Jesús Yajure
Después de nueve (y oígase bien, NUEVE largos
años) luchando por justicia, Cupertino Mujica -un honestísimo comerciante,
hombre educado, amigo, luchador del Comité de Víctimas Contra la Impunidad y
defensor de derechos humanos- logró que los funcionarios culpables de sembrarle
drogas fuesen sentenciados.
Con esto no pretendemos decir que la
justicia en nuestro país funciona, nada de eso. Pero al conocer hace pocos
minutos la noticia recordé el texto que escribí sobre su caso en 2010. La frase
-dicha por Cupertino Mujica- es una de esas que hacen titulares, que retumban,
y que nos obligan a tomar acción. Él dijo "El silencio nos hace cómplices
de la impunidad".
En nueve años es mucho y poco lo que ha
pasado. Tuvo que esconderse para evitar ser perseguido o (quién sabe) asesinado
por funcionarios del Cicpc acostumbrados a extorsionar, robar, sembrar, vejar,
humillar a los ciudadanos.
En 2010, Cupertino Mujica fue no sólo
absuelto, sino que en una audiencia que yo mismo presencié el Ministerio
Público ofreció disculpas públicas por toda la andanada de vejaciones que
sufrió. Como un luchador que es, a él no le bastó que el juez ordenáse que le
devolvieran sus pertenencias robadas por los verdaderos delincuentes. Demandó a
los responsables, persistió y finalmente venció.
Hoy los agentes Alberto Gil y Carlos Navas
han sido condenados a nueve y dos años de cárcel. Toda una lección.
Felicidades al Comité de Víctimas Contra la
Impunidad de Lara y a Cupertino.
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