Pablo Stefanoni
El día 10 de diciembre de 2012, la Aduana
General de la República de Cuba decidió confiscar un envío de periódicos El
Libertario -de Caracas- al Taller Libertario Alfredo López (TLAL) en La Habana,
a través de DHL. en el acta de retención y modificación nº01898, y la
resolución de decomiso Nº 1366, que nos hicieron llegar. En los documentos
referidos se expresa lo siguiente: “mercancías retenidas: 4 periódicos el
literario. abriendo espacios de libertad edición 65 febrero-marzo y 13
periódicos el literario (sic, por El Libertario) contra el chantaje electoral
edición 66 mayo-junio”. “Al realizar la inspección física del envío, se
detectaron 17 periódicos cuyo contenido atenta contra los intereses generales
de la nación, por lo que se procede a su decomiso en correspondencia con lo
establecido en la legislación vigente”.
Varias veces -según reportes de prensa-
cubanos y cubanos se quejaron ante funcionarios diciéndoles “¿Acaso no escuchó al
compañero Raúl?”. En efecto, el presidente Raúl Castro ha señalado en varias
oportunidades que es necesario acabar con las prohibiciones absurdas. Y en
efecto, parece absurdo que un paquete de 17 periódicos anarquistas atenten
contra los intereses nacionales cubanos que por lo demás lograron enfrentar con
éxito más serias amenazas del imperio vecino. Hoy, mientras la Iglesia Católica
tiene completa libertad de palabra, las corrientes de izquierda crítica carecen
de ella, lo que cuestiona las visiones binarias que justifican la censura en
nombre de los intereses de la revolución.
Entre los artículos que publican las
ediciones confiscadas está uno del Observatorio Crítico que se titula “¡Qué
compre China quien no la conozca!” (es conocido que parte de la élite cubana ve
en China y Vietnam un modelo a seguir), Poder y falsificación: el “Manifiesto
de Gaona” -de Rafael Uzcátegui- y uno mío reproducido de una columna en
Página/7 titulado “¿Más papistas que el Papa?”, donde reseñaba la curiosa
búsqueda de las raíces católicas de la cubanidad a la que en medio de la última
visita papal se abocaba la prensa oficial en artículos como “patria y fe”.
Con todo, quizás todo esto sea una inercia
que se va superando -aunque muy lentamente-. El 14 de enero, varios críticos
-entre ellos Yoani Sánchez- se presentaron a pedir su pasaporte. Ese día quedó
sin vigencia en permiso de salida al exterior que impedía abandonar la isla a
muchos cubanos y cubanas. A todos -incluyendo varios disidentes- les dijeron
que pasen en 15 días a buscar sus documentos. Los temas raciales y
concernientes a las minorías sexuales (alguna vez consideradas antisociales) se
discuten más abiertamente, en este último caso bajo el amadrinamiento de
Mariela Castro. Revistas como Temas, Caminos, Criterios, Espacio laical,
pusieron aire fresco en el debate intelectual. En este contexto, y
paradójicamente, muchos socialistas críticos ven a Raúl -otrora encargado de
tareas antipáticas como cerrar el Centro de Estudios sobre América- como un
aliado contra los dinosaurios.
Sin duda la actual transición hacia algún
lugar que nadie puede precisar bien pero que sabemos que intentará ser una
mezcla de Estado (y partido) fuerte y apertura económica, encuentra a Cuba
mucho más integrada a América Latina. El escenario para las reformas es sin
duda mucho mejor que en los 90. Allí se negocian los acuerdos de paz
colombianos, la isla estará a la cabeza de la Celac, varios presidentes son hoy
“amigos de Cuba”, etc. En ese marco, los problemas son muchos, y seguramente
ninguno de ellos se vincula con los riesgos de que un grupo de jóvenes cubanos
pueda leer un periódico libertario. Por otro lado, que hoy se censuren
artículos anticlericales como hostiles a los intereses cubanos no deja de ser
una paradoja... que da cuenta de que la historia es mucho menos lineal de lo
que lo imaginamos.
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