Pedro Campos, Compendio, 06.09.12.
HAVANA TIMES - Se ha convertido en una consigna movilizadora
de las mayorías en EEUU y el mundo capitalista, que menos del 1 % de su
población, compuesto por millonarios, es quien verdaderamente tienen el poder
económico y político y deciden todo lo importante en esos países.
El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba aprobó los
Lineamientos para la política económica y social, que a su juicio deberán regir
los destinos de Cuba. Dichos Lineamientos no fueron sometidos a votación de
todo el Partido, ni desde luego a referendo popular. Los pocos cientos de
delegados al Congreso, no llegaron ni al 0.05 % de la población.
Y esto se hace en nombre del artículo 5to de la Constitución , que
reconoce el papel dirigente del Partido Comunista en la sociedad cubana; lo
cual, en cambio, entra en contradicción flagrante y viola el espíritu de
soberanía, democracia y republicanismo de toda la carta Magna y la letra
específica de varios de sus artículos, tales como:
El artículo 1ro que
establece: “Cuba es un Estado socialista de trabajadores, independiente y
soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como República unitaria
y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el
bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana”.
El artículo 3ro que
señala. “En la República
de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del
Estado. Ese poder es ejercido directamente o por medio de las Asambleas del
Poder Popular y demás órganos del Estado que de ellas se derivan, en la forma y
según las normas fijadas por la
Constitución y las leyes.”
Hoy todo el sistema político-económico-social actual se
sustenta en “el papel dirigente del PCC”, el cual funciona de acuerdo con el
Centralismo Democrático, donde lo primero determina sobre lo segundo, lo cual
trae por consecuencia que sea una pequeña elite dirigente la que determine y
decida todo, no solo en el partido, sino en la sociedad.
No por gusto quienes ocupan los cargos principales del
gobierno y el consejo de estado, son a la vez, los mismos que ocupan los cargos
centrales en el partido.
Es, desde ese centro dirigente, de donde salen todas las
leyes, que vienen además en forma de decretos, discutidas y aprobadas luego por
la Asamblea
Nacional. Ninguna ley es sometida a referendo popular como
debería ser en una democracia directa, verdadera.
¿Y el sistema representativo del Poder Popular y su Asamblea
Nacional? La
Asamblea Nacional está compuesta por menos de mil diputados,
menos del 0,01 %. El 50 % de sus candidatos, son designados desde “arriba” y el
otro 50 % desde las comisiones electorales controladas por el partido en las
provincias y aunque tienen iniciativa legislativa reconocida, en la práctica
solo están para aprobar lo arriba dispuesto.
Hoy, es esa Asamblea Nacional, con diputados cuasi
designados, la que elige al Consejo de Estado y al Presidente del Consejo de
Estado y de Ministros. No es el pueblo directamente quien lo hace.
De manera que puede afirmarse categóricamente, que también
en Cuba, menos del 1 % de la población es el que está decidiendo los destinos
de más de 11 millones de cubanos, el 99 y tanto % restante.
Es difícil, en las circunstancias actuales, establecer un
camino para revertir esa situación. El que sea, tendría que ser pacífico y por
medio del diálogo y la negociación. El sectarismo y la obcecación del
partido-gobierno le impiden emprender esa ruta, a diferencia de la izquierda
democrática y socialista que no está atada a dogmas, prejuicios ni exclusiones,
partidaria y proponente de un diálogo nacional sin exclusiones.
Al respecto, recordamos que fue nuestro compañero Félix
Guerra, poeta, escritor y periodista, comunista de siempre, quien en marzo del
2009 hizo un llamamiento al Congreso de la Nación y fue nuestro compañero Félix Sautié,
periodista, economista, teólogo y comunista de siempre, también, quien escribió
en el 2007 un libro con el título “Socialismo y reconciliación en Cuba. Una
mirada desde adentro”.
Si queremos que ese 99 y tanto por ciento de la población
participe de la decisión sobre sus destinos, si pretendemos que la
socialización y democratización de la economía y la política, -el proceso
revolucionario-, siga avanzando y se reduzcan las posibilidades de un retorno
al régimen de oprobio y al capitalismo más vulgar y hediondo.
No queda más alternativa a la izquierda no dogmática, que
promover, por ella misma, y llevar a vías de hecho, ese diálogo con todos y
para el bien de todos, toda vez que el gobierno-partido no acepta el reto.
De ser la derecha la que encabece la crítica al modelo
burocrático de corte neo-estalinista, la lucha por ese diálogo, por el respeto
a los derechos de todos los cubanos, por la democratización del sistema
político, por las libertades de expresión y asociación, por el libre acceso a
internet, por la libertad de elección de los cubanos y por enfrentar las
arbitrariedades del “socialismo de estado”, estarían garantizados la
restauración del capitalismo privado, la democracia burguesa y el fin del
intento socialista en Cuba.
Para quienes no lo entiendan: para evitar que eso pueda
ocurrir, fue que algunos compañeros, participamos en la confección y firmamos
el “Llamamiento urgente por una Cuba mejor y posible”.
Publicado en Havana Times el 28 de agosto de 2012.
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