Por Ishtar Eljuri
Febres
CNP.6497
“Los procesos electorales en América Latina han estado
siempre manejados en el marco de la lógica del poder. El gobierno que tiene el
control de ese llamado poder formal, es el que está siempre vigilando la
población a través de dádivas para poder ganar y manipular las elecciones y
Venezuela es un claro ejemplo de esta situación”. Quien así opina, es el ex
guerrillero urbano del la FALN, Domingo Tiamo, militante del colectivo
PRV-TERCER CAMINO, quien continúa cabalgando en los sueños bolivarianos de la
esperanza, en los sueños clandestinos, en la lucha por la vida y como él dice
“seguimos avanzando a pesar de las traiciones, que muchos mal llamados
“revolucionarios” y ahora en el gobierno, le han ocasionado al pueblo”.
Donde existen relaciones de poder –continúa diciéndonos
Domingo Tiamo- no podrá haber jamás ninguna revolución, porque ese poder
produce jerarquías, posiciones sociales, privilegios y esto ha sucedido tanto
en los países llamados capitalistas como los llamados socialistas y lo que es
peor, se han corrompido desde ese poder. En estos modelos se ha formado una
clase política y económica que se ha enriquecido, en unos a costa de la mal
llamada democracia y en otros a nombre de una revolución que el pueblo no
observa, ni ve, ni siente, porque es un espejismo que a través de la publicidad
bien dirigida, alienan y manipulan toda una población, valiéndose de la miseria
que esa misma clase política y económica la ha sometido.
Para DOMINGO TIAMO esto ha quedado demostrado, en cualquier
país del mundo, llámese capitalismo o socialismo real y esta observación, que
tiene un gran contenido ideológico y político, la tienen también muchas
organizaciones revolucionarias, nacionalistas y progresistas de América Latina
y eso es bueno, porque le estamos quitando las mascaras a quienes a nombre del
capitalismo o del socialismo, han utilizado la mal llamada democracia que ambos
modelos pregonan para esclavizar a nuestros pueblos y llenar de esperanzas
fallidas, que sólo han conducido a las masas a la resignación, como si no hubiese
salidas, que nos permitan encontrar otros caminos realmente emancipadores de
nuestro continente, como lo han señalado muchos de nuestros compatriotas que se
encuentran en el campo realmente revolucionario. Ambos modelos se agotaron, no
le dieron salida a la pobreza y miseria de nuestros pueblos. En la práctica
esclavizaron a la humanidad, donde el trabajo se manifiesta como mercancía al
cual se le puede poner precio y donde inclusive se le pide a la clase
trabajadora que labore gratis, para enriquecer el llamado ESTADO y a la
burocracia que lo dirige.
¿Y CUALES SERÍAN ESAS SALIDAS DE LA QUE HABLAN USTEDES LOS
DEL COLECTIVO PRV-TERCER CAMINO?
Nosotros fuimos a la guerra, a la lucha guerrillera, unos en
la ciudad y otros en las montañas de Venezuela, al igual que otras
organizaciones y militarmente reconocemos que fuimos derrotados, nuestro
planteamiento de carácter militar fue equivocado, fueron enfrentamientos que
libramos contra una Fuerza Armada con mayor capacidad de fuego y la lucha se
convirtió en una guerra de aparatos, donde el pueblo no participo. Eso nos hizo
rectificar, porque ese vanguardismo lleno de mucho romanticismo y amor por la
humanidad y donde cayeron muchos compañeros nuestros, incluso militares
patriotas que se encontraban en nuestras filas -y dicho sea de paso- que
utiliza este gobierno como íconos del socialismo del siglo XXI y que nada
tienen que ver ni con el chavismo ni con el PSUV, como es el caso de Fabricio
Ojeda, Argimiro Gabaldon, entre otros, nos llevo a ignorar que sólo los pueblos
pueden hacer revoluciones y sin ellos es imposible cambiar el modelo que domina
y esclaviza a la sociedad.
¿Y AHORA QUE PROPONEN?
Nuestros análisis históricos y la propia realidad política
latinoamericana y venezolana, nos ha llevado a dar saltos cualitativos en
materia filosófica, política, doctrinal e ideológica y hemos llegado a la
conclusión sin dejar de discutir esa realidad, que la única manera de hacer una
revolución en Venezuela y América Latina es a través de procesos
insurreccionales, con un pueblo en la calle, donde participen civiles,
militares e incluso las iglesias comprometidas con los excluidos del campo y la
ciudad. Esto quiere decir, que el carácter de la revolución venezolana y en eso
hemos venido insistiendo pasa por un proceso de levantamientos
cívico-militares-religiosos, en aras de construir un camino distinto a los
conocidos hasta ahora y que desemboquen dichas insurrecciones en la necesidad
de convocar una constituyente originaria, de manera que le abra a la población
un modelo económico social alternativo, distinto a los que conocemos hasta
ahora. Se trata de instaurar un nuevo poder donde el pueblo sea protagonista,
donde el pueblo sea el orientador y donde el pueblo sea verdaderamente el que
mande y para tales fines ese nuevo poder tiene que ser horizontal y no vertical
como hasta ahora ha sucedido. En otras palabras, lo que estamos planteando es
una autentica y verdadera revolución, que se revele frente al colonialismo que
trae consigo al capitalismo y al socialismo, que se revele frente a los saberes
coloniales, representado en el pensamiento de la Ilustración y la Modernidad,
que se revele frente a las tendencias únicas. Es un nuevo poder donde la
diversidad, la pluralidad, el debate permanente y constante sea la dialéctica del
acuerdo y desacuerdo, y, en ese debate, orientemos el rumbo del país que
queremos, que se parezca a nosotros y donde Simón Rodríguez generaba toda su
concepción filosófica y política para llegar a afirmar su célebre frase
producto de la reflexión y la inteligencia que siempre lo caracterizo:
“Inventamos o Erramos”.
¿Y ENTONCES USTEDES NO VAN A VOTAR?
Nosotros no vamos a legitimar y nunca legitimamos el
capitalismo de ayer y el socialismo de hoy. Creo particularmente que los
procesos electorales tal y como se dan, manipulan la desinformación del
votante, nuestro pueblo no elige, vota por el que le imponen los partidos, el
poder, además de pisotear la dignidad del ser humano, porque se valen del poder
que tienen para obligar a votar al obrero, al campesino, al estudiante, al
profesional, a través de los mecanismos que da el poder, porque de negarse se
les amenaza con botarlo de los cargos. Y de no ser así, se les chantajea con un
mercado, una paca de cemento, un ladrillo o una hoja de zinc. Es así como ellos
ganan las elecciones, valiéndose de la necesidad y el hambre de nuestra gente.
Nosotros los del Colectivo Tercer Camino, seguimos creyendo que la vía
electoral tal y como está planteada sólo ha servido para legitimar los modelos
de dominación que hasta el momento ha conocido la humanidad. Hoy más que nunca,
América Latina se encuentra en la necesidad de replantearse lo que
verdaderamente es una revolución y eso requiere de una lucha permanente y
constante, en primer lugar, del rearme ideológico y político de los pueblos,
para que se entienda que si el mundo sigue como esta, va rumbo a su propia
destrucción, sobre todo por razones ecológicos y político-militares.
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