Comunicado de Enric Duran
NI LEYES PARA MANTENER LAS DESIGUALDADES, NI JUICIOS QUE PERPETÚEN LA OPRESIÓN.
POR OTRA MANERA DE EVALUARNOS, RECONSTRUYAMOS EL SER COMUNITARIO
Nuestra sociedad parece no concebir que se pueda vivir de otra manera que no sea bajo el régimen de la ley. Con una educación que desde la infancia nos mata el espíritu de rebelión y nos conduce hacia una obediencia ciega a
la autoridad, perdemos toda iniciativa y la mera costumbre de razonar.
Hace siglos que los gobernantes insisten: Respeto a la ley, obediencia a
la autoridad. La mayoría de los padres y madres educan a sus hijos con
este sentimiento y la escuela lo fortalece, convirtiendo a la ley en
culto y en conductas ejemplares a aquellas que la protegen de los
rebeldes.
Pero ¿de qué ley estamos hablando? Sabemos que el sistema
legal de los Estados occidentales es hijo del Derecho Romano. Es decir,
hijo de un sistema legislativo que se construyó en una época conocida
por las barbaridades imperialistas y militares, una era en que la que el
esclavismo y la pena de muerte eran tan cotidianas como el sol y la
luna. Un Imperio Romano que colonizó la Península Ibérica y con ésta a
sus habitantes originarios. Desde entonces, hemos pasado por todo tipo
de regímenes autoritarios, siglos y siglos de barbarie y perversión que
han estado acompañados del sometimiento al Derecho Romano. Así hemos
llegado hasta la mal llamada democracia que rige en la actualidad, sin
que nunca haya habido una ruptura con el ordenamiento jurídico romano.
Habría que remontarse mil años atrás para comprender la fuerte
aceptación e interiorización generalizada de expresiones como
"obediencia a la ley". Al conocer las atrocidades, que cometieron en
épocas pasadas los nobles con los hombres y mujeres del pueblo, podemos
entender que aquellos que nunca obtuvieron justicia vivieran como un
triunfo el hecho de ver reconocidos, al menos en teoría, algunos de sus
derechos personales que les permitirían salvarse de la arbitrariedad de
los señores.
Cabe decir que todavía en los siglos XIX y XX se
consideraban los derechos como una concesión que hacía el Estado a los
individuos, o dicho de otra manera, como una conquista del pueblo
respecto a la predisposición del Estado a tener un poder absoluto sobre
la vida de las personas.
Para leer el artículo completo:
http://enricduran.cat/es/comunicado-de-enric-duran-13-ni-leyes-para-mantener-las-desigualdades-ni-juicios-que-perpetuen-la-opresion/
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