El aumento de los femicidios en Panamá accionó la alarma en la Defensoría del Pueblo, cuya titular, Patria Portugal, emitió esta semana un comunicado para advertir del fenómeno a “las autoridades y la sociedad en general”. La mitad de las víctimas murieron a manos de parejas y ex parejas, y la gran mayoría son menores de 30 años. “Es consecuencia de la cultura machista”, sostuvo la funcionaria.
Lo que sigue es el texto divulgado por la Defensoría:
La Defensoría del Pueblo, como institución coordinadora del Observatorio Panameño contra la Violencia de Género (OPVG), hace un llamado de alerta a las autoridades y a la sociedad en general, por los últimos hechos atroces de violencia contra las mujeres que han ocurrido en el país.
En las últimas semanas, hemos observado como se les ha quitado con crueldad la vida a mujeres jóvenes; la última, de 24 años, fue encontrada sepultada después de varios días de estar desaparecida, según los medios de comunicación, semidesnuda, estrangulada y con varias heridas de arma blanca; ésta joven aumenta a 19 las muertes violentas de mujeres, siendo 13 (68,4%) clasificadas como femicidio, es decir, asesinato de mujeres por razones asociadas con su género.
Hasta abril, según los registros del OPVG, habían ocurrido 17 muertes violentas de mujeres, 12 de las cuales eran femicidio; 66,7%, femicidio íntimo y 33,3%, femicidio no íntimo.
Sobre las edades, el 70,6% de las mujeres muertas de manera violenta, son jóvenes, que se ubican en el rango de 11 a 30 años. El 47.1%, murieron a manos de parejas y ex parejas; seguido del 41.2% a manos de personas con las cuales no mantenían ningún vínculo, en 5.9% de los casos no se cuenta con la información y el 5.9% restante corresponde a las mujeres que se suicidaron.
El 47% de las muertes violentas de mujeres fue producto de la violencia doméstica. También aparecen otros contextos como el intercambio de disparos y la venganza contra terceras personas, ambos con 17.6%; el suicidio y el robo, ambos con un 5.9%.
Es importante resaltar que el femicidio es el extremo de la violencia contra las mujeres, crímenes de género que no deben ser justificados o catalogados como muertes pasionales, productos de celos, locura o enfermedad; es la consecuencia de la cultura machista donde se socializan hombres y mujeres.
También vemos con preocupación, que pese a la disminución de la violencia social, según las autoridades, continúa el aumento de la violencia doméstica.
La Defensoría de Pueblo insiste en que la violencia contra las mujeres es un problema de Derechos Humanos, de salud pública y de seguridad ciudadana, que requiere de políticas integrales que abarquen desde la promoción de una cultura de paz, la prevención, la atención, la protección efectiva, la sanción y la reparación.
Extraído de boletín Social Watch
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