pernalete, educadora popular y miembro de la Asamblea de Provea, afirmó que la impunidad era una de las causas de la violencia en nuestro país, contabilizando en 91% los homicidios que en Venezuela quedaban sin castigo.
Recientemente Luisa Pernalete, educadora popular y miembro de la Asamblea de Provea, afirmó que la impunidad era una de las causas de la violencia en nuestro país, contabilizando en 91% los homicidios que en Venezuela quedaban sin castigo.
Que de cada 100 asesinatos la cifra de 91
queden sin resolverse es reflejo de las irregularidades que orbitan alrededor
del sistema de administración de justicia. La impunidad se ha convertido así,
después de la pobreza, en una de las principales violaciones a la dignidad
humana. Esta situación se ha hecho extensiva a los asesinatos de defensores y
defensoras de derechos humanos ocurridos en el país.
Este 03 de julio se cumplirán 04 meses del
asesinato del Cacique Yukpa Sabino Romero, defensor de los derechos de los
pueblos indígenas, crimen cometido por sicarios en la Sierra del Perijá con la
presunta complicidad de funcionarios de la Fuerza Armada, como denunciaron
integrantes de la comunidad Shaktapa de donde era oriundo quien se había
convertido en un símbolo de la resistencia indígena.
Las consecuencias de la acción criminal no
se detuvieron allí. Una situación de alto riesgo corren en este momento los
propios hijos del Cacique. Ellos son Isidro Romero y Sabino (“Sabinito”) Romero
a quienes, según denuncias realizadas por personas vinculadas a la lucha Yukpa,
el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas pretende
incriminar en hechos delictivos como parte de un plan que justificaría después
su asesinato en un “enfrentamiento”.
Es importante recordar que Sabinito es
testigo clave para investigar el asesinato de su padre.
El Estado venezolano tiene la obligación de
proteger la vida de los hijos del Cacique Sabino Romero y de Lusbi Portillo,
como ha sido solicitado formalmente desde diferentes iniciativas populares.
Recordemos que el pasado mes de marzo
Sabinito e Isidro fueron torturados por el ejército.
Ellos formalizaron la denuncia ante el
Ministerio Público y aún se espera por los resultados de la investigación.
Habrá que ver cuál será la voluntad política para establecer responsabilidades.
En su momento denunciaron que habían sido
amarrados de un carro Tiuna y golpeados por un teniente de apellido Pérez.
También corre alto riesgo el profesor Lusbi
Portillo reconocido defensor de los Derechos Humanos de los pueblos indígenas
quien el pasado 15 de mayo, denunció que había sido informado de fuentes
confiables sobre la contratación de dos sicarios para darle muerte y que
posiblemente estarían involucrados ganaderos de la zona y funcionarios
policiales.
Contra Lusbi, además, se ha desatado en
varias oportunidades una ofensiva mediática pretendiendo responsabilizarlo
intelectualmente de las distintas protestas organizadas por el pueblo Yukpa
para reclamar una justa demarcación de tierras, la cual se encuentra
paralizada, entre otras razones, por la profundización de la economía
extractiva como modelo de desarrollo para el país.
Precisamente los territorios indígenas son
ricos en diferentes tipos de minerales y recursos energéticos, que están siendo
comprometidos por el Estado en negociaciones a futuro con el mercado
internacional globalizado.
Con la campaña contra los luchadores
ambientalistas e indígenas se ha criminalizado su labor creando un ambiente
favorable para su neutralización simbólica e incluso para su liquidación
física.
Una acción preventiva importante es
garantizar una investigación transparente y pronta sobre los autores materiales
e intelectuales del asesinato del Cacique Sabino.
La impunidad favorecerá que se continúen
cometiendo crímenes contra los integrantes del pueblo indígenas Yukpa.
Pero otra medida importante es que se realice una adecuada demarcación de tierras y
se pague pronto y de manera justa lo
referente a las haciendas y parcelas existentes en lo que debería ser el
hábitat del pueblo Yukpa.
Los compromisos asumidos recientemente por
alto gobierno con los indígenas deben cumplirse en los tiempos establecidos.
En la medida en que se logre bajar las
tensiones que han prevalecido en la zona de la Sierra de Perijá en los últimos
años por los reiterados incumplimientos del gobierno y las acciones arbitrarias
de algunos ganaderos, se garantizará un clima más apropiado para el diálogo con
la comunidad y la satisfacción de las exigencias que durante años vienen
reivindicando.
De parte del alto gobierno y las
instituciones del Estado está hoy la responsabilidad de evitar que sigan
produciendo hechos de violencia contra el pueblo indígena Yukpa, evitando que
la impunidad en el caso Sabino Romero no sea la norma, como sí lo ha sido en
los casos de los asesinatos de otros luchadores populares como Joe Castillo,
Mijaíl Martínez y los sindicalistas Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos
Requena.
El Ejecutivo, que ha sido muy diligente en
promover la investigación de los llamados “crímenes del pasado”, en contraste
ha sido ineficaz e indolente con los asesinatos de los luchadores sociales en
los últimos años, y como dicen las cifras, en general con todos los delitos
contra la vida de las personas.
¿Estamos en presencia de una estrategia de
impunidad como política de Estado?
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