Rafael Iribarren
.-.* PRIMERA PARTE
.-* El año de las mayores movilizaciones ciudadanas de
nuestra historia
Las votaciones presidenciales del pasado domingo 7O constituyeron el cuarto de una secuencia de eventos sin
precedentes en nuestra historia de movilización ciudadana, contra el
autoritarismo. El primero, la sorprendente e inesperada participación masiva en
las Primarias de Febrero; el segundo,, la marcha igual espectacular para la
inscripción de la candidatura unitaria de Capriles en el CNE en julio; el
tercero, el acto de cierre del 30 de septiembre; sin contar las decenas de
movilizaciones masivas en las regiones durante la campaña; conforman una
secuencia espectacular de movilizaciones ciudadanas, políticas, in-equiparables
en nuestra Venezuela, contra el
autoritarismo; que coronó, el cuarto,, dentro de la movilización de 16 o mas millones en todo el país en las colas de votación; de los cerca de 7
millones que lo hicieron para votar abiertamente contra Chávez; sin sumar los
otros millones que se abstuvieron ni los que pretendieron hacerlo para no
volver a votar por él; pero que en contra de su voluntad finalmente fueron
remolcados a votar; o hechos aparecer votando virtualmente. El 7O, desmintiendo
en la calle los resultados cantados por el CNE, se dio una expresión viva del rebullir ciudadano
antiautoritario, antichavista, cotidiano que ya desde hace años viene creciendo
en todo el país; y que en la campaña se desató torrencialmente
.-* El chavismo no iba a votar
La jornada de
votación fue como la campaña. Una abrumadora movilización de la oposición que
en todas partes del país, formó colas para votar desde la madrugada; en
contraste con la ostensible menor participación masiva oficialista cuya
presencia en las colas en la mañana y hasta medio día fue menos notoria y
activa que la de la oposición en relación a como fue en anteriores eventos. La
“diana” cuartelaria que se ha decretado
como “partida”, y que el mismo Chávez ordenó a que sonara en los barrios desde
media noche para que los chavistas se movilizaran hacia estar desde las 3
am encabezando las colas; se escuchó fue ya hacia el amanecer y mas que
todo a lo largo de las avenidas recorridas
por pequeñas caravanas chavistas con potentes equipos de sonido que se
sentían acercándose cuando pasaban y luego alejándose y no se escuchaban mas
hasta que al rato volvían. En general, como fue a lo largo de la campaña, y a
diferencia de procesos anteriores, el chavismo no se sintió; siendo tan notorio
hasta después de mediodía esa mayor presencia oposicionista tanto en las colas como en los alrededores de
los centros de votación y en general en la Ciudad , que hay la información, de que antes de
ir a votar el mismo Chávez en persona ordeno telefónicamente a todos sus
gobernadores, jefes regionales de campaña, que como fuera procedieran a
remolcar la gente a los centros de votación.
Desde primeras horas de la tarde las mediciones a boca de
urna mostraban números parejos; unos con
Chávez encima por algún punto; otros con Capriles; punteando. Y mientras en muchos centros
seguía habiendo colas, porque el ritmo de votación estaba siendo deliberada
y notoriamente lentificado, otros se mostraban ya vacíos sin colas. Desde
mediodía las llamadas telefónicas de equipos identificados con entes
gubernamentales; además de las campañas de robots telefónicos; otro tanto hacia
la oposición; llamaban a decenas de miles de electores, con nombre y apellido y
datos sacados de nóminas o directorios y series de planillas, de dichos entes,
misiones ministerios alberges etcétera;
advirtiéndoles que no habían votado todavía y anunciándoles que los
buscarían para que lo hicieran.. A partir de cierta hora de la tarde a muchos
centros electorales ya vacíos fueron llevados y puestos a formar colas, grupo
tras grupos de votantes supuestamente rezagados remolcados por equipos del
activismo chavistas, de la “maquinaria chavista”; muchos en vehículos oficiales
indisimuladamente identificados como tales y hasta con presencia de personal
militar y de la milicia armado Nada
nuevo ni exclusivo del oficialismo; la universal “operación remolque”; o
“remate” como la llamó el chavismo para ocultar su compulsividad; aunque a una escala superior a cualquiera
antes conocida, sin disimular el uso y el abuso de recursos oficiales; y
evidentemente haciendo ostentación de la
presencia amenazante de militares armados .Como es legal, formadas entre 5 y 6
pm fuertes colas en las afueras de los centros, estos se mantuvieron abiertos
varias horas adicionales.
Tenemos que creernos
entonces, que entre la media tarde en
que se pulsaba un resultado parejo, y con tendencia al triunfo oposicionista;
emparejamiento que, matemáticamente en total parcial no podía estar por encima
de los 11 o 12 millones de votos ya emitidos; o sea en torno a los 6 millones
cada candidato; hasta el cierre total del proceso de votación por el CNE, dos o
tres horas mas tarde, se habrían producido la movilización de ¡entre 2 y 3
millones de votos!, supuestamente “rezagados”,(o, ¡”aguantados”! según),
obviamente chavistas; y que de hecho
voluntariamente no habían votado ni en la madrugada cuando las dianas y las
colas ordenadas formar por Chávez, ni en la mañana;: habiéndolo hecho
finalmente, los que realmente lo hicieron, solo a partir de los millones de
llamadas de la presión y el compulsivo remolque masivo del fin de la tarde.
.-*Los resultados del CNE: Fata Morgana; un desconcierto
para todos
Fue una jornada tranquila sin incidentes importantes. Solo
en algún momento ya en la tarde se vieron algunos grupos de motorizados
embanderados; sin que llegaran a darse las fuertes e impactantes movilizaciones
de varios cientos recorriendo estruendosa y amenazadoramente las avenidas, de
otras ocasiones.
Hacia el fin del día, ya cerca del cierre de las mesas, la
idea y la sensación general, nacionales, sobre las mediciones hechas y ante la
forma masiva y notoriamente no- oficialista como se habían movilizado los
venezolanos para votar, y no solo en los “territorios” que alguna vez y con
solo algún sentido se consideraban no-chavistas, sino en general , era que
Chávez había perdido
Luego del primer boletín del CNE dando como ganador a Chávez
hubo, no muchos, fuegos artificiales en algunas partes de la ciudad y alguna
pequeña caravana celebrando el triunfo. Pero, si la oposición no celebró, por
razone obvias; a diferencia de ocasiones anteriores, el chavismo tampoco lo
hizo. Y, ya hacia la media noche, no mas de solo algunos pocos miles se
congregaron ante el “balcón del Pueblo” para celebrar y escuchar a Chávez.
De ser verdad los resultados cantados por el CNE; hay que
concluir que todo fue una ilusión óptica,. “Fata Morgana”. Nada había sido
cierto; ni la agitación nacional cotidiana contra el chavismo y la crisis
nacional profunda en que cabalga su gestión, paralizada e incapaz de responder
mínimamente salvo con retórica y demagogia baratas, reaccionaria antipopular
antiobrera; ni habían sido ciertas las espectaculares movilizaciones
antichavistas de oposición de los meses previos a la campaña; ni tampoco las
igual sin precedentes movilizaciones regionales en ella. Nada; nada había sido
tan verdad como había sido visto y sentido en todas partes; ni la calidad real
de la movilización nacional el propio 7O. Ni era cierto el emparejamiento que
pre-electoralmente medían las encuestas confiables; y que hasta las menos
confiables que manipulaban los números pero dejaban abierta la posibilidad del
llamado “empate técnico”; resultando ciertas, precisamente las predicciones de
las encuestadoras notoria e indisimuladamente pagadas por el chavismo y puestas
a su servicio de matriceo, que, según, sí acertaron; aunque se les había pasado
un poco la mano.
El lunes 8 fue como un domingo malo, de mal tiempo y modorra
pesada Las calles desiertas, la
actividad comercial y administrativa oficial y privada cerrada casi sin
transporte superficial la gente en sus casas, o en la acera o en las esquinas. Nadie celebraba nada. Notoriamente y al contrario de celebrar la gente, toda, estaba verdaderamente
reponiéndose del desconcertante impacto del día anterior; los votantes
antichavistas, reponiéndose de su derrota; y, ¡también!, los votantes chavistas,
reponiéndose de su “triunfo”.
.-* Una plasta de victoria; y una derrota esplendorosa.
Los resultados electorales, en relación a las diferencias de
calidad política de las votaciones, chavista y antichavista, diferencias
parejas con las de las que se dieron
entre las dos campañas, no tienen comparación. Mientras la votación
antichavista, aparte cualquier especulación sobre una supuesta, y solo
relativa, “territorialización clasista de la polarización”; fue
determinantemente voluntaria y espontánea; la chavista nó; al menos buena parte
de ella no lo fue. Sin contar aquí la parte
fraudulenta,; y asumiendo que de la votación chavista del domingo
ciertamente una buena parte fue voluntaria, que fue de gente que aparte su
motivación concreta, otro tema, aparte del clientelismo, del antipuntofijismo,
de la presión, etcétera, votó voluntaria y espontáneamente, por “el malo
conocido…”, otra parte, grande, importante, históricamente chavista o
sociopolíticamente relacionada con él; hasta media tarde, hasta que fue
remolcada o empujada compulsivamente hasta las colas y la mesa de votación, se
estaba absteniendo; se estaba absteniendo
conciente y voluntariamente, aceptando al final ir a votar solo bajo
presión acoso chantaje y miedo.¿Cuantos?, uno o uno y medio, o dos o dos y
medio millones, que luego del acoso telefónico y comunal tuvieron que ir a votar;
a votar realmente o que fueron
sustituidos fraudulentamente, por quienes lo hicieron con sus identificaciones
“pret a porter” del SAIME, por Chávez.. (La leyenda de que todo eso, el remolque a última hora,
fue una estrategia, de “remate”, según, meticulosamente elaborada y ejecutada;
aparte de suponer una capacidad que realmente el chavismo no tiene y de no
concordar con su mengua e incapacidad crecientes de convocatoria; tapa lo que
realmente fue:una respuesta de emergencia, de vida o muerte; y, con todo; obviamente incluido el
fraude).
Se estaba absteniendo el 20 o 25% o más de quienes real o
falsamente luego aparecieron o fueron hechos aparecer votando por Chávez,
haciéndolo finalmente en contra de su voluntad y de su conciencia, lo que
significa que quizás hasta una cuarta parte de quienes
aparecieron como votando por él, aunque rechazan la oposición, y de ninguna
forma hubieran votado por ella, también
lo rechazan a él. Dicho en otros términos, buena parte de la votación por
Chávez, hoy, ya también lo rechaza a él.
Quiere decir que, sobre una derrota, resultado al menos en
parte del fraude; sobre una derrota honrosa, brillante, de millones que
asumieron voluntaria y hasta valientemente, aunque bajo presión de la
polarización, votar por la oposición; el “triunfo” chavista, oscuro y
resultado, del ventajismo y el abuso del Poder, de las mas sucias
manipulaciones y operativos de chantaje miedo tráfico y compra, y del fraude,
es indiscutiblemente “una plasta” de
triunfo. O, dicho en lenguaje coloquial, política ética y si se quiere
ideológica y “revolucionariamente”, el triunfo electoral de Chávez, no sobre
Capriles y la Oposición que han sido circunstanciales; sino sobre la
gente sobre los venezolanos y sobre su propia gente, es una cagada de
triunfo.
.-* No importa el fraude; sino que no se hable de él
A partir del 2005 cuando se abstuvo mas de dos tercios del
electorado; una actitud política bién respetable, comprensible y éticamente
justa; con la
Asamblea Nacional 100% chavista que resultó de los comicios
de ese año, en la oposición las cúpulas puntofijistas y “politólogos”
articulistas y partidos; y mas recientemente en la MUD y el CV, se estableció,
“ex cátedra” la línea de que del fraude
y de su evidente manejo por el CNE no se habla; aunque nunca se ha demostrado
consistentemente de donde sale la votación chavista; y aunque resultados de
pasados procesos luego de años no han sido publicados; se rechaza y condena,
hasta la histeria, descalificándola como “antipolítica” cualquier referencia al
respecto. El país conoce de las controversias que dentro de la oposición ha
habido en ese tema; y de su disposición sin relativismos, en concreto de la MUD y el Comando Venezuela
(CV), reiterada hasta impertinentemente, a reconocer los resultados que
produjera el CNE Y también igual lo
conocen Chávez y el chavismo. Sin embargo, el eje de su ofensiva política,
junto a presentar a Capriles como el candidato de la burguesía y los
empresarios, de la derecha y del Imperio; etcétera, del puntofijismo y como
neoliberal, fue acusar a la oposición de un “Plan B”, para desconocer al
“arbitro” como él llama al CNE, y de estar montando las condiciones y los
operativos para desconocer en la calle el “triunfo popular”, el suyo, cuando
ese ente informara los resultados de que ganaba la reelección. Hasta que avanzada la campaña la MUD y el CV inexplicablemente
y con una dudosa motivación, y sin justificación, aceptaron el chantaje de
firmar, y lo hicieron, el compromiso de que reconocerían, a nombre de la
oposición y del candidato, “fueran cuales fueran”, los resultados que el
“arbitro” cantara luego del conteo de votos del 7 de octubre. Resultados, por
cierto, que él, Chávez, cantó, varias veces; aunque con un “margen de error” de
no mas del un 4% desde el inicio de la campaña
Sin embargote ello, y solo bajando la frecuencia, Chávez y los
chavistas, no pasó día sin que insistieran en el supuesto “Plan B” de “un
sector de la Oposición ,
del Imperio”, de denunciar los resultados que cantaría el “arbitro”, producir
violencia “desestabilizar y ensangrentar al país; advirtiendo que “si se les
ocurre y de lanzarse a una aventura, serían, etcétera, etcétera…”.
Así, además de la ya vieja y reiterada declaración oposicionista
de que el sistema electoral es confiable y de que el secreto del voto está
garantizado, aunque denunciando el ventajismo; toda ella, encabezada por la MUD y el CV y Capriles, se
convirtió en la mas importante y radical defensores del CNE descalificando
hasta la histeria de “antipoilítica” y hasta de “hacerle el juego al chavismo”,
cualquier cuestionamiento sobre su absoluta falta de transparencia y el manejo
arbitrario, sin contraloría de ningún tipo, que se hace de la estructura del
sistema. Anatematizar cualquier cuestionamieno o duda sobre el sistema y el
CNE, fuera cual fuera su soporte y a pesar de la evidencia que fuera, se impuso
como línea política a acatar por encima de todo. La cuestión dejó de ser, si
hay o no fraude; sino que sea lo que sea ni siquiera se le mencione.
.-* El candidato perdedor legitima al “arbitro”; y avala
moralmente Chávez
A no mas de dos horas del primer boletín del CNE con los
resultados todavía parciales, Capriles, desentendido absolutamente de las
opiniones de la pluralidad oposicionsista a la que le debe su condición de
candidato unitario; y de las de los millones que votaron contra Chávez, por
ella; declaró que los aceptaba reconocía el triunfo de Chávez; y, firmemente lo
felicitó. A “su” gente, la consoló con la idea de que ellos no habían perdido,
que realmente fue su triunfo de ellos; y que el único y verdadero perdedor era
él; que así lo asumía con humildad pero que seguía, que no había sido sino el
comienzo, que tenía 40 años; y que siguieran contando con él. En declaraciones
posteriores y en la circunstancia de reasumir la gobernación de Miranda;
reiteró lo dicho en el primer momento; insistiendo en advertir contra “la
antipolítica” y “los radicalismos”.
Al felicitar a Chávez por su triunfo, sin relativismos ni
puntos suspensivos, aparte la referencia al “ventajismo”,avaló reconociéndolas
no solo todas las actuaciones del “arbitro” sino también el obsceno manejo de
todos los recursos del Poder del que sin límites ni escrúpulos hizo
uso a lo largo de su campaña
En la nutrida rueda de prensa de Capríles aceptando los
resultados una reconocida luchadora social y política, muy respetada y ajena a
“radicalismo” o “antipolítica”; promotora de una pequeña organización que lo
apoyó bien activamente en Guayana; en el lapso de preguntas, la planteó la
posibilidad legal de solicitar el recuento de los votos; ante lo que él, al mas
puro estilo chavista, la descalificó y, como a todo el que coincidiera con tal
actitud, la puso en tres y dos: Sin que sea textual, le espetó,: Dejémonos de
cómicas;…;no permitamos que regrese la “antipolítica”, la atajó; “aquí” no hay
lugar para “radicalismos”…”radicales” fuera….
El CNE y el SAIME son cajas negras bajo total control
político y técnico de personal chavista de absoluta confianza; son entes
cerrados a cuyas estructuras no hay acceso libre ni son objeto de ningún tipo
de contraloría ni supervisión externo no-oficialista. Que se sepa y a menos que
se esté mal informado, en ellos sucede solo y todo lo que el alto chavismo,
Chávez, decide; incluso y obviamente a nivel de su directiva La oposición y los
entes que han sostenido que no hay inconsistencia ni fraude lo han hecho, bien
cuestionablemente, solo con base a
auditorias específicas sobre muestras aleatorias, del REP las máquinas de
votación las captahuellas, de los equipos de rechequeo diseñadas técnico-institucionalmente sobre
normativas y programas del mismo CNE. No hay, como tendría que ser, presencia
no-chavista permanente con pleno derecho
y libre acceso a todas las áreas y fases internas de los procesos. Hoy, repito,
que se sepa, nadie tiene conocimiento ni manejo exhaustivo de toda la
estructura medulares ni del CNE ni del SAIME, bases procesales y
técnico-jurídicas del sistema electoral venezolano; por lo que nadie seria y
honesta, e inteligentemente, puede afirmar terminantemente que en esos entes no
hay posibilidad de fraude, que no es posible y que no lo hubo .Quienes lo
hacen, lo hacen ambigua y acotadamente, y sobre un pragmatismo electoralista
rayano en la ingenuidad y/o la deshonestidad; en cualquier caso lo hcen
irresponsablemente.
Puede entenderse, aunque es bien discutible, que se asuma
por conveniencia ”política” pragmática-electoral, no mencionar el fraude por
que “no puede probarse”; pero negarlo, sin poder probar que no lo hay, como lo
han hecho en la oposición la MUD
el CV, y Capriles, es irresponsable. Obviamente, la prueba contra la idea de
que sí hay fraude; sería la demostración incontestable de que no puede haberlo;
con una contraloría independiente técnico-ciudadana exhaustiva y permanente del
CNE y el SAIME; o si estos entes fueran transparentes y absolutamente abiertos
a la vista de la gente. Lo que no es así. Por lo que, y mientras tanto, es
éticamente una obligación, políticamente acertado y respetuoso de la
inteligencia del venezolano; apuntar a
que, si el fraude sí es posible y esos entes electorales y de identificación
son controlados por un Chávez sin escrúpulos; en necesitándolo para su
mesiánico “proyecto histórico”, para disponer de mayores y mas cómodos márgenes
electorales y sobre todo en situaciones
críticas; no cabe la menos duda de que lo hace hizo y hará; cada vez que lo
considere necesario.
.* SEGUNDA PARTE
.-* De la unidad al liderazgo; al fin, nuestro David contra
Goliat
Las campañas de Chávez y Capriles, fueron, inversas a como
se esperaba o se supondría que fueran cada una con respecto a la otra. La de
aquel, según, gran líder mundial, de la “participación”, de que “la calle es
del pueblo” de “la inclusión”, etcétera, fue determinante y omnipresentemente
mediática casi sin actos ni vínculo real directo espontáneo con la gente. Mientras los actos que hubo
fueron remolcados tarifados y fríos; pesados.
La de Capriles, relativa y se diría que hasta calculadamente con muy
poca presencia mediática; aunque con muchos recursos; fue de contacto y
comunicación directa con la gente; desde en los “casa a casa” en los “pueblo a
pueblo” hasta en las decenas de actos
regionales sorprendentemente masivos. La calle fue de la oposición, de la gente;
la penetrante convocatoria unitaria antichavista la ocupó espontánea masiva y
entusiastamente.
No hubo debate sobre nada; fue una campaña vacía; y aunque
supuestamente para unos y para otros, todo, absolutamente todo, “la Patria ” y “el Futuro” estaba
en juego; fue una campaña sin planteamientos de fondo y obviando temas tan
sensibles como el militarismo y la corrupción.
Chávez con evasivas impertinentes no se atrevió, rehuyó el debate que la
oposición y Capriles insistentemente propusieron. Pero, realmente, nadie
promovió el debate real sobre nada; desde ningún lado a ningún nivel de ninguna
de las dinámicas de campaña Los candidatos manejaron solo slogans y discursos.
Discursos que se relacionaban el uno con el otro; solo en una relación de “paralaje”;
solo candidaturalmente se referían mutuamente. El de Chávez metapolítico,
épico, referido al Universo a la
Utopía al Género Humano; etcétera; al capitalismo y el
imperio; a la Patria ;
supuestamente socialista, revolucionario; supuestamente de izquierda; exaltado;
con la gestualidad el gesticular y la expresión corporal del discurso de Fidel cuando Bahía de
Cochinos; pero sin nada que ver con nada, ni de la coyuntura real ni de la realidad concreta ni de la crisis
profunda en que vivimos, y.sobre la que su régimen cabalga El de Capriles,
siempre sustentado en cifras precisas y referencias vivas en sitio, sin
dimensión, siempre sobre a los problemas concretos locales y nacionales, que el
mal gobierno chavista profundizó y no resuelve ni podría resolver; y que,
según, él y el buen gobierno que haría, sí resolvería.
La campaña chavista, incoherente y errática, pesada,
inicialmente desdeñosa y subestimante de Capriles, descalificándolo y
pretendiendo desconocerlo como retador válido a su nivel; sin embargo, ante la
sistemática y bien precisa e impactante confrontación de éste, tuvo que pasar a
un plano reactivo, a ponerse a la defensiva; de tal forma que “puesto contra
las cuerdas”, se vio forzado a responder diariamente, compulsiva errática y
hasta lastimeramente a los cuestionamientos relativos a los problemas
nacionales puestos en la agenda electoral diaria que, Capriles sin mayor
esfuerzo le impuso hasta el final
Aunque sin profundidad ni concreción sobre la solución a los problemas, ni sobre la base teórica o
conceptual de la que sería su gestión ante ellos; la campaña de Capriles
“milimétricamente” diseñada programada y ejecutada, se sustentó en aprovechar
al máximo sus ventajas personales y políticas, como candidato, apuntando a la
relación de la crisis nacional
continuada y profundizada por Chávez y su gobierno agotado e incapaz;
incoherente con su pretensión reeleccionista;
incoherencia puesta de bulto, con la actuación y el discurso electoral,
repetitivo y cansón; hasta lastimero, de un candidato agotado emocional y
psicosomáticamente; enfermo; que como respuesta al cuestionamiento opositor, no
alcanzaba mas allá de seguir invocando y anunciando misiones; y a hacer
referencias elípticas inconcretas, a la “consolidación de la revolucíón”
“anticapitalista” que, según, avanzaría con su Plan 2013-2019.
La agilidad cobertura y alcance con que Capriles recorrió
varias veces el país, en los tres meses de campaña, aprovechando tales buenas
condiciones físicas un eficiente calendario y los recursos de que dispuso;
aunque sobre todo y siempre a partir del carismático carácter unitario
originario de su candidatura; aunque enmarcada en la inexplicable y mas que dudosa validación del
CNE y del proceso, según en función de
crear la expectativa de un triunfo seguro; produjeron la exitosa convocatoria plural y la movilización
nacionales en suma de los varios millones del antichavismo; a tales niveles y
con calidades políticas imposibles hoy
para el chavismo; ni siquiera imaginarlo. Como derivación de ello, a partir de
esos muy buenos resultados de la movilización iniciales por el país, el carácter
y el contenido unitarios de la campaña
fueron siendo desdibujados destacándose crecientemente su carácter personal; de
ser él, Capríles, quién derrotaría a
Chávez, ya no la unidad ni la gente; sino él;
y que él sería quién resolvería los problemas; hasta hacer axial y
permanente la idea de que se trataba de “David” que derribaría a Goliat; la
vieja y profundamente reacccionaria y antihistórica idea de que para sacar a
Chávez se necesitaba otro Chávez; de que “solo con otro líder” saldríamos de
él; fue puesta como eje de la campaña.. El carácter unitario originario de su
candidatura, y su esencia unitaria, fue siendo hecha desparecer casi totalmente
a partir de inciada la campaña formal; y con el pretexto o la justificación de
“no tener nada que ver con el pasado”; el resto de las organizaciones y las
bases políticas y partidistas protagonistas de las Primarias, diferentes a su
partido PJ y a su nuevo Comando Venezuela, desentendido del Comando Tricolor
con que había ganado la candidatura única, fueron excluidas de su campaña; que
se redujo a una campaña presidecialista a la Presidencia. Nada
nuevo por lo demás. Negar la “tarjeta única” que potenciaba la unidad, fue
consistente con la sectarización de la candidatura...
.-* Las “agendas ocultas” y la opción por “el malo conocido”.
El discurso electoral de Capriles se armó sobre la idea de
que los problemas del país son resultado de que el chavista es un gobierno
incapaz y malo; y en que él los resolvería, todos y hasta en lapsos cantidades
precisos, con un gobierno bueno que él iba a hacer. En ese discurso, reconocía las
principales ejecutoria chavistas en función de lo social, sobretodo de
las misiones, que, según, conservaría y mejoraría, haciéndolas mas incluyentes
pero despartidizándolas. Y, aunque nunca se refirió a cambiar la propiedad
estatal de PDVSA de las empresas básicas y de las privatizadas CANTV y EDC,
siempre sin mayores precisiones sobre cuales sí y cuales nó, reiteraba que
detendría revisaría y hasta, según, revertiría
las expropiaciones, de que respetaría la propiedad privada, igual sin
específicar; y que con el sector privado y la inversión extranjera crearía
millones de empleos y reactivaría la producción nacional; pero de tal forma
expuestas esas posturas, que era evidente su sintonía con lo medio-dicho
ambigua y dejado en suspensivos; siempre
seguido de la advertencia de “lo difícil y duro que era lo que venía; la
reconstrucción de lo que Chávez había, y seguía destruyendo” “ la durísima
transición que venía”; que declaraban algunos de los principales especialistas
tecnócratas y burócratas de sus equipos de campaña y programa, y que,
presumiblemente estarían en su gobierno. Capriles y la MUD y el CV rechazaron
terminantemente y denunciaron que se trataba de una componenda, los documentos
difundidos hacia el final de la campaña, que mostraban una clara orientación neoliberal. Y aunque
eran evidentemente manipulados y editados, y que no habían sido oficialmente
asumidos; igual era claro que sí habían
sido hechos y manejados por algunos de los equipos de programa-. La idea
simplista y evasiva de que “las etiquetas no tienen sentido”, de que, según,
“es obsoleto hablar de neoliberalismo, de izquierdas y derechas”; no disipó el efecto concreto que el ataque
central chavista, de neoliberal de que
revisaría y reprivatizaría lo expropiado; y sobre todo de duda sobre que
eliminaría las misiones, tuvo en sus varios millones de beneficiarios; y hasta
en la buena parte de los ya distantes del chavismo y que mostraban tendencia a
abstenerse. Entre la afirmación chavista de que mantendría las misiones crearía
más y las profundizaría; sobre todo
teniendo la capacidad concreta de hacerlo; y la idea de Capriles de que
no las eliminaría sino que las revisaría y mejoraría; la lógica que por lo
visto prevaleció, al menos en algunos sectores, fue la de “malo conocido
preferible que bueno por conocer”.
La ilimitada deshonestidad de Chávez no le quita veracidad a
su denuncia, repetida día a día por sus títeres, de que Capriles, y, si no la MUD o el CV, su eventual
equipo de gobierno, teníau una “agenda oculta”; oculta a la opinión general,
pero manejada por los factores de poder que lo apoyaron, y que en sus elementos
básicos y líneas generales eran mostrados en los medios por sus tecnócratas
polítologos y voceros aparentemente mas
cercanos. Pero, con la circunstancia, de
que, exactamente igual y con igual opacidad, Chávez en su Plan 2013-2019,
realmente desconocido por la gente y al que él se refiere genéricamente como
“continuar la construcción del socialismo” o “profundizarlo”, etcétera; lo que
hay, igual, es una agenda oculta; que no se atreve a mostrar; en cuanto a “el
ariete” sobre la sociedad en qué consiste realmente “el Estado Comunal” al que se refiere ese
plan. Que aquella sea calificada de “neoliberal” o “capitalista”, siéndolo realmente;
y esta de “socialista” sin que realmente no sea sino el proyecto de
“capitalismo de estado” soportado en un control reticulado de toda la sociedad; y aparte de que sea
irrealizable; no las diferencia, en cuanto que, agendas ocultas ambas; se sustentan en una concepción mesiánica delirante y
autoritaria del poder y de una acción pública por encima y negadora de la
soberanía ciudadana; que hoy por hoy es, precisamente, el punto deslindante
entre lo regresivo y lo progresivo, entre las posiciones de izquierda y las de
derecha; ante los problemas de la sociedad y del ejercicio del poder.
-* Sustituir un “gobierno malo” por “uno bueno”/
La“política” y la “antipolítica”
La idea de que de lo que se trata era de “gobernar bien”,
sacando a Chávez que gobierna mal,
además de lo teóricamente inconsistente que es; obvia varios aspectos concretos
de las vivencias y visiones de la gente en general. Uno, se refiere a la visión
de los beneficiarios del gobierno chavista, “malo” para la oposición y
Capriles; pero que para esos clientelajes que todavía son una buena parte del
país, y explicablemente, el de Chávez ha sido el mejor gobierno que han
conocido. Otro se refiere a que si ciertamente el actual es un gobierno malo,
el peor conocido; que no resuelve, igualmente los anteriores puntofijistas fueron
malos y permitieron un acumulado de deterioro y exclusión de la que fue víctima
y todavía lo recuerda y tiene conciencia y vivencia propias, concretas, buena
parte de los venezolanos mayores de 30 años. Y, un tercero, que va mas allá de
la idea de que se requiere “un buen gobierno”, aunque Capriles se desentiende
del pasado y de la vieja política, los dirigentes y cuadros que lo acompañaron
y que estarían en su gobierno; y él mismo; aunque no hayan estado muchos de ellos personalmente en
gobiernos anteriores, muchos sí vienen del partidismo y la tecnocracia
puntofijista y/o multilateral, y reproducen concepciones y estilos de la vieja
política, sustentada en la representatividad liberal-burguesa en el
autoritarismo y el mesianismo, civiles y tecnocráticos; y en el partidismo; en
los que ellos sustentan su agresivo deslinde entre lo que califican como
“política” y lo que descalifican como “antipolítica”.
Pero el cuestionamiento mas de fondo a la idea de que los
problemas nacionales se solucionarían, saliendo Chávez, claro, y, con un buen
gobierno; es que la crisis nacional, los problemas el acumulado de deterioro de
décadas, y la respuesta a ellos no es, sino circunstancial e instrumentalmente
una cuestión de mal o buen gobierno, de una buena gestión pública; porque es
una cuestión de poder; la cuestión de, quién, sobre cuales relaciones fácticas
y subjetivas, y en función de qué expectativas e intereses concretos, se ejerce
el poder, se define y activa lo público y se formulan las decisiones sobre él.
No entrando en materia sino yendo directa y solo referencialmente al epicentro
del asunto: no es con Chávez que la economía venezolana se convierte en
rentista; desde Gómez ha sido así; y tampoco es ahora que la política es
clientelar; desde los años cincuenta ha sido así; y no es con Chávez que se
inicia el desmantelamiento institucional del Estado Venezolano, y se disparan
la inflación la paridad cambiaria y el endeudamiento; sino que fue en la década
de los 70 y 80. Con Chávez se ha continuado y profundizado el deterioro de todo
en Venezuela; pero no fue con él que se inició. Y eso lo sabe la gente, lo sabe
el país.
-* Una polarización solo electoral: La gente votó en contra
Desde el 2006 cuando todavía se mantenía la polarización
general del país inducida mediáticamente por ambos sectores; ella vino
cediendo, a nivel de la gente, hasta casi no existir hoy; aún cuando se sigue
manejando, manipulando, en los discursos y a nivel mediático. Obvio, en
procesos eleccionarios la polarización mediática se dimensiona
circunstancialmente en la gente; aunque ya sin la intensidad violencia y agresividad, de antes
y de luego del RR del 2004 Hoy el
venezolano de a pié no está polarizado; aunque mayoritaria y crecientemente
rechaza al chavismo; a contrapelo de lo polarizadas que sí están las figuras
mediáticas partidistas intelectuales empresariales, religiosas de ambas partes.
En la campaña, naturalmente, la gente
fue requerida y presionada para votar por Chávez o por Capriles Pero con la
circunstancia, que siempre se da como una condicionante mas, y que aquí fue lo
determinante; de que realmente la gente, mayoritaria y mayormente, no voto por
Chávez ni por Capriles; sino en contra; en contra de Capriles del puntofijismo
de la derecha y el Imperio; de que “te
van a quitar las misiones”; la mayoría de quienes votaron Chávez; y, en contra
de Chávez, un porcentaje probablemente mayor, contra la inseguridad, la
destrucción del país, el comunismo, los militares etcétera. En mediciones hechas a mediados de campaña, se
determinaba que el porcentaje de quiénes votaron por Capriles, propiamente por
él, andaba por el 10%; el mayor peso porcentual era el del carácter unitario de
su candidatura. Y aunque no había información precisa sobre la motivación para
votar por Chávez, seguramente que el porcentaje de quienes lo hacían en
concreto por él, debía ser inferior al
20%,.si acaso; siendo el de mayor porciento, probablemente, el temor a
que quitaran las misiones.
A pesar de la
retórica pseudorevolucionaria socialista; y a pesar del Plan Bolívar 2013-2019,
supuestamente “un proyecto de país”; y a pesar también del discurso pragmático
aunque con resonancias milenaristas, de “hay un camino” y del Programa de la MUD y el CV, igual, supuestamente “un proyecto de
país”; el cuadro de motivación electoral fue preciso y cerradamente polarizado;
de votar en contra. No se votó por ninguno de los “proyectos”; ni se voto por
la izquierda ni por la derecha. Para votar eficientemente y por lo que fuera
contra Chávez, no se podía sino votar por Capriles; y para votar eficientemente
y por lo que fuera contra Capriles, no podía sino votar por Chávez.
.-* Capriles, el candidato de una derecha; no de toda
.A la candidatura de Capriles apostaban las cúpulas
partidistas y empresariales, nacionales, y religiosas; algunas no abiertamente;
y, no todas; ni siquiera las mas de mas poder como la bancaria; junto a los
factores políticos y de poder conservadores internacionales Sin que pueda
decirse que era el candidato de “el capitalismo y el Imperio” de “la derecha”;
sino de algunos sectores del capital mundial del “Imperio” que están en
contra Chávez; y que no son sus socios
comerciales o industriales. Es cierto igualmente que Capriles personal y político-partidistamente tiene un
origen y una trayectoria de centro-derecha;
salió de COPEI; y PJ partido del que es
cofundador se ha identificado con el PP español y con el PAN mexicano; con el
uribismo; y hasta con los republicanos de EEUU Y es cierto igual que su campaña
que se soportó y arrancó inicialmente en la condición y el contenido unitario
de su candidatura; fue siendo llevada a pulso, concientemente y él conciente,
hacia la deriva sectaria y reaccionaria de ser “el otro Chávez”; de ser el
“David” que derribaría a Goliat; deriva oscura antiunitaria de la que resultó
la conciente y voluntaria exclusión por el CV de la pluralidad partidista y
organizacional que, aparte su real dimensión y alcance, su peso real y
vigencia, fue la que determinantemente conformó las Primarias;. Pero ello no
significa que la candidatura fuera de derecha, aunque si lo fuera de la
derecha, de la derecha nacional y de parte, solo de parte, de la internacional
Otra parte jugó fue a Chávez. Junto a que, tema aparte, la motivación de medio
país, que se expresó votando por él, no es de derecha; ni siquiera y a pesar de
todo, es anticomunista, sino muy minoritaria y superficialmente; sino que
rechaza la concentración de Poder el autoritarismo; que es lo mas de derecha
que puede darse hoy por hoy en cualquier contexto; y rechaza el estancamiento y
la regresión del país, el desmantelamiento de sus estructuras productivas y
sociales históricas nacionales; por lo demás inevitablemente “capitalistas”
“burguesas”.De tal forma que, motivacionalmente, el voto por Capriles no era
por un candidato de derecha; ni, menos un voto de derecha. Como el voto por
Chávez no era ni un voto por la izquierda ni un voto de izquierda.
Por lo demás, la candidatura de Chávez, y su “proyecto” no
tiene nada de izquierda; mas allá de la retórica y de lo que digan sus planes;
y del clientelismo hacia los sectores “C” y “D”. Centenares de trasnacionales de
todo el Mundo; por mencionar solo algunas, las navieras ferrocarrileras y
telefónicas españolas; las grandes agroindustriales metalúrgicas de
construcción brasileiras y argentinas; las chinas las rusas las italianas,
etcétera, las centroamericanas; las petroleras de todo y las fabricantes de
aviones y trenes del Mundo, francesas brasileñas españolas; tienen a Chávez
entre de sus principales socios comerciales. Por otra parte, si podía
visualizarse el que sería el gabinete de Capriles como conformado por
tecnócratas vinculados al sector empresarial y a los multilaterales y con
experiencia, currículum y orientación neoliberal; en contraste con la
chapusería desrprofesionalizante y militarizante característica de los
gabinetes de Chávez; sin nada que ver con “socialismo” ni izquierda ni
revolución; sino con la chapucería y la negación absoluta de la inteligencia;
pero que se reivindican como “revolucionarios” e “izquierdistas”; y sin entrar
en el tema de la calidad y el contenido real que han tenido sus ejecutorias; no
hay sino que atender a quienes serán, designados a dedo, sus gobernadores a
partir del 16D; nuevos y viejos; que en general y aparte de algún matiz que se
pueda observar en uno que otro; todos, aparte de incapaces y corruptos, son
reaccionarios de derecha y hasta fascistas; sin nada que ver con izquierda ni
posiciones progresistas. La conclusión es bien clara; el voto por Chávez fue un voto por un régimen reaccionario, de
derecha.
.-* Chávez en su verdadera pequeñez
De estas presidenciales queda un Chávez desmitificado, sin
prepotencia, reducido a su real estatura y dimensión; frágil hasta el llanto; y
que fue puesto y mantenido “contra las
cuerdas”, por un retador que aparte la condición unitaria de su candidatura,
tampoco tenía mucho con qué, salvo su juventud y las muy buenas condiciones
físicas que tiene, de su entrenamiento de maratonista y montañista,; y que con
un discurso primario y directo referido sin dimensión ni densidad al caos del
día a día de los venezolanos; y a la responsabilidad de Chávez, en su
profundización; terminó imponiéndole la agenda diaria en todo evento aunque no
fuera o no debiera ser electoral
TERCERA PARTE
.-.* Lo que no podía ser y no fue; el Flautista de Hamelín
no estuvo aquí
El 7O, felizmente, no fue nada de lo que ambas partes
anunciaron que sería. Ni fue realmente el inicio de “la última gran batalla de La Patria ”; ni fue “el primer
día de El Futuro”; según la amenaza
fuera del chavismo, según fuera de la oposición. El “huracán revolucionario,
bolivariano, etcétera, no se dio, o no pasó por aquí. Aunque sí hubo, culminó,
la gran avalancha ciudadana antichavista
antiautoritaria que comenzó a formarse y crecer desde el inicio del año.
A Chávez ni al CNE le fueron suficientes ni los votos reales
voluntarios que todavía tiene ni siquiera sumando los de los abstencionistas
remolcados; para producir al menos el efecto de que había “ventiado”; teniendo
que echar mano de los votantes “pret a porter” del SAIME, procesados y
computados por el CNE hasta los totales cantados. Fue la primera de las
tres jornadas de la “Victoria Perfecta”
decretada; una “victoria” electoral, ciertamente gracias al SAIME y al CNE; mas
que a “la maquinaria”; y, “perfecta”, sí, estando avalada por la oposición;
pero de mierda; una victoria vergonzosa, hedionda.
Mientras que la avalancha ciudadana antichavista, espontánea
voluntaria, de votos, sí la hubo; y, a por encima de todo, y también de la oposición, fue espectacular sin precedentes. Porque fue de
la gente, nada que ver con la pretensión
de que fue provocada por una suerte de “Flautista de Hamlín” que con su embrujo
nos sacaría de la pesadilla chavista y nos llevaría, siempre él con su flauta,
al Futuro. Y, claro que hubo los votos para “ganar” si hubiera habido un
verdadero “arbitro”; en vez de un CNE que simplemente leyó los números que
desde meses atrás Chávez mismo había cantado como resultados mínimos aceptable.
Fue una derrota electoral espectacular, brillante; de la gente, de los
venezolanos; frente a la sucia y vergonzosa “victoria” chavista sobre el país
todo. Una derrota con la que no comenzó “El Futuro” imaginado por la MUD y el CV, al que llevarían
el país de la mano; aunque si, mas allá de lo obvio, el inicio sí, de todo lo
que viene e inevitablemente sucederá, mas allá y a pesar de la perversión
institucional-electoral chavista, que ya monta el segundo y el tercer evento de
su “Vitoria Perfecta”. Como ha venido siendo, la avalancha ciudadana, seguirá
creciendo hasta sepultar el autoritarismo.
Seguro que en el corto tiempo se verá que el “triunfo”
chavista del 7O no significará la pretendida gran batalla por “La Patria ”, supuestamente
haciendo “irreversible” el proyecto autoritario. La gente, incluida la gente
cuyo voto de la manera que haya sido, fue computado para Chávez; lo enfrentará;
como ya desde hace años viene enfrentándolo. Igual que tampoco hubiera sido el
inicio del lanzamiento a “El Futuro” según la agenda real de la MUD y el CV; en el escenario
imposible de que el CNE hubiera el triunfo de Carriles.
Ninguna pretendida elite, ni cúpula ni articulación de
factores de poder, ni autonombrada
“vanguadia”; ninguna estirpe ni ningún mesianismo ni tecnocratismo; está
en capacidad hoy; por eso ocultan sus agendas; de imponerle a la gente, en
nuestro caso, a los venezolanos, su proyecto su modelo; sea cual sea su
orientación sea cual sea su alcance,
ideológico doctrinario teórico. El aspecto común, igualante aunque hubiera
algún matiz, de ambas votaciones
chavista y de oposición, fue su constitución “policlasista”; la pluralidad en
todos los aspectos. Mas allá de que realmente la subjetividad nacional esté hoy
escindida; y de lo que puede indicar cierta emocionalidad y alieamiento; y una
polarización circunstancial, los venezolanos de ambas votaciones, realmente
están mayoritariamente contra la concentración de Poder contra el autocratismo.
Por eso la agenda real de Chávez, era y es una agenda oculta; tanto como era
la de la MUD
y el CV.
Caracas octubre 2012
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