Por Fernando Vega
Antes de poner la firma en un contrato cualquiera,
recomiendan los expertos, que es aconsejable leer la letra chica incluida en el
documento, porque por lo general, en los párrafos minimizados del texto se
incluyen cláusulas restrictivas o ampliatorias que modifican sustancialmente lo
expuesto en la letra grande y el abajo firmante puede estar aprobando cosas que
de haberlas considerado no lo habría hecho. Cuando el cliente considerándose
estafado se acerca a reclamar, tiene que tragarse su frustración porque allí
esta su firma, justo debajo de la letra pequeña que se le olvidó o no quiso
leer en su prisa por obtener los beneficios ofrecidos en la letra grande del
contrato.
Algo parecido ha ocurrido con el programa de gobierno de la
revolución ciudadana, con el agravante de que la letra chica estaba además
escrita con tinta invisible, que solo el paso del tiempo la ha ido revelando.
Y hay que decirlo, estos “post
scriptum”, tienen como autor al líder de la revolución ciudadana con la
asesoría de de su círculo más intimo e imprescindible y muchas veces con la
complicidad de buró político que tiene un carácter más funcional y fungible.
Esta letra pequeña pronto comenzó a
visibilizarse, ya en los albores del equipo original, cuando Rafael Correa
recabó para sí el liderazgo carismático del proceso sacrificando el carácter,
en apariencia colectivo y de suma de voluntades que había sido necesario para
ganar las elecciones y acceder al poder. No necesitó codazos para pasar adelante, todos le
hicieron calle de honor y de manera sistemática fue purgando, a quienes
disentían de sus personales puntos de vista.
En la redacción de la propia Constitución la letra pequeña
se hizo más visible en temas en los cuales el líder ya consagrado por una
voluntad popular, que nunca ha tenido acceso a la letra pequeña. Así se impuso
su voluntad en aquellos temas que eran fundamentales para el posterior
desarrollo de un proyecto que iría apartándose progresivamente de lo expresado
en la plataforma de campaña y de gobierno. Como ejemplo más significativo se
debe citar el art. 57, # 7 de la Constitución sobre la consulta previa en los
derechos colectivos. Si se relee atentamente el texto constitucional se puede
percibir en todo su desarrollo, el tira
y afloja entre la letra grande de la propuesta del buen vivir y la letra
pequeña del proyecto neoestractivista del correismo.
A partir de allí quedaba bastante a las claras que el único
y legítimo intérprete de la
Constitución no sería ninguno de los poderes del Estado
naciente del texto constitucional, llámese Asamblea Nacional o Corte
Constitucional, sino la voluntad omnímoda del gobernante expresada en la letra
pequeña, con la inefable asesoría legal del febres corderismo y el apoyo
publicitario de sus prósperos colaboradores en temas de marketing y lavado
cerebral. Los aspectos “molestos” de la Constitución se irían obviando (“la carga se
arregla en el camino”) con la complicidad de la Asamblea y otras
triquiñuelas. Como ejemplo hay que citar la temprana Ley de Minería, que se
constituyó en un segundo gol a la letra grande del proyecto ya que se aprobó de
manera inconstitucional al obviar la consulta legislativa, con la venia de la
corte Constitucional.
Tras la reelección para el primer período bajo la nueva
Constitución, la letra pequeña creció y se hizo mayúscula y por tanto más visible que la del texto
constitucional, manejado a partir de entonces según las conveniencias. Por esos
días circuló ya el chiste: “Pregunta: ¿Dónde está la izquierda en el gobierno?
Respuesta: Al fondo a la derecha”. Cabe anotar de paso que el Presidente Correa
jamás juró Constitución alguna, ni celebró los cinco años de su aprobación,
porque al final de todo, el proceso constituyente continúa en la letra
mayúscula de los vetos presidenciales que bajan los principios constitucionales
al capricho interpretativo de la partitura constitucional, que fue escrita para
ser tocada en concierto, pero cuya ejecución a terminado en manos del
flautista de Hamelin.
La voluntad de llevar a cabo el proyecto de la letra pequeña
contra viento y marea y contra el espíritu y la letra de la Constitución del 2008
se expresó de manera descarada en la consulta popular de mayo del 2011 donde,
en contra de la
Constitución se reformó la Constitución , con la
complicidad de todos los demás poderes, títeres del Ejecutivo y el magro apoyo
popular conseguido mediante la ya poderosa maquinaria de propaganda y
desinformación del Gobierno y en contra
de los esfuerzos de quienes abogaron por el respeto a la Constitución. Ésta
dejó de ser la “Carta Magna” para convertirse en “carta mínima”, recogida como
nota al pie de página, en testimonio
histórico de una constituyente que alguna vez existió. El Ecuador propuesto por
la Constitución
del 2008 no lo será, por lo menos “mientras yo sea presidente”.
Ahora, cuando la letra pequeña se ha convertido en texto con
mayúsculas y la letra grande en pretexto minimizado, ingenuo, infantil y
golpista; ahora, cuando ya no son necesarios los disimulos y el proyecto
vergonzante se expresa en toda su cínica obscenidad sabemos con toda claridad que lo que la ciudadanía firmó con su voto, una y
otra vez, no era el texto de la letra grande sino el pretexto de la letra
pequeña. Sabemos también que muchos han ido despertando de su ilusión, pero al
mismo tiempo que otros siguen soñando, adormecidos por la dulce melodía en la
que hábilmente se mezclan los logros de la letra grande, con las precisiones
frustrantes de la letra pequeña. Muchos se preguntarán de qué estamos hablando.
Para que quede claro, es necesario poner de una vez en letra grande la letra
pequeña. Esto es lo que dice.
Se prometió la recuperación del Estado, (gobierno,
instituciones y sociedad civil) de manos de la privatización y de la plutocracia
de la derecha y lo que se ha logrado es crear es la hipertrofia del Ejecutivo
que asume todos los poderes y pervierte
el proceso de institucionalización de las nuevas incipientes estructuras
políticas y democráticas del Estado de la nueva Constitución, abortando las
posibilidades del surgimiento de un nuevo Ecuador.
Tras la consulta popular, la metida de mano a la justicia
camina a paso de vencedores arrasando con la independencia de jueces, fiscales
y demás servidores judiciales. Basta una insinuación en la cadena sabatina,
para que los diligentes jueces, fiscales y demás operarios de la justicia, en
menos de una semana, tengan la mesa puesta a petición del solicitante. Primero
hay que obedecer, si algún día se hará justicia, eso es lo de menos, ya se
vera…
El anhelado poder de participación ciudadana, convertido en
sacristán que rocía con agua bendita todos los concursos transparentes en los
que las calificaciones suben y bajan que es una maravilla para que todos los
estamentos del Estado cuenten con honestos
y bisoños funcionarios de corazón verde. En virtud de la claridad de
mentes, los corazones ardientes y las manos limpias que se supone tienen todos
los adherentes a la burocracia estatal, un tupido velo coloca a todos ellos
fuera del alcance de la fiscalización, dejando algunos elementos de poca monta
periféricos y fusibles para muestra de la transparencia del gobierno.
El anhelado surgimiento de una nueva forma de hacer política
expresada en sólidos partidos políticos se ha concretado en la creación de la
burocracia-PAIS y la sistemática destrucción de los movimientos sociales y
políticos que dieron lugar al proceso, ahora traicionado. PAIS, lleva así
camino de convertirse en una especie de PRI a la ecuatoriana, en afán de
perpetuarse en el poder y dar larga vida a la RC. La permanente purga de quienes no asistan a
las marchas de apoyo al gobierno, ve a garantizar que el movimiento cuente con
tecno-políticos disciplinados e incondicionales para sustituir la movilización
social espontanea y convencida.
El modelo de desarrollo del buen vivir y la
plurinacionalidad y la diversidad reducido a una versión transgénica sui
generis de modernización neocapitalista
con ribetes de justicia social. Ahora los pueblos originarios son cuatro indios
empochandos y emplumados, faltaría decir
cuatro negros con marimba en defensa de los manglares, pero ya se ha dicho eso
de que las mujeres son buenas para mejorar la farra aunque no esté claro qué
aportan a la democracia.
La soberanía del Estado reducida a la soberanía del
Ejecutivo en contra hebra con la soberanía del pueblo, pretexto para alardear
frente al declinante poder de los Estados Unidos y el desprestigio del Fondo
Monetario, pero que se arrodilla y entrega de manos atadas a la creciente
hegemonía de los intereses transnacionales chinos del extractivismo. Gutiérrez
se proclamó el mejor amigo de los Estados Unidos, pero Correa es el mejor amigo
de los chinos, el mejor aliado de las transnacionales más depredadoras y
contaminadoras del planeta.
Que después de seis años, de vacas gordas, el Ecuador ha
profundizado el modelo concentrador de la riqueza en pocas manos nacionales y
transnacionales, que las poblaciones más pobres y marginadas siguen a la
deriva, flotando en la inundación sobre las frágiles boyas de los subsidios y
de las primicias de la modernización del Estado que no llega a las mayorías, lo
dicen los propios indicadores estatales bajo el epígrafe: “Lo mucho que queda
por hacer”. Los pelucones ya no son los banqueros, sino los que el presidente
señala con el dedo, en medio de alardes contra las hipotecas, que luego resulta
en el parto de los montes de una ley urgente que no resuelve nada.
Frente a 15 mil hectáreas distribuidas a campesinos, muchos
de ellos de las bases clientelares del régimen, como una dádiva, cientos de
miles de hectáreas concedidas a las transnacionales mineras. En lugar de
soluciones para la agricultura de minifundio y subsistencia en territorios semi
abandonados por la migración de todos los tipos, se han creado los latifundios
mineros del subsuelo, avalados por la ley de minería, con todas las prebendas y
derechos donde los habitantes del suelo son como piojos dueños de la sábana
pero no del colchón. En deuda la ley de aguas y de tierras, ya veremos lo que
pasa… sospecha: distribución supeditada a la producción y el monocultivo de
exportación, cultivos para biocombustibles, etc.
Que también hay logros de la letra grande, quién lo puede
negar y no es necesario destacarlo porque vivimos saturados de la propaganda de
los avances de la RC
para vocearlos y relevarlos. Hay cosas que brillan con luz propia, porque hay
energía pura y sosegada y donde no hay letra pequeña, como la labor y la
actitud de Lenin Moreno, cuya talla se exalta por sí misma desde su silla de
ruedas, pero cuyos consejos no se escuchan en el entorno del gobierno. De lo
que aquí se trata no es denigrar la obra positiva del gobierno (que no solo es
mérito propio) sino de resaltar los contenidos y realizaciones de la letra
pequeña, de eso que muchos ecuatorianos firmamos sin haberlo leído y que
seguiremos firmando si nos empecinamos en no hacerlo.
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