A poco andar se produjo en la Federación Obrera la retirada de los socialistas que prefirieron la vía parlamentaria y la lucha político partidaria en procura de una legislación laboral que atenuara los efectos del capitalismo. Los anarquistas por su parte, hegemónicos en la F.O.A, eligieron los métodos de acción directa, la huelga general como herramienta de lucha y el enfrentamiento directo con el Estado y el capital. Sus objetivos de abolir el sistema de trabajo asalariado, luchar contra el militarismo, los dogmas religiosos y la explotación capitalista los llevaron a impulsar ya desde 1904, cuando la F.O.A adopta el nombre de Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A), escuela racionalistas libres que funcionaban en los propios locales de las Sociedades de Oficios Varios y Resistencia.
La F.O.R.A proclamó desde el comienzo su carácter internacionalista, revolucionario y anticapitalista, los oprimidos del mundo mujeres y hombres son todos hermanos, en toda latitud y deben luchar colectiva y solidariamente, como se proclamó en la Asociación Internacional de trabajadores de 1864. El lema rector de todo el accionar desplegado por los militantes de la F.O.R.A es que “La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos.
La F.O.R.A fue protagonista de acontecimientos singulares y fundamentales en la historia Social de la región. Desde la huelga en la Refinería de azúcar en Rosario, a comienzos del siglo XX, pasando por los cruentos e intensos conflictos económicos, políticos y sociales de cómo la huelga de inquilinos de 1907. En 1909 en las Plazas Lorea y Mazzini el cnel Ramón Falcón reprimió ferozmente a los obreros, dejando un tendal de muertos y heridos. Poco después el obrero Simón Radowitzky vengó esa masacre y acabó con Falcón.
Durante el Centenario las huelgas se multiplicaron y los militantes de la F.O.R.A fueron perseguidos con saña por el Estado que además aplicarles la Ley de Residencia 4144, expulsándolos como indeseables, alentó la destrucción de los locales de periódicos como La Protesta y la destrucción de bibliotecas y centros de estudios sociales impulsados por los ácratas.
Capítulo aparte son las huelgas impulsadas por la F.O.R.A durante el gobierno de Yrigoyen: La Semana Trágica de Enero de 1919, las masacres como la de Jacinto Araúz en
La Pampa, La Forestal y la Patagonia Rebelde en 1922, marcan hitos en el derrotero del Movimiento Obrero revolucionario de la región.
Los militantes anarquistas de la F.O.R.A, no sólo impulsaban huelgas, sino que además llevaban adelante la tarea de divulgación de su ideario a través del teatro, las artes, plásticas, la música a través de los payadores libertarios. Las ciudades y los campos eran escenario de la propaganda y la organización proletaria y campesina.
El fatídico año de 1930, con el inicio de la dictadura de Uriburu es el comienzo de una persecución sistemática con la F.O.R.A y sus militantes: el fusilamiento en Rosario de Joaquín Penina, el proceso contra Los presos de Bragado, la persecución a los Ladrilleros de San Martín y la declaración estatal-judicial de asociación ilícita fueron el comienzo de un acoso permanente que se intensificó con la emergencia del peronismo.
A pesar de este acecho policial y judicial la F.O.R.A continuó sus luchas sobre en gremios como Marítimos y Portuarios.
También enfrentó a la dictadura de Aramburu-Rojas acompañando solidariamente la huelga de catorce meses junto a la Federación de Obreros en Construcciones Navales y los sucesivos conflictos obreros de las décadas del 60 y 70, como el Villazo de 1975, momento en que fue dinamitado el local de la F.O.R., en Villa Constitución.
En la última se producido un relevo generacional y entonces confluyen en la F.O.R.A los veteranos militantes y jóvenes que impulsan Sociedades de Oficios varios en diversas provincias como Buenos Aires, Neuquén, Mendoza, Santa Cruz y también la Capital Federal.
Ciento diez años de la F.O.R.A y una convicción inalterable, luchar solidarios contra las injusticias que provoca el capitalismo pero de modo autogestionario, fraterno y solidario con los oprimidos de toda latitud para construir una sociedades mujeres y hombres verdaderamente libres.Una sociedad socialista y libertaria.
Carlos A. Solero
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