1. Introducción
2. La época dorada del anarquismo de Estado
Sin duda el período de la guerra civil en España es la época
de mayor desarrollo de esta tendencia hasta ahora. ¡Quién sabe qué desagradables
sorpresas nos depara el futuro! Mejor ir prevenidos. Antes de las elecciones de
febrero de 1936 la CNT barajó apoyar la participación electoral en las mismas,
olvidando la anterior postura abstencionista pero como dice Santillán en la
página 349 en “El anarquismo y la revolución en España” todavía no era posible
porque se habría interpretado como dejación de principios. Pero con la
aproximación a la UGT para la Alianza Obrera y la entrada de numerosos
afiliados en el 36 el anarquismo de Estado gana fuerza. La participación de los
anarquistas en distintos organismos del Estado fue general: ministros,
consejeros de gobiernos regionales, alcaldes, concejales, cargos en las fuerzas
policiales, en el Ejército, en las Prisiones, etc. La justificación fue ganar
la guerra. Pero si en circunstancias bélicas los principios antijerárquicos y
los fines antiestatistas se relegan eso implicaría que el anarquismo es
imposible en tiempo de guerra. Juan Pablo Calero en “El gobierno de la
anarquía” saca a colación una cita de Tarrida del Mármol que reproduzco: “si no
podemos adaptar nuestra conducta a nuestras ideas, lo hacemos saber, tratando
así de acercarnos lo más posible al Ideal. Hacemos lo que haría un viajero que
quisiera ir a un país templado y para llegar a él debiera atravesar los
trópicos y las zonas glaciares; iría provisto de ropa liviana y de buenas
mantas, que dejará a un lado llegando a destino”. Pero el símil no es adecuado
porque tirar una manta no es lo mismo que abandonar una costumbre y sino ahí
tenemos a Segundo Blanco que no quería abandonar su cargo de ministro ya terminada
la guerra. Lo que hacemos nos transforma.
La participación en el Estado trajo escisiones durante
muchos años después de la guerra además de fracasar en la guerra.
Las aportaciones de N. Chomsky y M. Bookchin.
Chomsky, votante fiel en las elecciones locales y compañero
de viaje de los anarquistas admite que su objetivo final es la abolición del
Estado pero “mis objetivos a corto plazo son defender e ,incluso, reforzar
elementos de la autoridad del Estado que ,aún siendo ilegítimos desde puntos de
vista básicos ,resultan esencialmente necesarios ahora mismo para obstaculizar
los denodados esfuerzos dirigidos a “dar marcha atrás” en los progresos
logrados en la expansión de la democracia y los derechos humanos” (pg. 156 del
libro “Sobre el anarquismo”).
Habría que combatir a la ultraderecha que pide un Estado
mínimo porque aunque el Estado hace cosas atroces también hace cosas buenas, según
él. Afirma que vivimos en una jaula con el Estado dentro y el Capital fuera,
entonces habría que ampliar el tamaño de la jaula y preocuparnos del enemigo de
afuera. Se trata de un ejemplo desafortunado en la línea de los
socialdemócratas que consideran enemigo número uno al Capital pero no al cada
vez más poderoso Estado que en España acapara el 40% del PIB y a 3,2 millones
de empleados.
M. Bookchin, por su lado insiste en la participación en
elecciones locales siguiendo el ejemplo de los Municipalistas Libertarios que en
1948 iniciaron esa estrategia, hasta que con el triunfo de las listas
libertarias establecer un sistema asambleario votando. Como si el Estado
central lo fuera a permitir. Tiene el atractivo esta propuesta de que el cambio
revolucionario va a ser pacífico algo muy valorado en los tiempos del 15M que
atravesamos.
3. Las aportaciones del ICEA al anarcosindicalismo de Estado.
El Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión
lanza en su Cuaderno nº 1 de abril de 2009 y en su artículo de la revista “Viento
Sur” de octubre de 2010 reconoce la necesidad de una transformación social
profunda para a continuación proponer una serie de medidas diversas.
Hay un apartado dedicado a medidas para la recuperación económica
o sea el crecimiento económico objetivo de cualquier partido político pero que
no debería ser el de la CNT porque en sus finalidades figura claramente la
distribución igualitaria, además de razones ecológicas relacionadas con la
contaminación y la escasez de recursos propios de cada municipio libre. Habría que
añadir razones sociales relacionadas con la insatisfacción de los aumentos de
ingresos per cápita más allá de cierto nivel que ya hemos alcanzado de media.
También sorprende el control sindical de varios impuestos entre
ellos el de movimientos de capital a escala internacional, lo que propone ATTAC
integrando a la CNT en el aparato del Estado como un organismo más a engordar
la burocracia como en tiempos lejanos. No estaría de más que los miembros del
ICEA que son afiliados a la CNT partieran de los acuerdos sobre principios,
tácticas y finalidades en lugar de beber en tantas fuentes socialdemócratas que
prosperan en Internet.
4. A los/as anarquistas enamorados/as del Estado.
Como los amores son pasiones también son temporales, pero esto
ya dura demasiado. Así que, tal vez sirva de algo señalar algunos defectos del
objeto de vuestro persistente afecto. El Estado subyuga al pueblo
correspondiente y -en la medida en que puede- a Estados ajenos a su voluntad;
restringe -a la vez física y psicológicamente- la libertad del individuo para
perseguir sus propias metas; se apropia injustamente de lo que es del pueblo (y
en la medida en que puede, de otros Estados); distorsiona la personalidad tanto
de la élite dominante como de las víctimas oprimidas; mina la armonía en las
relaciones humanas, y genera una cultura de dependencia.
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