LOT y prestaciones sociales
El pasado jueves el presidente Chávez descubrió el agua tibia en el
lamentable acto de lanzamiento de la nueva central sindical del
gobierno, al plantear el tema de la enorme deuda que el Estado tiene con
los trabajadores en materia de prestaciones sociales.
Los efluvios electoreros ya comienzan a convertirse en un torrente de
demagogia, cuando el Presidente anuncia que el próximo 1 de mayo del
2012 se aprobará por vía de Ley Habilitante la Ley Orgánica del Trabajo,
la cual contemplaría el pago de las prestaciones sociales que el Estado
adeuda a los trabajadores del sector público, a través de un denominado
bono PetroOrinoco, respaldado por los desarrollos que se llevan a cabo
en la Faja Petrolífera, y el cual podría ser invertido en las empresas
mixtas que el gobierno mantiene en la Faja con diversas transnacionales.
El Presidente juró y perjuró que "ahora sí" se pondría al día con la
Constitución y restablecería la retroactividad de las prestaciones
sociales.
No cabe duda de que un anuncio de esta naturaleza, tan importante
para millones de trabajadoras y trabajadores venezolanos, a quienes en
el pasado reciente se les escamoteó un derecho adquirido, despierta
grandes expectativas. Por otra parte, en la mayoría de los casos, los
trabajadores del sector público que se jubilan tienen que esperar años
para cobrar las prestaciones. Muchas veces incluso fallecen antes de
verse beneficiados por el acumulado del trabajo rendido durante décadas.
Por ello, ofrecimientos como el hecho por el presidente Chávez generan
esperanzas en las familias de los servidores públicos.
Pero lo que crea suspicacias e incredulidad es que después de más de
una década incumpliendo el mandato de la Constituyente de 1999, con
respecto a la aprobación de la Ley del Trabajo, reducir la jornada
laboral y aprobar el régimen de prestaciones sociales, el gobierno saque
de la manga una nueva promesa en la que resulta muy difícil creer. Y es
que el cuento que el Presidente echó desde Maiquetía tiene el sello
electorero de todas las anteriores promesas incumplidas.
Por ello, decimos con toda claridad y responsabilidad, a los millones de trabajadoras y trabajadores esperanzados con este anuncio, que el Presidente juega con las genuinas expectativas y deseos de los venezolanos, aprovechándose de ellas para hacer campaña electoral. No por casualidad hace este anuncio un año antes de las elecciones presidenciales del 2012. Es tan evidente la manipulación electoral de esta reivindicación, que el día del anuncio el Presidente estrenaba nueva imagen. El backing del fondo mostraba el nuevo eslogan: “Con Chávez, todos pa´lante”, en novísimas letras cursivas de distintos colores. Es claro que el Presidente está en campaña, y lo de las prestaciones sociales es sólo un recurso propagandístico, que dudamos que se materialice.
Como dicen muchos trabajadores tras el anuncio: “Si no le paga a los profesores universitarios; si las enfermeras tuvieron que sacarse la sangre para que les aumentaran el sueldo; si los empleados públicos tienen 7 años sin contrato, quien va a creer que va a pagar las prestaciones que ascienden a más de 100 millardos de dólares”.
Cuidado con los Petrobonos
Lo que luce a primera vista como muy bonito, puede convertirse en una
gran estafa para las trabajadoras y trabajadores del país. Con los
bonos petroleros puede suceder lo que ya ocurrió con los llamados
Vebonos, recibidos por los docentes universitarios al principio del
actual gobierno, como pago por deudas laborales. O lo que pasó con las
acciones que les otorgaron a los trabajadores de Cantv al momento de su
privatización. La mayoría de estos trabajadores se vieron obligados a
vender los bonos y acciones por un precio menor al original, lo cual
significó a la larga, que cobraron cantidades menores a las que se les
adeudaba.
La venta de los Vebonos y de las acciones de Cantv, benefició a los
bancos y entes financieros que terminaron apropiándose de los mismos, y
convirtiéndose en accionistas de la Cantv privatizada. Los PetroOrinoco
pueden convertirse en un nuevo paso hacia la privatización de Pdvsa. Ya
que lo más probable, dada la urgencia económica que tiene la mayoría de
los venezolanos, es que estos bonos sean vendidos en el mercado de
valores, y sus nuevos tenederos podrían con ellos adquirir acciones en
las empresas mixtas de la Faja Petrolífera del Orinoco, en las cuales ya
el 40% de las acciones pertenecen al capital transnacional. No es
casual que la venta de acciones a propietarios minoritarios figurara en
la agenda de la tecnocracia neoliberal que manejaba la industria
petrolera en los años 90.
La nueva central del gobierno: un acto bochornoso
En la edición de Ultimas Noticias de ayer domingo, su director
Eleazar Díaz Rangel se pregunta si la nueva central “socialista” es un
instrumento del Psuv. Nosotros nos atrevemos a responderle que sí, sin
ninguna duda, la Central Socialista Bolivariana de Trabajadores es un
aparato gobiernero y burocrático, cuyo presidente provisional Wills
Rangel, fue designado a dedo días antes del congreso fundacional por el
propio presidente Chávez.
El evento público mediante el cual se creó la nueva central fue un acto bochornoso y antisindical, sin precedentes en el sindicalismo venezolano, el cual fue presidido por Chávez, patrono de más de 2 millones y medio de trabajadores estatales. Resultó realmente vergonzoso ver a Will Rangel pedirle, “por favor”, a Chávez que asumiera el liderazgo en la aprobación de la Ley Orgánica del Trabajo, trasladando al principal patrono del país lo que debería él mismo promover como dirigente sindical.
Es un verdadero exabrupto que pisotea la independencia de movimiento
sindical frente al gobierno y los patronos, dejarle al Presidente la
atribución de aprobar de manera unilateral, sin discusión y mediante Ley
Habilitante, un instrumento legal que debería ser debatido amplia y
democráticamente por todas las trabajadoras y trabajadores, a través de
sus sindicatos y federaciones sindicales.
Los trabajadores y trabajadoras que defendemos la autonomía y el
carácter clasista de los sindicatos, no podemos confiar en el presidente
Chávez. No podemos confiar en un gobierno que no discute los contratos
colectivos, que viola aquellos que se han logrado aprobar, que
estigmatiza a los sindicatos como organizaciones genuinas y autónomas de
los trabajadores, que criminaliza y persigue a los que luchan por sus
derechos. No podemos confiar en seudodirigentes sindicales como Wills
Rangel, que era adeco y miembro de la CTV, y Francisco Torrealba y
Franklin Rondón, que eran militantes de Copei; pues todos ellos avalaron
en 1997 el robo de las prestaciones sociales ejecutado por el gobierno
de Caldera. Ahora se rasgan las vestiduras por la recuperación de una
conquista que ellos mismos vendieron.
Las trabajadoras y trabajadores debemos confiar en nuestras propias fuerzas y en la movilización, y evitar que el gobierno manipule demagógicamente nuestras aspiraciones. En ese sentido, la Unidad Socialista de Izquierda propone la realización de un Encuentro Nacional Sindical de Emergencia para que las trabajadoras y trabajadores venezolanos nos pronunciemos sobre los anuncios del Presidente. Al mismo deben asistir todos los trabajadores sin distingos políticos o ideológicos, incluyendo a aquellos sectores sindicales afectos al gobierno pero que fueron excluidos de la nueva central, o que no participan en la misma ya que rechazan su falta de autonomía por haber nacido arrodillada al gobierno.
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