Hannah Brock
En Londres, el 22 de mayo, un soldado que volvía caminando a
su cuartel fue asesinado por dos personas armadas con cuchillos. El soldado era
blanco y miembro del ejército británico, y los asaltantes hombres negros de fe
musulmana.
La respuesta, que se pudo ver en las redes sociales y en los
medios de masas, así como en las calles, autobuses y bares, incluyó un torrente
de violencia verbal racista, islamofóbica y nacionalista. Yo misma percibí con
tristeza cómo un amigo "compartió" en las redes sociales un mensaje
de un grupo llamado Britain First que decía: "HAN MATADO A UNO DE NUESTROS
CHICOS EN WOOLWICH... ECHEMOS A PATADAS A ESOS BASTARDOS YA".
El mensaje se refería a todos los musulmanes. En la
información a continuación se podía leer: "Que Dios dé consuelo a su
familia y descanso eterno a nuestro joven mártir." Un mensaje posterior
incluía una foto de la mujer que hizo a los atacantes, descrita como 'heroína',
y un comentario de respuesta decía: "Mi marido estaba antes en las
fuerzas... y si viera pasar eso delante de él ya ha dicho que habría ido ahí
sin duda, nada de quedarse parado y dejar que las mujeres se adelanten!".
La Stop War Coalition, una organización antibelicista del Reíno Unido, ha
publicado una declaración condenando el asesinato y la violenta reacción a
éste.
El militarismo funciona con la máxima efectividad con la
existencia de una amenaza -un "ellos"- utilizado para justificar su
propia existencia. Hoy en Gran Bretaña, el Islam es un chivo expiatorio que
sirve a este fin.
Comparto esta breve historia, en parte como narración
ilustrativa de la manera en que el militarismo interactúa y es potenciado por
factores tales como el nacionalismo, el racismo, el patriarcado y los ideales
de heroísmo, y en parte, puesto que el El Fusil Roto sigue siendo tanto una
circular como un magazine, para dar una muestra del contexto social y político
actual de Gran Bretaña. El impacto de los recortes en los servicios públicos y
la actual retórica de la "guerra contra el terrorismo" dejan ver fracturas
a lo largo de las líneas de clase, etnia y religión. Estas líneas están siendo
explotadas por grupos de ultraderecha y militaristas.
Militarismo: presentar hoy la alternativa
¿Cómo podemos demostrar nuestro rechazo a aceptar las
piedras angulares del militarismo, tales como la uniformidad, la construcción
del "otro" y la brutalidad, fuerzas que se han sido tan perceptibles
en Gran Bretaña en los últimos días? Negarse a participar en uno de las más
obvias manifestaciones del militarismo fue una vez, y sigue siéndolo en muchos
lugares, la objeción de conciencia al servicio militar.
La conscripción sigue con buena salud. Desde Venezuela a
Turquía, de Rusia a Grecia, de Eritrea a Armenia, el reclutamiento es cómo el
ejército se provee de mano de obra. La resistencia continúa mediante la
objeción de conciencia. Un artículo que actualiza la situación de Grecia en
este número describe un empeoramiento en el tratamiento a los objetores de
conciencia de allí. Una propuesta de ley en Colombia trata de salvar la
distancia existente entre la política del Estado y sus leyes: el Tribunal
Constitucional de Colombia dictaminó en 2009 que existe el derecho a la
objeción de conciencia al amparo de la constitución, pero los objetores de
conciencia son reclutados a la fuerza en la práctica, muchos en batidas –
redadas callejeras. Y Natan Blanc, un objetor de conciencia en Israel, está
encarcelado por décima vez, cosa que le otorga el curioso récord de ser el
objetor con el mayor número de encarcelamientos en Israel.
Sin embargo, muchos países han suspendido la conscripción en
los últimos 20 años (principalmente en Europa occidental), y en otros hay
debates sobre su futuro. en enero, el gobierno de Austria celebró un referéndum
sobre la conscripción. La mayoría votó mantenerla. Los análisis de este
resultado sugieren que muchos hicieron esta elección porque temían que las
organizaciones, incluida la Cruz Roja, que se aprovecha del servicio
sustitutorio, sufrirían consecuencias negativas si se abolía la conscripción.
Esto plantea la paradoja de que el servicio "civil" sustitutorio ha
servido para mantener la conscripción militar, uno de los argumentos que los
objetores usan contra aquél.
Los debates acerca del servicio sustitutorio han sido
recorridos ya muchas veces por los antimilitaristas. Un reciente artículo en
Azione Nonviolenta reabrió estos debates, elogiando el servicio alternativo por
imbuir a la sociedad italiana en valores altruistas. En cambio el artículo de
Carlos Pérez Barranco sobre el movimiento de insumisión en España proporciona
un poderoso ejemplo de cómo el rechazo del servicio alternativo también puede
socavar el servicio militar. Estos debates son todavía oportunos, ya que muchos
siguen teniendo que afrontar la elección. Hoy en Finlandia, donde la duración
del servicio sustitutorio es punitiva, el objetor total Jaakko Jekunen lleva en
prisión desde el 4 de diciembre de 2012, acusado de un "delito contra el
servicio civil" (siviilipalvelusrikos).
La objeción de conciencia mañana
Hans Lammerman nos recuerda que el final de la conscripción
no representa necesariamente un éxito para los movimientos antimilitaristas,
sino que se trata de que los reclutas ya no son considerados necesarios para
satisfacer las necesidades militaristas contemporáneas. Nuestros impuestos
financian ejércitos profesionales de voluntarios que orquestan guerras por
"control remoto" en países lejos de donde proceden: ya no les hace
falta reclutarnos; reclutan nuestro dinero. Kaj Raninen escribe que mucha gente
cree que la conscripción en Finlandia terminará pronto, ya que el establishment
militar reconoce que la conscripción "ya no es necesaria" en un
contexto de post Guerra Fría y a la luz de los desarrollos de la tecnología
militar. La cultura y el discurso militarista se adapta, concentrando sus
energías en reclutar personal y justificar futuras guerras "remotas".
Con el final de la conscripción , el militarismo -como una
hidra a la que crecen dos cabezas allí donde se le ha cortado una- debe
desarrollarse. Lo mismo que los y las antimilitaristas.
Como se explicaba en un número anterior de El Fusil Roto, el
programa de la IRG El Derecho a Negarse a Matar se está centrando en
desarrollarse en una dirección determinada: el proyecto de oposición a la
militarización de la juventud examina las formas en que la gente joven
-reclutada o no- es militarizada. Esta militarización adopta diferentes formas,
pero el tipo de impacto es el mismo: la gente joven (y puesto que yo misma fui
una "joven" no hace mucho, hablo también desde mi propia experiencia)
es persuadida para que apoye valores militares y respete las acciones
militares. Nuestra reciente captación de fondos se centró en este tema.
Día de Acción Internacional
La negativa de la gente joven a cooperar con los sistemas
que infiltran en sus vidas valores militares es una dirección que podría tomar
la objeción de conciencia. Podría ser en la educación, donde el ejército y las
empresas armamentísticas financian e influyen; podría ser en el entretenimiento
(desde los videojuegos, a las películas y las actividades de ocio), o podría
ser en las calles, abortando eventos e instalaciones militaristas. El Día de
Acción Internacional del 14 de junio se centra en la educación y la
investigación libre de militares, y simultáneamente cualquiera puede participar
en una conversación online que estamos coorganizando sobre éste y otros temas
relacionados.
En esta edición de El Fusil Roto también presentamos
contenidos de 'Sowing Seeds: The Militarisation of Youth and How to Counter
It', que publicamos en junio. El libro examina ejemplos de
militarización de la juventud y resistencias a ella en diferentes lugares del
mundo -las secciones sobre Israel y Venezuela están disponibles aquí. Esperamos
que promoverá una cooperación futura entre los que están haciendo esta labor.
Un mañana dibujado en la arena
Para el día internacional de las personas objetoras de
conciencia, en Londres, formé parte de un grupo de debate sobre "la
objeción de conciencia en la vida cotidiana". En este grupo hablamos sobre
las formas en que se entrecruzan el pacifismo y la objeción de conciencia, y en
qué se diferencia. Ambos conceptos, en cierto modo, pueden ir más allá de sí
mismos: el pacifismo nos compele a hacer algo más que negarnos a alistarnos en
las fuerzas armadas, y la objeción de conciencia es un concepto útil más allá
del pacifismo, que hace referencia a las cosas que nos vemos obligados a
rechazar.
En nuestro grupo de debate, nos imaginamos la objeción de
conciencia como una línea en la arena, dibujada en el punto en que una persona
o un grupo se niega a ir más allá. Como he mencionado, estamos explorando uno
de estas líneas mediante el trabajo de oposición a la militarización de la
juventud. Hay un artículo en este número sobre laobjeción de conciencia a los
impuestos con fines militares, otra "línea en la arena" para mucha
gente.
El militarismo tiene innumerables caras que merecen nuestra
no cooperación, pero, como concluyó el grupo de debate esa noche, si no son
parte de una campaña más amplia y orquestada que intente desbaratar cierto
aspecto de la militarización, entonces nuestra no cooperación corre el riesgo
de ser irrelevante: calmando nuestra conciencia sin contribuir al cambio social
más allá de las ondas que pueden o no extenderse del comportamiento repetido o
puntual de una persona. Sin olvidar que los actos individuales de oposición de
añaden dinamismo de resistencia, y pueden ser precursores de actividades más
organizadas y coordinadas más tarde. Además, puesto que muchos objetores de
conciencia empezaron como tales para pasar a desarrollar una gama de activismo
noviolento, estos pequeños actos de resistencia pueden promover un conocimiento
más profundo de la complejidad del militarismo, y un deseo de hacer algo al
respecto. Desde que me uní a la IRG en septiembre, estoy enormemente animada
por la perspectiva de trabajar con los antimilitaristas en la IRG repartidos
por todo el mundo para coordinar una saludable no cooperación.
Published in El fusil roto, Mayo de 2013, No. 96
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