Max Suárez
Venezuela esta nuevamente herida, aunque seguramente no sea
una herida mortal para su institucionalidad, que cierra filas para defender su
aparataje estadal, tampoco es una herida mortal ante el asombró por la muerte
de un venezolano más ya que las estadísticas de este país aguantan grandes
cifras, que los medios de comunicación apenas reseñan en honor de intereses
políticos. Sin embargo los tres disparos que cegaron la vida del cacique Sabino
Romero, representan una herida de muerte a la moralidad de toda una nación,
cada proyectil lejos de quitarle la vida al cacique incrementaba su humanidad
de guerrero, de luchador, de ambientalista, de Yukpa, de venezolano y el
asombro que no llegó, que no se transformó en la exigencia de justicia, que se
silenció, dio paso al verdadero crimen, dio paso a la legitimación de los
intereses de un estado injusto, que antepone los criterios económicos a los
exigidos por nuestros arrinconados originarios.
El pasado domingo 3 de marzo se asesinó al cacique Yukpa
Sabino Romero Izarra y aun cuando cayó muerto de manos del sicariato, resta por
determinar quién pagó por su muerte, quién fue el ejecutor de los intereses
conjugados de terratenientes, transnacionales y del Estado venezolano, sin
embargo quienes estamos indignados por este hecho, reconocemos en el Estado
toda la responsabilidad por este crimen.
Toda la indignación no reposa sobre este último crimen, sino
en la sumatoria de múltiples injusticias, que convierten en cómplices a cada
uno de quienes las permitieron.
Indigna que a pesar de tener todos los argumentos de la
razón y la justicia, los Yukpa nunca atacaron con armas de violencia, mas si
con la palabra adecuada de respeto, justicia y honor, y sin embargo la sociedad
“civilizada” respondió con cárcel, persecución, aislamiento, violencia e
incluso la muerte.
Indigna saber la indiferencia de los medios de comunicación,
tanto nacionales como privados que pretenden silenciar las luchas de nuestros
pueblos indígenas y que, no tratan el motivo de la lucha de los Yukpa, por no
representar un centímetraje económicamente rentable, por evitar ir en contra de
los intereses de sus anunciantes o de las asociaciones a las que estos
pertenecen (fedecamaras, fedenaga o fedeagro) o por mantener desinformada a una
población con el intento de manipular la voz de los indígenas.
Indigna la indiferencia de un pueblo programado desde la
manipulación de los intereses de gobernantes, empresas, medios y cuanta persona
a intentado usurpar las tierras que hoy ocupamos pero que no nos pertenecen.
Indigna que los dos grandes polos políticos del País, estén
abocados completamente a sus intereses, individuales, electorales o económicos,
pero que ni siquiera se dignaran a enviar sus condolencias hipócrita a la
familia Yukpa.
Indigna que la Fiscal General de la República Luisa Ortega
Díaz, responsabilizará al cacique Sabino Romero por no aceptar protección del
Estado, sin que siquiera se manifestará a los hijos de Sabino Romero, en torno
a las denuncias de protección militar hacia los sicarios que asesinaron al
cacique.
Indigna saber al Estado como instrumento opresor de los
pueblos. Que antes del asesinato de Sabino Romero ya eran siete hermanos Yukpa
muertos en poco más de un año, sin que obtuvieran justicia al respecto. Que el
gobierno siempre se colocó del lado de los terratenientes Vargas y Chávez,
desde 1995 cuando la Guardia Nacional asesinó a los Yukpa Felipe Romero, Carmen
Romero y José Vicente Romero y a pesar de los múltiples intentos de asesinatos
hacia Sabino Romero y su familia en 2008 el Ministerio Público imputa a los
Yukpa María Teresa Yaspe, Ciro Landino y Noelia Romero por los presuntos
delitos relacionados con la recuperación de las tierras y en 2009 sin orden de
detención el CICPC trasladará a Sabino Romero, Alexander Fernández y Olegario
Romero incomunicándolos de sus familiares y abogados defensores, dentro de
instalaciones militares, lo que obliga a los Yukpa a trasladarse a la sede del
TSJ, donde se apostaron en pie de lucha.
Indigna que desde el 2004 el gobierno decidiera la
explotación de carbón dentro de la Sierra de Perijá por parte de Corpozulia y
empresas transnacionales: irlandesa Venezuelan Ventures Limited/Compañía
Carbonífera Caño Seco, a la colombovenezolana SDM Suraméricana de Minas, C.A.,
Venezolana de Minas VEMINCA, a las norteamericanas Peabody, Minera MAICA, a la
chilena Carbones del Perijá, entre otras.
Indigna saber que el gobierno venezolano, no reconoce la
autodelimitación Yukpa sobre el territorio de la Sierra de Perijá y que en
cambio presentan un plan para otorgarle títulos de propiedad en 150 años, lucha
que le esta costando en tiempos recientes, vida, cárcel y persecuciones a los
Yukpa que no se doblegan.
Si ante esta realidad, aun se mantiene la indiferencia y la
desinformación, entonces indigna que el cacique Sabino Romero Izarra, tuviera
el mismo destino de su padre, sin que pudiera descansar en vida y libertad, y
que sus ejecutores pretendan salirse con las suyas mientras que los Yukpa deban
levantarse de nuevo para continuar una lucha casi en solitario contra las
injusticias de nuestra sociedad impuesta para ellos.
¡Sabino marca el camino!
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