Rafael Iribarren
-*Silva
la voz de Chávez; el Aponte Aponte de los medios
Después
de Chávez, Mario Silva ha sido el vocero, más que oficioso y el rostro
mediático del chavismo; la otra voz del propio Chávez. Éste mismo decía que
veía siempre “La Hojilla”; telefónicamente con frecuencia participaba en ella;
y muchas veces la usó para anunciar decisiones importantes; “tubazos”. “La
Hojilla” era Chávez y Mario Silva su operador; el Aponte a Aponte de los
medios.
Lo
que llegó a ser Silva en los medios y la política fue absolutamente por Chávez;
su capacidad y calidad reales, posibilitadas por el ventajismo y de garantizada
inescupulosidad; cínicamente ejercidas noche a noche; se muestran nítidamente
en la grabación misma. Disponía y manejaba la información obtenida, procesada y
elaborada por el G2 del que era su principal difusor. Como Aponte Aponte, era
detestado y despreciado dentro del mismo chavismo; y estaba en la mira hasta de
los de su misma calaña de la cúpula chavista; de la “alacranera” a la que
Muller Rojas se refería sobre el entorno, o, los entornos, de Chávez. De sus
siempre muy seleccionados enrocados y vueltos a enrocar entornos; siempre
mayormente conformados de miserables y resentidos, de corruptos
incondicionales, que él manipulaba mejor mientras más lo fueran, dispuestos a
todo para ser tolerados y mantenidos por él en el Poder.
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La cúpula chavista ante “los chismes y opiniones personales de Mario”
Sin
necesidad de “las pruebas” que cínicamente, como siempre desde la corrupción
del poder, que es quién las tiene, el chavismo reta a que se presenten; el
fresco que Silva hace de la cúpula chavista, del “chavismo sin Chávez”;
que cualitativamente es el mismo chavismo con Chávez; es su realidad. Es el
cuadro vivo, el retrato en familia, en tiempo real, de la cúpula chavista; de
siempre; y actual, luego de su muerte. Es la alacranera cívico-militar,
descrita por Muller, en la que él se montó siempre. Nada nuevo ni
diferente. Alacranera de la que, precisamente, él, Silva, era y hasta hoy
fue uno de las sus ejemplares más notables. Por lo que, explicablemente, sin
siquiera disimular, lo avala; refiriéndose al mismo, hasta ufanándose, como a
”un muy buen montaje de la CIA y el MOSAD”; pero sin negar, ni su
existencia ni la veracidad de su contenido; ni que él fuera quién, en tal caso,
proporcionó o aprobó proporcionarle a esas agencias de inteligencia, los
componentes de tal supuesto “montaje”.
Hasta
twitear que “no tiene nada de que disculparse con nadie”. Como igual lo
corroboran las reacciones iniciales, espontáneas, no oficiales, chavistas; de
Carreño al calificar la grabación de “chismes y opiniones personales de Mario”;
de Valera igual. Del mismo Cabello que para negar el debate sobre la grabación
de Silva y Palacios, dijo que “en la AN no se trataba sobre chismes sino
sobre pruebas”. Por cierto, de “un chisme”, por definición y coloquialmente, su
contenido es cierto; no es falso sino, impertinente y/o malintencionada su
difusión; diferente a lo que sería un “falso testimonio” o una
“caluminia”. La conciencia de la cúpula chavista, de la realidad de la
grabación de Silva y Palacios; y de la veracidad de su contenido es tal, que
notoriamente ha asumido no tocarlo para nada; con la clásica “muerte del
mensajero”; que se expresa en la repetitiva retórica de Maduro, torpemente
indicativa por lo demás, al descalificar ¡a Ismael García! como “traidor,
etcétera”; pero sin referirse en concreto ni a la grabación ni a su contenido.
Ni a cómo le llegó a García.
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La grabación no es de Mario Silva sino del G2
Obviamente
la grabación no fue de Mario Silva; convenida diseñada y hecha con él, sí: pero
fue del G2; y del alto mando cubano; que con Palacios como escucha, queda a
consciencia y voluntariamente, en el primer plano. Quizás, a sugerencia o
propuesta suyas, de Silva, pero decidida en Cuba. Una grabación sin el sentido
que se pretendió darle; de su “informe” a La Habana, según, sobre el cuadro
actual y la coyuntura de la cúpula chavista. Siendo Silva un agente y operador
del G2; sí, su principal operador mediático; pero que lo que hacía era manejar
programada y pautadamente la información de inteligencia y contrainteligencia
cubano-chavista de ese cuerpo y que la proporcionaba; en ese acto de grabar,
como siempre, no estaba “informando al G2”, que es el dueño de la
información. Con el control de todo el sistema nacional de comunicaciones;
contenido de esa grabación, todo, lo manejan sobradamente los cubanos, más que
ningún venezolano; incluido Silva. Y en vida, más que Chávez mismo. Aramís
Palacios es o era el jefe cubano de inteligencia y contrainteligencia de
la Presidencia.
Los
cubanos habrían decidido hacerla montarla y sacarla; notoriamente, para poner
en evidencia a toda, o prácticamente a toda, la cúpula chavista en su cuadro
terminal actual. Porque ya no cuentan con ella; o, porque en
perspectiva, asumen que ya no van a poder seguir contando con ella,
como era con Chávez. O porque asumen como política no seguir contando igual; ir
tomando distancia; des-involucrase progresivamente del chavismo actual,
fragmantario y residual; cada vez mas insuficiente; del que en
perspectiva, ya en el post-chavismo, no les cabe esperar sino cada vez menos; y
con costos políticos crecientes Hacen y hacen difundir su grabación del
G2; a pesar; o precisamente; y luego, de la visita de Maduro a Cuba y de
la renovación de las decenas de milmillonarios dolarizados convenios que se
firmaron en ella.”O precisamente; luego de su visita…”; digo. Pues
no puede haber sido casualidad, que la grabación de Silva y Palacios, según,
hecha recién el 14A, sea ahora, ya ratificados dichos tratados, cuando “llega”
alas manos de la oposición y es difundida.
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Como en la de Aponte Aponte, en la grabación del G2 nadie se salva
Porque
no hubiera resultado creíble hacerlo diferente, o porque se asumió así, en la
grabación de Silva y Palacios, como fue en las de Aponte Aponte, de Antonini,
de Velázquez Alvaray; no se salva nadie; ni siquiera ellos; ni Silva ni
el cubano. Ni siquiera se salvan quienes son puestos entre ”los buenos”;
que se pretende defender y presentar como los legítimos continuadores de “la
revolución”; de la obra de Chávez. Muy probablemente el formato se mantenga,
cuando, quizás dentro de poco, algún ex-fiscal y/o algunas ex-presidentas, ya
excluidas de la cúpula; concluyan y actúen en consecuencia, que es su
momento de echar para afuera todo, de lo que no, según, no habrían
sido ni los únicos ni los principales responsables y autores; y hagan como
Silva su panorámico aporte a “salvar la revolución”.
Al
adoptar la forma de un supuesto informe interno, a la superioridad de la
inteligencia y la jefatura cubana; confidencial; Silva, ni Palacios, aparecen
como atacando al chavismo, a la revolución; ni a Maduro. Según, al
contrario, estaría es defendiéndolos; salvándolos o advirtiéndolos de sus
enemigos internos; de “traidores y corruptos” infiltrados;, sacrificándose y
corriendo riesgos, en función de su continuidad. Desde el punto de vista
personal y político; la salida o sacada de Silva, a pesar de su altísimo
protagonismo con Chávez vivo, podía haber sido menos estridente y desbastadora
; como ha sido en otros casos. De tal forma que sin otra explicación posible;
los cubanos, redefiniendo sus relaciones con Venezuela; ya conscientes de su
carencia de futuro, habrían optado, mediante la bomba de profundidad que ha
sido la grabación del G2, por aplanar, por emparejar al chavismo; de
manera que ninguno de sus sectores, particularmente los anti o no pro-cubanos
en ascenso y cada vez mas abiertos; tenga superioridad ni
actual ni en perspectiva cercana, sobre los demás.
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Cuidando de evidenciar que era con el G2 de aquí
Siendo
innecesaria; porque Silva no informaba a Palacios nada que él no manejara; la
grabación fue hecha de forma de hacer notoria que era al G2 a quién estaba
“informando”. Las interrupciones, aparte poderse evitar con solo parar el
equipo de grabado; registraban fragmentos de la conversación del cubano con
algún tercero; que, si bien no dicen nada del tema que trataba, sí muestran que
se hizo fue aquí y en alguna sede del alto gobierno; concretamente de Fuerte
Tiuna.
Inimaginable,
que el G2, por muchas deficiencias que a estas alturas tenga; haya caído, haya
pifiado, en grabar una reunión de una conversación y un informe secretos, en
los que aparece involucrado; permitiendo que el informante hiciera su propia
grabación.
Y,
además, que se la llevara con la posibilidad de disponer a discreción de
ella; a sus espaldas. La grabación la hicieron ellos y quedó en poder de los
cubanos; que, o fueron quienes la sacaron; o quienes se la dieron a Silva para
que él la hiciera llegar a la oposición. Que, a todas luces, habría sido lo que
pasó realmente. Con el impacto esperado; y que tuvo y está teniendo su
difusión.
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La alacranera chavista actual, sin Chávez, ya no le sirve a los cubanos
El
fresco, gran formato, que pinta la grabación, cubano-venezolana de Silva y
Palacios; es el paneo en vivo y tiempo real de la cúpula cívico-militar
chavista. Y no de la que habría sido su deriva luego de la muerte de
Chávez. No. Esa de hoy, o igual, fue la que él armó siempre; y que quedó al no
estar más; una verdadera red de mafias. El “pozo de alacranes” como Muller
Rojas lo llamó. Especialmente a partir del 2004, la cúpula chavista fue eso; lo
que él armó de manera de que no hubiera ninguna posibilidad de acumulación,
parcial, personal, local, de Poder; ni de concertación ni de enlaces
horizontales de factores, fuera de su control absoluto, vertical, radial. Esa
alacranera suelta desatada, exacerbada, sin Chávez ni nadie que en su lugar, la
maneje; ya no le sirve al régimen cubano.
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