Por Grupo Rescate Nacional
El siglo nace con la disolución de los antiguos polos de poder, derrumbe que se lleva el viejo paradigma: la felicidad de la humanidad sólo tendría dos opciones, en el bloque socialista o en el capitalista. El mundo sufre un reordenamiento político, los paradigmas de la globalización naufragan, la lucha de las minorías satélites se afirman en la búsqueda de un camino originario. La lucha por la libertad, por el ejercicio de las diversidades culturales, políticas, étnicas, religiosas, la reconstrucción de las soberanías y preservación de los espacios geográficos, es improrrogable. Soberanía, espacios geográficos se enfrentan a una nueva amenaza: la escasez de la energía y control de las fuentes de recursos naturales, ambos bajo la visión de un mercado que continúa perdiendo eslabones éticos y que deja al descubierto las franquicias comerciales del llamado bloque socialista. Las minorías deben enfrentar el fortalecimiento de la sociedad civil y política, la estabilidad de las instituciones y la preservación de las indefensas poblaciones de estados que se ven amenazadas de forma endógena y exógena por alianzas que entre ellos surgen a favor del gran capital.
El siglo nace con la disolución de los antiguos polos de poder, derrumbe que se lleva el viejo paradigma: la felicidad de la humanidad sólo tendría dos opciones, en el bloque socialista o en el capitalista. El mundo sufre un reordenamiento político, los paradigmas de la globalización naufragan, la lucha de las minorías satélites se afirman en la búsqueda de un camino originario. La lucha por la libertad, por el ejercicio de las diversidades culturales, políticas, étnicas, religiosas, la reconstrucción de las soberanías y preservación de los espacios geográficos, es improrrogable. Soberanía, espacios geográficos se enfrentan a una nueva amenaza: la escasez de la energía y control de las fuentes de recursos naturales, ambos bajo la visión de un mercado que continúa perdiendo eslabones éticos y que deja al descubierto las franquicias comerciales del llamado bloque socialista. Las minorías deben enfrentar el fortalecimiento de la sociedad civil y política, la estabilidad de las instituciones y la preservación de las indefensas poblaciones de estados que se ven amenazadas de forma endógena y exógena por alianzas que entre ellos surgen a favor del gran capital.
HAY QUE ENFRENTAR EL ESTADO CAPITALISTA
FALLIDO DE VENEZUELA
La condición originaria hace que el concepto de libertad se materialice en el pueblo. Toda decisión y acción que pretenda ordenar a una sociedad, no será legítima si pierde su condición originaria, si no parte del pueblo. Toda aquella individualidad o colectivo que trate de alzarse a nombre del pueblo obviando consultarlo e imponiendo sus apetencias, usurpa la libertad y compromete la soberanía de ese pueblo. Con estas precedentes significaciones podemos inferir que la situación política y geopolítica en Venezuela exhibe características que le son propias a un ESTADO FALLIDO, es decir, un ESTADO INHÁBIL PARA CONSTRUIR SU FUTURO, veamos:
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Pérdida
del control físico del territorio:
Es pública y notoria la presencia de grupos en armas paramilitares, guerrilleros, narcotraficantes, crimen organizado y delincuencia en general en los estados colindantes con Colombia y, de mayor importancia, su contribución al narcotráfico con la participación cómplice de las élites civiles y militares en funciones de gobierno. Es válido deducir, en consecuencia, que las Fuerzas Armadas Venezolanas ya no honran su mandato de defensa de la integridad y soberanía territorial. En adición a ello, y a manera de ejército ocupación, la violencia de calle se impone y asfixia a la sociedad venezolana. El dominio delincuencial de los territorios urbano-regionales y de la Capital Caracas es la más exitosa política del gobierno socialistoide: más de veinte mil asesinatos anuales, sicariato, extorsiones, secuestros y el “pranato” en las cárceles constituyen la más fehaciente materialización de un estado de terror en el cual sobre-vivimos. Menos conocidos son dos otros ejemplos del estado fallido “revolucionario”, según sigue: la minería garimpeira que erosiona las cuencas del Alto Caroní-Paragua, por una parte, y la entrega complaciente de nuestros derechos territoriales en la ex Guyana Británica, por la otra.
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Erosión
de la autoridad legítima en la toma de decisiones
Es igualmente pública y notoria la sumisión al Ejecutivo de los poderes Judicial, Moral, Electoral y Legislativo. Más grave aún es confirmar la sumisión del Ejecutivo a una agenda decisoria dictada por los intereses políticos y geopolíticos de Washington, Moscú, Pekín, Brasilia, etc. En esta agenda decisoria destaca la entrega de los recursos de la faja petrolífera del Orinoco a las corporaciones globales de la energía. En efecto el modelo de relación tipo Empresas Mixtas instituye a su favor (sin precedentes mundiales) la copropiedad de los recursos y de la renta petrolera de todos los venezolanos. Nuestra soberanía ha sido recolonizada por gracia de una autoritaria “revolución militarista” cuya indigencia conceptual le re-entrega a los capitales anglosajones lo que alguna vez dragoneó como la verdadera nacionalización del petróleo (2005) y la expulsión de Exxon-Mobil y Conoco-Philips, las cuales siguen presentes a través de las empresas mixtas creadas por esta administración con las compañías cuasi-estatales rusas que fungen como sus agentes.
Incapacidad para suministrar servicios
básicos
La crisis eléctrica gestada en 2003 alcanza su cénit en 2009-2012. La electricidad es el servicio de los servicios, sin ella se degrada el bienestar social y la actividad económica. En paralelo el manejo de las industrias del petróleo y del gas revela una creciente incapacidad oficial para suministrar los combustibles y energéticos.
La “revolución bonita” ha infligido un infinito daño a la infraestructura eléctrica. El valor de la energía no servida es cuantificable en $200 mil millones. No obstante, la vocería de una planificación chusca del país alardea de un crecimiento de la economía del 4% al 6% interanual, un fenómeno imposible en ausencia de un 20% de oferta de electricidad. En paralelo, el desempeño oficial en la conducción de las industrias del petróleo y del gas devela su ostensible negligencia criminal en la matanza de Amuay (Agosto 2012) y en la ya extraviada seguridad energética nacional, coartada para negociados en la importación bajo crisis de gasolinas, gas y diesel. La Educación, en particular, exhibe 4.5 millones de adolescentes fuera del sistema de escolaridad y una tasa de deserción del 50% en primaria. Igual incapacidad de gestión estatal muestran los servicios de salud, transporte, vialidad, manejo de desechos y del mantenimiento de la infraestructura ya con vicios heredada de la “IV República” y profundamente pronunciada por este gobierno, tales las recurrentes caídas de puentes y el desborde del Lago de Valencia y otros. Por inverosímil que parezca, nunca antes en nuestra historia republicana la renta petrolera ha sido factor para la destrucción de la sociedad venezolana.
·
Auto
exclusión selectiva en el campo de las relaciones internacionales
Al igual que ocurre en Cuba y Corea del Norte, la geopolítica del Estado Venezolano conduce al aislamiento de la comunidad internacional de naciones. En acciones que esconden caprichos y frustraciones, el Estado Venezolano se separó de la Comunidad Andina de Naciones, por una parte, y desconoce las competencias del Centro Internacional para el Arreglo de Diferencias en materia de Inversiones (CIADI), por la otra. De mayor importancia, en aras de escapar fallidamente al juicio internacional de sus responsabilidades, el gobierno militarista se auto-excluye del Sistema Interamericano de Protección a los Derechos Humanos. Con ello cree viable conjurar sus transgresiones de los DDHH en Venezuela y fuera de nuestras fronteras. La geopolítica del militarismo autocrático venezolano descansa en la renta petrolera y sin ella las relaciones del tipo ALBA, MERCOSUR y UNASUR no tendrían asidero real. De mayor complejidad y riesgo es su actitud en contra de Israel y en contravía de nuestros pares árabes en la OPEP, ambos querellados con Irán. Así las cosas, y en una secuencia de arrebatos de insensatez, nos coloca indefensos en el foco de un potencial conflicto global.
Ante la situación que vivimos, la
alternativa es la lucha cívica en todos los espacios, de la palabra pasar a la
acción repitiendo salidas históricas como el 19 de Abril de 1810 o como el 23
de Enero de 1958 (los cuales son hechos constituyentes originarios, populares,
democráticos, pacíficos), defendiendo la soberanía ante el usurpador
individualista y representante del dominio extranjero que se perenniza en el
poder.
LA LUCHA CONTINUA¡¡¡
RESCATE NACIONAL
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