Armando Vergueiro
El sitio web del diario El Nacional recogió el viernes 14 de agosto una nota informativa (https://www.elnacional.com/venezuela/plan-pais-presento-solucion-para-recuperar-el-arco-minero/) reseñando una exposición respecto a lo propondría el "Plan País" en relación al Arco Minero del Orinoco (AMO) impulsado por la dictadura. Ese "Plan País" es el presumido proyecto de gobierno acordado por la oposición representada en la actual Asamblea Nacional para ejecutar si desplazase del poder al regimen chavomadurista y sus promotores lo venden como la panacea que remediará todos los males que hoy padecemos.
Quien lea esa reseña con cándida confianza en las intenciones de esa oposición que allí expone con tanto furor crítico lo que ha sido la imposición del AMO, puede hasta convencerse que esos zamarros políticos y los partidos que representan son adversarios irrevocables del afan extractivista y ecocida que encarna el AMO, pero si se atiende con cuidado al contenido de lo que se dice, y muy especialmente a lo que NO SE DICE, es patente que esta cuadrilla -al igual que la ahora en el poder- está cuadrada con la continuidad del extractivismo minero en el sur de Venezuela, maquillándolo con un discurso de sustentabilidad y ecoturismo, de igual modo que el chavomadurismo quizo hacer tragar el cuento de la minería ecológica.
El sitio web del diario El Nacional recogió el viernes 14 de agosto una nota informativa (https://www.elnacional.com/venezuela/plan-pais-presento-solucion-para-recuperar-el-arco-minero/) reseñando una exposición respecto a lo propondría el "Plan País" en relación al Arco Minero del Orinoco (AMO) impulsado por la dictadura. Ese "Plan País" es el presumido proyecto de gobierno acordado por la oposición representada en la actual Asamblea Nacional para ejecutar si desplazase del poder al regimen chavomadurista y sus promotores lo venden como la panacea que remediará todos los males que hoy padecemos.
Quien lea esa reseña con cándida confianza en las intenciones de esa oposición que allí expone con tanto furor crítico lo que ha sido la imposición del AMO, puede hasta convencerse que esos zamarros políticos y los partidos que representan son adversarios irrevocables del afan extractivista y ecocida que encarna el AMO, pero si se atiende con cuidado al contenido de lo que se dice, y muy especialmente a lo que NO SE DICE, es patente que esta cuadrilla -al igual que la ahora en el poder- está cuadrada con la continuidad del extractivismo minero en el sur de Venezuela, maquillándolo con un discurso de sustentabilidad y ecoturismo, de igual modo que el chavomadurismo quizo hacer tragar el cuento de la minería ecológica.
Ciertamente lo denunciado en ese reporte informativo no es nada nuevo para quien esté al tanto de lo que ocurre al sur del Orinoco, pero el flamigero verbo de esos diputados procura disimular que el fulano "Plan País" de ningún modo supone la suspensión o eliminación del AMO. Todo el áspero cuestionamiento a lo que ha hecho el gobierno actual ladinamente se orienta a proponer no el fin del extractivismo minero, sino cambiar el modo en que es instrumentado y quienes lo hacen, dejando colar que los pulcros paladines hoy en la oposición parlamentaria harán el consabido rescate frente a los torvos villanos del regimen de turno.
Alguien alegará que, en todo caso, sería un aceptable progreso que haya cambios en el modo de instrumentar el AMO, pero al respecto se deben tomar en cuenta sospechosos silencios y olvidos en los altisonantes discursos que comentamos, faltas referidas a puntos fundamentales y que ya empiezan a dejar claro que los supuestos cambios no son para nada de fondo:
- En primer término, no mencionar ni por casualidad el componente militarista que ha caracterizado al AMO tanto en sus definiciones normativas como en la presencia e ingerencia directa del sector castrensa en el expolio extractivista. Por supuesto, tal omisión va en concordancia con la orientación política de esa oposición parlamentaria que hace todo lo posible por cortejar a los uniformados con promesas de impunidad y tolerancia a sus "derechos adquiridos".
- Otra distracción es en cuanto a la presencia del capital extranjero en el AMO, pues aunque hay algún rezongo sobre la manera en que negoció con la dictadura sin tomar en cuenta a los pueblos indígenas, se da por sentado que tiene que estar presente, con potecito de vaselina por delante y con la tranquilizadora ilusión de que no se repetirá en Venezuela la trágica experiencia de rapiña ecocida que las transnacionales mineras han dejado en el resto del mundo.
- Tampoco se dice nada respecto a cómo la implantación del AMO ha significado tanto una flagrante violación a regulaciones ambientales preexistentes que protegían mucho del territorio que afecta, así como a derechos de los pueblos indígenas allí asentados, entre ellos el derecho a la delimitación de sus territorios ancestrales. El "Plan País" da por definitivo el atropello cometido por la dictadura, el cual sería razon legal y constitucional suficiente para anular la existencia del AMO, así que como premio de consolación le arroja a las comunidades originarias el mendrugo de constituirse en comunidades ecoturísticas...
Esta claro entonces que con Maduro o con Guaido el rostro del AMO es el mismo. Para enfrentarlo, quienes estamos contra él tendremos que construir desde abajo y en colectivo una opción alternativa de denuncia, movilizacon y lucha que no se entrampe en las jugarretas demagógicas de quienes tienen o aspiran ejercer el poder del Estado en sus manos.
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