Por Humberto Márquez
CARACAS, mar (IPS) - Si China es el país que emite más dióxido de carbono (CO2) en el planeta, Venezuela y algunos de sus vecinos en el Caribe, empapados en petróleo, le aventajan en esa destructiva tarea cuando las emisiones se miden por habitante.
CARACAS, mar (IPS) - Si China es el país que emite más dióxido de carbono (CO2) en el planeta, Venezuela y algunos de sus vecinos en el Caribe, empapados en petróleo, le aventajan en esa destructiva tarea cuando las emisiones se miden por habitante.
El gigante asiático emitió 7.032 millones
de toneladas de CO2, 23 por ciento del total mundial, según cifras para 2008
del Centro de Análisis de Información sobre Dióxido de Carbono (CDIAC por sus
siglas en inglés) del Departamento de Energía de Estados Unidos: 5,3 toneladas
por habitante.
Venezuela apenas carga 0,56 por ciento del
total mundial de este gas de efecto invernadero: 169,5 millones de toneladas,
pero esa cifra equivale a seis toneladas por habitante.
El sector energético es responsable de 95
por ciento de las emisiones venezolanas de CO2, y de ellas 35 por ciento
corresponden a transporte, 48 por ciento a la industria petrolera y plantas
termoeléctricas, y 17 por ciento al resto del parque industrial, señaló a IPS
el ingeniero Juan Carlos Sánchez, integrante del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), reconocido
en 2007 con el premio Nobel de la Paz.
"Resalta el derroche en el consumo de
combustible, el más barato del mundo, dos centavos de dólar por litro, sin
cubrir siquiera el costo de la manufactura. Eso mata cualquier plan de ahorro o
de eficiencia en el uso del recurso", dijo Sánchez a IPS.
Al elevado consumo "se debe agregar la
deforestación –que priva al entorno de bosques para absorber CO2–, que en
Venezuela ha llegado a 240.000 hectáreas por año. Aunque la mitad de su
superficie esté cubierta de bosques, la degradación alcanza hasta 0,6 por
ciento anual", advirtió a IPS el experto forestal Julio César Centeno,
profesor de posgrado en la Universidad de Los Andes, en el sudoeste del país.
Venezuela combina la actividad extractiva
petrolera –un símbolo de la degradación es que al cabo de un siglo de
explotación todavía se quema gas en fumarolas o mechurrios junto a los pozos–
con un parque automotor voraz y la instalación de plantas termoeléctricas, al
resultar insuficiente la hidroelectricidad.
Cinco millones de vehículos que ruedan por
sus calles y carreteras consumen en Venezuela unos 300.000 barriles (de 159
litros cada uno) de gasolina por día, "con el agravante de que el
rendimiento es de 10 o menos kilómetros por litro, lo que arroja a la atmósfera
250 gramos de CO2 por kilómetro recorrido, versus por ejemplo 140 gramos en
Europa y planes para llevar la emisión a 95 gramos en 2020", dijo Centeno.
Quizá Venezuela pueda consolarse si mira un
momento al Caribe o a sus socios en la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP).
Trinidad y Tobago lanza a la atmósfera
"apenas" 49,7 millones de toneladas de CO2 cada año, pero eso
equivale a 37,3 toneladas por habitante, por lo que es el segundo emisor en un
ranking mundial en el que Antillas Holandesas (con Curazao hasta 2010) ocupa la
cuarta casilla con 31,9 toneladas por habitante, y Aruba, otra isla holandesa,
la novena, con 21,7.
En el caso de Curazao incide la presencia
de una refinería de petróleo que opera desde 1918, en el trinitobaguense la explicación
apunta a la extracción y licuefacción de gas, y en el de otras pequeñas islas
al empleo intensivo de combustible de aviación en los aeropuertos que llevan y
traen a los viajeros.
Ocurre lo mismo en otros territorios
pequeños con uso intenso de combustible por distintas razones, como Luxemburgo
(octavo emisor por persona), el británico peñón de Gibraltar, el archipiélago
francés Saint-Pierre et Miquelon o las danesas Islas Feroe.
El líder emisor por habitante es Qatar, con
53,5 toneladas por habitante, y entre los 20 primeros figuran otros grandes en
la economía de los hidrocarburos: Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Brunei,
Kuwait, Estados Unidos, Arabia Saudita, Omán y Kazajstán.
En ese "club", Venezuela se
destaca por la ausencia de políticas y medidas dirigidas a revertir o compensar
las emisiones "por contraste con un discurso ambiental grandilocuente en
foros internacionales", dijo Sánchez, tras recordar que este país es el
único de la OPEP que por ejemplo ha ratificado el Protocolo de Kyoto sobre
cambio climático.
Copada la capacidad de sus hidroeléctricas,
Venezuela ha comenzado a instalar plantas térmicas alimentadas con combustibles
líquidos "cuando debe tender a emplear gas, que puede generar la misma
electricidad con 40 por ciento menos emisiones de CO2", apuntó Centeno.
Igualmente, indican las fuentes, Venezuela
debería mejorar el rendimiento de su parque automotor, introducir motores de
autos híbridos y que permitan usar etanol, y auspiciar los ferrocarriles y en
general el transporte público frente al privado: de cinco millones de vehículos
que ruedan cada día, 3,2 millones son automóviles particulares.
Sobre la gasolina hay una amplia
coincidencia: el precio, inmóvil desde hace casi 15 años merced a los
subsidios, liquida cualquier plan de ahorro, amén de que, por la diferencia con
valores internacionales, supone una pérdida de ingresos superior a 12.000
millones de dólares anuales para el Estado, según la firma de consultores
Ecoanalítica.
Centeno destacó que el deterioro de las
cuencas de ríos que llevan agua a la población debe detenerse y urge un plan
para reforestar con especies nativas al menos dos millones de hectáreas, lo que
podría extraer de la atmósfera 1.100 millones de toneladas de CO2, casi tantas
como las producidas por Brasil, México y Venezuela en 2008.
Junto al daño puramente ambiental se coloca
el económico: el mundo libera, en promedio, 0,6 toneladas de CO2 por cada 1.000
dólares de producto interno bruto (PIB).
Pero con base en sus parámetros de
eficiencia, en Europa esa relación es de solo 0,28 toneladas por 1.000 dólares
de PIB, en Estados Unidos de 0,42 y en el conjunto de América Central y del Sur
de 0,53 toneladas.
El registro para China es de 2,20 toneladas
por 1.000 dólares de PIB, para India de 1,40 y para los petroleros de Medio
Oriente un abanico que va desde las 0,72 toneladas de Qatar hasta las 2,52 de
Irán. Los sauditas arrojan 1,25 toneladas por cada 1.000 dólares producidos.
Los venezolanos y algunos vecinos del
Caribe que son intensivos en producción y consumo de petróleo están sobre la
media regional: Venezuela arroja 0,90 toneladas de CO2 por cada 1.000 dólares
de PIB, Trinidad y Tobago 2,45 y las Antillas Holandesas, que en 2008 incluían
a Curazao y su gran refinería, 2,87 toneladas. (FIN/2012)
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