Texto y Foto: Eudo Torres
Radio Fe y Alegría
Las calles de Tucupita, en el Estado Delta Amacuro parece ser el pasillo por donde deambula Jesús Rivas todos los días y durante todas las horas, lo único que recuerda son sus días de juventud cuando arropado por las energías propias de la edad dependía de sí mismo para comer y dar a los suyos la manutención diaria sin la necesidad del dinero ya que vivía en la selva y la naturaleza le daba todo
Radio Fe y Alegría
Las calles de Tucupita, en el Estado Delta Amacuro parece ser el pasillo por donde deambula Jesús Rivas todos los días y durante todas las horas, lo único que recuerda son sus días de juventud cuando arropado por las energías propias de la edad dependía de sí mismo para comer y dar a los suyos la manutención diaria sin la necesidad del dinero ya que vivía en la selva y la naturaleza le daba todo
Jesús Rivas, es un warao de 64 años de edad que luego de sufrir un Accidente Cardiovascular (ACV), perdió la movilidad de una parte del cuerpo lo que dificulta su trabajo diario, por lo cual se ha visto en la obligación de tomar las calles como medio de búsqueda del sustento diario, su caminar es cada vez mas pesado, apoyado por un bastón que se ha convertido en su compañero de “aventura” hacia un destino incierto y un camino sin fin.
Ya envejecido y casi sin fuerza debe lidiar con las adversidades, además ha perdido la voz, que ante el ruido del motor de los vehículos apenas se le escuchaba una ligeras palabras, pronunciadas en el idioma Warao, mientras señalaba su garganta indicando que no podía hablar, ante lo cual fue necesario conversar a una distancia muy cercana haciendo grandes esfuerzos por entenderlo.
Hoy, debe caminar a diario con la mano extendida, con un “pote” que casi siempre esta vacío, ante la mirada poco comprensiva del caminante común y los choferes que prefieren ignorarlo sumidos en el mismo entorno que lo envuelve, muy “normal” de las ciudades presos del calor, las preocupaciones y el estrés diario.
Es natural de Winikina, un lugar apartado del estado Delta Amacuro un caserío cuya ubicación no se consigue en un mapa, desde donde emigró hace mas de 2 años cuando fue victima de una mala jugada del destino y cayó convaleciente en el Hospital “Dr. Luis Razetti” de Tucupita, a sus 64 años de edad no ha podido superar los embates del ACV, y su soledad parece prolongarse de por vida.
Este es solo un caso de los tantos que se observan en las calles, ¿Será que la indolencia por parte de las instituciones tiene limites?, ¿este será el destino de mas adultos mayores?, ¿Cuál será el futuro de Jesús Rivas?.
Texto y Foto: Eudo Torres|Radio Fe y Alegría
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