Ante un nuevo capítulo de la estrategia propagandística desplegada desde el palacio de gobierno de Venezuela de anunciar una inminente invasión de Estados Unidos, a través de Colombia, queremos recordar los argumentos que desmontan dicha hipótesis, ventilados por Humberto Decarli en la edición 44 de El Libertario, expuestos en julio de 2005, en una edición que puede ser descargada íntegramente en http://www.nodo50.org/ellibertario/PDF/libertario43.pdf
¡Vienen los marines!
Humberto Decarli
La paranoia se puede entender como síntoma de una patología mental. Se fundamenta en el razonamiento posible y no en el probable. Se cree en la factibilidad genérica pero no en la frecuencia de un evento. Señalo esta acotación porque observo con claridad la conducta del actual gobierno respecto a algunos temas donde aparentemente se aprecia manejar las simples eventualidades de una idea en reemplazo de su tangibilidad.
Me refiero concretamente al discurso recurrente de los voceros gubernamentales acerca de una invasión del imperio al país y la realización de actividades tendientes a efectuar resistencia ante la presencia de los marines en nuestro territorio. Luce como si tuvieran la plena convicción de una materialización inmediata de un acto de esa naturaleza.
Sin embargo, la realidad indica otra cosa. No existe la mínima posibilidad de que los Estados Unidos lleven a cabo una intervención a nuestra nación. El Tío Sam invade cuando existen razones económicas, financieras o geopolíticas que pongan en juego su dominio mundial.
En el caso concreto venezolano no hay esas motivaciones sino todo lo contrario, las concesiones llevadas a cabo por los actuales administradores del Estado en el plano económico y financiero expresan signos de entrega y colaboración con la mundialización de la economía.
En este mismo orden de ideas, atisbamos cómo el chavismo ha firmado un Tratado de no doble tributación con varios países europeos y los Estados Unidos, mediante el cual se cambian los impuestos de muchas empresas de esas regiones en Venezuela por los de escasas compañías nacionales en tales países.
La inclusión en la Constitución de un artículo en el cual se equipara a la inversión extranjera con la nacional es otra muestra de lo aquí afirmado. Igualmente el remate de la plataforma deltana, el ecocidio del Zulia con motivo de la explotación del carbón en minas a cielo abierto y el tendido eléctrico de Guayana, también son ejemplos de genuflexión ante intereses transnacionales.
Permitir que el control de cambios sea roto mediante la cotización de ADR en la Bolsa de Valores de Nueva York de las acciones de la C.A.N.T.V., es un acto de complacencia ante los dueños del planeta. Convertir a Venezuela en un paraíso financiero para inversiones en el ámbito de la banca, los seguros y las telecomunicaciones es otra de las manifestaciones de un régimen colaborador.
Asimismo, orientar la política de PDVSA hacia un ente recaudador de recursos financieros prescindiendo de su cualidad de inversionista petrolera, beneficia palmariamente a los transnacionales. Al no haber presencia directa del ente público en el área petrolera, son las YPF-Repsol, Chevron-Texaco, Total-Elf, Conoco- Phillips y compañía, quienes perciben las ganancias correspondientes a su actividad directa en el negocio petrolero como en el pasado lo recibía el holding de propiedad estatal.
Entonces, ante una conducta de respeto y estímulo a la libre circulación de capital financiero y especulativo, mal podría temerse por una acción militar para castigar a un gobierno descarriado. Es la tesis opuesta y de allí la seguridad que tienen los factores de poder internacional de emplear a Venezuela como un vector donde se aplican las medidas difíciles económicas y sociales inherentes a la globalización a través de un liderazgo carismático y una bonanza petrolera.
LA GLOBALIZACION MARCA LA PAUTA
Se puede concluir perfectamente en la imposibilidad de un acto bélico contra una nación donde se acatan los úcases de los centros de poder internacional. Es obvio que el costo político, militar y económico de una invasión es muy alto para los norteamericanos y sólo lo harían cuando estuviese en juego sus intereses como ha sido la historia en ese sentido.
La larga lista de intervenciones militares en Centroamérica y el Caribe así lo ratifican. México en diversas ocasiones, Haití también al igual que Cuba y Nicaragua, República Dominicana, Costa Rica, Panamá y hasta Grenada, son testigos de la vejación llevada a cabo por las fuerzas armadas de U.S.A. Igual oportunidad fue la de Irak dos veces y Afganistán, lugares en los cuales hubo nuevas posturas de sus antiguos aliados (Saddam Hussein y Osama Bin Laden). En cada una de esas ocasiones los yankis sintieron la necesidad de penetrar esos países porque estimaron estar en juego sus intereses, ora económicos, ora geopolíticos. En la actualidad estamos en presencia no de un imperio sino de un proceso más complejo como el de la globalización con su ubicuidad espacio-temporal y la cada vez más internalización de las inversiones como lo prueba la instantaneidad de transferencia de capitales gracias a la tecnología punta y las fusiones entre grupos tan disímiles, verbigracia la Chrysler-Mercedes Benz.
PARODIA CON FINES POLITICOS
En consecuencia, no creo que sea un acto paranoico la denuncia de una supuesta intervención gringa en Venezuela. Bajo esa característica subyace otra intención: la necesidad de una manipulación mediática para, de acuerdo a la mentalidad castrense del máximo líder, dar la impresión de confrontación y así mantener en tensión a la opinión pública, callando de paso el fracaso de esta gestión el múltiples aspectos. Esa iniciativa se corresponde con la coyuntura actual.
Con una oposición virtualmente aplastada y en descenso ostensible, el movimiento popular penetrado con el clientelismo de los petrodólares y una paralización de la capacidad de movilización en general, crear fantasmas le viene como anillo al dedo. Lo peor son los corifeos de la izquierda dogmática y estalinista venezolana quienes cumplen el rol de soporte de las medidas capitalistas del Estado, todo en aras de las cuotas de poder alcanzadas con Chávez.
Puedo concluir que la elaboración de estas figuras imaginarias tiene una finalidad bien concreta. Busca la cohesión interna fingiendo una actitud de desafío a Washington mientras concomitantemente le entrega literalmente nuestras riquezas a los personeros de la globalización. Tanta expresión caricaturesca me recuerda aquella vieja canción caribeña narradora de la inminente venida de los marcianos a la Tierra bailando cha-cha-cha; aunque ahora habría que actualizar la letra y mencionar a los marines bailando reggaetón.
Es una comedia con rasgos trágicos porque engaña a ciertos sectores de la sociedad venezolana a la par que Venezuela se hunde en un precipicio sin salida inmediata. Son las engañifas del populismo latinoamericano donde este neo-peronismo criollo ha encontrado un espacio con vigencia.
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