La estupidez opositora

Desde hace unas semanas, a partir del descubrimiento del container de alimentos descompuestos, la opinión pública ha debatido intesamente el tema y sus implicaciones, dandole múltiples interpretaciones. Y como dicen que los ilustradores de los medios pueden reflejar el sentir de la gente mejor que muchos artículos de opinión, no deja de ser llamativo el hecho que algunos de ellos, como la tira que ilustra la edición de Tal Cual del día de hoy, insistan en intentar hacer un chiste de la situación mofándose de los consumidores, a la sazón gente humilde para lo cual la compra de los productos de la canasta básica en Mercal y Pdval es la única alternativa para poder alargar su estrecho presupuesto. Aqui los amigos marxistas, con razón, opinarían que estamos frente a una postura "de clase", pues este es un humor precisamente para los clientes del "Excelsior Gama". Porque ni Weil ni Rayma se burlan de los importadores, los funcionarios que aprueban los presupuestos, los empresarios que mimetizados con la "revolución" han agrandado los ceros de sus cuentas bancarias, e incluso con las cadenas de comercialización privadas que camuflando sus propias adquisiciones por los caminos verdes a la distribudora estatal de alimentos se han beneficiado, sino que han hecho el enfasis, de su humor fácil, en el eslabon más débil de la cadena: la gente humilde.

Este tipo de humor juega, precisamente, a favor del proceso caudillista y populista de dominación, dándole a los chavistas el antagónico ideal por excelencia: una clase elitesca soberbia y excluyente a la que ellos, teóricamente estan enfrentados. Si Weil no ha pasado a buscar sus cheques a Miraflores por servicios prestados, es hora que vaya tomando el Metro hasta Capitolio.