Marc Sait-Upéry |
La derecha manifiesta desapego ante el mundo plebeyo emergente
Ricardo Bajo H. / Pulso (La Paz)
–Desde una posición de izquierda crítica, ¿cuáles son los mayores problemas y desafíos que afrontan los gobiernos progresistas de la región, principalmente Ecuador, Bolivia y Venezuela? dos entrevistas en Bolivia
- En el plano económico, las tentaciones del rentismo extractivista, o sea una excesiva dependencia de las exportaciones de productos primarios, lo que puede crear un nuevo ciclo de dependencia. En el plano administrativo, el riesgo de un déficit de coherencia estratégica y de una débil capacidad de construir modelos viables de gestión estatal y procesos de aprendizaje acumulativos en el terreno de las políticas públicas. En el plano político, el autismo ideológico, la falta de diálogo, la imitación revanchista del canibalismo político de las viejas élites desplazadas, la gestión autoritaria de los inevitables conflictos de intereses dentro de la sociedad civil y del propio campo progresista.
–¿Cómo se pueden entender las últimas declaraciones de Fidel sobre el fracaso del modelo económico cubano?
- Bueno, ahora (por el pasado viernes), Fidel acaba de declarar que sí dijo literalmente que “el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros” (no acusa al periodista estadounidense de haber distorsionado sus palabras), pero que lo malinterpretaron y que se trata en realidad de una crítica del capitalismo. Explicación por lo menos extraña. En realidad, lo que dijo Fidel es simplemente una versión un poco brutal, sorpresiva y descontextualizada de lo que anda diciendo su hermano en casi todos sus discursos desde hace dos o tres años, sólo que Raúl lo hace de manera mucho más diluida, gris y burocrática. Además, el fracaso de ese modelo de socialismo autoritario y de planificación burocrática ultra-centralizada es una evidencia para cualquier persona que conoce bien la sociedad cubana y no vive del cuento.
–Muchas veces en este afán de abrir debate crítico se olvida los avances sociales. Por ejemplo, desde la llegada de Hugo Chávez a la Presidencia, la pobreza bajó en Venezuela de un 49,4 por ciento en 1999 a un 30,2 por ciento en 2006, y la indigencia pasó del 21,7 por ciento al 7,2 por ciento ¿Por qué se odia tanto a Chávez?
- La pobreza sí bajó gracias a los programas sociales del régimen bolivariano, pero estos avances están ahora gravemente amenazados por el rendimiento decreciente de dichos programas y su concepción improvisada, por una inflación de más de 30 por ciento y por cinco trimestres seguidos de recesión. También hay serias discusiones metodológicas sobre la construcción estadística de las cifras que tú citas. Ahora, ¿quién exactamente odia tanto a Chávez? No hay que confundir el circo mediático antichavista montado por ciertos medios de derecha e incluso de centro y centro-izquierda –o por los amigos políticos de Aznar de ambos lados del Atlántico–, con los análisis críticos consecuentes. Además, el circo y los discursos de odio no son una exclusividad de la derecha antichavista, ya que los medios chavistas son de una mediocridad y de un servilismo alucinantes.
No soy yo que habla de estancamiento, sino las cifras económicas y sociales, el auge de la protesta social y del desencanto entre las mismas filas chavistas, las rupturas dentro de la coalición bolivariana (como la del partido Patria Para Todos, con amplia y honrada trayectoria dentro de la izquierda venezolana) y los propios exponentes más lúcidos del régimen. El ex vicepresidente José Vicente Rangel denuncia “la desidia, la corrupción y el burocratismo” y señala “el pesimismo que peligrosamente se abre paso”. El embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton, se preocupa por la supervivencia de la revolución y critica con violencia a “los supermilitantes manganzones (flojos) y corruptos camuflados de rojo” que “ahuyentan a muchos venezolanos” y a “los neoburgueses burócratas que no responden a quienes están obligados a servir, mientras con gestos halagadores procuran una miradita de aprobación desde las alturas”. Y el economista mexicano-alemán Heinz Dieterich, que fue asesor del presidente Chávez, subraya “la extrema incapacidad del Gobierno y de los líderes del Partido de Estado (PSUV) de entender y contener la crisis política terminal que viven”.
– Pasemos a Brasil. El candidato José Serra, del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB, centro-derecha) ha asumido el discurso del Partido de los Trabajadores, del saliente Lula Da Silva. Incluso hace campaña con fotografías posando con Lula. Con la única promesa de mejorar la gestión. ¿Hay vuelta atrás hacia el neoliberalismo, menos estatismo, menos inclusión social en Brasil y la región?
- A esta altura del partido, parece muy difícil que gane Serra, y creo que vamos a ver más bien una continuidad del nacional-desarrollismo prudente con redistribución moderada pero consistente que hemos visto bajo Lula.
–En muchos de nuestros países no se ve un recambio potable y visible a la derecha. ¿Es un problema de liderazgos, de carismas, de programa, de desapego con la ciudadanía…?
- Seguramente un déficit de liderazgo y un cierto desapego con las dinámicas de la sociedad, en particular del mundo plebeyo emergente, en toda su variedad socio-cultural y hasta étnica.
–Después del golpe de estado de 2009 en Honduras, ¿es Paraguay el eslabón más débil de la cadena de gobiernos de centro izquierda?
- Sin lugar a dudas. Desde el inicio, Lugo gobernó sin un apoyo político-parlamentario firme y estable, y su enfermedad agrava esta debilidad.
–¿Advierte en Bolivia un “choque” de enfoques ideológicos-históricos entre la República Bolivariana y su ensalzamiento de Bolívar y la “Hija predilecta” del Libertador con sus nuevos símbolos indígenas desde Túpac Katari a Bartolina Sisa?
- No veo contradicción, porque se trata de un nivel ideológico-discursivo muy abstracto. La elección de próceres y símbolos es una operación muy versátil. La figura de Cristo sirve tanto a Chávez o a la teología de la liberación como pudo servir a la derecha franquista o pinochetista, por ejemplo. Y Chávez también habla de descolonización y reivindica a su modo lo indígena. Puede haber un día leves tensiones o fricciones entre Venezuela y Bolivia, pero serán más por problemas administrativos de la cooperación o por la sobreactuación diplomática avasallante de Chávez.
–Terminemos hablando de medios. El 80 por ciento de los medios de comunicación (tanto en Bolivia como en Venezuela) son privados. ¿A qué cree que se deben las quejas de los dueños de medios de comunicación sobre libertades de expresión y de prensa supuestamente coartadas en ambos países?
- No conozco lo suficiente, pero no creo que hasta ahora haya habido ataques brutales o frontales contra la libertad de expresión en Bolivia. El caso de Venezuela es más complicado porque gran parte de los medios privados participaron en empresas sediciosas y golpistas contra un Presidente legítimamente elegido. Cualquiera que sean las críticas que se le pueden hacer a Chávez, eso es imperdonable. Por otro lado, si no existe en Venezuela ni “dictadura”, ni “censura”, sí hubo de parte del poder bolivariano agresiones abiertas o maquilladas en causas judiciales contra medios e individuos que expresan su disenso, incluso contra gente que nunca participó en la subversión golpista o contra ex aliados de Chávez y partidarios del proyecto original plasmado en la Constitución del 1999.
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Entrevista en El Deber (Sta Cruz)
- ¿Cómo analiza la declaración del ex presidente de Cuba Fidel Castro, que 50 años después de la revolución afirme que el modelo cubano no sirve ni para su propio país?
- Ahora Fidel no acusa el periodista estadounidense de haber distorsionado sus palabras, pero dice que lo malinterpretaron y que se trata en realidad de una crítica del capitalismo. La verdad es que lo que dijo Fidel es simplemente una versión un poco sorpresiva y descontextualizada de lo que anda diciendo su hermano en casi todos sus discursos, sólo que Raúl lo hace de manera mucho más diluida, gris y burocrática. El fracaso de este modelo de socialismo autoritario y de planificación burocrática avasalladora es una evidencia para cualquier persona que conoce bien la sociedad cubana.
¿A qué responde los cambios en el modelo cubano, a la crisis económica que no ha podido superar o a las presiones a las que son sometidos los hermanos Castros por la nueva generación que está descontenta con el comunismo?
Hace dos años, Raúl Castro dijo lo siguiente: “No podemos aspirar a que 2 y 2 son 5; 2 y 2 son 4; más bien a veces en el socialismo 2 y 2 da 3”. Y el diario oficial Granma escribió que las reformas se justifican por tratarse “de abrir las puertas a la racionalidad y al ahorro”. Los problemas estructurales de una economía de comando hipercentralizada y de muy baja productividad son bien conocidos y discutidos desde hace años por los propios economistas del Partido Comunista cubano. Y no es que la nueva generación esté “descontenta con el comunismo”, eso es poner las cosas en un nivel ideológico muy abstracto. Hoy, hay un amplio sector de la juventud cubana que no se define en términos ideológicos rígidos. En Cuba, hay numerosas tribus urbanas como los emos, los freekies, los raperos, los reguetoneros, que quieren vivir su vida sin someterse a las consignas vacías y rimbombantes y al autoritarismo burocrático.
- ¿Cómo influirá en la economía cubana el despido de 500.000 funcionarios estatales?
- La magnitud de esta medida –se trata del 10% de la población activa, y va junto con la supresión del seguro de desempleo– sugiere que la necesidad de desestatizar la economía y las medidas de acompañamiento han sido ampliamente debatidas y consensuadas en los círculos tecnocráticos del poder. Esperemos que la ingeniosidad y la capacidad de iniciativa del pueblo cubano, que hasta ahora se manifestó en las zonas oscuras de la ilegalidad y del mercado negro, podrán desplegarse en un marco más institucionalizado y permitirán absorber parte del choque traumático de estas políticas.
- ¿Qué efectos tendrá en Bolivia y en Venezuela la admisión de Castro, en sentido de que el modelo cubano no es exportable?
- Cuba es un referente más sentimental y simbólico que real. En Bolivia, salvo la campaña de alfabetización, que es un éxito porque en eso el modelo cubano sí es muy bueno y eficiente, no hay ninguna política pública que se haya importado de Cuba. El caso de Venezuela es distinto, porque allá las relaciones entre los dos países son más densas, pero el tema cubano tendrá más efecto en los discursos de legitimación ideológicas que en la realidad económica, que sigue siendo el viejo rentismo petrolero venezolano.
- En un mundo globalizado y de libre mercado, ¿cuán viable es la aplicación de un modelo estatizador ?
- Precisamente para defenderse de los vientos desatados de la globalización y de los embates del mercado, hay que fomentar un retorno del Estado y de su papel regulador, orientador y protector. Eso no significa un “modelo estatizador”, sino una ruptura con la lógica neoliberal de desmantelamiento de las herramientas básicas de las políticas públicas, y la búsqueda de un nuevo equilibrio entre lo público-estatal, lo privado-empresarial y una tercera dimensión que a menudo se olvida, lo común, lo colectivo y lo solidario no estatal.
- ¿Cómo analiza el proceso político boliviano?
- Como un necesario proceso de transformación hacia más equidad, más justicia social y más reconocimiento de la diversidad, el que sin embargo tendrá que librarse de los peligros de una excesiva dependencia de las exportaciones de productos primarios, construir modelos viables de gestión pública y evitar el autismo ideológico y la falta de diálogo.
- ¿Cuál es la diferencia del socialismo del siglo XXI con la izquierda tradicional?
- Se trata de una consigna todavía muy genérica. El debate serio, consecuente y articulado sobre el socialismo renovado aun no empezó.
- ¿Cómo observa a Bolivia en el contexto internacional?
- Bolivia y su presidente tienen ahora una imagen bastante buena, desde el FMI hasta los movimientos sociales radicales, y relaciones constructivas con sus vecinos. No parece, por ejemplo, que la presidencia de Sebastián Piñera deba afectar la mejora de las relaciones con Chile. Y la muy probable elección de Dilma Roussef garantiza una estabilidad del entorno regional y el mantenimiento de un contexto favorable a procesos de cambio y a la cooperación sudamericana.
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