Por Observatorio Crítico de Cuba
Uno de los temas menos tratados en las reflexiones sobre la transición del socialismo cubano ha sido quizás las numerosas dinámicas profesionales y aportes del caleidoscopio de cientistas sociales de la isla. Pocas experiencias de los años de la profundización de la institucionalidad realsocialista cubana y su posterior crisis son conocidas y la crítica de izquierda a las políticas estatales de aquellos momentos y los actuales no es muy tenida en cuenta en nuestro país. A continuación la Red Protagónica Observatorio Crítico comparte una entrevista concedida por la destacada investigadora, profesora e intelectual Marlene Azor Hernández, cuyas vivencias y opiniones conforman un prolífico y consecuente marco de análisis de las realidades pasadas y actuales de la sociedad cubana.
Uno de los temas menos tratados en las reflexiones sobre la transición del socialismo cubano ha sido quizás las numerosas dinámicas profesionales y aportes del caleidoscopio de cientistas sociales de la isla. Pocas experiencias de los años de la profundización de la institucionalidad realsocialista cubana y su posterior crisis son conocidas y la crítica de izquierda a las políticas estatales de aquellos momentos y los actuales no es muy tenida en cuenta en nuestro país. A continuación la Red Protagónica Observatorio Crítico comparte una entrevista concedida por la destacada investigadora, profesora e intelectual Marlene Azor Hernández, cuyas vivencias y opiniones conforman un prolífico y consecuente marco de análisis de las realidades pasadas y actuales de la sociedad cubana.
- Observatorio Crítico: ¿Dónde naciste y
viviste la niñez y primera juventud? ¿Algún recuerdo especial del terruño
personal en aquellos tempranos años?
- Marlene Azor: Nací en la ciudad deLa Habana
y crecí en Centro Habana. Mi infancia y mi primera juventud las recuerdo muy
feliz. Tuve la suerte de tener unos padres amorosos, atentos, que además me
regalaron unos valores de base que me han servido toda mi vida: la honradez, la
disciplina, la perseverancia y la seguridad en mi misma. Tuvieron la lucidez de
inculcarnos a mis hermanos y a mí, el gusto y la responsabilidad por la
independencia personal. Fueron padres muy ocupados en la salud y la educación
de sus hijos y de una calidad humana excepcional.
Los recuerdos más hermosos de esa época son
en la playa Santamaría donde pasábamos las vacaciones. Desde ese entonces he
tenido una relación con el mar como una prolongación de mi cuerpo. Estando en
París, extrañaba mucho el mar y paseando por la ciudad me sentaba en las
fuentes, a escuchar el agua caer, y cerraba los ojos imaginando estar en el mar
del Caribe.
- OC: ¿En que centro educacional cursaste el
preuniversitario?
- MA: Lo cursé en el instituto de La Habana
José Martí. Para mí fue una época de efervescencia cultural. Estudiaba francés
en la escuela nocturna de idiomas de la Manzana de Gómez y gracias a mis
compañeros de clase descubrí la poesía de Paul Eluard, Rimbeau y nos íbamos muy
a menudo a la cinemateca a ver cine francés de la Nouvelle Vage. También me
inscribí en un curso libre de Historia del Arte impartido por el profesor Oscar
Morriña, en el Museo de Bellas Artes que supo despertar en mí el interés y el
conocimiento necesario para disfrutar del arte. Gracias a mis compañeros de
estudio y sus padres también pude leer en esa época a Walt Whitman, “El viejo y
el mar” de Hemingway, aprender a apreciar la música barroca, “el cante jondo” a
degustar el ron cubano y desde entonces nació mi afición a las tertulias. Los
sábados me iba a la Plaza de la Catedral a visitar a mis amigos grabadores y
luego podíamos en esa época merendar en el Patio o comer tostones y masitas de
puerco fritas con mojitos en la Bodeguita del Medio. También conocí en esa
época la pintura de Servando Cabrera Moreno, mucha música clásica y leí el
poemario de Heberto Padilla “Fuera del Juego”.Me pareció una poesía poderosa,
lúcida y rebelde y sólo muchos años después me enteré del proceso estalinista
que le hicieron.
Empecé enla Escuelade Letras y cursé dos
años antes de ser seleccionada para ir a estudiar ala URSS. Esosdos años
también fueron de un maravilloso enriquecimiento cultural y mis profesores y
compañeros de estudio me facilitaron unos conocimientos y unas vivencias
también muy positivas.
- OC: En el año 1981 te graduaste de
Licenciada en Comunismo Científico en la Universidad Lomonosov de Moscú.
Cuéntanos sobre tus experiencias sobre la teoría sociopolítica del real
socialismo soviético y de la academia que la producía.
- MA: A nivel vivencial fue una experiencia
muy valiosa y productiva, a nivel académico tuve mi primera crisis existencial.
Estudié en la Lomonosov, en Moscú, y eso me permitió tener acceso a la ciudad.
Lo que pude disfrutar de la cultura rusa
era lo mejor que se producía en teatro, cine, los museos de arte o las casas de
los escritores como Tolstoi y Chejov. Los estudiantes rusos me conmovieron por
su nobleza y su lirismo. Con ellos descubrí ese mundo fascinante de la cultura
rusa. Sin embargo, a nivel académico, salvo dos profesores que impartían lógica
formal, y materialismo histórico, el resto me parecía una pérdida de tiempo. El
profesor de materialismo histórico nos enseñaba más mientras más se alejaba del
programa. Te mencioné mi primera crisis existencial porque el esfuerzo de
aprender el ruso era ya un desafío, pero lo peor es que comprendí recibiendo
esas clases que la teoría cerrada en sí misma que me enseñaban, absolutamente ajena a la realidad y sin ningún conflicto ni
contradicción, era un atraso con relación a mi formación. Mi madre tuvo que
viajar a la URSS por cuestiones e trabajo y me encontró en pleno llanto,
desesperada, y me quiso llevar de vuelta a Cuba. Yo, por el miedo a quedar mal con
“la tarea” que me habían encomendado decidí quedarme hasta el final pensando
que tendría tiempo con mi edad de mejorar mi formación más tarde en Cuba. Mi
disciplina en esa época pesó más que mi lucidez rebelde.
- OC: En la Cuba de finales de los ´70 comenzaba
la institucionalización del experimento socialista bajo la tutela de la URSS,
sin embargo la segunda ya llevaba un largo camino recorrido conviviendo con sus
paradojas. ¿Cómo congeniaste ambas realidades en los años que viviste en la
URSS y cuales fueron tus consideraciones llegado el momento de la vuelta a
Cuba, precisamente la etapa del inicio del fin soviético?
- MA: En realidad conocí muchos chistes sobre
el sistema soviético estando allí, y eso me informaba de una mirada popular muy
crítica del sistema, pero becada y sin posibilidades de viajar por mi cuenta ni
acceder a otra bibliografía que no fuesen los manuales –no se podía encontrar
otros autores marxistas en la biblioteca- no pude hacerme una idea precisa de
la magnitud de problemas que acumulaba esa sociedad.
- OC: ¿Existió un Comunismo Científico de la
crisis real socialista soviética?
MA: Yo creo que el pensamiento más lúcido
se desarrolló con la Perestroika. Mientras estuve estudiando sentí una sociedad
apagada con una fuerte crítica soterrada. En el 1988 me enviaron a una pasantía
de seis meses a la Lomonosov, una especie de actualización de los profesores de
marxismo de todo el campo socialista, y entonces observé una sociedad
despierta, movilizada y una profundidad de análisis en todas las publicaciones
desconocidas para mí. Ellos decían de sí mismos que eran un pueblo acostumbrado
a que siempre otro pensara y decidiera por ellos, una crítica a los mesías y a
la falta de democratización en la discusión y en la participación en la toma de
decisiones del pueblo soviético.
- OC: Mucho/as de los que vivieron aquella
época, incluso en la misma URSS, la han venido recordando años después con una
mezcla de sentimientos que va desde la nostalgia hasta el odio, pasando por lo
filial y hasta lo romántico. ¿Se te revuelve alguna parte de la memoria o el
análisis al pensar en tus vivencias soviéticas?
- MA: Ya te mencioné que entrar a esa cultura
estando allí fue un hallazgo y la calidad humana e intelectual de mis
compañeros rusos es algo que recuerdo con mucha gratitud. Pero en el 88 cuando
estoy en la pasantía, también tuve que asistir a una reunión en el que las
generaciones de cubanos que en ese momento estudiaban en la Lomonosov
planteaban todos los problemas que veían del sistema soviético en cuestión,
similares a los de Cuba. Regresando ala Isla supe de la censura y represión que
sufrieron esos estudiantes que se les hizo regresar antes de terminar sus
estudios y que luego en Cuba se tuvieron que insertar en los trabajos que
encontrasen porque habían sido enviados por una necesidad del país que de
pronto dejó de existir. Siempre me ha parecido un cinismo mayor hablar de
“daños colaterales”, en las guerras que emprende EEUU o fruto de las políticas
publicas del gobierno cubano. Todos los que estudiamos en la exURSS, a partir
de la Perestroika fuimos rechazados, comandados por aquella lamentable frase
célebre de Fidel Castro: “Ahora el veneno nos viene del Espíritu Santo”, y los
egresados éramos vistos como portadores del veneno.
- OC: Bien, llegas a Cuba en 1981. ¿Qué pasó
entonces?
- MA: Soy de las generaciones que se van a
estudiar a finales de los años 70s y cuando regresamos todavía no estábamos
demonizados. Empiezo en enero de1982 a trabajar enla Universidad deLa Habana
enla Facultad de Filosofía e Historia. El claustro de profesores que me rodeaba
en mi departamento había sido formado por cursos cortos y habían sido
seleccionados por su pertenencia al partido de distintas ramas de la economía.
No tenían una formación sólida y sospechaban de los que veníamos formados enla
URSS. Luego a partir de 1986 nos miraban con mucha suspicacia como si la eterna
sospecha hubiera tenido razón. Estaban muy contentos con el viraje contrala
Perestroika a nivel nacional. En 1990 se permite la reapertura de la carrera de
sociología cerrada también a finales de los años 60s, y empiezo a impartir
simultáneamente sociología política y teoría política.
- OC: La asignatura de Comunismo Científico
fue insertada en los planes de estudio casi a todo lo largo y ancho del sistema
educativo cubano. Sólo se salvaron los grados primarios y secundarios. La
teoría de una realidad que se negó a sí misma en la URSS, y que no viviste,
entró en crisis a pocos años de estar tú de nuevo en Cuba. ¿De que forma
lograste hacer converger ambos fenómenos desde tu posición de estudiosa y
profesora universitaria?
- MA: Desde que entré a dar clases comencé
una lectura de todo lo que se había escrito sobre esas experiencias. Sin mis
amigos intelectuales en Cuba no hubiera podido acceder a esa información que
era invisible en las bibliotecas. Mi intención era aterrizar esa teoría a la
realidad histórica. Fruto de esos esfuerzos personales y de otros colegas
cambiamos el programa en1987 a Teoría Política, que era una asignatura que
explicaba las políticas públicas dela URSS, China, de las llamadas “democracias
populares” europeas, historiando los períodos de estabilidad y de cambios. Yo
al menos explicabala Revolución cultural china y sobre Cuba historiaba las
polémicas sobre la economía y sobre la enseñanza del marxismo por manuales que
se llevó a cabo en los 60s. Al explicar el sistema electoral cubano por ejemplo
no tenía que hacer una crítica. Sólo con explicarlo se hacía evidente la
imposibilidad de tener candidatos alternativos u otras propuestas a las emanadas
de la dirección del país. Sólo explicando la estructura y los procedimientos de
selección de los candidatos mis estudiantes se quedaban boquiabiertos. Algunos
de esos procedimientos de selección han cambiado para seguir en lo mismo.
- OC: ¿Habían, hay, diferencias entre los
marxismos-leninismos soviético y cubano?
- MA: Considero que sí las hay. Salvo la
Revista Cuba Socialista que era una copia fiel de los manuales soviéticos en su
enfoque, lenguaje, temas y las formas de tratarlos, la producción de las
Ciencias sociales en la Isla siempre fue menos sectaria y mucho más heterodoxa
que la Ciencias sociales soviéticas. Creo que el núcleo de la Revista
Pensamiento Crítico hizo un aporte importante al difundir todo el pensamiento
de izquierda más actualizado de los años 60s y creo que el CEA en los años 90s
aportó también otra mirada más avanzada y más flexible de las posibilidades de
analizar la realidad cubana, también la Revista Temas en los años 90s. El
problema que ha tenido el pensamiento más avanzado de las Ciencias Sociales
cubanas ha sido la imposibilidad de analizar los problemas estructurales y de
procedimiento del sistema cubano. La crítica ha sido más a problemas puntuales,
o a temas culturales sin tocar los ejes que estructuran el sistema. Esta visión
global es algo que le debo a la mejor tradición del marxismo y la sociología.
Mientras exista la represión y la censura al pensamiento crítico sistemático
las Ciencias Sociales y ahí incluyo la economía la filosofía, la politología,
las ciencias jurídicas, la sociología, la antropología y hasta la historia,
poco pueden servir a los cambios actuales y futuros. En primer lugar porque la
censura no ha dejado un acumulado al cual asirse para explicar la realidad y en
segundo lugar porque las condiciones de censura y represión no han cambiado
para permitir un análisis sistemático de cada aspecto de la realidad.
Hice hace unos meses un ejercicio de
enunciar los 21 temas que no se discuten en la academia cubana porque estaba
enfrascada en un intercambio muy provechoso con un amigo intelectual que reside
enla Isla. Medetuve en el número 21 pero puedo seguir la lista de manera
sustancial. Y son todos los que tienen que ver con los resultados de las
políticas públicas en todos los órdenes: económico, cultural, político, social,
jurídico, etc. Esta falta de análisis sistemático y de poder contar con un
acumulado reflexivo –sólo muy parcial, fragmentado y siempre bajo censura- de
la sociedad cubana en todos los órdenes es lo que produce ignorancia y
embrutecimiento ciudadano crecientes por la imposibilidad de una producción
intelectual consistente y continua y por la imposibilidad de su socialización.
Si lo que das es “circo”, pues se consume “circo”. La fragmentación de los
temas y la discontinuidad en el estudio diluye la posibilidad de un pensamiento
sistemático y con posibilidades de acumulación del conocimiento. Esto se
refleja en la mala formación en las Ciencias Sociales en el país y en el bajo
nivel de la crítica social argumentada.
Si se hubiera permitido la libertad del
conocimiento y su uso, la inmensa mayoría de los problemas actuales de Cuba ya
se habrían resuelto-talento y conocimiento hay- o estarían en vías de solución,
con un consenso y participación ciudadana de un pueblo que alcanzó masivamente
el noveno grado. Todo depende de una política cultural y educativa y como éstas
están conectadas con la información y la socialización del conocimiento pues ya
ves que hay muchas políticas públicas implicadas.
- OC: Caracterízanos brevemente la
significación práctica –social- de la concepción del materialismo histórico
marxista-leninista en los socialismos soviético y cubano.
- MA: Me parece que el materialismo histórico
soviético lo que nos legó fue una mirada del progreso siempre ascendente, las
supuestas leyes naturales de la historia, el paradigma del desarrollo del
capitalismo mundial con su ética productivista, una mirada blanca urbana y
masculina muy parecida a los valores de la modernidad que fueron deconstruidos
en los 80s en los propios centros del capitalismo, en la discusión que se ha
conocido como Modernidad/Postmodernidad.
Con respecto al marxismo cubano lo novedoso
fue el desarrollo de una corriente marxista con énfasis en la liberación
cultural que significó una heterodoxia en su momento con relación al marxismo
soviético. Pero esta vertiente cultural cuya principal figura es Fernando
Martínez Heredia, no tenía en cuenta los condicionamientos económicos y
políticos de la emancipación cultural, de manera tal que se convirtió en una
filosofía normativa del “deber ser” sin analizar sus condiciones de posibilidad
y por ello influyó en el pensamiento cubano pero no logró articularse con la
sociedad y esto quiere decir que no logró convertirse en propuestas concretas
para alejarse del modelo soviético y analizar desde el punto de vista marxista
cuales eran las reales relaciones económicas y de poder del socialismo
histórico cubano. Entonces como marxismo dejó de ser una teoría de
transformación social para parecerse más a la postura hegeliana del fin
realizado con el Estado prusiano de su época.
- OC: ¿Por qué tu vínculo con la sociología?
- MA: Fue el marxismo occidental que estudié
el que me enseñó a “desencantar” la realidad como diría Max Weber, por lo tanto
mi encuentro con los fundadores de la Teoría sociológica Durkheim, Weber,
Parsons, Merton, etc., fue un paso para mí natural. Aunque el Parsons de “El
sistema social” siempre me pareció demasiado “normalizador” de las relaciones
sociales pero toda la sociología de la estratificación social de sus sucesores
me permitió hacer análisis fructíferos. Luego descubrí a Pierre Bourdieu, a
Michel Foucault, y significaron un acervo fundamental en mi visión sociológica
y global, que no “estadocéntrica” de los problemas sociales.
- OC: Poco o nada se conoce sobre la
sociología cubana anterior a 1959 y tal vez nada sobre la posterior a esa
fecha. Al igual que lo que sucede con la antropología, podría parecer que Cuba
no es tierra de cultivo para estas dos ciencias sociales. ¿Cómo se inserta una
graduada de Comunismo Científico en la URSS de los ´80 en este aparentemente
desierto panorama?
- MA: Otra vez gracias a las lecturas que me
facilitaban mis amigos intelectuales cubanos accedí a todo el marxismo
occidental desconocido para mí y a todo el pensamiento progresista que analizó
las experiencias de los Socialismos de Estado. Por otra parte también leí desde
el Capital de Marx hasta Parsons, Weber, parte dela Escuela de Francfurt todo
eso por mi cuenta y sigo agradeciendo a mis amigos. Si la sociología y la
antropología no han florecido ha sido por todo lo que acabo de señalar sobre la
posibilidad de acceder a la información necesaria sobre la realidad y sobre los
autores no publicados en el país, y poder hacer investigaciones sin tener que
contar con un permiso del partido y no sólo hacerlas a pedido de este. Mientras
las investigaciones sociológicas sigan siendo consideradas “secreto de estado”
no se puede desarrollar ni la antropología, la sociología y las restantes
Ciencias Sociales.
- OC: ¿Qué lugar le tocaba a la sociología en
la trinidad institucional presente en el título “Facultad de Filosofía,
Sociología e Historia” en los años ´90?
- MA:La Sociología siempre fue una hermana
menor cuando empezó de nuevo en los 90s.Conviví con las primeras cuatro
generaciones de sociólogos formados en los 90s y fueron para mí -en una parte
importante- estudiantes muy inquietos por el conocimiento con preguntas muy
enriquecedoras, estudiosos y rebeldes como deben ser los estudiantes
universitarios, conocí y en algunos casos dirigí sus trabajos de tesis de
licenciatura y eran investigaciones interesantísimas que quedaron sepultadas si
aún existen, en la biblioteca dela Facultad.
Yo sigo pensando que no había que comprar
el paquete completo de la ayuda soviética. Si se importó esa manera de hacer
las Ciencias Sociales es por la poca ilustración de la dirigencia cubana o
porque además posibilitaba encuadrar una producción y un pensamiento para
hacerle sólo loas al sistema cubano y a los países del sistema soviético del
mismo tipo. Creo que hubo una intencionalidad política expresa porque
intelectuales que desarrollaran otro marxismo existían y fueron censurados.
- OC: Aún está presente en muchas mentes
cubanas aquel discurso de Fidel de 1998 en la escalinata de la Universidad en
el que dio todo su apoyo en las elecciones de la FEU a la ya extraña figura
política de Hassan Pérez Casabona. ¿Cuáles fueron, según tu opinión, los
principales aspectos en la relación universidad-sociedad en la Cuba de los ’90?
- MA: Bueno, sobre Hassan sólo supe que le
dieron la licenciatura sin terminar, no llegó a cuarto año que entonces hubiera
sido mi alumno, sino que en tercero le regalaron la licenciatura porque era el
nuevo “golden boy” de Fidel. Así que lo conocí de oídas y por la información
que te comento. No creo que merezca más líneas.
- OC: En el año 1999 emigras a Francia. ¿Cuál
es el trasfondo de esa decisión?
- MA: Con todo el itinerario de formación que
te he comentado en 1995 decido escribir una tesis de doctorado con todo el conocimiento
acumulado sobre las “Experiencias históricas de los Socialismos de Estado”. La
tesis tenía un capitulo dedicado a los debates marxistas occidentales sobre
esas experiencias desde1917 a 1990.Luego reseñaba el debate sobre Modernidad y
Postmodernidad en lo concerniente a esas similitudes entre el capitalismo y el
socialismo histórico con el paradigma moderno del capitalismo mundial y luego
sistematizaba las encrucijadas económicas, sociales, políticas e ideológicas de
ese tipo de sistema, avalados por pensadores marxistas y no marxistas.
En 1996 defendí la tesis en un tribunal que
dirigía Talía Fung y para bochorno de ese tribunal, de diez personas, siete se
pusieron a dormitar durante la defensa. De pronto, Carmen Gómez ya fallecida se
despertó y levantó muy agitada preguntando por Lenin: “¿Y Lenin dónde está?”,
frente a lo cual levanté el mantel de la mesa de discusión para ver si lo veía
escondido a Lenin. Talía la mandó a callar pero esa fue la tónica del
espectáculo, más propio de los Muppets Show que de una defensa de doctorado.
Saliendo dejé en claro que no me defendería por segunda vez en ese tribunal y
me hicieron esperar otro año y finalmente volví a defender en 1997.
El segundo tribunal tuvo dos militares y
tres civiles. Los militares solo negaban todo lo que yo decía con la cabeza. De
los civiles uno se quedó dormido durante la defensa, otro se iba a un viaje
saliendo del ejercicio de defensa y otro supe que votó a mi favor. Ninguna de
las dos defensas fueron unánimes, siempre hubo intelectuales decentes, además
de obtener 11 avales positivos, pero en ambas me censuraron políticamente y las
razones para no darme el doctorado fueron en ambos casos risibles. Tenían un
terror –que aún se mantiene hoy- en ver las similitudes de aquél sistema con el
nuestro. A partir de aquel momento y desde la primera defensa me convertí en un
personaje “apestado” para las instituciones y sus funcionarios y decidí que no
tendría más lugar enla Universidady me fui. Mis colegas solidarios aunque
temerosos por mi actitud, tampoco pudieron hacer nada para eliminar ese halo de
“maldita” que me rodeó desde entonces. Me harté de la censura y la represión al
pensamiento revolucionador –desde la perspectiva dela Escuelade Francfurt y no
desde la visión oficial del gobierno cubano- y decidí buscar nuevos horizontes
donde pudiera ser libre para pensar y expresar mis pensamientos siempre
argumentados.
- OC: Háblanos de tus experiencias
profesionales en Francia y México.
- MA: En Francia hice de todo lo que
corresponde a cualquier emigrado de a pie pero a la vez defendí una Maestría en
Sociología que ya había concluido enLa Habana en coordinación conla Universidad
Autónoma de Barcelona a la que entré inmediatamente después de ser suspendida
por segunda vez en el doctorado. Luego hice una DEA (Diploma de Estudios Avanzados)
en París VIII en Sociología porque en Francia como en otros países europeos te
exigen otro año más de estudios después dela Maestría y antes del doctorado. Es
un año en el que vences 12 materias y presentas una tesis. Inmediatamente
después de concluirla me pidieron asumiera un curso de Iniciación ala
Sociología. Como no era profesora a tiempo completo sólo me pidieron dos veces
y no vi la posibilidad de ser contratada a tiempo completo. Sin eso tenía que
hacer otros trabajos para poder mantenerme y tampoco era posible hacer un
doctorado sin un sustento estable. Vine a México y comencé a estudiar todo lo
relativo al desarrollo del capital humano en las empresas porque podía impartir
cursos de capacitación en las empresas y eso me mantuvo hasta entrar hace un
año y meses en un doctorado enla Universidad Autónoma Metropolitana en el
Distrito Federal. En eso México es un país maravilloso y mejor que Francia. Sin
importar la edad y mi condición de extranjera me otorgaron una beca para
estudiar.
- OC: En los últimos años se ha venido
generando un amplio y rico universo de creación por intelectuales cubanos
emigrados, entre los cuales destaca Haroldo Dilla, otrora investigador y
director de estudios latinoamericanos del desaparecido Centro Estudios sobre
América (CEA). En sus más recientes publicaciones digitales Dilla utiliza en
diferentes momentos dos polémicos términos insertados, aunque no solamente, en
el histórico conflicto cubano-estadounidense: diáspora y exilio. ¿Qué
consideraciones te merecen estos dos conceptos?
- MA: Yo te diría que diáspora desde el punto
de vista etimológico es la dispersión de una comunidad cultural por el mundo y
en eso tiene razón Haroldo en señalar la dispersión de los cubanos por el mundo
aunque la política oficial sólo se preocupe, hable y se pronuncie por la
emigración hacia los EEUU. Al resto nos coloca en el mismo saco o nos menciona
de pasada sin ninguna incidencia en nuestros destinos. Es la política
migratoria cubana la que nos hace exiliados porque una vez que nos marchamos
del país perdemos todos nuestros derechos ciudadanos incluso a regresar si
discrepamos de la política en curso o de la anterior del gobierno cubano. Esa
política migratoria nos convierte en rehenes de una política invisible
públicamente pero que se aplica de manera discrecional y nos deja a los
emigrados sin derecho alguno de réplica o de ejercicio de nuestros derechos
ciudadanos. A pesar de obligar a todos los que vivimos afuera a mantener
actualizado un pasaporte cubano para poder entrar ala Isla, de nada vale
tenerlo –y bastante caro que cuesta- porque puedes ser detenido en el
aeropuerto y ser expulsado del país sin permitirte entrar. Esa política
discrecional y no pública, sin derechos es lo que produce el exilio.
- OC: En la página inicial de la revista
digital Cubaencuentro aparece una encuesta a los lectores en los cuales se
mezclan esos dos conceptos de la siguiente forma: “Intelectuales en la
diáspora, ¿crees que un escritor exiliado debe publicar y distribuir sus obras
en Cuba?”. Desde tu triple posición de intelectual y escritora que vive fuera
de Cuba, ¿cómo analizas esta problemática?
- MA: Creo, como dice el escritor Leonardo
Padura, quela Cultura cubana es una, se haya producido dentro o fuera del país
y esas barreras a los intelectuales de adentro y afuera no es más que el fruto
de una confrontación entre dos estados que se traslada a los ciudadanos cubanos
por el síndrome de “fortaleza sitiada” y por la intolerancia del gobierno
cubano a las diferencias ideológicas. Ha sido una política histórica contra los
intelectuales que se van y se pronuncian de manera crítica sobre la realidad
cubana el considerarlos “enemigos” de la nación y aunque ahora esa política ha
cambiado, aún sigue con muchas exclusiones porque sólo empieza a descongelarse.
Hay que pasar de los intelectuales muertos que se publican a los que están
vivos y no son sólo cubanoamericanos.
- OC: En tu opinión, ¿qué tipo de sociedad
civil existe en Cuba?
- MA: Existe una sociedad civil emergente de
todos los signos ideológicos y muy plural en sus contenidos. Activistas
culturales, sociales y políticos con formas de asociación, la mayoría ilegales,
porque el registro de asociaciones se congeló en 1996 fecha a partir de la cual
no hay posibilidades de inscribirse y antes de eso las que no profesaran una
posición ideológica clara a favor del socialismo estatal cubano tampoco se
podían inscribir. A veces la explicación de estas limitaciones por la política
norteamericana hacia Cuba me han llevado a pensar que tenemos una independencia
demasiado limitada –habría que luchar por una tercera- y una soberanía
inexistente, porque la soberanía se basa en los derechos de los ciudadanos y
aunque esté en el papel dela Constitución no se cumplen más que en los derechos
sociales muy deteriorados desde la crisis de los noventas.
OC: ¿Estarías de acuerdo con la idea de
que, a la luz de lo acontecido en los últimos años, se esta haciendo necesaria
una reformulación de la concepción de “ciudadano” que trascienda las fronteras
del real socialismo cubano?
MA: Una real concepción de ciudadano en sus
dimensiones civiles, políticas y sociales no ha existido nunca en la historia
de Cuba en la plenitud de esas tres dimensiones. Antes de la revolución la
dimensión social fue olvidada por lo cual sólo una parte de la población podía
participar y tomar decisiones como ciudadanos porque no existía una mayoritaria
integración social. Sin integración social también dejas al margen a todos los
que no pueden acceder a las condiciones mínimas para ejercer una ciudadanía
civil y política.
La Revolución cubana privilegió los
derechos sociales pero prohibió los derechos civiles y políticos subordinados a
una lógica similar al pensamiento dominante de la izquierda del siglo XX. Ese
pensamiento hegemónico de la izquierda internacional y nacional del siglo
pasado demonizó los derechos liberales como el derecho a la libertad de
expresión, asociación, movilidad interna y externa, libertad de información
entre otros, entendidos como derechos burgueses que había que eliminar. La
participación política fue entendida en el caso de Cuba como una movilización
permanente con fines sociales, políticos y económicos, pero esta concepción de
la participación ciudadana que no puede incidir ni en la toma de decisiones ni
en el control de las decisiones de los elegidos no permite ni aportar ni
controlar nada. Los elegidos son representantes de los intereses del gobierno
cubano pero no hay reales mecanismos que permitan la agregación de demandas.
Los derechos civiles no se reconocen ni por
la legislación penal ni por la civil (estoy hablando de una sobresaturación
ideológica de ambas legislaciones que todo lo subordinan a los intereses del
socialismo y esta interpretación sobre el socialismo ha sido la establecida por
el gobierno). Si cada sector interesado en el socialismo tiene una imagen
distinta de sociedad, la que se aplica en la legislación civil y penal es la
fijada por el gobierno. Es una visión autoritaria de izquierda que llevó al
derrumbe a las experiencias de los socialismos “reales” y por la censura y
represión dentro de la izquierda impidió el surgimiento de propuestas
alternativas.
- OC: ¿Cómo definirías la responsabilidad y
el posicionamiento políticos, específicamente de izquierda, en esa potencial
reformulación? ¿Qué papel le otorgas a los intelectuales y artistas cubanos en
este proceso?
- MA: Considero que el pensamiento de izquierda
cubano ha quedado muy rezagado por las razones que he mencionado y hoy a pesar
de esfuerzos muy valiosos sigue atascado más en la crítica de lo que existe y
menos enfocado a las propuestas de cambio. Creo que hay que diferenciar entre
la izquierda académica y la izquierda activista. La primera se pronuncia por la
socialización del poder político y económico pero no aterriza de qué manera
hacerlo en la realidad cubana. Los activistas tienen análisis mucho más
profundos sobre los problemas estructurales del Socialismo de Estado cubano,
pero sus propuestas siguen siendo en muchos sentidos generales. No hay
propuestas de izquierda alternativas a las instituciones, procedimientos y
cambios jurídicos que debería acometer el país en dirección a un socialismo deseado.
Es decir aunque las propuestas de los activistas son mucho más aterrizadas, lo
son más en la propuesta de mecanismos económicos y casi nada en los ámbitos
políticos y civiles. Creo que los activistas de todos los signos políticos
tienen en común la demanda de los derechos de libertad de asociación,
expresión, movilidad e información, pero la agenda de los grupos liberales
tiene más claro el tipo de instituciones, de derechos, y los cambios jurídicos
deseados. Esto tiene que ver con un acumulado histórico que ha padecido la
izquierda y que recién los activistas están plateándoselo. Incluso en América
Latina hay mecanismos de pensamiento y acción de la izquierda más avanzado que
en Cuba.
- OC: Tu opinión sobre lo que un artículo
reciente del blog digital Diario de Cuba llama “uno de los acontecimientos más
interesantes en la escena política cubana (…) la aparición de proyectos
alternativos de índole no abiertamente política, sino cultural, social, de
pensamiento. Se trata de proyectos que critican prácticas institucionales y dan
voz a sectores hasta ahora excluidos del debate social”.
- MA: Coincido con esa opinión aunque para mí
los grupos que están referidos en el artículo son diferentes. Unos más
centrados en los cambios culturales de la racialidad, lo transgénero, la
ecología, una nueva cultura ciudadana otros con mayor profundidad sobre la
sociedad deseada. Hay en sus discursos valores, intereses y propuestas de
derechos e instituciones latentes o explícitas. Una mirada más profunda y
detallada revelaría propuestas diferentes de la sociedad deseada y eso
mostraría una madurez consciente superior a la señalada por el autor del
artículo.
- OC: ¿Hasta que punto puede concebirse la
aparición de estos universos de grupos o instituciones alternativos y blogs digitales
en Cuba como un fenómeno “democrático”? ¿Necesita Cuba una democracia paralela
y/o enfrentada a la real socialista?
- MA: Es indudable la importancia de todos
estos nuevos actores sociales y culturales para una ampliación y
enriquecimiento de la democracia cubana. Cuba necesita una democracia paralela
a la real existente porque por ahora los mecanismos son los mismos que han
imposibilitado la incidencia de la ciudadanía en las decisiones, en el control
y en el resultado de las decisiones. Sigue siendo una democracia de la minoría,
excluyente de los intereses derechos y aspiraciones de la mayoría, aunque el
Granma se empeñe en decir lo contrario y el discurso oficial también. Las
estructuras creadas y los procedimientos establecidos para la democracia política
en Cuba están diseñados y funcionan para otorgar democracia a la elite política
y militar del país.
- OC: ¿Crees que es posible la conformación
en Cuba de un paradigma democrático de izquierda alternativo y eficaz en la
interpelación tanto del experimento estatista socialista como de la realidad
del Poder capitalista?
- MA: Me parece que es posible y más aún
imprescindible. Los obstáculos están en la intimidación permanente a todos los
que cuestionan el orden actual y hacen propuestas alternativas pero la
desventaja histórica de la cual parte la izquierda cubana por las razones que
ya he mencionado deben ser solucionadas so pena de vaciar de contenido y de
influencia un proyecto de izquierda alternativo para nuestro país. La izquierda
en Cuba no está en el poder.
- OC: Recientemente has generado análisis
sobre las prácticas intelectuales de izquierda internacionales y sus
reflexiones respecto a la experiencia real socialista cubana. ¿Podrías
destacarnos algunas ideas al respecto?
- MA: Publiqué un artículo en la revista
mexicana Nexos en enero del 2011, donde me dedico a analizar a los
intelectuales de la izquierda internacional que apoyan al gobierno de Cuba y
entienden la realidad del país a través del discurso oficial. Esos
intelectuales “ciegos” lo que hacen es “olvidarse” del pueblo cubano y de paso
desprestigiar las ideas socialistas de emancipación social. Creo que hay
intereses en juego. Ellos utilizan su apoyo a Cuba para sus intereses políticos
personales y el gobierno cubano para los propios. El pueblo cubano es un telón
de fondo que no les interesa. Es un pacto de caballeros entre elites.
- OC: Entre las nuevas reflexiones dentro,
fuera y sobre Cuba existen algunos niveles en los que se puede observar cierta
tendencia a un “análisis del desmontaje” de la etapa civilizatoria actual. En
tu opinión, ¿dónde termina la destrucción y el desmontaje y comienza la
construcción en la visión de una Cuba futura?
- MA: Todo depende de la capacidad de la
ciudadanía para pensar y actuar en la dirección deseada y exigir los cambios.
No hay desmontaje en Cuba, salvo la reducción de las gratuidades y sin el apoyo
de la ciudadanía. Basta ver los resultados del debate de los Lineamientos del
partido. Desde el gobierno lo que hay es una articulación nueva a un modelo que
apunta a China y Vietnam y no a los países nórdicos. Por lo tanto la izquierda
debe resistirse a esos cambios sólo en la liberalización económica y proponer
alternativas. Algunas existen pero no han sido escuchadas por ahora, por
ejemplo el incremento sustancial de las cooperativas urbanas además de las
agrícolas.
Demasiados años de crisis no superada y la
falta de discusión de alternativas y de cambios en la situación del país, ha
hecho inclinar el péndulo político hacia una democracia liberal y una economía
de mercado como aspiración de las mayorías y de los activistas de muchas
tendencias. Hay muchas cosas que rescatar de la democracia política liberal y
complementarla con otras formas de democracia directa, a la vez que se piense
las maneras de financiar los derechos sociales adquiridos, tripartita,
bipartita o estatal (por el estado, las empresas y los individuos) y las
reformas a las leyes y las instituciones. Lo que queda claro para todas las
tendencias ideológicas es la necesidad de los cambios estructurales de la
sociedad cubana. Si eso es el desmontaje, efectivamente es la tendencia
mayoritaria. En cuanto a la construcción dela Cubafutura las agendas concretas
no gubernamentales aún están muy poco desarrolladas y esto tiene que ver sobre
todo con la falta de democracia interna.La Cubadel futuro depende de los
ciudadanos y no del Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.