Sofía Comuniello
[El Libertario, # 69, abril-mayo 2013, p. 8.]
Con
las novedades conocidas desde diciembre de 2012 sobre la salud de Chávez y en
la posibilidad del fin de su ejercicio como gobernante, no se necesitaba ser
muy despierto para darse cuenta que los delfines del chavismo agradecerían con creces
todo alegato de aire universitario y originado en los odiosos “centros del
poder imperialista” que hiciese balance halagüeño de la obra del Comandante. En
tal circunstancia, un trío de avispados scholars
con base en Toronto –los catalanes Carles Muntaner y Joan Benach más María Páez
Víctor, criolla radicada en Canadá– publicaron a comienzos de enero de 2013 el
artículo Los logros de Hugo Chávez y la revolución bolivariana, que
inmediatamente se convirtió en pieza central del arsenal publicitario del
gobierno venezolano y, cómo no, del gobierno cubano.
Ese
artículo, de fácil ubicación en los medios de difusión a la orden del chavismo,
se postula a sí mismo como «una
evaluación lo más objetiva posible de los logros reales alcanzados por la
Revolución Bolivariana de Venezuela durante los últimos 13 años», para lo cual
la docta trinidad canadiense se propone «revisar algunos de los principales
datos disponibles sobre los determinantes sociales de la salud y la pobreza». Veamos
pues esos datos que permiten llegar a la triunfal afirmación que abre el
párrafo final del escrito: «Los
cambios que tienen lugar en Venezuela no son por tanto entes abstractos o
intangibles. El gobierno del presidente Chávez ha mejorado significativamente
las condiciones reales de vida de los venezolanos que se han comprometido en un
dinámico proceso de participación política a lograrlo».
Locademia de
estadísticas I
Una
observación inicial forzosa es respecto a cómo la terna de Toronto cede a la
tentación de dar respuestas simplificadoras a temas complejos escudándose en
números de procedencia poco fiable y, peor aún, presentando datos en términos
que lindan con la manipulación y la mentira descarada. Llama la atención que
pese a su empaque académico, el texto viola una regla elemental para cualquier
presentación de estadísticas sociales medianamente rigurosa: en lo posible
tomarlas y citarlas desde la fuente primaria de dichos datos. Es obvio que esa
fuente primaria aquí serían las diversas instancias del Estado a quienes ha
correspondido ejecutar planes y programas que trajeron los cambios que se
proclaman, pero lo cierto es que de las fuentes de referencia apuntadas en las
15 notas asentadas en el artículo –apenas dos en castellano-, solo una viene de
un organismo estatal criollo (el MINCI, Ministerio que se ocupa de la
propaganda oficial), sin que aparezcan citas directas a datos emanados de las
instituciones responsables de los revolucionarios cambios que se exaltan en
cuanto a salud pública y reducción de la pobreza, o por lo menos del Instituto
Nacional de Estadísticas (INE).
El
otro comentario previo es sobre el silencio que guarda el triunvirato sobre el
tema de la inseguridad en Venezuela. Desde la década de 1990 el impacto de la
violencia en la colectividad se agrava con tal fuerza que ha llegado a tener
lugar destacado en las estadísticas de salud, por ejemplo como principal origen
de muertes y atención hospitalaria para los varones entre 15 y 35 años, en un
país donde se ha pasado, según renuentes estadísticas oficiales, de unos 4.400
asesinatos en 1998 a más de 21.000 en 2012, un incremento de casi 500 %
mientras la población si acaso creció alrededor del 30 %. Todavía más turbia
resulta la omisión del tema al recordar que para cualquier visión desde la
izquierda sobre la pobreza y los males asociados a ella, no hay ninguna duda en
asociar falta de educación e incremento de la miseria con el auge de los
delitos y las agresiones físicas, por lo que al disminuir la pobreza es obvio
que la criminalidad debe menguar o al menos estancarse. En el artículo optan
por pasar agachados ante el irresoluble problema de explicar por qué se
acrecienta la inseguridad como riesgo para la salud y bienestar de la sociedad
venezolana, cuando se pregona que han ocurrido una espectacular reducción de la
pobreza y un enorme auge de la educación, por lo que debía amainar ese terror
cotidiano que sentimos en el país pero cuyo eco no incomoda al trío erudito.
Un “top ten” de cuentos
chinos y cuentas chimbas
Dadas
las limitaciones de espacio, comentaremos solo una decena de las afirmaciones
del artículo, mismas que dejan ver su tramposa intención propagandística,
disimulada tras supuestamente irrefutables números y hechos:
«Durante
los últimos diez años, el gobierno ha aumentado el gasto social en un 60,6%,
(772.000 millones de dólares)».
-
Eso suena muy convincente, hasta que una simple revisión de las cuentas
gubernamentales nos indica que el gasto global del Estado en la última década se
ha elevado más que ese 60,6 %, destacando el abrumador incremento de los gastos
militares. De hecho, en los dos años recientes el porcentaje del presupuesto
nacional que corresponde a gastos sociales tendió a bajar.
«Venezuela
es hoy el país de la región con el nivel más bajo de desigualdad (medida según
el Coeficiente de Gini), habiendo reducido la desigualdad en un 54% y la
pobreza en un 44%. La pobreza ha pasado del 70,8% (1996) al 21% (2010) y la
pobreza extrema se redujo del 40% (1996)
a un nivel tan bajo como el 7,3% (2010)».
-
Se hace ver que disminución estadística de la desigualdad equivale a un
gobierno que hace una redistribución del ingreso nunca vista en Venezuela, pero
al examinar nuestra historia es claro que tal proceso se presenta cada vez que el
ingreso del Estado aumentó gracias a las subidas de precios o ventas del
petróleo, lo que permite a los gobernantes de turno abultar las dádivas
clientelistas que fortalecen su permanencia en el poder. El trípode de Toronto
se deleita comparando cifras que corresponden al reciente período de alza
desmesurada de precios e ingreso petrolero frente a datos de mediados de la
década de 1990, cuando el mercado de hidrocarburos era muy adverso a los países
productores, pero ni casualidad se atreven a contrastar datos con lo sucedido a
mediados de los años 70 o de los 50, periodos de auge rentista.
«En
Venezuela el analfabetismo ha sido eliminado».
-
Aquí el artículo se excede en su lisonja al chavismo, pues aún las muy
maquilladas cifras del INE para años recientes registran un persistente 4,9 %
de adultos analfabetas. Añadiremos que, contrario a lo que suelen sugerir éste
y otros ejemplos de propaganda oficial, el analfabetismo en adultos ya era
relativamente reducido para fines de los años de 1990 (cuando más 10 ó 12 % de
la población sobre los 15 años), en especial al comparar con 6 ó 7 décadas
atrás, cuando abarcaba a dos tercios o más de la población mayor de edad.
«En
1980 se importaron el 90% de los alimentos, hoy el porcentaje es menor al 30 %».
-
Desde los años de 1920 y 30, cuando la industria petrolera arrastró al país a
la modernización capitalista, pasamos a tener una “agricultura de puertos” como
origen de la mayoría de los alimentos que consumimos. Esa característica no ha
variado nada –más bien se agrava- en la era Chávez. Decir que ahora es lo
contrario no pasa de expresión demagógica que la vida cotidiana de los
consumidores en Venezuela y aún las cifras oficiales se encargan de desmentir. Como
muestra de esas cifras apuntemos un dato: el monto en dólares de las compras de
alimentos al exterior fue en 2012 bastante más del doble a lo que era 7 ó 10
años atrás, pues se han debido cubrir necesidades en rubros básicos donde la
producción nacional ha tenido caídas enormes, por ejemplo: azúcar, café, arroz,
maíz blanco, pollo, leche, aceites comestibles y un largo etcétera.
«Un
ejemplo de cómo el gobierno ha tratado de responder de la mejor manera posible
a las necesidades reales de las personas es la situación que se produjo en
2011, cuando las fuertes lluvias tropicales dejaron a 100.000 personas sin
hogar. La población fue inmediatamente protegida en forma temporal en todo tipo
de edificios públicos y hoteles, y en sólo un año y medio el gobierno construyó
250.000 viviendas».
-
Aquí se ignoran las constantes protestas que protagonizan la mayoría de esos
damnificados, todavía en “albergues temporales” donde quedaron a su suerte,
pues solo salieron de allí quienes han podido alojarse con familiares o amigos,
con una mínima fracción que ha logrado obtener vivienda gracias al Estado. Por
cierto, esas “250.000 viviendas construidas” se obtienen con una curiosa suma
donde van las viviendas nuevas en cuya construcción se involucró directamente
el Estado, mas lo hecho por empresas privadas de construcción buscando ganancias,
adicionando la autoconstrucción de vivienda a cargo de personas y familias que
por sí mismas resuelven su necesidad, y también agregando viviendas ejecutadas previamente
–en cualquiera de las tres modalidades antedichas- a las que se hicieron
reformas y ampliaciones.
«30.000
consejos comunales que determinan las necesidades sociales y los problemas
locales, permitiendo que las personas sean los verdaderos protagonistas de los
cambios que reclaman».
-
Basta con revisar el detallado y reflexivo estudio de María Pilar García sobre
los Consejos Comunales (ver sección ‘textos’ de www.nodo50.org/ellibertario)
para que sólo desde el fanatismo desbocado o el oportunismo interesado haya
quien suscriba sin matizar semejante afirmación. Para confirmación práctica, aconsejamos
ir al consejo comunal más próximo a su domicilio, observando lo que allí sucede,
quiénes tienen la sartén por el mango y, en definitiva, para qué termina
sirviendo ese organismo. Ya después de eso se podrá juzgar dónde queda el tal
verdadero protagonismo, si no eres de la directiva, del PSUV y tienes
padrinazgo.
«La
economía venezolana tiene una baja deuda y reservas de petróleo y de ahorro muy
elevadas;… su economía continua siendo fuerte incluso ante la crisis financiera
global».
-
Menos de un mes después de perpetradas y difundidas al mayoreo tan enjundiosas
palabras, tuvimos la segunda gran devaluación en menos de 4 años (una depreciando
al 100 % el valor de nuestra moneda; la otra “apenas y por ahora” del 46 %),
como para recordar a quienes las escribieron aquello de “el pez por la boca
muere”…
«Un
indicio de la creciente diversificación de la economía es el hecho de que ahora
el Estado obtiene casi tantos ingresos de la recaudación de impuestos como por
la venta de petróleo, ya que ha reforzado su capacidad para la recaudación de
impuestos».
-
Las cuentas públicas indican sin lugar a dudas que la recaudación de impuestos
se ha incrementado gracias a otra medida revolucionaria del gobierno socialista:
el restablecimiento del Impuesto al Valor Agregado, luego incrementado en su
tasa. Recordemos algo que se supone sabe todo marxista (excepto si es
funcionario del Estado venezolano): el IVA es el impuesto más regresivo y
neoliberal, pues proporcionalmente pecha con más fuerza a los pobres que a los
ricos.
«La
tasa de inflación, un problema endémico durante muchas décadas, ha caído en el
último trimestre del 2012 a un mínimo del 13,7% en los últimos cuatro años».
-
Gracias a lo estable y más bien creciente de la renta petrolera, ¡si un
problema estuvo ausente de la economía venezolana por muchas décadas fue la
inflación! Aparece después de 1983 agravándose desde 1989, asociada con la
declinación del ingreso rentista en esos años y con la aplicación del recetario
neoliberal. Cabe atribuir a Chávez y sus secuaces el milagro económico de
habernos obligado a soportar, en tiempos de esplendor rentista sin paralelo, la
inflación sobre 20 % anual que sufrimos en los 4 años recientes, lo cual nos da
el dudoso honor de ser el país del continente en que se ha vivido la mayor y
más extendida espiral inflacionaria en este lapso. En ese contexto, alabar el
supuesto logro alcanzado en el último trimestre de 2012, cuando la inflación
cerró ese año en 20,1 %, solo puede ser hacerse desde la insensatez o la
bellaquería.
«The Wall Street Journal ha señalado que
el intercambio de acciones de Venezuela es con mucho la bolsa que mejores
resultados tiene en el mundo (alcanzándose un máximo histórico en octubre de
2012), a la vez que los bonos de Venezuela se hallan entre quienes tienen
mejores resultados en los mercados emergentes».
-
Aquí se supera a sí misma la troika de Toronto. En el mismo artículo donde
pontifican cómo «este nuevo modelo de desarrollo socialista ha tenido un
impacto espectacular en toda América Latina», y afirman con solemnidad que «la
Revolución Bolivariana de Chávez sobrevivirá al líder socialista de Venezuela»,
no tienen mejor validación a las virtudes del chavismo que argumentos tomados del
vocero por excelencia del capitalismo financiero transnacional.
Ciertamente,
con defensores y defensas “intelectuales” de esta catadura, no hay duda en que
la era Chávez contribuye a asegurarse el lugar que bien merecido tiene de cara
al porvenir.
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