El 11 de agosto de 2012, GALZ presentó su informe sobre las
violaciones de los derechos de LGBT en Zimbabwe en una rueda de prensa en la
oficina de GALZ en Harare. Tras la rueda de prensa, los miembros de la asociación
celebraron la concurrida presentación con una fiesta. La policía irrumpió en la
fiesta y detuvo a los 44 miembros de GALZ presentes, 31 hombres y 13 mujeres. A
todos se les sometió a palizas y malos tratos durante la detención, pero fueron
puestos en libertad sin cargos al día siguiente.
Unos días más tarde, la policía inició una persecución de
los que habían sido detenidos el 11 de agosto y detuvo a los tres que encontró
en sus casa para interrogarlos, y ordenó a los que no hallaron que se presentaran
en las comisarías de policía de sus barrios. Si bien los detenidos fueron
puestos en libertad, esta persecución sirve de nuevo como intimidación, en un
claro intento de hacer imposible el trabajo de GALZ. A continuación, el 20 de
agosto, la policía hizo una redada en la oficina de GALZ y confiscó
computadoras y material impreso.
El actual acoso contra GALZ y sus miembros sigue a otros
intentos de intimidación. En mayo de 2010, la policía hizo una redada en la
oficina de GALZ y arrestó a dos de sus trabajadores. Unos días más tarde, la policía
también asaltó la vivienda del director de GALZ, que no estaba en casa en ese
momento. Los dos trabajadores arrestados fueron puestos en libertad a los pocos
días y absueltos unos meses después, pero los bienes confiscados durante la
redada nunca han sido devueltos.
Creada en 1990, GALZ está afiliada a la IRG desde 2001, colabora activamente
en nuestras actividades y actualmente está ayudándonos a preparar la
conferencia internacional de 2014 en Sudáfrica, que lleva el título provisional
de "Oponerse a la perpetuación de la violencia". Somos plenamente conscientes del grado de
violencia de Estado que Zimbabwe ejerce contra sus propios ciudadanos.
Alimentadas por la codicia, la ambición de poder o la homofobia, estas formas
de violencia están interrelacionadas. La violación de cualquier derecho humano debilita
el respeto por los propios derechos humanos. Por encima de todo, el acoso
contra los defensores de los derechos humanos –como GALZ, que ha elaborado un
exhaustivo informe sobre las agresiones contra lesbianas, gays y transexuales
en Zimbabwe- es una clara advertencia a todos aquellos que se oponen a los
abusos de poder de los Estados.
Howard Clark
en nombre del Comité Ejecutivo
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