Nelson Méndez
[Lo que sigue es la parte inicial
de un informe más extenso publicado por PROVEA donde se pasa revista a la sistemática
política de persecución y acoso que la dictadura gobernante en Venezuela ha
ejecutado para imponer fidelidad sin críticas ni fisuras entre las huestes
chavistas y aún a la izquierda que se supone afín. Por supuesto, recomendamos
ampliamente la lectura de ese informe en su versión completa.]
Resumen
De acuerdo a las dimensiones de antielitismo y
antipluralismo que caracterizan a los populismos del siglo XXI, del cual forma
parte Nicolás Maduro, su gestión ha impedido, mediante diferentes mecanismos,
las expresiones de disentimiento y el ejercicio de sus derechos políticos a personalidades
que apoyaron a Hugo Chávez o que forman parte de la identidad política “izquierda”,
acusándoles de ser parte, o cómplices, de la élite corrupta a la cual
hipotéticamente estaría enfrentada su gobierno. La presente investigación pudo
documentar 76 casos de violaciones de derechos humanos, siendo el 78.5%
correspondiente a vulneraciones a derechos civiles y políticos, para 44
víctimas individuales y 8 organizaciones políticas y medios de comunicación. Las
mayores violaciones ocurrieron en el derecho a la libertad personal (30,2% del
total), seguido por el derecho a la libertad de asociación y reunión (28,8%),
derecho a la integridad personal (6,5% del total). Este tipo de persecución
ratifica la naturaleza no democrática del régimen de Nicolás Maduro y la
naturaleza estructural de la discriminación por razones políticas para su
modelo de gobernabilidad.
Los patrones encontrados revelan una acción sistemática de
los diferentes poderes públicos para castigar y perseguir el cuestionamiento interno.
La polarización política del país invisibiliza el abuso de poder contra
antiguos funcionarios del gobierno de Hugo Chávez o personas que se identifican
como “chavismo disidente” quienes, salvo excepciones, no consiguen la
amplificación de sus denuncias ni mecanismos de protección u obtención de
justicia. Incluso, opiniones opositoras avalan que sean perseguidos por
considerar que con corresponsables de abusos de Poder cometidos cuando ocuparon
cargos públicos.
Introducción
Este reporte da continuidad al primer informe preliminar
sobre el tema, disponible en https://www.derechos.org.ve/web/wp-content/uploads/Discriminaci%C3%B3nCh.pdf.
Hemos agregado nuevos casos de persecución de los que hemos ubicado reseñas
periodísticas entre fines del año 2018 y los primeros cuatro meses de 2019.
Además, se añaden aquí entrevistas adicionales, sea por
unos incluirse dentro de la disidencia política chavista como por otros ubicarse
dentro del espectro político generalmente calificado como izquierda, aportando
visiones del tema que al sumarse hacen posible una perspectiva más cabal para
apreciar situaciones de represión y discriminación actualmente sucediendo en
Venezuela.
Hemos procurado refinar la información con la que
trabajamos, en razón a lo cual dejamos de considerar a algunos reportes periodísticos
de Internet donde estimamos que, más que referirse a una situación de disidencia
frente a la facción gobernante del chavismo, se trata de rencillas internas
(regionales o locales) que no cuestionan la línea política oficial y suelen
insistir en su fidelidad a Maduro y su gobierno. Por tanto, no tomamos en
cuenta para este informe casos y nombres de personas que tentativamente habíamos
mencionado en el Informe de Avance, pero que al profundizar en la investigación
no nos queda clara su condición de disidentes.
Algunas de las personas registradas en este trabajo no se
sienten cómodas con la caracterización “chavista disidente” (CD), la cual mantendremos
en este trabajo, a falta de una mejor denominación que describa las personas
que apoyaron al bolivarianismo en el poder en el pasado, y hoy ya no lo hacen.
Las razones por las cuales las personas se distancian de
Nicolás Maduro y su ejercicio de gobierno son múltiples: Corrupción, falta de democracia
en la toma de decisiones, intolerancia frente a la crítica, ausencia de debate
interno, “haberse desviado del proyecto bolivariano”, tolerancia y estímulo de
violaciones de derechos humanos, entrega de la soberanía del país a los
intereses extranjeros, profundización del modelo extractivo de desarrollo,
involucramiento de altos funcionarios en actos delictivos como el narcotráfico
y la especulación financiera con el diferencial cambiario dólar-bolívares. Es
de interés tener presente el amplio abanico de razones donde cabe diferenciar
las raíces ideológico-políticas que dieron origen a esas disidencias (se emplea
el plural porque entendemos que son variadas), como los temas políticos
generadores de divergencias, donde están desde los conflictos sobre aspectos estratégicos
hasta los que vienen de asuntos coyunturales. Al respecto, vale acotar que la
información recopilada tiende a indicar el carácter diverso de la disidencia
chavista, pues si para algunos sectores de ella es válido presentar un cuadro
amplio de referencias ideológicas y definiciones políticas en base a las cuales
se explica con mucho detalle su postura crítica al gobierno (ejemplo de lo cual
tenemos en varias de las entrevistas hechas para esta investigación), para
otros casos es más nebuloso distinguir las eventuales diferencias de principios
entre las posiciones en pugna, punto por demás oscuro pues se suele referir en tales
discusiones como verdad absoluta e irrebatible a un confuso “legado de Chávez”
que parece interpretarse a la medida de cada postura.
Más complejo aún se hace el abordar el tema del acoso
oficialista a sus detractores desde el chavismo al encontrarnos con que, al
mismo tiempo que ello afecta a expresiones críticas en las que podemos apreciar
discursos más integrales y coherentes, tampoco han escapado de sus rigores
otros cuya discrepancia resultó más coyuntural, como los relacionados con la
presentación de candidaturas locales o regionales en competencia con la opción
designada por el oficialismo, o aquellos que resultaron perdedores en pugnas de
poder internas en el seno del gobierno (un caso evidente es el de Rafael Ramírez
y su grupo), ahora cuestionando a la élite al mando pero por tanto tiempo parte
de la misma siendo ejemplo destacado de sus prácticas y verborrea más distintiva
(en el caso de Ramírez, recuérdese su publica promesa sectaria de hacer
totalmente “roja, rojita” a la estatal petrolera PDVSA).
Otra complicación adicional se presenta al diferenciar el
área que es de interés para esta pesquisa –la disidencia política dentro del
chavismo- de lo que podríamos considerar como la disidencia militar, pues desde
sus orígenes el chavismo se caracterizó por una estrecha vinculación de lo
castrense con el ámbito político civil y ello se ve claramente en el currículum
de muchos de sus personajes más representativos que son provenientes de la
profesión militar, partiendo de allí su figuración en el escenario político.
Algunos de ellos se han ido distanciando del gobierno de Maduro y a ellos
corresponde incluirlos en esta investigación pues ha sido esa postura pública y
actividad política en tanto disidentes civiles (los casos de Miguel Rodríguez
Torres y Cliver Alcalá Cordones, por ejemplo) las que explicarían las medidas
de retaliación que les hubiesen afectado, distinto a otros para quienes
persecuciones y castigos tendrían más que ver con lo que sucede o podría
ocurrir dentro de los cuarteles (Raúl Isaías Baduel es quizás el ejemplo a
destacar).
[Parte inicial del texto publicado con el título Persiguiendo
al chavismo: Discriminación por razones políticas contra disidentes chavistas y
afines de la izquierda por parte del gobierno de Nicolás Maduro, Caracas, Provea,
2020.]
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