Humberto Decarli
La corona española está en cuestionamiento. La conducta del rey Juan Carlos en los últimos años ha dejado mucho que desear desde el ángulo personal, ético y político. Hubo de abandonar el país para ayudar a su hijo, actual monarca, a capear el temporal avecinado con el depósito en la cuenta de una amante y el cobro de una aparente comisión pagada por el rey de Arabia Saudita. Bajo total secreto hizo mutis de España y aunque hay algunas especulaciones, se desconoce su actual paradero. Todo para encubrir entuertos.
La corona española está en cuestionamiento. La conducta del rey Juan Carlos en los últimos años ha dejado mucho que desear desde el ángulo personal, ético y político. Hubo de abandonar el país para ayudar a su hijo, actual monarca, a capear el temporal avecinado con el depósito en la cuenta de una amante y el cobro de una aparente comisión pagada por el rey de Arabia Saudita. Bajo total secreto hizo mutis de España y aunque hay algunas especulaciones, se desconoce su actual paradero. Todo para encubrir entuertos.
Comprender la coyuntura presente implica hacer referencia a la trayectoria del personaje real emergido como monarca a la muerte del tirano Francisco Franco. De todas maneras es clara la impronta dejada por el dictador para mantener el statu quo luego de su fallecimiento. En un reciente documental Juan Carlos admite que el caudillo del Ferrol le pidió mantener la unidad de España lo cual explica la postura de sostener a España unida aunque fuera a la fuerza.
Ida al exilio de Alfonzo XIII
Antes de la llegada de la república en 1931 el rey español Alfonso XIII se fue al exilio junto a su esposa e hijos por su apoyo a la dictadura de Primo de Rivera. Era la salida indispensable para resguardar la vida de los integrantes de la casa real ante el empuje republicano que al final cristalizó antes de desaparecer por el triunfo del caudillo gallego en la guerra intestina generadora de miles de muertos. Miguel de Unamuno, a la sazón rector de la Universidad de Salamanca criticó a los republicanos y dio su apoyo a Franco pero cometió un grave error porque mataron a todos sus allegados y amigos por tener nexos con la república. Esta historia está muy bien narrada por el cineasta Alejandro Amenábar en el filme Mientras dure la guerra donde incluye la famosa discusión con el general Millán Astray. Su política de persecución continuó inclusive al finalizar la confrontación porque Francisco Franco mantuvo una severidad postguerra para aniquilar cualquier resquicio de republicanismo en medio de un régimen implacablemente autoritario.
El generalísimo escogió como rey a Juan Carlos I por encima de su padre Juan Carlos de Borbón. Fue nombrado por Francisco Franco como monarca de España. Es una selección hecha para ser su reemplazo porque su pupilo inmediato, Carrero Blanco, fue ejecutado por la ETA mediante una explosión.
La transición
Como la figura del caudillo gallego había desaparecido, el poder hispánico estaba acéfalo y Juan Carlos I comenzó a mediar con los políticos de la época para hacer una transición sin afectar mucho la estructura de mando heredada de Franco. Se reunió con Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga Iribarne y Santiago Carrillo, quienes suscribieron los Pactos de la Moncloa, donde diseñaron los dispositivos para transformar a España en una monarquía constitucional.
Agotadas todas las gestiones en tales pactos, nació la constitución española que convirtió a España en un reinado constitucional. Se fijó una España indivisible como quería Franco y no permitir ninguna secesión mediante una ergástula que prohibía absolutamente cualquier consulta popular en tal sentido desconociendo el derecho de los pueblos a decidir su propio camino, máxime cuando España es un Estado multinacional. Además, debido a la plurinacionalidad se estableció un régimen de autonomías relativas para evitar cualquier separación a la cual tiene derecho el pueblo que así lo decida.
La monarquía constitucional es una creación de la Revolución Gloriosa inglesa. La Revolución Francesa fue demasiado autoritaria y terminó con el período del terror, el golpe del Directorio cuando el Thermidor y concluyó con el imperio de Napoleón Bonaparte. En Inglaterra un siglo antes el parlamento derrocó y ejecutó al rey Carlos II y luego de un lapso de inestabilidad nombró dictador a Oliver Cromwell quien gobernó hasta su muerte. Pero no es sino hasta la Revolución Gloriosa cuando se zanjó la diferencia entre el rey y el legislativo. Se dejó al monarca como un símbolo y representante de la nación pero gobernaba el parlamento al designar un primer ministro con su gabinete.
Los gobiernos posteriores a Franco
Los partidos políticos tradicionales han gobernado a España luego del fallecimiento del generalísimo. Primero fue Adolfo Suárez y su Unión de Centro Democrático, después Fraga Iribarne con Alianza Popular como parte de la coalición gobernante, Felipe González encabezando al PSOE, Manuel Azanar con el PP, Rodríguez Zapatero también socialista, Mariano Rajoy por el PP y actualmente el socialista Pedro Sánchez.
Fueron gestiones democráticas representativas con modalidades típicas hispanas y el establecimiento de componendas y corrupción. España pudo avanzar cuando se incorporó a la Unión Europea en 1986 debido a la adquisición de la agricultura por parte de los países del viejo continente pero tuvo que detener su actividad industrial. Es un país furgón de cola de la unidad europea porque depende del turismo y del agro, sectores tradicionales de la economía y se mantiene en la actualidad una recesión profundizada con el coronavirus.
La conducta de Juan Carlos
Su prestigio subió como la espuma en la ocasión del golpe intentado por el teniente Tejero en las Cortes apoyado por el general Millán del Bosh, comandante del ejército en Valencia. Cuando los golpistas creían obtener el apoyo del rey, este hizo una aparición en la televisión condenándolos. Se creyó en la posibilidad de una democracia diferente pero realmente ha sido la tradición con legitimidad de origen con elecciones que designaron al parlamento quien a su vez proponía ante el monarca a quien lograra apoyo mayoritario. Una vez ungido el presidente del gobierno español, como así se denomina, nombrará a sus ministros y el parlamento aprobará al gabinete.
Sin embargo, se dieron muchos casos de corrupción del rey, tanto al nivel administrativo como personal con sus amantes dañando la imagen de su esposa, la griega reina Sofía. Hubo el pago de comisiones del régimen retardatario de Arabia Sauditas por negocios públicos con ese espacio del integrismo islámico, Asimismo, hubo el escándalo de la matanza de elefantes en África mientras dirigía una asociación pro animales no humanos. Su yerno y su hija se vieron inmersos en un escándalo de cobro de comisiones pero al final la infanta no fue a la cárcel sino su cónyuge, Iñaki Urdangarin.
Ese estatus inmoral del monarca lo llevó a la renuncia y la sucesión en la persona de su hijo bajo el nombre de Felipe VI. Posteriormente sufrió el retiro de los estipendios asignados a él y ahora ocurre su salida subrepticia de España.
El rey y Cataluña
Si hay algo coincidente en los partidos políticos hispanos y la corona, es negar cualquier consulta popular en Cataluña para salirse de España. El pragmatismo socialista, el estalinismo de Unidas Podemos, el conservatismo del PP, el homofobismo de Vox y el tradicional Ciudadanos, están de acuerdo junto al rey en vetar cualquier iniciativa o referéndum para abandonarla. Lo fundamentan en la constitución elaborada por el postfranquismo.
Es algo muy distinto a lo ocurrido en Canadá y el Reino Unido. En Canadá la provincia de Quebec quería irse y se hizo un referéndum donde triunfó la opción de mantenerse unido al país. En el Reino Unido sucedió algo similar con Escocia quien también manifestó querer quedarse. Pero en ambos casos se produjo el mecanismo democrático ausente en la cúspide del ordenamiento jurídico español preservando el legado del caudillo. Quienes defienden una unión a toda costa no comprenden que el retiro o la integración pueden ser favorables o no a la población. La tendencia mundial es a la separación en este momento como aconteció con el Brexit británico, la partición de Sudán en dos, el ánimo de independizarse de Indonesia por parte de la gente de Papúa Occidental y en la zona de Bougainville de separarse de Papúa-Nueva Guinea.
De tal manera que la independencia es una posibilidad de los catalanes y no debería causar tanto escozor pero la idea falangista de la inmortalidad de España y su unidad a toda costa, desconociendo los derechos de los pueblos a autodeterminarse, se impone. Es una interpretación rabulesca de la constitución para quedarse con la rigidez de unas normas sin sentido.
Perspectivas
La monarquía hispánica se tambalea por la praxis de su rey emérito pero daña seriamente la imagen de esa institucionalidad. Felipe VI intentará resolver la cuestión distanciándose de su actuación. No obstante, el problema radica en la justificación de una casa real con tales antecedentes. España, como Estado multinacional no puede depender de una constitución desfasada en el tiempo cuyo telos es la repetición ad infinitum de las ideas falangistas de una nación inmortal, católica e indivisible. Además, el cuadro político organizado funciona con fines clientelares buscando prebendas a como dé lugar. Hace falta la búsqueda de un espacio diferente como lo pretendieron los ácratas en la revolución española cuya derrota regresó al país al siglo diecinueve.
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