José Capitán
El peligro de que gobierne una derecha
fascista sólo lo anula un gobierno de los trabajadores.
A los poderosos por su capital les importa
que se mantenga el orden de explotación como Dios manda. De acuerdo a como está
el rebaño puede ser democráticamente o por la vía represiva. La clase
gobernante a veces mantiene su poder realizando elecciones y otras veces en
dictadura.
La “derecha pensante internacional”, los
grandes capitales financieros e industriales dominadores del mundo, tiene
servidores acá en el país, saben cuanta ganancia pueden obtener de acá. Ellos
saben que un gobierno nacionalista como el chavismo es transitorio y está
vinculado con la incapacidad congénita de los militares de controlar
permanentemente a las masas a sus intensiones “democráticas” de acatar sus
órdenes.
Ahora la inmensa mayoría del país tiene la
vista puesta en el 7 de Octubre, las elecciones presidenciales. Si gana la MUD
se deberá al fracaso del gobierno en responder a las necesidades primarias de
las mayorías, y si no gana será porque los trabajadores y las comunidades
todavía tienen ilusiones en que el gobierno les va a solucionar sus problemas.
El problema es quién se beneficia mientras
se continúa llevando a la ruina al país.
¿Quién salva al capitalismo? Será el
gobierno que tendremos luego del 7O, la posibilidad del fascismo ante una
situación crítica puede venir de cualquiera de los dos bandos: el chavismo
desde sus posiciones de gobierno o sus opositores escuálidos en la MUD. No hay
ninguna lucha por el socialismo por parte del PSUV y del gobierno, las misiones
son las migajas que se les da a las masas para que sigan las mismas estructuras
parasitarias del Estado. Si se hace una inversión efectiva para producir lo que
requerimos no necesitaremos de misiones, como tampoco reproducir el capital con
nuestro trabajo.
Al gobierno bolivariano la crisis mundial
sólo le preocupa cuando se trata de seguir repartiendo la renta petrolera que
en sus ¾ partes se la siguen llevando la burguesía y los capitalistas. El
capital mundial se encuentra en bancarrota para sus dueños imperiales y nuestro
país no escapa a su vorágine cuando se observa la tendencia a la caída en los
precios del petróleo y éste sigue siendo nuestra única fuente de ingresos.
Mientras para los trabajadores el salario es cada vez menos, los patronos
privados y públicos, con el apoyo de Inspectorías y el Ministerio del Trabajo,
se niegan a que las contrataciones colectivas lo mejoren o restringen, o
eliminan el derecho a huelga. Es allí donde el reformismo del nacionalismo
chavista, aún usando mucha palabrería “socialista”, se demuestra y no dudará en
hacer uso del fascismo para contrarrestar las movilizaciones de los explotados
por impedir que sean ellos los que paguen los costos de la crisis.
El gobierno bolivariano aún tiene
posibilidades de control pero está jugando con fuego con los trabajadores de
las empresas del Estado cuando se movilizan reclamando sus derechos.
Para derrotar al reformismo y su decadencia
hay que construir un auténtico Frente de Izquierda cuyo objetivo sea enlazar
las luchas de los trabajadores con los requerimientos del país. Esa es la
primera piedra en la edificación del socialismo.
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