Lidia Moroziuk
La puesta en marcha del proyecto
Estado – nación en Argentina durante la generación del ’80, implica considerar
la radicación de un modelo productivo agroexportador que se proyecta al
contexto político económico internacional del siglo XX, sobre la base de
estructuras de poder semifeudales y patriarcales, con superposición de procesos
de modernización capitalista. En sus inicios, la política que se aplica para su
implementación se orienta, por un lado, hacia la apropiación territorial
mediante la Campaña al Desierto, concretada por Julio A. Roca, y por otro y
simultáneamente, con exterminio de población nativa e inmigración de población
de origen europeo. La utilización de los fusiles Remington, por parte del
ejército, permite la eliminación de la montonera y la posterior incorporación
del gaucho a la tropa regular, para efectivizar la matanza y apropiación
territorial de los pueblos originarios. Subsidiariamente y según el tema que
nos ocupa, ese proceso revela el polo antitético a la no violencia tolstoiana y
de ciertas corrientes cristianas, e incluso con respecto a la relación del ser
humano con la naturaleza, con la vida y con la tierra, pues al plantear la idea
de comunidad, esas posturas sostienen que “aquel que se apropia de la tierra es
un criminal”. [38] Esa dirección interpretativa se enlaza con un debate vigente
en torno a la historia de la crueldad argentina, [39] y que cuestiona el
estatuto semiótico de la figura de Roca en nuestra sociedad, siendo que
históricamente está demostrado no sólo su responsabilidad en el genocidio
cometido contra la población nativa que causó el horror de Darwin, [40] sino
también que “… había sido el que implantó la feroz Ley de Residencia contra
obreros extranjeros que luchaban por normas reivindicativas, y autor de las
primeras leyes represivas violentas contra el movimiento trabajador”; [41] esa
legislación es de 1902 (Ley Nº 4.144). Inclusive “Con Roca se estableció el
Servicio Militar Obligatorio en 1901, a través de la Ley Nº 4.031 o Ley
Ricchieri…”. [42] En este orden de exposición debe advertirse que el principio
tolstoiano de insumisión y resistencia al
servicio militar, [43] viene a aportar otro rasgo distintivo del
anarquismo como ideología contrainstitucional en el orden entonces vigente, que
responde más adelante promulgando la Ley de Defensa Social (Nº 7.029) de 1910,
contra las actividades ideológicas de izquierda.
No obstante, el impacto
inmigratorio de población de origen europeo facilita la transmisión de formas
organizativas y de resistencia que apelan la vigencia del modelo de acumulación
capitalista dando origen al movimiento obrero. En ese proceso el anarquismo
interviene como uno de los campos ideológicos contradictores al establishment
desde la izquierda, cuestionando ese orden constituido, y hablando con un
idioma directo a los trabajadores acerca de sus derechos, ante la ausencia de
legislaciones que los protegiesen en las situaciones laborales y les asegurasen
cierta calidad de vida. Las intervenciones de Errico Malatesta (1885-1889) y
Pietro Gori (1898-1902) serán decisivas en la formación y consolidación del
anarquismo organizado argentino. [44]
La posición radical que asume el
anarquismo, desde sus inicios, se manifiesta a través de una intensa actividad
agitativa que es acompañada con material de propaganda de emisión asistemática:
periódicos, boletines, folletos, volantes, almanaques y libros. La diversidad
de idiomas en que se realizan esas publicaciones registra diversos orígenes:
italoparlantes, francoparlantes y españoles. [45] El Descamisado. Periódico Rojo (1879), es una de las expresiones
tempranas de esa voluntad de lucha. [46]
Es el primer periódico que se reconoce con carácter anarquista y
establece una impronta de sentido que se refiere al uso del color, pues se
utiliza el rojo para la impresión de los tipos y se le otorga a ello especial
atención: “…tinta color sangre, con lo que quisimos significar que el pueblo ha
conquistado con la suya el derecho a la igualdad que se le niega…”. [47] El
significado que se le adjudica al color se corresponde con su denominación,
confirma el carácter agitativo de la publicación y explicita la conciencia
clasista en la formulación de sus reclamos.
La variedad idiomática en la
producción de las primeras publicaciones anarquistas, permite establecer una
vinculación con la prensa anarquista posterior. En los años veinte del siglo
XX, las publicaciones en castellano comparten la escena con las realizadas en
italiano y, aún La Protesta – vocero
del anarquismo, “único cotidiano del mundo” de esa ideología fundado el 13 de
junio de 1897 –, incluye su propia página en ese idioma. El movimiento
presenta, entonces, un panorama controvertido, y aunque comienza a transitar un
período de decadencia donde los enfrentamientos se multiplican, no por ello
decrece su actividad agitativa y organizativa. Esa es la idea que sostiene
Bayer al referirse a la FORA y La
Protesta, como expresiones del “ala moderada”, y La Antorcha, y los gremios autónomos, en tanto “ala izquierda del
movimiento”, [48] distinguiendo aún entre núcleos de acción más bien teórica y
aquellos otros de intervención gremial y reivindicativa. Inclusive participan
grupos anarquistas italianos, casi todos de inmigración cercana y
antifascistas, [49] y que editan sus publicaciones utilizando fotografías y
obras gráficas (Culmine,
L’Avvenire).
La elucidación tolstoiana acerca
del estatuto otorgado al arte y la palabra – más allá de las variedades
idiomáticas –, interpretados como elementos de conocimiento y comunicación
entre los seres humanos, encuentra amplias correspondencias en el registro de
los materiales producidos y en las formas de intercambio simbólico, interhumano
y de consenso que esas producciones implican, e integrando aún la utilización
de la ilustración. Y ello no sólo en los periódicos, sino además en las
producciones de libros, folletos, almanaques, retratos, volantes y opúsculos,
en las distintas vertientes registradas dentro del movimiento. Interviene
también, a nuestro entender, el objetivo de socialización del conocimiento de
la convocatoria a los jóvenes de Kropotkin, que se perfila como el primer
teórico del socialismo en plantear el compromiso del artista. [50] Se advierte
así el componente de idealismo que en materia estética propone el anarquismo
desde sus inicios. Pues Bakunin (1814-1876), al enfocar la relación ‘Arte –
Ciencia’, sostiene que el primero es la afirmación de la vida, utilizando sus
propios métodos, en tanto que la ‘Ciencia’ es interpretada como la inmolación
de la vida “en el altar” de las abstracciones eternas.[51] Pierre Joseph
Proudhon (1809 – 1865) considerado por Bakunin como el maestro de todos los
anarquistas, estima a la fotografía como arte, en la época en que el
proletariado toma conciencia del rol que le está reservado dentro del sistema
capitalista. En las publicaciones anarquistas, el dispositivo fotográfico es
utilizado no sólo para proporcionar el conocimiento identitario de los
militantes, sus luchas, e incluso las torturas, sino también para difundir las obras artísticas y a sus
creadores. A nuestro entender, esa utilización se corresponde con la Filosofía
de la Inmanencia o creación de otra realidad como forma de conciencia, en
contradicción con el Principio de la Trascendencia. Pues desde Proudhon, [52]
esa lucha de sistemas adquiere un rasgo programático dentro del movimiento al
oponer, según sus palabras, al Sistema de la Revelación el Sistema de la
Revolución.
Un ejemplo de ese enfoque
filosófico de la vida lo hallamos a través del testimonio de un trabajador,
protagonista de los hechos sangrientos de Jacinto Arauz:
““Les decíamos a los trabajadores
– nos relata don Teodoro Suárez en su típico idioma anarquista – que a la vez
que luchen por el pan debían frecuentar bibliotecas, leer libros, combatir los
vicios y pensar en el porvenir humano. Nuestra frase era: hagamos de nuestras
organizaciones obreras universidades populares porque si bien la lucha
económica es necesaria más importantes son los valores morales y la conquista y
defensa de la Libertad, tal como lo entiende y propaga la filosofía del anarquismo. La organización de
los productores – se les decía a los sencillos trabajadores del campo – es
sumamente necesaria, pero para ser eficaz y poder llenar las aspiraciones
emancipadoras que emanan de nuestras concepciones anárquicas deben de estar
afincadas en los principios que dan imperecedera vida a la FORA””. [53] Bayer
sostiene que en esos hechos ocurridos al término del primer gobierno de
Yrigoyen en diciembre de 1921, se conjugan diversos factores sociológicos: las
condiciones de trabajo en la cosecha, la vida en el campo, el grado de
educación gremial de la peonada, la influencia de las ideas anarquistas –
principalmente a través de la FORA – en la lucha por sus reivindicaciones, los
medios de represión gubernamental, y la acción de los cuerpos paralelos de
represión de extrema derecha que toleraba Yrigoyen ante hechos de violencia.
[54] La lucha por las condiciones de vida del trabajador rural es realizada
entonces por inmigrantes de diversos orígenes: italianos, españoles, alemanes,
polacos, rusos, en su mayor parte, de ideología anarquista. A ese accionar se
opone Carlés y la Liga Patriótica Argentina, organizando cerca de mil brigadas,
para combatir las justas
reivindicaciones en reclamo de dignidad y para poner freno a la explotación salvaje.
Con el objeto de estimar en una
visión contextualizadora el accionar de la FORA en relación al tema que nos
ocupa merece señalarse que esa federación impulsa las experiencias educacionales libertarias basadas en una
práctica docente racionalista. La investigación de Dora Barrancos permite
enlazar la propuesta pedagógica de la Escuela Moderna de Francisco Ferrer i
Guardia, en España, y su puesta en práctica en Argentina, mediando las
organizaciones de la FORA, con un impacto especialmente contundente en la
provincia de Santa Fe, en capital, Rosario y otras localidades. La estrategia,
jalonada por diferentes acuerdos y concreciones, a pesar de la oposición
gubernamental, comienza – dice la autora –, en los primeros meses de 1919, en
la sección Talleres del Ferrocarril Central Argentino de Rosario. [55] Ese
impulso culmina con la creación de la
Asociación Pro Escuelas Racionalistas Provincia de Santa Fe, en septiembre de 1921, anticipándose a las
resoluciones del 1er. Congreso Anarquista, efectuado en Avellaneda. [56]
Según Bayer, la influencia de la
inmigración italiana es decisiva en el movimiento anarquista argentino. En ese
sentido, destaca tres características en el accionar de Malatesta: su
internacionalismo, su predisposición a ver en los obreros y sus organizaciones
el mejor medio para predicar su ideología, y su tendencia organizativa y
combativa, que serán importantes en cuanto al arraigo del anarquismo en el
movimiento obrero argentino. [57] Y siguiendo a Gino Cerrito plantea que el
anarquismo argentino presentará las tres corrientes que caracterizaban al
anarquismo italiano: el “comunista organizador”, seguidor de la teoría de
Errico Malatesta, el comunista antiorganizador, que se definía por la
formulación kropotkiniana del anarquismo, y el individualista
nitzscheano-stirneriano. [58]
En Argentina, en los años ’20,
Severino Di Giovanni se perfila como exponente de esta última tendencia y
comienza a desarrollar una tarea de edición importante en lo concerniente a
publicaciones periódicas y libros. Según Bayer Culmine podría interpretarse como: la “Cúspide”, la “Altura”, la
“Cima” de los anhelos de amor, de libertad, de justicia, [59] en esa parte de
la obra donde reflexiona acerca del título de la publicación que Di Giovanni
concibe para desarrollar su tarea intelectual de militante. En ocasión de
cumplirse el centenario del natalicio de Reclus acude a la expropiación para
editar sus obras. Di Giovanni dice: “… Creo que la expropiación es un tema
fundamental del anarquismo y del anarquista. Descarto siempre el robo vulgar.
Soy un apologista de la expropiación con fines anárquicos; defiendo al
anarquista que expropia. Cuando éste –
víctima del oro – se convierte en un burgués en el pensamiento y en la acción,
lo considero simplemente un burgués, y no me interesa más lo que fue en el pasado”. [60]
En su concepción ideológica se advierte que: “… El sistema social es
injusto, los poderosos son ladrones
comunes que roban a los trabajadores, la policía está integrada por
delincuentes armados y protege el dinero de los poderosos. No queda otra cosa
que robar a los poderosos para devolver
el dinero a sus legítimos dueños, hay que destruir a la policía, a los
militares, a los poderes constituidos; todo lo que está al servicio de la clase
burguesa. Y todo esto no se consigue con las buenas palabras y las
conferencias. Se consigue con las armas, con la violencia de abajo. Terror
contra terror…”,[61] por eso dice Bayer: “…Severino ya comienza a molestar
hasta en ciertos círculos anarquistas donde, bueno, se quieren los cambios,
pero sin tanta prisa”. [62]
La primera acción expropiadora en
Argentina se produce el 19 de mayo de 1919 y es llevada a cabo por anarquistas
‘prácticos’ con fines políticos y comunicacionales. Los autores son: Germán
Boris Wladimirovich, Andrés Babby y el “negro” Chelli, un chofer anarquista,
hombre de acción, amigo de Wladimirovih y que ha actuado con él en la semana
huelguística de enero. [63] La acción no tiene éxito para los expropiadores; de
la persecución resulta: un agente muerto, y un carbonero y el asaltante: Andrés
Babby, como heridos graves. Al ser detenidos las razones son precisadas por sus
autores: obtener dinero para publicar un periódico en idioma ruso “… y explicar
a sus connacionales en la Argentina lo que estaba ocurriendo en la lejana
“madrecita” Rusia”. [64] Wladimirovich está obsesionado por las acciones de la
Liga Patriótica de Carlés, y su consigna de “caza al ruso” – expresión popular
para referirse a los judíos entre los jóvenes de la alta y media burguesía porteña
integrantes de esa liga y la Guardia Cívica –, y además está convencido que es
su deber esclarecer a sus connacionales en Argentina, sobre aquello que
significa la Revolución de Octubre que, según él, ha de llevar a la libertad
integral del hombre. [65] La Revolución Rusa genera polémica y enfrentamientos
dentro del movimiento anarquista local. Los anarquistas “prácticos” apoyan esa
revolución, y defienden su criterio desde las columnas de Bandera Roja, en tanto que “…los anarquistas comunistas intransigentes
los llaman oportunistas y traidores desde La
Protesta, El Libertario y Tribuna Proletaria”. [66]
Con la acción de los anarquistas
expropiadores se añade otro rasgo principista al ideario, que cuestiona los
marcos ideológicos desde puntos de vista de apreciación internos y externos al
movimiento. Esta corriente anarquista tuvo mucha importancia en Argentina, tal
vez más que en España, y estuvo integrada por “universitarios, obreros y algún
delincuente nato”, [67] eran una “especie de guerrilleros urbanos”, no contaban
con ningún respaldo, y “…Vivían con los segundos contados, sin treguas.
Curiosos personajes que atacaban a la sociedad (“burguesa”) a bombas y a tiros,
pero que en sus periódicos censuraban agriamente a la dictadura de los
bolcheviques defendiendo un vellocino de oro transparente e inmanente: la
Libertad”. [68]
En consecuencia, a nuestro
entender y siguiendo el marco teórico de Bayer y Barrancos, podríamos afirmar
que en el caso del movimiento anarquista en Argentina, especialmente, la
“voluntad de verdad”, la “voluntad de saber” sin soporte institucional y
dialécticamente autogestiva, se ha enfrentado explícitamente a todas aquellas
prácticas instituidas de control que han pretendido excluirlo del sistema
social, inclusive a través de legislaciones que penalizaron su accionar. No
obstante ello, el anarquismo ha movilizado en forma constante la circulación de
los saberes, propendiendo a la comprensión del lugar que le corresponde al ser
humano en su relación con otros seres, con la naturaleza, el universo y las
sociedades contemporáneas. Pues en esa voluntad de lucha, saber, verdad y
comunicación se vinculan diferentes campos epistemológicos. Mediando las
nociones de: “conocimiento” y “saber”, expresadas por Anselmo Lorenzo en una de
sus obras, [69] se dispara un orden de relaciones que permite elucidar la
relación del ser humano con la
Naturaleza, dentro de la perspectiva ideológica del anarquismo. En esa
dirección se establece una articulación que comprende, a nuestro parecer, los
siguientes aspectos: 1º) Voluntad por conocer esas leyes universales a través
de sus manifestaciones biológicas, naturales y las interpretaciones científicas
de su tiempo; 2º) Rebeldía ante los límites impuestos al conocimiento humano
por el orden autoritario de la sociedad capitalista, en función de la
estratificación social y el sistema de privilegios que constituyen, también en
este campo, la lógica de su sistema.
Notas:
[38] Cf. Rudolf Rocker. Artistas
y Rebeldes, México, Ediciones Reconstruir, 1989. Capítulo: "Tolstoi,
profeta de una nueva era", p. 96.
[39] Cfr. Osvaldo Bayer (coord.)
y otros. Historia de la crueldad argentina, T. I "Julio Argentino
Roca", Buenos Aires, Ediciones del CCC, 2006.
[40] Ídem. Capítulo: "Comenzar el debate histórico
sobre nuestra violencia", por Osvaldo Bayer, p. 10; el autor cita la
investigación de Diana Lenton.
[41] Ibíd., p. 7.
[42] Ibíd., Capítulo: "Julio
A. Roca, emblema de opresión". Notas sobre los orígenes de la barbarie del
Estado Argentino, por Miguel Mazzeo, p. 48.
[43] Cfr. Leon Tolstoi. La
Insumisión, Op. Cit.
[44] Cfr. Osvaldo Bayer. "La
influencia de la inmigración italiana en el movimiento anarquista
argentino", p. 136. 8. En: Los anarquistas expropiadores y otros
Ensayos. Buenos Aires, Legasa, 1986.)
[45] El autor dedica un lugar
específico en su obra para establecer las correspondencias entre los grupos
anarquistas en Argentina a fines del siglo XIX y sus publicaciones.
[46] El 1º Nº se edita en Buenos
Aires el 6 de enero de 1879 y se tienen referencias testimoniales de su
aparición a través del Nº 2 editado en esa ciudad el 13 de enero, pues la
tirada del primer ejemplar fue secuestrada. El editor responsable: Pedro
Sanarau; frecuencia de aparición: lunes y jueves. La publicación constaba de
cuatro páginas.
[47] Cf. El Descamisado.
Periódico Rojo. Buenos Aires, Enero 13 de 1879. Año I. Núm. 2.
[48] Cfr. Osvaldo Bayer. Severino Di Giovanni.
El idealista de la violencia, Buenos Aires, Planeta, 1998. Capítulo I:
"Faccia a faccia col nemico", p. 27.
[49] Ídem, p. 28. Cabe aclarar que entre ellos
subsistía la división entre: anarco-comunistas (casi todos malatestianos) e
individualistas. Ibíd., p. 28.
[50] Cf. Sebastián Faure. Enciclopedia
Anarquista. México, Ediciones Tierra y Libertad, 1972 (1), 1984 (2). 5 T.
(inconclusa). Término: Estética, T. 2 (Ch – Extremismo), p. 661.
[51] Cf. G. P. Maximoff (Comp.). Mijaíl
Bakunin. Escritos de filosofía política /1, Madrid, Alianza, 1990. T. 1
(2). Parte I. Filosofía. Punto 4. Ciencia y autoridad, p. 71.
[52] Cf. Pierre Joseph Proudhon. De
la Justice dans la Révolution et dans l’Église. Nouveaux Principes de
Philosophie Pratique. Adressés a son Éminence Monseigneur Mathieu, Cardinal
– Archevêque de Besançon par P. J. Proudhon. Tome Premier. Paris. Librairie de
Garnier Frères, 1858. Aunque cabe aclarar que esa cuestión es problematizada
por casi todos los autores libertarios.
[53] Cf. Osvaldo Bayer. "Los
rebeldes de Jacinto Arauz", p. 114. (En: Los anarquistas expropiadores
y otros ensayos, Op. cit.). La localidad mencionada está ubicada entre la
provincia de La Pampa y la de Buenos Aires.
[54] Ídem, p. 102.
[55] Cfr. Dora Barrancos, Anarquismo,
educación y constumbres en la Argentina de principios de siglo, Buenos
Aires Contrapunto, 1990. Primera parte: Anarquía y Educación. Capítulo 2: La
educación racionalista en la Argentina (1900 – 1930). Apartado: La recuperación
de la educación entre 1919 y 1923 y la declinación a fines de la década; p.
170.
[56] Ídem, p. 171.
[57] Cf. Osvaldo Bayer. “La influencia de la
inmigración italiana…”, Op. cit., p. 136.
[58] Ídem, Nota 6, p. 158.
[59] Cf. Osvaldo Bayer. Severino
Di Giovanni…, Op. cit., Capítulo I: "Faccia a faccia col nemico",
p. 30.
[60] Ídem, Capítulo IX: “Ante el
tribunal de los compañeros”, p. 270.
[61] Ibíd., Capítulo I, p. 30.
[62] Ibíd., p. 30.
[63] Cf. Osvaldo Bayer. Los anarquistas
expropiadores…, Op. cit., pp. 11-20.
[64] Ibíd., p. 12.
[65] Ibíd., p. 19.
[66] Ibíd., p. 12.
[67] Ibíd., pp. 10-11.
[68] Ibíd., p. 10.
[69] Cf. Anselmo Lorenzo. El
banquete de la vida. Concordancia entre la Naturaleza, el Hombre y la Sociedad,
Barcelona, Imprenta “Luz”, 1905.
[Sección tomada del trabajo más
extenso, titulado "El derecho al conocimiento: un rasgo de la protesta
libertaria frente al sistema de privilegios", que en versión original
completa es accesible en https://www.academia.edu/33125020/El_derecho_al_conocimiento_un_rasgo_de_la_protesta_libertaria_frente_al_sistema_de_privilegios.pdf?email_work_card=view-paper.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.